La Presidenta, si mal no recuerdo, proclamaba
Uno de los candidatos a sucederla, ex mandatario él mismo, le corrige ahora la plana, y señala simplemente: «Más Estado».
Es la eterna disputa. Unos creen que el Estado debe ser subsidiario, es decir: dedicarse únicamente a las funciones de bien social indispensables que los particulares no puedan o no quieran realizar. Y otros aspiran a que monopolice, o bien ejecute paralelamente a los privados, cuántas actividades parezcan de conveniencia, determinadas de un modo pragmático.
Pero esta discusión es prematura si hablamos de
Pensemos, por ejemplo, en el Hospital de Talca. Hace años que se suceden en él, sin tregua, las embarradas más espantosas. Recién nacidos que mueren al contaminarse su alimentación con aguas servidas. Otro, emasculado por una supuesta y falsa «indeterminación sexual». Otros que el Hospital identifica erróneamente, de modo que los reciben madres equivocadas. El último caso, hace apenas semanas, una niñita muerta por la inyección de una droga que no correspondía.
Etc.,etc... Pero el Estado/Ministerio de Salud no ha podido arreglar el problema... el problema de UN hospital. ¡Ni siquiera aguijoneado por la utilidad política de hacerlo!
En seguida, el mismo candidato que anuncia «más Estado» asegura que, elegido Presidente, «intervendrá» los MIL establecimientos municipales de peor calidad.
Pero...¿quién lo va a hacer, quién los va a intervenir, en la práctica? ¿El Ministerio de Educación? ¿El mismo que todavía no puede cuadrar sus cuentas
Mas estos ejemplos son «peccata minuta» —
—ENAP. Se le comisionó para manejar, el año 2008, las compras de petróleo que requería el país, en el volátil mecado exterior de este producto. Perdió 1.000 millones de dólares.
—EFE (Ferrocarriles). Extenso y complejo plan para modernizar la empresa, su material rodante, líneas, estaciones, etc. y restablecer el tráfico de pasajeros al sur. Debacle catastrófica y total
—TRANSANTIAGO. El Estado eliminó a las «micros amarillas», que no le costaban un centavo, y las reemplazó por un sistema único para todo el Gran Santiago. Un sistema en que el Estado determina el número total de buses que circulan, su reparto entre los diversos recorridos, cuáles son ellos y cómo los manejan los concesionarios, el contrato con éstos y sus tarifas y demás condiciones, los paraderos, la regulación computarizada de los flujos de vehículos, las rutas exclusivas, etc.,etc. NADA resultó derecho, y el funcionamiento del Transantiago, un descalabro y colosal sufrimiento e indignidad para los usuarios, que persisten hoy (en menor escala, pero todavía inadmisible). Los déficit mensuales
Conclusión: el Estado de Chile, hoy —no en su aspecto jurídico, ni de concepto (¿debe ser subsidiario o no?), sino en su funcionamiento práctico, técnico, profesional— no está a la altura. Ni a la altura de nuevas, eventuales tareas, ni a la de aquéllas que actualmente cumple.
Hallo emblemática la foto que publica la prensa
¿Cómo podemos haber llegado a esto?
Es un tema profundo. Me limito a indicar algunas causas plausibles:
1.Una EXPANSION EXCESIVA
2. El CUOTEO. El concertacionismo lo defiende
Por otra parte, los partidos de gobierno tienden a nombrar en «sus» puestos públicos no tanto a personas capacitadas para desempeñarlos,
La ecuación suele ser letal: funcionario designado por cuoteo=operador político
Las normas para llenar más objetivamente los cargos «de alta dirección pública», atenúan las malas consecuencias
3.LA CORRUPCION. Está muy asociada al cuoteo
Generalmente, en las platas ilícitas que se obtienen a través de la administración pública, se utiliza la excusa, verdadera o falsa... o ambas cosas a la vez, de ser esos dineros «para el partido». Y no sólo conducen a que el sobornante obtenga resoluciones contrarias al bien público, sino al desánimo
A mi criterio, fue muy negativo (en este respecto) el «perdonazo» que Gobierno y Oposición —durante el sexenio anterior— extendieron a los suplementos de sueldos secretos, pagados entonces y antes a ciertos altos burócratas. Eran cancelados mediante discretos sobres de billetes, con recursos provinientes de diversos orígenes irregulares, v.gr.fondos reservados. Se temió un «juicio a la ciudad», que minara las bases
4. Finalmente, y sólo como posibilidad, es preciso contemplar la de que algunas tareas emprendidas por el Estado —v.gr., el Transantiago o la modernización de EFE— hayan sido superiores a la capacidad y experiencia de nuestros técnicos, profesionales y empresas asesoras, dentro y fuera de la administración pública. En distintas palabras, que dichas tareas hayan exigido, para tener éxito, expertos internacionales, que no se contrataron. Sus pares chilenos siempre dirán, de antemano, que «aquí lo hacemos tan bien como cualquiera». Pero no es cierto... ¿por qué había de serlo?
Por supuesto, no pretendo haber agotado el tema. Sólo subrayar su importancia, y anotar que antes de «más Estado» debemos pensar en «mejor Estado».