sábado, 31 de mayo de 2008

Un poco de prudencia

Un poco de prudencia
Juan Andrés Fontaine

El mensaje presidencial del pasado 21 no logró conmover. No tuvo anuncios espectaculares, no delineó un camino de progreso, no reencendió los decaídos ánimos empresariales. Pero tuvo una virtud: refrenó los apetitos de gasto fiscal, tan voraces en temporada electoral, y apeló a la prudencia.



El discurso presidencial omitió la rebaja en la meta de superávit estructural para el próximo año y la eliminación de las cotizaciones de salud de los jubilados, medidas ansiosamente esperadas por dirigentes políticos de la coalición de gobierno. Puede sonar extraño que, en presencia de un enorme superávit fiscal —de 8% del PIB en los últimos 12 meses— y en la expectativa de acumular en el exterior ahorros por más de US$ 30.000 millones a fines de año, el predicamento siga siendo la austeridad fiscal. Especialmente, cuando hay apremiantes necesidades en la población, derivadas por ejemplo del alza inclemente de los combustibles. Si el invierno pasado el frío se vivió en las interminables colas que creó el funesto Transantiago, este año llegará además a las casas, imposibles de calefaccionar apropiadamente debido a los exorbitantes costos de la parafina y el gas licuado.



Pero, la situación fiscal es menos holgada de lo que parece. Los ingresos fiscales están favorecidos por factores extraordinarios. Desde luego el cobre, cuyo altísimo precio actual, de acuerdo a los expertos, debe paulatinamente descender en los próximos años. Mientras tanto, suben inexorablemente los costos de Codelco, cuyo modo de administración “no da para más”, como plantearon 20 expertos esta semana, entre los que me incluyo. Por eso es sensata la práctica vigente de calibrar el presupuesto de acuerdo al precio del cobre en el largo plazo, prudentemente estimado en poco menos de US$ 1,4 por libra. Hay quienes creen que esta estimación es timorata y pueden tener razón. De hecho, el comité de expertos a cargo de emitir la correspondiente recomendación para el presupuesto fiscal 2009, es muy posible que considere un incremento. Pero, las perspectivas de rápido crecimiento en la actividad económica mundial y consiguiente aumento de la demanda de cobre, están amenazadas por el resurgimiento de la inflación en el mundo. Ya no es el fantasma de la Gran Depresión el que ronda en los mercados —como ocurrió tan sólo unos meses atrás por efecto de la crisis hipotecaria norteamericana— sino el posible retorno de la Gran Inflación de los años setenta. Bienvenida sea, entonces, la prudencia en los pronósticos del cobre y los cálculos fiscales.



Hay otros factores extraordinarios que abultan los ingresos estatales en los primeros meses del año. La recaudación tributaria está anormalmente alta gracias a la expansión del gasto privado, especialmente en importaciones y correspondiente acumulación de inventarios. Pero, la contención de la inflación exigirá inevitablemente enfriar la demanda interna. Otro factor es el fuerte incremento de las llamadas “rentas de la propiedad” que registra el fisco en el primer trimestre. Allí se incluyen los intereses obtenidos sobre los ahorros depositados en el exterior, los cuales no se reportan pormenorizadamente. Este trimestre su magnitud excede lo que cabe esperar por dicho concepto. Si al gobierno se le exigiese un “análisis razonado” de sus resultados, como éste requiere de las sociedades anónimas abiertas, conoceríamos en detalle el origen de esta importante partida. Todo hace pensar que se trata de un ítem extraordinario.



Mientras tanto el gasto público está creciendo muy fuerte. En su componente presupuestario subió un 14% real en el primer trimestre sobre igual período del año anterior. Es cierto que la ley vigente contempla una importante moderación del gasto en términos reales durante el resto del año. Ello de debe a que no se consideró la elevada inflación reinante y las partidas presupuestarias están fijas en términos nominales. Sin embargo, es probable que surjan diversas iniciativas de reajustes de gastos para paliar ese efecto.



Desde ya, es inminente el anuncio de un paquete de medidas para ayudar a hacer frente al alza de los combustibles, el que ya se anticipa será “radical”. En verdad, ya son sustanciales los gastos que están demandando los subsidios vigentes y no parecen ellos estar incluidos en las cifras de gasto público aludidas. El más importante es el subsidio a los combustibles vendidos por Enap —gasolina, principalmente—, los cuales están sujetos a un mecanismo de estabilización que carece de reglas estables y transparentes. Otro subsidio afecta a las importaciones de combustibles, principalmente el diésel. El primero es más generoso que el segundo, por eso, el diésel ha recogido más rápido que la gasolina las alzas internacionales del petróleo y los camioneros, entendiblemente, piden más ayuda. Pero el gasto correspondiente —que no estaba presupuestado— es ya muy alto y puede rondar los US$ 400 millones en el primer semestre del año. Otros costos fiscales no presupuestados son la rebaja del impuesto a las gasolinas y las pérdidas del Transantiago. Éstas últimas se estiman en cerca de US$ 500 millones para el año completo y no se registran como gasto fiscal sino como crédito. Todos sabemos, sin embargo, que reflejan el subsidio que por razones entendibles, pero estrictamente políticas, se está otorgando al transporte público. Salvo que haya ingresos estructurales adicionales, estos gastos no presupuestados —cuya suma supera el 0,5% del PIB— deja en serias dudas el cumplimiento de la meta del superávit estructural.



No sabemos con qué “medidas radicales” vaya a sorprendernos próximamente el gobierno. Es atendible la angustia de las familias de escasos recursos ante el alza de los combustibles y justificable que reciban un alivio fiscal. Pero, el espacio para drásticas rebajas en los impuestos a los combustibles o masivos subsidios por la vía de los fondos de estabilización parece estar hoy muy acotado. Por cierto, podría reconsiderarse la regla fiscal vigente y abrir espacio a un mayor gasto público. Pero cualquier modificación que se contemple debe tomar en cuenta las limitaciones macroeconómicas presentes. Específicamente, la disminución de nuestro ritmo de crecimiento potencial, la fuerte expansión de la demanda interna, la persistente alza de las expectativas de inflación, el riesgo de apreciación excesiva del peso si el Banco Central debe ajustar una vez más la tuerca monetaria. En suma, haría bien el ministro Velasco en hacer ver una vez más el valor de la prudencia.

jueves, 29 de mayo de 2008

Dos Hombres de valor y honor


Nadie sabe para quién trabaja
Hermógenes Pérez de Arce.

Cuando se estaba gestando el anteproyecto de la Constitución de 1980, a fines de los años 70, una alta autoridad de la época me explicó el sentido del sistema binominal, optimistamente, así: "Como en Chile hay tres tercios, el sistema binominal hará que siempre los democratacristianos deban aliarse con la derecha, para impedir el triunfo del marxismo". Razonaba sobre la base de lo que había sucedido en 1964, cuando Frei Montalva y la DC, con el apoyo de la derecha, derrotaron al marxismo. (Pues, contra lo que sostenía Tomic, cuando la DC gana con la derecha, es la DC la que gana).

Como nadie sabe para quién trabaja, lo que sucedió en 1988 y 1989 fue que la DC se alió con el marxismo y, desde entonces, la derecha -siendo parte de ella los inspiradores del sistema binominal, que creían en una alian-za con la DC- nunca más "vio una" en las elecciones.

Pero nuestro país se caracteriza porque la mayoría no entiende las cosas (por eso crecemos a un ritmo de la mitad de hace 10 o 20 años). Eso explica que los mayores beneficiarios del sistema binominal, integrantes de la Concertación y que gracias a él lo han ganado todo, se dedicaran a criticarlo y tratar de modificarlo, pensando -equivocadamente, por cierto- que el mismo beneficia a la oposición de derecha.

Un primer paso para reformarlo lo dieron al diseñar -mal, como de costumbre, pues han debido rediseñarlo una y otra vez- el sistema electoral para las elecciones municipales, haciéndolo proporcional. Pero la verdad fue que los resultados municipales no arrojaron una distribución de cargos muy diferente de la del sistema binominal, cuando se enfrentaban ambos pactos.

Como los chilenos nos demoramos bastante en que nos "caiga la chaucha", tras varias elecciones municipales algunos partidos de la Concertación se dieron cuenta de algo obvio: que bajo un sistema proporcional el castigo por romper el pacto mayoritario y presentar listas separadas es menor. Al mismo tiempo, ir por separado evita a los partidos tener que marginar a tantos militantes con aspiraciones patrióticas que deseosos de sacrificarse por el país deben renunciar a la posibilidad de cobrar dietas y viáticos como concejales. En fin, también esos partidos menores, yendo en listas separadas, crecen en tamaño individual, porque pueden llevar candidatos en todo el territorio, de lo cual los priva una lista única de la Concertación.

Además, los partidos que, al separarse, pueden llevar más candidatos, en el futuro tendrán acceso (gracias a que obtendrán más votos individuales) a mayor financiamiento electoral con fondos públicos. Y tendrán también la posibilidad de lograr mayores aportes privados, a los cuales la ley fija un límite de mil unidades de fomento por cada candidato, es decir, 20 millones de pesos. Luego, cada candidato adicional permite al partido recaudar hasta 20 millones de pesos más.

Entonces, todos estos incentivos están llevando a que la Concertación amenace con ir dividida en dos listas -Concertación I y Concertación II- en las próximas elecciones municipales. Y como Chileprimero también pretende levantar su propia lista, puede también haber una de la Concertación III.

Si la Alianza, en cambio, no se divide, todo lo anterior la favorecerá, porque el cociente electoral para elegir concejales se obtiene dividiendo por uno, dos, tres y así sucesivamente, el total de votos de cada lista, y la lista de la Alianza elegirá en esta forma más cargos -o los mismos- que la Concertación, aunque ésta tenga, en conjunto, más votos. Es que nadie sabe para quién trabaja.

Sufrir con prudencia
Gonzalo Rojas Sánchez
Van y vienen las protestas por la insólita situación de injusticia flagrante en que se encuentran varios altos oficiales en retiro, hombres de la gloriosa Armada de Chile.En Internet, en los tribunales, en la prensa, en reuniones, se ha levantado un clamor para defender su honra, su actuación pública y sus garantías procesales. Hay quienes han pedido incluso un poco de elemental sentido común

-Hermógenes lo ha hecho una vez más- pero es evidente que esa cualidad no existe para el afán revanchista de las izquierdas. Hermógenes también lo sabe, pero cumple magníficamente con su tarea de recordar uno más de los tantos atropellos groseros al menos común de los sentidos.

Luis Valentín Ferrada también ha hablado, de modo claro y rotundo: excelente. Y el senador Arancibia, ex comandante en Jefe, y las diversas agrupaciones de oficiales en retiro, o de amigos de la Armada, y muchos marinos ilustres todos, desde su legítima indignación levantan el dedo contra los verdaderos causantes del desastre de la UP.En ese plano debe mantenerse y crecer la protesta y la acción. Entre los civiles, entre los marinos en retiro, entre los políticos leales que saben gracias a quiénes estamos vivos y somos libres.

Por el contrario, todo traspaso de responsabilidades hacia el actual mando de la Armada, con acusaciones de negligencia que lo coloquen en situación insostenible en su calidad de funcionarios del Estado sometidos a jerarquías estrictas, no hace sino minar las posibilidades de gestión ante los poderes del propio Estado que ese mismo alto mando estará hoy evaluando y ejecutando.

Es que no se notan, es que hay silencios, es que se podría haber hecho esto o lo otro, es que hubo tal gestión en contrarios. Se entiende el desconcierto de tantos que quisieran ver más palabras, más acciones, más dureza en el alto mando naval. Pero quizás habría que recordar con cuánta disciplina fueron formados, con qué prudencia se les enseñó a comportarse, desde el primer día de Escuela Naval, a qué discreciones se los obligó por motivos de silencio profesional.

¿Le cabe alguna duda a la inmensa mayoría de los oficiales de la Armada en retiro, incluidos los injustamente procesados y vejados, que el alto mando está actuando con recta conciencia y con la prudencia del comandante en momentos de combate? ¿Ignora algún marino que los actuales mandos están sufriendo intensamente al ver las groseras injusticias de que son objeto sus camaradas de armas? ¿Imagina algún naval en retiro que han olvidado quienes están en servicio que, dentro de poco, se mirarán unos y otros a los ojos, gozando de las mismas libertades que da la condición de retiro, cuando también los actuales mandos dejen la institución?
Lo importante, en este caso, es que la conciencia de esos oficiales superiores esté tranquila y segura por las gestiones que estén haciendo. Entonces, cuando hayan pasado a retiro, incluso ante la mirada inicialmente escéptica de sus pares más antiguos, podrán contar cómo condujeron con prudencia y decisión sus terribles sufrimientos actuales. Y se les oirá con sumo respeto sólo si se los sabe respetar hoy

miércoles, 28 de mayo de 2008

Ya viene el Viejito a arreglar el SIMCE

Ya viene el Viejito a arreglar el SIMCE
Gonzalo Vial


El Viejito no traerá, como Uds. pudieran creer, una subvención escolar que no sea, como hoy, sólo la MITAD del MINIMO NECESARIO y la CUARTA PARTE de lo que cobra el colegio pagado más barato. Tampoco traerá un director de establecimiento municipal que tenga ALGUNAS facultades respecto a sus profesores, ni un profesor de esos establecimientos que tenga ALGUNAS facultades respecto a sus alumnos. Ni traerá planes ni programas medianamente sensatos.

Sería demasiado pedirle al Viejito.

Pero, en cambio, vendrá en su bolsa de regalos el “acuerdo educacional”... CINCO organismos “públicos” (léase: estatales) para controlar la enseñanza, en vez de los dos antiguos: Consejo Superior de Educación y ministerio del ramo, ahora reforzados y con mayores atribuciones: Superintendencia; Agencia de Calidad para la básica y media; y la flamante CNA (Comisión Nacional de Acreditación) para la superior. ¿Cómo no van a mejorar el SIMCE y nuestra enseñanza, con cinco enjambres de burócratas, en vez de dos, persiguiendo a todos quienes educan?

Y además de este gran regalo, el Viejito traerá innumerables baratijas, chucherías y lucecitas para colgar del árbol de pascua: reglas y disputas sobre “selección” y sobre “lucro” y sobre “sostenedores” y sobre “consejos” variados, y maletines literarios, y computadores buenos para los niños buenos y regulares para los demás, y “palms”, y pizarras electrónicas, y “programas” estatales de educación sexual, obesidad infantil, antiviolencia, enseñanza del chino mandarín, etc., etc.... ¡una fiesta!

Optimismo, pues. Llevamos 17 años de régimen militar y 18 de Concertación, y cada vez los niños y jóvenes saben menos. Pero ¡arriba los corazones! La esperanza debe ser lo último que muera. ¡Hasta el SIMCE 2009!

NO PUEDE SER CIERTO. En los juicios de derechos humanos, los jueces suelen procesar invocando como delito el “secuestro continuado”, para sortear el escollo de la amnistía de 1978, y/o de la prescripción por el tiempo trascurrido. Su argumento es que, no constando en autos la muerte —ni por tanto su fecha—, no pueden declararla ni menos dictaminar si se hallaría amnistiada o prescrita o ambas cosas. Argumento discutible, pero defendible.

Pero la ministra porteña que procesó a seis ex oficiales de la Armada por el secuestro permanente de Michael Woodward, ocurrido el año 1973, ha ido más allá. Según la columna de Hermógenes Pérez de Arce (El Mercurio, 21 de mayo), el procesamiento ha dicho, textualmente, que Woodward “fue privado de su libertad de desplazamiento, MANTENIENDOSE BAJO DETENCION O ENCIERRO EN RECINTOS DE LA ARMADA, LO QUE SE HA PROLONGADO DESDE EL MES DE SEPTIEMBRE DE 1973 HASTA LA EPOCA ACTUAL”.

No puede ser. Tiene que haber un error de copia. La ministra no puede haber dicho que Woodward lleva treinta y cinco años encerrado, que se halla HOY encerrado, en un recinto de la Armada. Y no puede haberlo dicho porque: a) es una locura, y ni las ministras ni los ministros de Corte suelen estar locos, y b) porque, de ser efectivo el párrafo transcrito, la Corte Suprema —que se ha preocupado en pleno de este asunto, y por ende tiene que haber leído el fallo— habría dispuesto de oficio la corrección del disparate.

Seguramente la Suprema se molesta por el bajo índice de confianza en ella y la justicia que arrojan las encuestas. Sucede así por cosas como la que comentamos (de ser ésta cierta).

ARGUMENTOS QUE NO VALEN NADA. El fallo del Tribunal Constitucional sobre la píldora del día después sigue motivando argumentos críticos sin sustancia, pero que quizás —de tanto repetirse— engañen a más de uno.

Lo que dice el fallo es que hay antecedentes de peso tanto en favor de ser abortiva dicha píldora, como en favor de no serlo, y que existiendo esta duda —y siendo en Chile el aborto inconstitucional e ilegal, y además un delito— el Estado no debe distribuir el fármaco.

Ante lo que precede:

1. Una “escuela de pensamiento” sostiene que no es justo que las mujeres ricas dispongan de la píldora porque pueden pagarla, y las pobres no tengan acceso a ella porque les es imposible solventar su costo. Lo han dicho, recientemente, el alcalde de Santiago y la “animadora joven-estrella” del canal católico. La última, además, expresó su aprobación al divorcio y al matrimonio de homosexuales. Pero no importa, aclaró el Trece, pues lo dijo “por otro canal”, consideración de notable sabiduría.

Pero lo que nos interesa es la inconsistencia del argumento. Es el Estado el que, conforme al fallo del TC, no debe poner su organización y recursos al servicio del consumo de un fármaco que es posible (y hay opiniones de categoría que lo afirman) sea abortivo. Que pudiera hacerlo para equilibrar en ese consumo —reprensible por posiblemente inconstitucional, ilegal y delictual— a las “pobres” con las “ricas”, es lo mismo que sostener que el Estado debiera proporcionar a las primeras abortos gratuitos de primera categoría médica, porque las segundas se los pueden pagar ellas mismas. Además, un fármaco declarado de esa riesgosidad —declaración emanada del único organismo facultado para hacerla— simplemente no debiera circular legítimamente, ni para ricas ni para pobres, en un país y un Estado serios, mientras no se aclaren las cosas

2. La Presidenta, durante su mensaje anual, anunció que se proporcionará fondos públicos a los alcaldes para que, según decisión de cada uno, repartan o no la píldora.

Las municipalidades y los alcaldes son órganos del Estado, tanto como el Ministerio de Salud. Si el TC ha prohibido al ministerio, por ser inconstitucional, la distribución de la píldora, ¿cómo van a poder hacerla OTROS organismos del mismo Estado? Es reírse del Tribunal, del Estado de Derecho y del sentido común. Pero la Presidenta fue más allá: agregó que cada alcalde verá “si decide por las personas o deja que éstas decidan. Que el país juzgue”.

Las personas no pueden “decidir” tomar un fármaco que ha sido declarado potencialmente abortivo, y de modo grave, por el Tribunal que debe calificar esa potencialidad y gravedad. Hay un delito posible de por medio, que afecta la vida misma de un tercero indefenso, la creatura humana ya concebida. Nadie “decide” si corre el riesgo —que advierte expresamente el Tribunal— de matarla, como nadie “decide” correr el riesgo de matar terceros pasando deliberadamente con su automóvil una luz roja. No se tiene ese derecho a decidir. Y agregar “que el país juzgue” (aparte su retintín electorero), tampoco es propio. El país no juzga sobre arriesgar la vida de un ser humano; tampoco le asiste ese derecho. El corresponde exclusivamente a los tribunales, y uno de ellos —aquel que sienta los fundamentos constitucionales de las “decisiones” y de los “juzgamientos”— ya ha hablado... y no favorablemente para lo que pretende y anuncia la Presidenta.

¡A LA LUCHA! Como siempre, la decisión de la Presidenta que acabamos de comentar no ha sido consensuada, ni aún consultada previamente con nadie. Por ejemplo, no han intervenido el Congreso, ni los partidos de la Concertación... ni siquiera el principal de ellos, la Democracia Cristiana, que tiene principios involucrados en el tema, y que sobre esto se sigue haciendo la loca. Ha sido, de nuevo, una de tantas políticas reproductivas resueltas entre cuatro paredes por la “pandilla” que, desde el Ministerio de Salud, maneja esas políticas sin oír a nadie. Pandilla que, inmemorialmente, hace lo que quiere, convenciendo a sus superiores, o si no puede, bypaseándolos.

Afortunadamente, va cundiendo la idea de que las políticas estatales, que afectan a la vida reproductiva y al crecimiento de la población, no pueden ser resueltas así, merecen un tratamiento más amplio y serio. Y de este modo un prestigioso columnista de El Mercurio, muy crítico del fallo del TC, escribió sin embargo el 13 de abril:

“Llega entonces la hora de las mayorías. No de la mayoría del tribunal, sino la mayoría de veras: la de los ciudadanos adultos que deben deliberar (para eso existe el Congreso) acerca de cómo distribuir los riesgos e incertidumbres de la vida humana”.

Convendremos en que, si no basta la mayoría de un tribunal establecido por la Constitución, pronunciándose sobre materias de su competencia, tampoco bastará el criterio de la “pandilla”, ni siquiera endosado por la Presidenta.

Es la “hora de las mayorías”. Tenemos líder, disconforme con el fallo del TC y al cual no puede imputársele carecer de criterio propio y obedecer “a su pastor”. Seguramente está muy molesto ante el anuncio presidencial. El nos encabezará. ¡A la lucha



martes, 27 de mayo de 2008

La soledad de la DC

La soledad de la DC
Juan Carlos Eichholz

No quisiera estar en el pellejo de Soledad Alvear. De un tiempo a esta parte, pareciera que se ha convertido en la causa de todos los problemas de la DC, lo que, por cierto, coincide con su manifiesta —y muy esperable— baja en las encuestas.

Pero mirando con más perspectiva, no es la primera en vivir una situación similar. Cada uno con sus particularidades y circunstancias, antes estuvieron en el paredón personajes como Adolfo Zaldívar, Ricardo Hormazábal o el propio Alejandro Foxley, todos ellos intentando curar al partido de esa dolorosa enfermedad que es su casi constante baja electoral. Tomando como referencia las elecciones de diputados, la DC ha venido cayendo desde 1993, con la sola excepción de 2005, cuando remontó dos de los ocho puntos perdidos, los mismos que, como mínimo, volverán a desaparecer el próximo año. Pero aún más dolorosa es la constante disminución en votos dentro de la propia Concertación, moviéndose desde más de la mitad en 1989 a sólo un tercio en 2005.

Así visto, el problema de la DC no es Soledad, sino la soledad. Y es que ese otrora gran partido se ha ido quedando solo, en el país y en la Concertación, y hoy vive aquejado del síndrome de las glorias pasadas, que le impide pensarse de un modo distinto hacia el futuro. Las causas de la caída de la DC son múltiples y se afectan unas a otras, pero dos aparecen en la base de todas las demás: el Chile de hoy es cada vez más distinto del que dio pie al surgimiento de ese partido fuertemente ideológico, y el sistema binominal obligó a la DC a transar parte de su identidad, asociándose con otros partidos.

En sus orígenes, la Concertación estaba teñida por la DC, pero en la misma medida en que ese partido fue perdiendo sintonía con el electorado, la Concertación empezó a cambiar ese tinte inicial, formándose una identidad propiamente concertacionista. Desde entonces se ha venido dando en el corazón de cada democratacristiano una lucha interna —¿el partido o la coalición?—, porque comenzó a enfrentar los costos de pertenecer a la Concertación, y ya no sólo sus beneficios. ¿Cuáles costos? La transacción de sus valores fundacionales, por una parte, y la pérdida de poder frente a sus socios, por otra.

Al final, la disyuntiva no es muy diferente de la que vivieron los primeros cristianos, aquellos que eran judíos, enfrentados a tener que aceptar que los gentiles también fuesen parte de la Iglesia. Fue difícil y tomó tiempo, porque, igualmente, había de por medio una cuestión de identidad… y de poder. Unos no se adaptaron, y se fueron; otros se quedaron, y con el tiempo ya no fueron judío-cristianos, sino sólo cristianos.




lunes, 26 de mayo de 2008

Bachelet: un esfuerzo inútil

Bachelet: un esfuerzo inútil
Gonzalo Rojas


La Presidenta ha hecho un gran esfuerzo este 21 de mayo, uno más de los tantos empeños que han caracterizado sus 26 meses en palacio. Su propósito ha sido, por momentos, muy evidente: quería recuperar la lozanía con la que cautivó a sus electores. Paralelamente, ha procurado parecer enérgica o visionaria, roles que se le dan menos. En todo caso, el diseño de sus asesores quedó claro.

Pero ya es muy tarde para lograrlo, porque las teclas que ella pulsó no conectan con la melodía deseada: sus dedos no aciertan. Definitivamente, es inútil intentarlo en manos de la actual intérprete. Todo empeño por afinar, a estas alturas, será en vano.

Casi todos los auditores de su discurso lo sabían mucho antes del miércoles. Y por eso casi todos, con mayor o menor sinceridad, lo han comprobado al oírla y han tenido que reconocerlo, por fuera o por dentro, de palabra o de pensamiento.

¿Qué ha quedado en claro? Que este 21 de mayo marcó un hito definitivo para la Presidenta Bachelet. No han sido las encuestas sobre el mensaje presidencial las que lo han detectado, ya que en esas mediciones la opinión pública se mueve sólo un poco más o un poco menos respecto a los días previos al discurso.

No. La frontera que ha cruzado la Presidenta tiene que ver con algo mucho más grave para ella que los porcentajes de adhesión o rechazo popular. Ha sido el ingreso de sus planteamientos en el pantanoso terreno del "no te creo", en el intransitable camino del "no es posible", incluso, en el más dramático escenario del "sí, pero no contigo."

Ha llegado la doctora a esa triste situación en que las buenas intenciones aparecen no como ingenuas, sino como algo grotesco; se asoman no como simples objetos de crítica fundada, sino como afirmaciones dignas de burla y escarnio (a la chilena por cierto, es decir muchas veces bajo las formas veladas del pelambre).

"Se han perdido las confianzas", suele ser una expresión referida al trato fracasado entre partes que negociaban o competían lealmente. Y en esa dimensión es frecuente y normal que pase. Lo grave es cuando sucede también entre quienes se suponía que estaban empujando en la misma dirección. En política, podría formularse así: mucho antes de que una coalición gobernante sea castigada por sus adherentes, privándola de respaldo electoral, sus propios dirigentes, parlamentarios y funcionarios comienzan a abandonarla en el fondo de sus corazones. Terrible, pero cierto: casi todos los suyos han perdido la confianza en la Presidenta.

En política, como en la guerra o en la empresa; en el fútbol, como en la docencia o en la aventura, hay un momento en que muchos, pero sobre todo los partidarios, simplemente dejan de creerle al conductor, al jefe, al entrenador, al profesor. "Este será un gobierno de mierda, pero es mío": ciertamente nadie entre los bacheletistas diría hoy algo tan rotundo como lo que el obrero allendista manifestaba con su letrero el 4 de septiembre de 1973. Nadie lo diría, pero no porque deje de pensar que el gobierno es un desastre, sino más bien porque ya prefieren que no sea el suyo...

Las convicciones más profundas de sus partidarios se trasformaron, gobierno tras gobierno, en una mecánica repetición de adhesiones meramente formales, sin vibración de ideales ni brillo intelectual. Las dudas que los adherentes de Bachelet tuvieron al inicio de su período, ciertamente legítimas, se han ido traduciendo ahora en un escepticismo evidente y global. Toda la fachada concertacionista se muestra cansada, arrugada, envejecida. Hay productos comunicacionales que intentan disimular esa decrepitud, pero como fallan a las pocas horas de su aplicación, el resultado es aún más penoso. Hoy el Gobierno y la Concertación se desplazan con dificultad, arrastrando los pies, con nostalgias del pasado y con una sola certeza sobre el futuro: el fin está cerca, ha comenzado ya.

Al Gobierno lo ayudarán sin duda las próximas campañas electorales. Se verán de nuevo fervorosos gestos de adhesión a Bachelet. Pero el ardor y entusiasmo que desplieguen los funcionarios de gobierno y los candidatos concertacionistas nada tienen que ver con los anuncios y proyectos del 21 de mayo. Sus fervores distarán mucho de estar motivados por proyectos de reforma política o educacional. Serán el simple y craso empeño por conservar las posiciones de poder municipal, parlamentario y presidencial, porque también es cierto que aún en los organismos más desgastados hay unas últimas energías de las que se echa mano para afirmarse a la vida que se extingue. Pero esta lucha es muy penosa: "ya no es vida" suele decirse y, al poco tiempo, se pierde la batalla.



viernes, 23 de mayo de 2008

Discurso: del dicho al hecho...

Discurso: del dicho al hecho...
Sergio Melnick

Todos esperaban el discurso de la Presidenta. La parábola de los talentos: debía contarnos qué hizo con los increíbles 35 mil millones de dólares que gasta el Estado, y qué hará con los 80 mil adicionales de los próximos dos años. ¿Habría aprendido ya el oficio? Ahora sabemos que lo que viene es sólo más de lo mismo. Y la disputa electoral hará todo más difícil. El segundo tiempo, al parecer, será peor. Escuchamos dos horas, de una increíble autocomplacencia, mostrándonos un diestro Gobierno que no se aprecia en los hechos. Como diría Villegas, no hubo nave madre. Debo reconocer, sí, que esperaba un carnaval de gastos y eso no ocurrió. Me alegro, es un símbolo de madurez.

Los problemas centrales del país simplemente no se abordaron. La situación económica, recientemente aludida por la totalidad del Senado, en que unos y otros ven el deterioro, menos el Gobierno, no se comentó. Con la actual inflación y tasa de crecimiento, la cifra de pobreza ya no es el 13,7%, sino el doble o más, según la definición del mismo estudio. No hubo palabra alguna sobre agricultura, minería, turismo y otros. Sólo anuncios de cambios laborales, con la imagen del ministro Andrade lleno de felicidad, como si fuera el representante de los sindicatos. Chile ha perdido competitividad y nos rezagamos sistemáticamente. La causa principal identificada en los estudios es el mercado laboral, que requiere mayor flexibilidad y no al contrario. Habrá menos crecimiento, menos empleo, más pobreza.

El énfasis en lo social es, sin duda alguna, fundamental. Lo aplaudo. Pero nunca se podrá resolver de fondo sin una sociedad dinámica que genere los recursos para una adecuada política social. Lo dijo ella misma, «crecimiento y equidad», pero es que no lo hace. La pluma diestra de Carlos Peña apareció casi literal cuando ella habló de una sociedad de los derechos versus una asistencialista. No hubo sin embargo palabra alguna sobre las responsabilidades. De educación superior, no se dijo nada. El informe de la famosa comisión pasó sin pena ni gloria.

Volvemos entonces a los grandes discursos, la ideología, a las citas de cantantes, pero de ahí no pasa. Así fue el tema del gobierno ciudadano, la igualdad de género, la inclusión y otras yerbas, que suenan bien, pero nada más. Y es curioso que un cerco policial deba acompañar ahora a la Presidenta donde vaya, y no fue así al principio: los US$ 35 mil millones no se notan.

Destaco como muy positivo el tema de las salas cuna. Celebro que reaparezca la agenda digital, iniciada por Raúl Ciudad, de la ACTI, y el senador Flores, e impulsada por el Presidente Lagos. Claro está, muchas ideas, poco avance concreto, con honrosas excepciones. No puedo dejar de festejar la iniciativa del computador personal a los niños más pobres, y la iluminación digital. Claro, demasiado tarde, demasiado lento, y aún nos queda por ver cómo se va a gestionar. ¡Y eso cuesta menos que el nuevo avión presidencial!

La modernización del Estado fue un simple saludo a la bandera. No dijo ni cómo ni cuándo, sólo que se lo había encargado al ministro del Interior. Sabemos que la historia fue diferente. Pero le doy el beneficio de la duda, y veamos qué pasa en los próximos dos años. La retórica de la unidad estuvo siempre presente. Ojalá sea sincera. Es fundamental. Pero en el mismo discurso se dio un gustito caro con Sebastian Piñera, y aún no logra acallar a su vocero, que ironiza y fustiga a la oposición de manera casi increíble.
En fin, no es difícil prever un segundo tiempo generoso en el gasto y pobre en resultados. La gran excepción será la reforma previsional, que no es menor, y que ya está en marcha. En gran parte una idea de Sebastián Piñera que la misma Presidenta descalificó en su momento como imposible.

Estimo que se incuba una recesión para el 2010 o 2011, con alto costo social, la que habrá sido una responsabilidad exclusiva de este gobierno que tuvo todo para avanzar al desarrollo.

Y para terminar, ¿qué habrá querido decir con eso de que “cree” en el Estado? ¿Será una entidad en sí misma, como Dios o las personas? Yo pensaba que el Estado era creado por los seres humanos para convivir, y que hay múltiples formas de hacerlo. Incluso alguna vez me explicaron la diferencia entre el Estado y el Gobierno. Curiosamente, cuando el “Estado” es más poderoso, el Gobierno es cada vez más chico. Vaya a saber uno cómo es la cosa. ¿La entenderá realmente la Presidenta?


jueves, 22 de mayo de 2008

Prat y el servicio público del Siglo XXI

Prat y el servicio público del Siglo XXI
Gonzalo Vial

Leo que el Consejo del Sistema de Alta Dirección Pública se queja del funcionamiento de éste, y que propone diversas medidas administrativas y legales para perfeccionarlo (El Mercurio, 17 de mayo). El Sistema, según entiendo, enfoca los cargos más importantes del servicio público, y va en la línea de la “modernización del Estado” que ha adquirido notoriedad los últimos años. Su objeto es que lleguen a esos cargos no los amigos políticos del gobierno de turno, sino que personas suficientemente capacitadas para las tareas específicas de los puestos respectivos. Algo así como despolitizarlos y tecnificarlos.



Por la información se advierte que uno de los puntos estimados cruciales es mejorar las remuneraciones de los funcionarios superiores, de modo de retenerlos y que no funcione la “grúa” de la empresa privada, y los “levante”.



Objetivo acertado... dentro de ciertos límites. Pues si creemos que la “alta dirección pública” va a competir en alicientes monetarios con la “alta dirección privada”, muy luego comprobaremos ser ésa una carrera perdida de antemano: siempre la esfera donde prime el lucro, muy legítima desde luego, hará ofertas más atractivas que el servicio público. El camino, creo, debe combinar una remuneración adecuada de dicho servicio —la cual nunca será de verdad competitiva, peso por peso, con la que formule el sector privado para su propia esfera superior de mandos— y una restauración del CONCEPTO del funcionario de primera línea, que elige aportar su esfuerzo profesional y personal, no al lucro propio o ajeno (opción, reitero, perfectamente lícita), sino al bien común de la sociedad, representada por el Estado.



Este tipo de personas existe. Son muy capaces, muy preparadas en su especialidad, muy trabajadoras, el bienestar social las conmueve y empuja, no tienen (comúnmente) afanes de notoriedad ni de éxitos sensacionales, y prefieren la seguridad mediana de un cargo administrativo a los riesgos de un lucro mayor pero incierto. No pueden ser llamadas burócratas, ni siquiera altos burócratas —pues nada tienen de rutinarias, sacadoras de vuelta, tramitadoras, etc.—: son funcionarios superiores del servicio público.



Sé que existen, pues los he encontrado constantemente en el curso de una vida ya larga. Hace 54 años, nada menos, secretario privado de un ministro de Hacienda, me asombraba la categoría intelectual, ética y humana, seriedad, modestia y consagración que exhibía la mayor parte de los jefes de servicio de esa cartera, y cómo rechazaban casi sin darse cuenta los cantos de sirena de la empresa privada, porque se sentían cumpliendo una tarea socialmente más productiva, y más conforme con sus idiosincrasias personales. Recuerdo una directora de Aduanas de superlativas condiciones, y un joven director de Presupuestos que después tendría, hasta hoy, una honrosa carrera política y de finanzas. Después, en 1960, pudimos presenciar la hermosa hazaña colectiva de la CORFO al “destapar” la desembocadura del Lago Riñihue, cegada por el terremoto de ese año, y que amenazaba de pavorosa inundación a la ciudad de Valdivia. Y durante mucho tiempo formé parte de un consejo público de abogados, cuyos miembros reunían los mismos caracteres.



Sin embargo, semejante noción del servicio público se ha desvalorizado los últimos tiempos, en combate desigual con el ambiente “posmoderno”, “progresista”, que enfatiza el triunfo, lucro y goce del individuo, y el automarqueteo, con desprecio de los sufrimientos ajenos y de los valores sociales.



Es necesario no perder, recapturar el espíritu de “servicio público”, y en eso debe consistir su “alta dirección”, aun por encima —sin olvidarlos— de los aspectos quizás de mayor urgencia, como los de capacidad, técnica o renta.



En este sentido, la figura del héroe que conmemoramos mañana es ejemplar. No sólo militar, sino también civilmente, pues adquirió con sacrificio una profesión de este último ámbito para prestar, y efectivamente prestó, el mismo servicio que ya entregaba en lo castrense. Prat aparece así como el servidor público por excelencia.





Conviene rescatar de un posible olvido (peligro que no corre, ciertamente, la hazaña del 21 de mayo) algunos rasgos de Arturo Prat, principios muy notables de su consagración al servicio público:



1. Nunca aprovechar el Estado y su servicio para ventaja propia. Notemos, en esto, que Prat, siendo marino de intensa y continuada labor como tal entre 1870 y 1876 se recibió de abogado DURANTE SUS HORAS LIBRES, SIN JAMÁS SOLICITAR —PORQUE LO ESTIMABA IMPROPIO— UN DIA SIQUIERA DE LICENCIA PARA ESE FIN. De cuyo modo, y dando difíciles exámenes libres ante comisiones cuyos integrantes no conocía, cursó “humanidades” (la enseñanza media de hoy) completas; rindió el “bachillerato”, puerta de acceso a la instrucción superior; aprobó todos los ramos de Derecho; hizo la práctica profesional en un bufete porteño; escribió y defendió su tesis o memoria de prueba, y dio el examen final ante la Corte Suprema que entonces era de rigor. Fue el primer abogado salido de la Armada, pero ella nada le dio al efecto... porque nada pidió.



Más todavía, recibido de abogado, y aunque su mujer se lo pedía, y el futuro de marino era incierto (el gobierno acababa de cerrar la Escuela Naval), Prat no quiso dejar la Armada. Hubiera sido una “inconsecuencia”, explicó, haberla aprovechado para titularse en leyes, para inmediatamente después olvidarse de ella.



2. Usar los fondos públicos con el más riguroso decoro. Agente chileno en Argentina de lo que hoy llamaríamos “inteligencia”, el año 1878, recibió una suma para gastos en libras esterlinas de oro. Rindió por ella una cuenta asombrosamente minuciosa, y devolvió un saldo apreciable que le había sobrado. Leyendo la cuenta, impresiona cómo Arturo Prat separa el gasto imputable a la misión encargada, de los desembolsos personales suyos, y excluye éstos. v.gr., registra pero no cobra al Estado un corte de pelo, pues de todos modos hubiera debido hacerlo. O carga el importe de un almuerzo, pero no el vino del mismo. Etc.



3. ¿Cuál era para Prat la esencia del servicio público? Que el funcionario CUMPLIERA SU DEBER EN TODO Y HASTA EL FIN.



Cuando alguien, sin mala intención, dio como causa del salto inmortal un deseo de gloria, la mujer del héroe salió a la prensa para refutarlo:



“El no habría sido capaz... de pensar en su gloria personal, en esos solemnes momentos. Si saltó, fue buscando el último recurso que le quedaba para abordar y hacer suya la nave enemiga, lo que ERA SU DEBER, el norte de Arturo”.



El abordaje no fue pues un impromptu o un gesto romántico, sino una forma de cumplir su deber. Forma estudiada y preparada cuidadosamente los días anteriores, descartando otras (v.gr., la fabricación y uso de torpedos) por imposibles. Forma cuya posibilidad de éxito se presentaba, y Prat lo sabía, muy remota... pero existente. Y existiendo, “era su deber” —su deber funcionario— ensayarla.



Es importante agregar que el mismo principio aplica a su corta actuación de abogado-funcionario: cumplir el deber de tal hasta el extremo, aunque duela... aunque perjudique.

Nombrado de oficio, sin buscarlo (por sus conocimientos jurídicos), defensor de inculpados en juicios de guerra navales, ejercía esta defensa a fondo, contradiciendo —duramente, si fuese necesario— al acusador, que era a la vez jefe jerárquico del acusado... y del mismo Prat.



Emblemático sería el caso de Luis Uribe, su futuro compañero de Iquique. Teniente 1º, fue acusado en juicio naval nada menos que por un contraalmirante, y uno de gran prestigio, José Anacleto Goñi. No hay espacio para analizar los motivos, ni menos quién tenía razón. Pero Prat, encargado de la defensa de Uribe, no vaciló en descargar todas sus baterías jurídicas contra Goñi, con frases como éstas:



Goñi (dijo Arturo Prat) recurrió respecto de Uribe a “medios ilegítimos... reprobados por la delicadeza y el honor… que nada justifica... Estaba empeñado... (su) amor propio, sentimiento que con tanta fuerza nos impele a hacer triunfar nuestros propósitos, por desacordados que sean”.



Así se refirió un capitán de corbeta a un contraalmirante, el año 1875. Su derecho y su deber de defensor primaron —según correspondía— sobre su respeto de subordinado, y aun sobre la admiración y agradecimiento que tenía por Goñi, quien había favorecido mucho a la Escuela Naval, la niña de los ojos de Prat.



La revalorización y veneración de un sentido riguroso del deber funcionario, como eje del servicio público, tiene así su más calificado ejemplo y precedente en Arturo Prat, el marino-héroe, sí, pero también el abogado que cumple con entusiasmo sus obligaciones hacia la sociedad.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La Patria está viva, 21 de Mayo de 2008


Combate Naval de Iquique (21 de Mayo de 1879)


Hay pocos hechos en la Historia Universal que puedan compararse a la gesta, que tuvo como escenario las tranquilas aguas de Iquique, no tan sólo ejemplo del heroísmo razonado que el Capitán de Fragata don Arturo Prat Chacón y la dotación de la corbeta "Esmeralda" llevaron a su máxima expresión, sino que también por el significado y repercuciones que ésta tuvo en el desarrollo de los acontecimientos posteriores.


La Escuadra chilena compuesta por los blindados "Blanco" y "Cochrane" , las corbetas "Esmeralda", "O'Higgins", "Chacabuco" y "Abtao", la cañonera "Magallanes" , la goleta "Covadonga" , el transporte "Lamar" y el vapor "Matías Cousiño", se encontraban manteniendo el bloqueo de Iquique desde el 5 de abril de 1879, con la intención de obligar a la escuadra peruana de hacerse presente para romperlo y disputar el dominio del mar, lo que no se cumplió por tener los peruanos otros planes estratégicos.


El 16 de mayo, el Comandante en Jefe de la Escuadra, Almirante Juan Williams Rebolledo, ante la ausencia de la escuadra peruana decidió atacarla en el puerto de El Callao, zarpando con todos los buques disponibles, a excepción de la corbeta "Esmeralda", la goleta "Covadonga" y el transporte "Lamar". Dejó como Jefe de Bahía, vale decir como jefe de la agrupación, al Comandante Prat.


Entretanto, en el Perú la opinión pública exigía una acción de su escuadra para vengar el agravio del bloqueo de Iquique.


El Presidente peruano General Mariano Ignacio Prado celebró varias reuniones en el Palacio de Gobierno para decidir las acciones futuras. La decisión fue zarpar con la escuadra a Arica a reforzar la guarnición y llevar cañones, municiones y víveres para el ejército de Tarapacá, lo que se llevó a cabo el 16 de mayo, el mismo día que la Escuadra chilena zarpaba al El Callao.


Ambas escuadras se cruzaron en altamar sin avistar a la otra.


Llegados los buques peruanos a Arica, el General Prado se impuso que en Iquique se encontraban solas las tres naves chilenas y que un convoy con 2.500 hombres había zarpado de Valparaíso con destino a Antofagasta.


De inmediato dispuso el zarpe del monitor "Huáscar" y la fragata blindada "Independencia", al mando de los Capitanes de Navío Miguel Grau Seminario y Juan Guillermo Moore, respectivamente, para destruir a los buques chilenos en Iquique, posteriormente atacar al convoy proveniente de Valparaíso y destruir la máquina resacadora de agua de Antofagasta, para privar de ese elemento vital, a las tropas chilenas acantonadas allí.

El día miércoles 21 de mayo de 1879, el bloqueo se mantenía como de costumbre. Ambos buques a la entrada de la bahía, fuera del puerto, uno cerca de una milla y media al norte del faro de la Isla de Iquique (Posteriormente llamada Isla Serrano y hoy unida a tierra) y el otro, un poco más alejado en dirección similar. El transporte "Lamar" se hallaba fondeado en la rada cerca de la isla.

Esa mañana le tocaba a la goleta "Covadonga" patrullar el exterior de la bahía. Cubrían la guardia el Teniente Manuel Joaquín Orella Echanez y el Guardiamarina Miguel S. Sanz. Al alba, el horizonte estaba cubierto por una espesa neblina que empezó a disiparse cuando aparecieron los primeros rayos del sol.

A las seis horas y treinta minutos el vigía de la cofa gritó: "Humos al norte!".

De inmediato se mandó a avisar al Comandante, Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza, quien dormía en su camarote. Este subió a cubierta y comenzó a escudriñar el horizonte para al final reconocer que ambos buques eran el monitor "Huáscar" y la fragata blindada "Independencia".



Inmediatamente izó la señal "enemigo a la vista" y lo afirmó con un cañonazo para advertir a la "Esmeralda".

En ese buque estaba de guardia el Teniente 1o. Luis Uribe Orrego, quien dispuso que se le avisara a su Comandante Arturo Prat Chacón. Subido a cubierta, éste ordenó levar el anclote, tocar "generala" y acercarse a la "Covadonga" para conferenciar.

Como si el destino quisiera dejar imborrablemente marcado este día para las Glorias de Chile, en la rada de Iquique se reunieron cinco buques adversarios con cuyas iniciales se formó la palabra CHILE: "Covadonga", "Huáscar", "Independencia", "Lamar" y "Esmeralda".

En el monitor "Huáscar" al avistarse los buques chilenos, se izó una gran bandera de combate, lo que se imitó en la "Independencia". El Comandante Grau reunió su gente y los arengó:

"Tripulantes del "Huáscar": ha llegado la hora de castigar al enemigo de la Patria y espero que lo sabréis hacer cosechando nuevos laureles y nuevas glorias dignas de brillar al lado de Junín, Ayacucho, Abtao y 2 de Mayo. Viva el Perú!".

La población de Iquique despertada por el cañonazo de aviso de la "Covadonga", presa de la mayor euforia corría por la playa para presenciar la captura de los buques chilenos.

Se echaron al vuelo las campanas en señal de regocijo y las multitudes se paseaban por las calles gritando "Viva el Perú! ahora sí!, ahora sí!" y cada cual se apresuraba en ganar el mejor lugar para presenciar el acontecimiento.

Prat rápidamente se vistió para el combate, ciñiéndose la espada al cinto y subiendo a cubierta ordenando al Contador Juan Oscar Goñi que arrojara al mar, en un saco, la correspondencia para la Escuadra, para asegurar que no cayera en manos enemigas.

Ordenó izar las señales "reforzar las cargas", "venir al habla" y "seguir mis aguas".

Mientras la "Esmeralda" viraba hacia tierra, Prat ordenó tocar "atención" y arengó a su tripulación formada, con estas palabras jamás olvidadas por ninguna generación de chilenos:

"Muchachos:

La contienda es desigual, pero, ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte, os aseguro, que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber".


Y sacándose la gorra, la batió en el aire gritando "Viva Chile!", lo que la tripulación respondió con gritos similares, que rompieron el silencio solemne que inundaba la bahía y que llegó a los asombrados peruanos que miraban desde el anfiteatro natural del puerto.

La "Covadonga" llegó al habla y Prat, bocina en mano, le ordenó: "Que almuerce la gente! Reforzar las cargas! Cada uno a cumplir con su deber!". Condell simplemente respondió: "All right!".

No bien hubo terminado el diálogo cuando una roja llamarada surgió de uno de los cañones del "Huáscar" y un alto penacho de agua y espuma brotó entre ambas naves: se iniciaba el combate.

Prat ordenó a Condell mantenerse en baja profundidad y al transporte "Lamar" que abandonara la bahía y se dirigiera al sur.

A la orden de Prat, el Corneta Gaspar Cabrales tocó "romper el fuego" y "al ataque", lo que fue celebrado con vivas a Chile.

Los buques chilenos concentraron su fuegos sobre el monitor "Huáscar", sin causarle daño, al rebotar los proyectiles en la coraza del buque peruano.



La "Independencia" disparaba sin causar ningún daño.

Los movimientos efectuados por la "Esmeralda" hicieron que se reventaran sus calderas y por lo que el buque quedó con un andar reducido a poco más de dos nudos.

Considerando lo anterior, Prat puso su buque cerca de la playa, de manera que los disparos del "Huáscar" pusieran en peligro a la población, lo que obligaría al monitor a disparar con cuidado y por elevación, dificultando su puntería.

Había pasado más de una hora de combate y los buques no presentaban daños considerables. La "Independencia" abandonó su lugar y se dirigió a presentar combate a la goleta "Covadonga", la que empezó a navegar hacia el sur.

Un proyectil del monitor, la atravesó destrozando la base del palo trinquete e hiriendo fatalmente al cirujano Pedro Segundo Regalado Videla Ordenes y matando instantáneamente al mozo Felipe Ojeda.

Observado desde tierra el movimiento de Condell, el General Juan Buendía, autoridad militar peruana del puerto, dispuso que lanchas con tropas de fusileros hicieran fuego sobre la goleta, la que abandonó el puerto sin mayores consecuencias.

En este momento el combate se divide en dos: uno entre el "Huáscar" y la "Esmeralda" y el otro entre la "Independencia" y la "Covadonga".Relataremos el primero y el segundo se encuentra en el Combate Naval de Punta Gruesa, descrito aparte.

Los buques en combate eran:

"Huáscar", monitor blindado construido en 1865, de 1.130 toneladas (Old Rule), máquinas de 1.200 HP., andar de 12 nudos, con dos cañones de diez pulgadas (254 mm.) que disparaban proyectiles de 300 libras (136 kilos), montados en una torre giratoria que le permitía apuntar sus cañones sin tener que maniobrar con el buque, tal como lo hacían los buques chilenos. Además, tenía dos cañones de 40 libras (18,14 kilos), un cañón de 12 libras (5,4 kilos) y una ametralladora Gatling de 0.44" instalados en cubierta. Su blindaje era de 4,5 pulgadas (114,3 mm.) en la línea de flotación y 5,5 pulgadas (140 mm.) en la torre de artillería.

"Esmeralda", construida en 1854, de 850 toneladas, máquinas de 200 HP., andar de 3 nudos en ese momento, de casco de madera, con 12 cañones de 40 libras (proyectil de 18,14 kilos), 4 de 32 y 2 de 6 libras, toda de ánima rayada.

Cuando el "Huáscar" había estrechado su distancia a la "Esmeralda" a 600 metros, se acercó un bote al primero, en el cual iban el Capitán de Puerto, Capitán de Corbeta, Salomé Porras y el Práctico Guillermo Checley, quienes informaron a Grau que la "Esmeralda" estaba protegida por una línea de torpedos, lo que indujo a Grau a mantenerse a una distancia de 500 metros.

Pasada cerca de una hora y media, la "Esmeralda" aún no había sido impactada por algún proyectil del "Huáscar", pués por la forma de disparar por elevación, los tiros caían en la playa.

Por su parte los disparos de la "Esmeralda", a pesar de hacer impacto en el monitor, sin embargo, rebotaban en su coraza.

A pesar de lo anterior, el entusiasmo y fervor patriótico no decaía en la "Esmeralda".

Los Guardiamarinas Arturo Wilson Navarrete, Arturo Fernández Vial y Ernesto Riquelme Venegas cumplían las órdenes de su comandante, ya sea como ayudantes o bien reemplazando eventualmente a los Cabos de cañón, donde además alentaban a la tripulación.

El Teniente Ignacio Serrano Montaner dirigía los cañones de babor que enfrentaban al "Huáscar" y el Teniente Francisco Segundo Sánchez Alvaradejo contestaba por estribor los disparos que le hacían desde tierra.


El Corneta y Tambor Gaspar Cabrales tocaba sin cesar, "al ataque".

La "Esmeralda" lucía engalanada como para una fiesta. Tenía izadas la bandera de Jefe de Bahía en el tope del palo mesana, la de buque de guardia en el palo trinquete, el gallardete de mando en el tope del palo mayor y por precaución, dos banderas chilenas en el pico del palo mesana, por si cortaba la driza por el impacto de algún proyectil y esto se pudiera interpretar como que el buque se rendía.

Eran cerca de las diez de la mañana y la corbeta no cesaba en combatir. A medida que la resistencia se hacía más tenaz, la opinión de los espectadores en tierra iba cambiando; el entusiasmo y alegría del primer momento se había trocado en sorpresa, asombro y admiración.

El General Juan Buendía hizo traer a la playa cuatro cañones Krupp de campaña, que instaló en un morrito que enfrentaba a la "Esmeralda" para cañonearla desde tierra, cruzando sus fuegos con los del "Huáscar".

Lo que no pudo hacer el "Huáscar", lo comenzaron a hacer los cañones de tierra.

Una granada mató a tres hombres e hirió a otros tres.

La situación se tornó insostenible y Prat resolvió ubicarse en otro lugar de la bahía, lo que efectuó con mucha dificultad, porque sus máquinas no respondían.

Una granada del "Huáscar" penetró por el costado de babor haciendo explosión, cerca de la línea de agua y provocando un incendio.

Grau observando el movimiento de la "Esmeralda", concluyó que la información dada por el Capitán Porras era equivocada y que podría acercarse más al buque adversario, sin el peligro de la línea de torpedos.

Enfiló, pues su buque hacia la "Esmeralda" y dando toda fuerza a sus máquinas, se lanzó sobre ella para espolonearla por babor.

Prat al notar la intención de su enemigo, trató de esquivarlo maniobrando con el poco poder de máquinas disponible, logrando parcialmente su objetivo al recibir de refilón la embestida, a la altura del palo mesana, sin ocasionar daños en su casco.

Sin embargo, al chocar ambos buques el monitor "Huáscar" disparó sus cañones de diez pulgadas a quemarropa, produciendo una matanza espantosa de la gente que se encontraba en la cubierta de la corbeta.

No hay datos fidedignos; pero puede afirmarse que quedaron despedazados entre cuarenta y cincuenta marineros y soldados, tomando la cubierta el aspecto de un matadero, pues miembros destrozados, brazos y piernas esparcidos y cuerpos aún palpitantes, yacían sobre ella.

El espolonazo del "Huáscar", a su vez, fue recibido con una tremenda descarga de las baterías de la "Esmeralda" y fuego de fusilería desde todos lo lugares del buque, lo que sin embargo no causó mayor daño en el monitor.

El Comandante Prat al ver a sus pies la cubierta del monitor gritó: "Al abordaje muchachos!", lo que sólo fue oído en medio del estruendo, por el Sargento Juan de Dios Aldea Fonseca y el marinero Luis Ugarte, que lo acompañaron en su salto a la cubierta del buque enemigo.

El Corneta Gaspar Cabrales que tocaba "al ataque", fue acribillado por la metralla enemiga.

El Comandante Grau retiró su buque con extraordinaria rapidez, no dando oportunidad para que el resto de la tripulación siguiera a su Comandante.

El Sargento Aldea cayó acribillado por las balas disparadas desde las troneras blindadas y el marinero Ugarte cayó al agua, siendo recogido en la "Esmeralda".

Arturo Prat alcanzó a llegar cerca de la torre blindada de mando, donde fue alcanzado con una bala que lo puso de rodillas. Un marinero salió a cubierta, disparándole un balazo en la frente que le produjo la muerte instantánea.

A bordo de la "Esmeralda", la muerte de su Comandante produjo un sentimiento de venganza y de dolor, que reforzó la convicción colectiva de no rendirse.

El Corneta y Tambor Gaspar Cabrales murió casi al mismo tiempo que su Comandante. El Cabo Crispín Reyes, al ver que el Corneta Cabrales había sucumbido, tomó el instrumento y siguió tocando"al ataque", hasta que una granada le voló la cabeza. Entonces tomó la corneta el Grumete Pantaleón Cortés, quien continuó tocando hasta que el buque se hundió.

Tomó el mando el Teniente 1o. Luis Uribe Orrego, quien pudo presenciar desde toldilla los terribles estragos producidos por el "Huáscar": la cubierta sembrada de cadáveres y miembros humanos dispersos y por doquier ayes de agonía mezclados con las interjecciones de los que aún luchaban.

Retirado el "Huáscar", sobrevino una relativa calma. El Comandante Grau quiso dar tiempo para que sus adversarios se rindieran.

En la "Esmeralda", Uribe llamó a reunión de oficiales y después de un breve lapso, se vio que un hombre subía al palo mesana.

La tripulación sobreviviente miraba con espectación esa maniobra, pues podría significar que los oficiales hubieran decidido rendirse, sin cumplir lo prometido por su Comandante.

Grandes vivas a Chile resonaron en la bahía cuando el hombre empezó a clavar las drizas de las banderas, pues significaba que se lucharía hasta la muerte.

Grau al ver que la tregua no daba resultado, decidió espolonear nuevamente a la "Esmeralda", lanzándose a toda velocidad sobre ella, ahora por el costado de estribor. Uribe trató de maniobrar igual que Prat y logró presentar su costado en forma oblicua al espolón del monitor "Huáscar", pero esta vez se abrió una vía de agua, ingresando a raudales a la santabárbara y a las máquinas. El buque quedó sin gobierno y sin más municiones que las que había en cubierta.

Nuevamente los cañones del "Huáscar" disparados a tan corta distancia destrozaron a la tercera parte de la tripulación sobreviviente. Un cañonazo voló en pedazos a los ingenieros y fogoneros que salían a cubierta y otro arrasó la cámara de oficiales, convertida en enfermería.

La corneta seguía tocando su llamada bélica en aquel sepulcro flotante, para indicar que el buque no se rendía.

El Teniente Ignacio Serrano Montaner en el momento que los dos buques se encontraban juntos, saltó al abordaje seguido de doce marineros que llevando rifles y machetes cayeron sobre la cubierta del monitor, donde los recibió una lluvia de balas, que se le disparaba desde la torre de mando y parapetos blindados.

Luego un destacamento de unos cuarenta tiradores subió a cubierta y acabó con Serrano y su gente, algunos de los cuales, ya sin municiones o heridos, escaparon echándose al agua y subiéndose a la "Esmeralda" por cabos lanzados desde abordo.

La "Esmeralda" se encontraba detenida en medio de la bahía, hundiéndose lentamente.

Pasaron alrededor de veinte minutos cuando el monitor "Huáscar" nuevamente se precipitó sobre la corbeta "Esmeralda".

Esta vez el espolón se clavó en el medio del casco, por el costado de estribor, disparando nuevamente a tocapenoles, produciendo una gran mortandad entre los sobrevivientes.

La corbeta herida profundamente en sus entrañas comenzó a hundirse de proa, luciendo todas sus banderas, como si quisiera despedirse de la superficie con toda dignidad.




A medida que el buque se inclinaba y rodaban como aluvión las cureñas, los rifles, los muertos y moribundos, el Guardiamarina Ernesto Riquelme Venegas, gritando vivas a Chile, se agarraba en un supremo esfuerzo a su pieza de artillería y disparaba el último cañonazo, cuando el agua casi llegaba a sus pies.

Eran las doce horas y diez minutos cuando calló la corneta del Grumete Pantaleón Cortés y la "Esmeralda" halló su tumba en el mar.

De los ciento noventa y ocho tripulantes sólo sobrevivieron cincuenta y ocho.

Todos cumplieron con su deber, sin arriar el pabellón, aunque el enemigo fuera inmensamente superior!.

A pesar de las múltiples descripciones hechas por diversas publicaciones de diferentes paises, en esta ocasión sólo se extracta la opinión del diario peruano, El Comercio de Iquique, que publicó un artículo el 22 de mayo de 1879, pues el articulista fue testigo presencial del combate y cuyos párrafos más notables son los siguientes:

- "Al habla ambos buques, el Comandante Grau intimó rendición a la "Esmeralda", pero el jefe de la corbeta chilena se negó a arriar su bandera".

- "Era preciso que se diese fin a un drama tan sangriento y que no reconoce ejemplo en la historia del mundo".

- "En efecto, la "Esmeralda" se inclinó hacia estribor que fue por donde el ariete la cortó y segundos después se hundió siempre de proa.

El pabellón chileno fue el último que halló tumba en el mar".

- "Al hundirse la "Esmeralda", un cañón de popa por el lado del estribor hizo el último disparo, dando la tripulación vivas a Chile".

- "Después de la catástrofe, que apagó los gritos de entusiasmo con que desde el principio eran saludados los tiros del "Huáscar" por el pueblo y el ejército, siguió el estupor y silencio de todos.

La impresión que en los habitantes produjo el hundimiento del buque enemigo, pudo más que la alegría y la apagó. Tremendos misterios del corazón humano!.

"Lo último que desaparece en las aguas es el pabellón chileno; no se oye el más leve grito, ni clamor alguno de socorro; ni siquiera resuenan vítores... a todos nos tiene anonadados el horror de aquella tremenda escena".

El sacrificio de Prat y la tripulación de la "Esmeralda", permitió que el convoy transportando 2.500 hombres enviados a Antofagasta, pudieran llegar a salvo a su destino y evitó que la vital máquina resacadora de agua pudiera seguir haciéndolo, para abastecer al ejército chileno en campaña.

Días después, cuando se conocieron estos hechos, Chile entero se alzó orgulloso y satisfecho.

El alma nacional, hasta entonces angustiada por la pasividad de nuestras armas, se manifestó de súbito vigorosa y plena de admiración por este ejemplo de heroísmo masivo.

Se había producido la unidad nacional. Todas las voluntades se sumaron y aglutinaron en el esfuerzo común de vencer.

Los mártires de Iquique dejaban señalado el camino de la victoria; cada chileno se sintió comprometido con el sacrificio de los héroes y comprendió que había que seguir la ruta de la entrega total al servicio de la Nación en guerra.

Se produjo, por ende, la movilización torrentosa de la juventud y del pueblo a los cuarteles para integrar los cuadros movilizados; las mujeres intensificaron sus quehaceres para avituallar al ejército y algunas se alistaron como cantineras; los labriegos redoblaron su tarea campesina al tomar a su cargo las labores de los ausentes que dejaron sus herramientas por las armas.

Pero, lo más importante de este combate, es que inflamó el espíritu patriota de los chilenos y reforzó la norma iniciada por Lord Thomas Alexander Cochrane y cumplida hasta la fecha, que es pelear contra el enemigo para "Vencer o Morir".

Este hecho de armas creó una mística que acompañó a las fuerzas chilenas durante toda la guerra, que permitió lograr la victoria final a pesar de los inmensos sacrificios y penurias soportadas por nuestras tropas.

Así, cuando el ejército preparaba sus tropas para tomar el Morro de Arica, bastaron dos regimientos para tomarlo en 55 minutos; el mismo espíritu acompañó en las batallas de Chorrillos y Miraflores, que abrieron la capital peruana a las tropas del General Manuel Baquedano y fue ese el motivo que se inmolaran 77 chacabucanos en la aldea de La Concepción, ante fuerzas inmensamente superiores.

Se puede decir con propiedad que en Iquique se ganó la Guerra del Pacífico.


Nota de la Redacción:

Hemos reemplazado las noticias y comentarios con este homenaje, que aunque no es nuestro, fue tomado de http://www.armada.cl/arm_tradicion_hist/site/artic/20030513/pags/20030513183122.html porque nos interpreta plenamente y porque queremos engranar el recuerdo a estos héroes de la Patria a aquellos que por defender nuestras libertades y asegurar nuestra tranquilidad se encuentran en las prisiones del Estado sufriendo viles persecuciones.

Nota de la Edición:

Para aquellos que tratan de desfigurar nuestra historia diciendo que solo celebramos derrotas, debemos recordar que si bien es cierto perdimos un modesto falucho casi inservible, ganamos en Prat y los suyos unos héroes que implicaron ganar la guerra, pero volviendo a lo meramente material a los peruanos les costó una de los barcos mas poderosos de la época La Independencia, que encalló gracias a la hábil maniobra de Carlos Condell.

HONOR A NUESTROS HEROES
Imagen de la Batalla de Iquique en Oleo de de Thomas Somerscales.

martes, 20 de mayo de 2008


Capacidades al servicio de Chile
Raúl Torrealba
Ya en otras columnas me he referido al desinterés por la política. Lo anterior no es una percepción personal, sino que se ha transformado en una realidad nacional.

Muchas generaciones de jóvenes ya no se inscriben en los registros electorales. Destacados emprendedores y profesionales miran con desdén la actividad pública, siendo un tema que sólo están dispuestos a abordar con una severa crítica y en una conversación meramente social. Existen, sin embargo, en todos los sectores, aquellos que aún miran la política como una manera de servir o de realización personal, entendiendo que desde ahí pueden hacer su aporte al país. Existen también muchos otros que, sin la política, son incapaces de ganarse la vida, generar fuentes de empleo o validarse a sí mismos en el competitivo sector privado.

Agrava aún más el desprestigio de la actividad pública el absurdo discurso que pretende hacer incompatible el ser exitoso en los negocios y en la vida empresarial con la decisión de colaborar con el país desde la política. En esto último, la Concertación está haciendo su nuevo aporte de mediocridad y de manifiesto doble estándar, al menos en muchos de ellos que se mantienen en total mutismo.

En efecto, desde La Moneda se ha elaborado un discurso tendiente a que sólo parece legítimo y aceptable dedicarse a la cosa pública si se carece de recursos, si sólo se es asalariado y, en lo posible, ojalá nunca se haya emprendido la difícil misión de montar una empresa, dar trabajo o arriesgar el propio capital. Qué decir si al interesado le ha ido muy bien y cuenta con importantes recursos.

Ello constituye un pecado de lesa humanidad. Se dirá, con total pequeñez de alma y mente, que sólo trabaja para y por sus intereses. Como se advertirá, el discurso, fuera de ser absurdo, es totalmente hipócrita. No es desconocida la actividad empresarial que involucra a muchísimos personeros del oficialismo, tanto en el Parlamento como en el Ejecutivo, actividad que muchos de ellos desarrollan en forma legítima y honesta. Lo grave, sin embargo, es que guardan cómplice silencio. No vaya a ser que les afecte la ley del fideicomiso ciego, que por cierto no comparten.

Dista mucho de aquella actitud la de Sebastián Piñera. Por una parte, porque sus intereses son totalmente declarados y públicos, y segundo, porque aun cuando no cumple en la actualidad ninguna función en el aparato del Estado, ha manifestado desde ya su interés de dedicarse por completo a asumir la Presidencia de Chile y, en razón de aquello, ir desprendiéndose de sus activos en importantes empresas dentro del país.

La Concertación, en cambio, desde la época del Presidente Lagos prometía la ley del fideicomiso ciego, la que, por cierto, jamás ha pretendido sacar adelante, pues no le conviene fijar reglas que sabe Piñera ha estado dispuesto a acatar de inmediato.

Por el contrario, la falta de dicha ley permite atacar al presidenciable de la Alianza y, por otro lado, no incomodar a muchos integrantes de Gobierno que deberían sujetarse de igual modo a dicha norma.

Con ley de fideicomiso ciego o sin ella, es un privilegio que un hombre destacado en lo académico, aventajado en inteligencia y exitoso empresario esté dispuesto a asumir la primera magistratura del país.

Ello honra la actividad política y, qué duda cabe, es un fuerte estímulo para que destacados hombres y mujeres de nuestro país estén dispuestos a poner sus talentos y un tiempo de sus vidas al servicio de Chile.
Nota de la Redacción:
Algunos problemas nos impidieron actualizar la edición de ayer por lo que rogamos mil disculpas a nuestros amigos y amigas, que saben que cuando se tiene las posturas nuestras siempre hay manos negras en acción.-

sábado, 17 de mayo de 2008

¿Será esperanzador el mensaje?

¿Será esperanzador el mensaje?
Juan Andrés Fontaine

Mala ha sido la semana que termina. De acuerdo a Adimark, la confianza del consumidor está a su nivel más bajo desde el verano del 2003, en plena crisis Corfo-Inverlink. De acuerdo al Informe de Competitividad Mundial 2008, Chile exhibe un desempeño económico reciente comparativamente pobre. De acuerdo al Banco Central en su Informe de Política Monetaria, tendremos este año un menor crecimiento y una inflación más alta que lo antes previsto. En tanto, se anuncian más alzas de precios en productos básicos y los intereses de largo plazo dan un brinco. ¿Podrá el mensaje presidencial del próximo 21 levantar los ánimos tan explicablemente decaídos?

Estamos marchando lento no porque nos falte financiamiento —las cuentas fiscales y externas siguen muy holgadas— ni porque la demanda sea insuficiente. La raíz del problema es la falta de capacidad productiva disponible y utilizable dadas las restricciones energéticas y la pérdida de competitividad de amplios sectores de la producción nacional. En presencia de dichas dificultades, no sólo nuestro crecimiento del año actual será inferior al que esperábamos —dice la autoridad monetaria—, sino que nuestro crecimiento potencial ha sido dañado. Pero, nótese que esa limitación habría sido perfectamente superable si, con la debida antelación, las políticas públicas hubieran abordado con convicción y eficacia el desafío de impulsar la inversión y la productividad. Es la hora de la resignación, parece decirnos el Banco Central, y tiene razón. Pero también de enmendar rumbos y volver a poner a Chile en la pista de crecimiento de alta velocidad.

Ante la desaceleración económica, muchos abogan por políticas fiscales o monetarias más expansivas para estimular la demanda. Pero, no hay evidencia alguna de que esté allí la falla. Durante el primer trimestre, mientras el PIB se estima habría crecido algo por sobre el 3% respecto de igual período del año anterior, el aumento de la demanda interna ha sido del orden de 9% real. En parte, esa demanda se satisface con las importaciones, cuyo valor crece de acuerdo a los últimos datos más de 30% en doce meses, aun excluyendo combustibles. Pero también presiona sobre la capacidad productiva y contribuye a la fuerte inflación reinante.

Hay que tomar en serio el regreso de la inflación. No es cierto que obedezca sólo a las alzas de los precios internacionales de los alimentos y los combustibles, sobre los cuales nada podríamos hacer. Hoy ostentamos incómodo octavo lugar en cuanto a mayor inflación entre los 42 países que reporta regularmente el semanario The Economist. Las alzas externas han repercutido más en Chile precisamente porque la demanda está muy fuerte. Ello impide que otros precios y márgenes se ajusten a la baja y permitan mantener el IPC bajo control.

En su informe, el Banco Central denota alguna preocupación por un eventual enfriamiento de la demanda de consumo. En efecto, es probable que algo de ello esté ocurriendo a consecuencia precisamente de las alzas del costo de vida y el deterioro de las expectativas. Pero es inevitable si en verdad queremos detener la escalada inflacionaria.

Acertadamente, el Banco Central ha reiterado su compromiso de rebajar paulatinamente la inflación hasta el 3% a lo largo de los próximos dos años. Estando la capacidad productiva virtualmente copada, no se ve qué beneficio podría reportar el postergar la estabilización. En cambio, el aumento de las expectativas de inflación está ya causando un dañino incremento en el costo del crédito de largo plazo. Los políticos que abogan por una política monetaria más suave para ganar popularidad pueden llevarse una sorpresa. Los deudores —que hoy son muchos— también votan, y nada más irritante para ellos que una UF sobre los $20.000 o el alza de los intereses de sus tarjetas de crédito.

Aunque cueste, el compromiso antiinflacionario del Banco Central le exigirá mantener una política monetaria dura. En su informe parece confiado en que de aquí a dos años cumplirá su cometido sin necesidad de nuevas alzas en los intereses. El mercado discrepa: prevé que la inflación se mantendrá sobre 5% por los próximos 24 meses. De persistir esa expectativa, la autoridad debería elevar las tasas nominales y reales. Ese riesgo ha comenzado a revelarse en los intereses de mediano y largo plazo, de gran importancia para el financiamiento de la inversión y la vivienda. Esta semana, dichas tasas subieron abruptamente, impulsadas por el anuncio de una demasiado voluminosa emisión de bonos por parte del Banco Central para financiar sus compras de dólares.

La expansión de la demanda y la inflación han tenido un combustible fiscal. Es cierto que el superávit presupuestario es amplio, pero ello refleja principalmente los exorbitantes ingresos provenientes del cobre. Mientras tanto, en el primer trimestre el gasto público presupuestario se ha incrementado en un impresionante 14% real respecto de igual período del año anterior. En los próximos meses, la ley de presupuestos vigente obligaría a una significativa reducción de ese ritmo, pero es dudoso que ello resulte políticamente factible. Mientras tanto, ciertas partidas extrapresupuestarias, como los subsidios a los combustibles y al transporte, crecen sostenidamente. ENAP reconoce US$ 200 millones a cobrar al fisco por efecto de la estabilización de los precios de las gasolinas. Otros US$ 200 millones que en enero pasado fueron aportados al fondo que subvenciona el diésel y demás combustibles, con el petróleo a US$ 125 por barril, se hacen agua. El funesto Transantiago engulle más de US$ 30 millones mensuales. Suma y sigue. Nuestra bien reputada política fiscal está ya despertando críticas en Wall Street, como pudieron comprobar el ministro de Hacienda y varios parlamentarios en esa suerte de viaje de estudios que hicieran recientemente a la capital financiera mundial.

En un acto sin precedentes, el Senado ha planteado al Ejecutivo un conjunto de medidas concretas para reanudar el crecimiento acelerado. Aunque la iniciativa es loable, el conjunto carece de la coherencia necesaria para configurar un programa viable. Muchas de ellas harían aun más expansiva la política fiscal, agregando más leña a la hoguera inflacionaria, con la consiguiente alza de los intereses y del dólar. Desde luego, son interesantes las propuestas destinadas a rebajar impuestos, pero su financiamiento inevitablemente requeriría contener la expansión fiscal.

Ahora la palabra la tiene la Presidenta. El próximo 21 tendrá la oportunidad de clarificar su estrategia para los casi dos años que restan de su mandato. ¿Deberemos conformarnos con el crecimiento del 4 a 5% de que nos habla el Banco Central? ¿Hay medidas fiscales o reformas microeconómicas en preparación para impulsar el crecimiento sin ceder en el compromiso con la estabilidad de precios? ¿Cómo conciliar las urgencias electorales de la temporada que se inicia con las exigencias del realismo económico? ¿Cómo recrear un clima empresarial propicio a la inversión, la productividad y el empleo?


viernes, 16 de mayo de 2008

Esperamos generosidad de la autoridad.

Para ller imagen ampliar haciendo doble click sobre ella.

Desolador es el espectáculo que podemos ver en Chaitén, donde además de las cenizas hemos sido testigos de la salida del Río Blanco que ha sepultado bajo sus aguas al desierto poblado de la Provincia de Palena.

Nuestros compatriotas desesperados han visto como sus pocas pertenencias quedaban atrás y ahora como el lodo termina de destruirlas. No lo han pasado bien estos chilenos que fueron obligados a dejar sus casas.

Nosotros hemos felicitado al Gobierno por la rapidez con que ha reaccionado ante la emergencia, a pesar de que consideramos bastante humilde y egoísta su asistencia, pero sin duda ayuda a nuestros conciudadanos.

Quizás nos ha parecido “chocante” la profusión de autoridades y personajillos que han rondado por la zona, sin que exista necesidad de sus servicios, gastando recursos que se podrían utilizar bastante mejor.

El sello del show que se le ha impuesto a la incidencia nos ha molestado, aunque debiéramos estar acostumbrados al circo permanente, por la falta de respeto que demuestra para con nuestros dolientes coterráneos.

Esperamos que llegado el momento de la reconstrucción y/o reubicación del pueblo las autoridades actúen con la generosidad que les ha faltado, dando a nuestros amigos el bienestar que no han tenido.

jueves, 15 de mayo de 2008

Debo tolerar a otros columnistas
Hermógenes Pérez de Arce

Leo en "Sábado" ("El Mercurio", 11.05) al columnista Francisco Mouat refiriéndose a dos jóvenes "quemados": "...fueron interceptados por una patrulla militar que los detuvo y persiguió... Los tiraron en la calle, los golpearon con las culatas de los fusiles, los rociaron con parafina, les prendieron fuego y contemplaron la escena macabra".

Pero la resolución del 23 de julio de 1986 del ministro en visita extraordinaria, Alberto Echavarría Lorca, dice: a) Que Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Quintana Arancibia fueron detenidos, el día 2 de este mes, por una patrulla militar que aseguraba el libre tránsito de vehículos, reteniéndoseles transitoriamente en el lugar de su aprehensión, uno al lado de la otra y próximos a elementos de fácil combustión, combustión que se produjo debido a un movimiento de la joven y la caída y rotura del envase de uno de esos elementos, causando quemaduras graves a los dos y posteriormente la muerte del primero".

La verdad fue, pues, que los militares no los quemaron: los apagaron. Debido a esto, un cabo resul-tó quemado a su vez. Y los jóvenes portaban los elementos incendiarios. Los militares protegían a la ci-vilidad de ellos. Entre muchos atentados izquierdistas de ese tiempo, cabe citar el incendio de un micro-bús en San Diego esquina Cóndor, el 26 de marzo de 1986, tras el cual quedaron con quemaduras graves la pasajera Elsa Rojas Oyarce y su hija Rosario Navarro Rojas, de dos años; y el de un taxibús, en el que murió la pasajera Ana Gajardo Ramos, el 13 de mayo de 1984.

La patrulla no tuvo conciencia de la gravedad de las quemaduras de Rojas y Quintana y accedió a la petición de ambos de ser liberados, en lugar de llevarlos a un hospital, donde corrían riesgo de detención. Mala decisión: quien la comandaba, el joven teniente Pedro Fernández Dittus, estuvo casi dos años preso por cuasidelito de homicidio.

La izquierda siempre ha recurrido a la violencia y quebrantado las reglas. Hoy recibe indemnizaciones por haberlo hecho en el pasado y prebendas económicas por seguir haciéndolo. Los militares la derrotaron y restablecieron la democracia. Hoy van a la cárcel por eso. No volverán a salvarnos, obvio. Y la historia la reescribe la izquierda.

Y reescribe otras cosas. El columnista Carlos Peña, que cuenta con mi aprecio, lo pone a prueba en carta donde afirma que Hayek y Friedman dieron "razones a favor de una política social como la que aparece en el Informe Meller", añadiendo: "Lo misterioso es que la derecha -que decía leer a esos autores- lo había olvidado".

¿Dónde la viste, Carlos? Hayek se pronunció contra la intervención en el mercado del trabajo, abogando por una menor sindicalización: "...los sirvientes domésticos, sector notoriamente desorganizado... cuyos salarios medios anuales... eran 2,72 veces más altos que en 1939, mientras que... los salarios de los obreros del acero, totalmente sindicalizados, sólo incrementaron 1,98 veces el nivel inicial" ("Los fundamentos de la libertad", p. 300). Y Friedman no le iba en zaga: "La alta tasa de desempleo juvenil, especialmente entre los negros, es un escándalo y una seria fuente de desasosiego social. Empero, es una consecuencia en su mayor parte de las leyes de salarios mínimos" ("Libertad de elegir", p. 329).
El Informe Meller no promueve la libertad laboral que propician Friedman, Hayek y la derecha -la verdadera derecha-, en la convicción de que favorece a los pobres. Apenas insinúa un impuesto negativo a favor de los necesitados, que interfiere menos el mercado.

Bueno, debo tolerar las opiniones de mis colegas columnistas, aunque sea con la misma dificultad con que, supongo, ellos deben tolerar las mías.
Grafitti y adoquines
Gonzalo Rojas Sánchez.

Entre el slogan y el adoquín se movieron los jóvenes franceses de mayo del 68. Todo París y el mundo entero aprovechan estos 40 años desde la revuelta iniciada en Nanterre, continuada en la Sorbonne y replicada en Berlín, Roma, Madrid y otras ciudades universitarias, para tratar de entender porqué pasó y porqué fracasó.

¿Por qué pasó? Del Noce ha mostrado que la revuelta fue un no rotundo a esa sociedad opulenta de los 60, que intentaba -y sigue haciéndolo 40 años después- suprimir tanto a la religión como al radicalismo revolucionario. El espíritu burgués resultó insoportable para los jóvenes del 68, que consideraban a los exámenes universitarios como la primera señal del servilismo que quería imponérseles, para promoverlos así en la jerarquía profesional y social.

Los contenidos iniciales de las demandas estudiantiles eran claros: detener la masificación creando más universidades, terminar con el sistema de dormitorios separados, evitar la implantación de nuevos requisitos de admisión, democratizar las fórmulas de gobierno universitario y transformar las estructuras curriculares.

Pero, más atrás, había tres aspiraciones radicales, tan nobles en su rechazo a la mediocridad, como disparatadas en su contenido: La plena autonomía personal, el pensamiento hecho acción y la construcción de la utopía. Los grafitti de las paredes hablaban de esas tres tendencias: "Construir una revolución es también romper todas las cadenas interiores", "No hay pensamiento revolucionario; hay actos revolucionarios" y "La nada me importa erigida en sistema", ejemplifican bien cada una de esas tres secreciones antisistémicas.

¿Y porqué fracaso mayo del 68? Las influencias ideológicas y afectivas provenían de las más variadas fuentes, inarticulables entre sí: Mao, el Che, Fanon, Sartre, Marx, Marcuse, Bakunin, Nietszche. Con ese equipito era imposible darle forma a una proposición coherente, a un proyecto viable de reemplazo de la sociedad burguesa. En contra de Cohn Bendit y Dutschke, además, no hubo un solo Jaime Guzmán que enfrentara dialógicamente sus slogans y acciones, obligándolos a una reflexión crítica sometida a los criterios de la lógica. Las asambleas, las revistas, los grafitti se agotaron en su atractivo y por eso, desde su propio vitalismo irracional, no fue raro que del slogan, los estudiantes pasasen pronto al adoquín.

Y en esa demostración de torpeza, enajenaron el movimiento. Simplemente no sabían qué hacer con sus sueños. "Mis deseos son la realidad," se decía en una pared, pero otra se auto-contestaba: "Sean realistas, pidan lo imposible." Veinte años después, el 88, Cohn Bendit escribía: "Tuvimos que admitir que no cambiaríamos la sociedad."

Muy simple: No sabían cómo, no sabían para qué, sus admirables fuerzas verbales y físicas carecían de sentido.





miércoles, 14 de mayo de 2008

¿Por qué se van?
Gonzalo Vial

La semana pasada, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), antigua, poderosa y emblemática industria chilena y de dueños chilenos... “la Papelera” (¿recuerdan Uds. el grito de batalla durante la UP... “¡La Papelera no!”?) anunció una inversión de US$ 30 millones en su giro de “tissue”, el segundo más importante de los que tiene, que genera un ingreso anual de US$ 200 millones.

Lo malo es que la inversión no la hará aquí, sino en el Perú. Motivo: el desproporcionado costo energético de Chile. Ese costo debe corregirse, Dios mediante, así que pasen algunos años... pero demasiados para que los “aguante” la rentabilidad de la nueva inversión. A Perú, pues, los boletos.

Igual y no hace muchos meses había ya ocurrido con una también antigua y prestigiosa textil: Zalaquett. Cerró para reabrir en el Perú.

Y ya son muchas las megaempresas que, sin dejar Chile, invierten preferente o paralelamente en algunos países latinoamericanos: Argentina, Perú, Colombia... Firmas de supermercados, retail, viñas y vinos, fruta, farmacia, plantaciones, celulosa...

A) ¿ES LA MISMA COSA QUE LOS CHILENOS INVIERTAN DENTRO O FUERA DE CHILE?

Desde luego, 1) cada cual invertirá su plata, inexorablemente, donde le parezca probable un mejor rendimiento; 2) toda medida contraria que se adopte, será ineficaz, y 3) es tan lícito y moral para un chileno, invertir en Chile como hacerlo en el Perú.

Mas para el desarrollo DEL PAIS la primera inversión es ampliamente superior a la segunda.

Supongamos una sociedad de chilenos que instala un supermercado en Argentina, y produce utilidades.

Chile, como país, GANA: a) las utilidades que correspondan a los socios nacionales, suponiendo que éstos las consuman o inviertan en Chile y no en Argentina; y b) el impuesto a la renta que paguen aquí las mismas utilidades, conforme a las normas de doble tributación existentes entre los dos países.

Chile, como país, PIERDE: a) la construcción del supermercado: adquisición del terreno; trabajo profesional de abogados, ingenieros, arquitectos, previo a edificar; la edificación misma, con sus profesionales y trabajadores; los materiales para construir; el equipamiento, etc.; b) la planta de trabajadores que atenderá el negocio; c) las adquisiciones locales e importaciones para abastecerlo; d) las innumerables actividades económicas anexas o complementarias: seguros, transportes, publicidad, agua, luz, etc., etc. y e) el IVA de las ventas.

El saldo en contra de invertir fuera de Chile, PARA ESTE, aparece muy claro.

B) ¿POR QUÉ ENTONCES LOS EMPRESARIOS CHILENOS LO HACEN CRECIENTEMENTE?

Según el secretario general de la SOFOFA, estas decisiones reflejan que nuestras empresas son parte de una economía global, y buscan “localizarse en aquellos lugares en donde puedan llegar a ser más competitivas” (El Mercurio, 9 de mayo).

Sí, pero... ¿por qué “aquellos lugares” no están en Chile?

Hay seguramente razones muy complejas y técnicas, que se me escapan, pero quiero exponer dos que juzgo fundamentales. Quizás sean demasiado simples, quizás me equivoque al formularlas, pero me atrevo a hacerlo, atendido que los economistas profesionales (por lo que leo) suelen equivocarse en pronósticos de su ciencia hechos a un mes plazo.

B.1. A mi juicio, la primera causa de esta fuga de empresarios, es la PEQUEÑEZ DE NUESTRO MERCADO CONSUMIDOR.

Somos apenas quince millones de chilenos. Cabemos todos en el Gran Buenos Aires. Cabemos todos en Ciudad de México... dejando vacío un tercio de la ciudad.

Peor aún, no aumentamos de número. Si creemos a un estudio optimista, el de la CEPAL, subiremos hasta veinte millones, no más, y desde el 2050 EMPEZAREMOS A DISMINUIR DE POBLACIÓN. Otro estudio, el de Adimark, es peor. La baja absoluta de número de habitantes sería anterior al 2050. Para esta fecha sumaríamos sólo ONCE millones de chilenos...

¿Por qué ha pasado esto? Porque cada vez es menor el promedio de hijos de la mujer chilena: 2,6 el año 1992; 1,9 el año 2003, y según la encuesta CASEN, entre 1,2 y 1,8 (según el nivel económico) el año 2006.

Y ello se debe a la contracepción masiva iniciada por el Presidente Frei Montalva en 1965, ya que la Alianza para el Progreso y el Banco Mundial la exigían como condición de sus préstamos. Programa limitatorio de la natalidad que aplicó y ha seguido aplicando hasta hoy el Ministerio de Salud. No previeron sus cerebros el desplome poblacional. Tampoco la APROFA, responsable intelectual y cooperadora material del desastre, que en 1989 decía: “El crecimiento natural es aún muy alto”.

Sólo una voz profética, también democratacristiana, se alzó contra la política despobladora de Frei, la “pandilla” de Salud y la APROFA. Ya el año 1966 dijo Radomiro Tomic: “Existe el peligro real del over success (éxito excesivo)... Es muy probable que se llegue rápidamente al extremo —nefasto en los países despoblados de América Latina— de un índice de natalidad INFERIOR al de mortalidad”.

Ya estamos en eso. Por lo cual, los empresarios mejores de nuestro país, los de más vuelo y éxito, se van alejando del minúsculo Chile de la APROFA. Les queda chico. Pronto su proporción de inversiones aquí será la menor. ¿Qué habrá ganado EL PAIS con eso?

Requerimos revertir el descenso poblacional. Todos saben que el quid, para esto, es fomentar el matrimonio único y permanente y la familia estable y numerosa, y desincentivar el sexo adolescente, el emparejamiento fugaz, y los hijos concebidos y nacidos al azar. Pero hacemos justo lo contrario. Hoy la “pareja” tiene doble opción que el matrimonio al subsidio habitacional, y paga menos impuesto a la renta. Estimulamos que nuestra población baje, en vez de subir.

B.2. La segunda causa del paulatino éxodo de los empresarios, es la despreocupación que exhibe el Estado por retenerlos en Chile.

El Estado, hoy, debido al origen ideológico-político de quienes ejercen el poder, tiene una mentalidad socialista. Algunos políticos y gobernantes de este sesgo creen que los empresarios son todos o la mayoría “explotadores” y “chupasangres”, como dijo algún líder concertacionista. Y quienes, de la clase burocrática-gobernante, no lo piensan así, de todos modos están convencidos de que el empresario se encuentra feliz en Chile, mejor que en ninguna parte... y que no se irá porque gana mucho, quizás demasiado. A veces los mismos empresarios lo dicen, ladinamente, para no enajenarse amistades útiles. Pocos “conductores sociales” aprecian la escasez de los creadores de riqueza, y la necesidad de cuidarlos.

Hay en ello un equívoco peligroso. Es muy probable que los empresarios piensen que no existe (por el momento) país comparativamente superior a Chile, dentro de Latinoamérica, en agrado de la vida y aprovechamiento personal de su nivel de rentas, orden, seguridad, institucionalidad democrática y administrativa, etc. PERO ES MUY DISTINTO VIVIR EN CHILE QUE HACER NEGOCIOS EN CHILE.

Recordemos un solo ejemplo de esta displicencia administrativa con los empresarios: el ejemplo de CELCO, no tan lejano pero ya caído en el olvido.

A su planta de celulosa de Valdivia, por la muerte (nunca bien acreditado que fuera culpa suya) de unos cisnes de cuello negro, le cambió el Estado las condiciones de funcionamiento ya otorgadas, y le fijó otras. No la menos onerosa, reducir su producción un 20% hasta que cumpliera ciertas condiciones y lo certificara el auditor externo del ambiente. CELCO cumplió las condiciones, el auditor lo certificó... y el Estado, la COREMA, demoraron desde entonces DOS AÑOS en autorizar la mayor producción... doscientos millones de dólares de celulosa perdidos.

Nadie ha dado disculpas, siquiera.

Que no nos encontremos, un día, con un Chile “país dormitorio” de los mejores empresarios nacionales... y sus negocios en otra parte.


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