viernes, 12 de febrero de 2010

Un comentario para meditar....

Habemus gabinete,

por Eugenio Guzmán.

Finalmente Piñera dio a conocer su gabinete, y ciertamente sus miembros exhiben currículos y experiencia a toda prueba. En efecto, se trata de personas cuyo desempeño en el sector privado es notable. No obstante, aún quedan ajustes por hacer. En los próximos días cada uno deberá conformar el equipo de expertos en políticas públicas que les ayudarán en la tarea de llevar a cabo los cambios que demanda la aplicación de su programa. ¿Cuál es el perfil de dichos expertos? Muy simple: son quienes tienen la experiencia y conocimientos técnicos y comprensión de las reglas básicas de funcionamiento del sistema político, vale decir, quienes entienden la lógica de lo que técnica y políticamente es posible desarrollar. Sin ellos, difícilmente el gabinete podrá llevar a buen puerto las decisiones de la Presidencia.

Ahora bien, se puede señalar que, entre otras tareas, hay dos que deberán ser abordadas con prioridad. La primera tiene que ver con los cambios que se introduzcan a la organización y funciones de los ministerios. Un ejemplo pintoresco, pero aterrador y del que poco se sabe, es la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), creada por los gobiernos de la Concertación, la que al parecer es una especie de CIA, que no se entiende su función de “inteligencia” y que se erige como monumento de la guerra fría y amenaza a la vida privada de las personas, cuyos funcionarios pueden terminar jugando a los espías. En un ámbito muy distinto, son dignos de análisis casos de organismos como Conaf, que requieren reformas y una parte de cuyas funciones pueden ser perfectamente desarrolladas por instituciones privadas o agencias.

Una segunda tarea tiene que ver con los partidos. El logro de Piñera fue conformar un gabinete de mayoría independiente y cuyos miembros de partido tienen altos grados de autonomía. Ello, ciertamente, no dejará indiferente a parte de la dirigencia, en especial al presidente de RN, cuya insistencia en el tema de un gabinete político ha sido sistemática, y cuya fuerza radica en que el partido presenta estructuras débiles, en contraste con su liderazgo personal que —al mejor estilo de estanciero— es manejado con mano de hierro. Pero también en la UDI es probable que exista cierta inquietud; después de todo, la no incorporación de personas como Rodrigo Alvarez parece un desacierto, no sólo por su experiencia política, sino por su trayectoria académica, que hubiese sido de gran utilidad. Todo lo anterior demanda un cuidadoso tratamiento...



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