viernes, 24 de julio de 2009

Los problemas de fondo, por María Cecilia Cifuentes.




Los problemas de fondo,
por María Cecilia Cifuentes (*)

Las encuestas de opinión pública evidencian que la delincuencia, el desempleo y la mala calidad de la educación son los principales problemas que enfrenta nuestro país. Una primera mirada indicaría que es difícil superar estos desafíos, ya que en los últimos diez años la delincuencia ha aumentado, la tasa de desempleo ha permanecido alta y la calidad de la educación, a pesar de un importante aumento de recursos, sigue estancada.


Existe una estrecha relación entre estos tres problemas, por lo cual, si se enfrentan en forma simultánea, los avances serán evidentes. ¿Por qué la situación de empleo en Chile es mala, y por qué la principal apuesta, casi segura, de los analistas frente a la crisis actual fue que el desempleo iba a superar el 10%? Parte de la respuesta se encuentra en la legislación laboral, que segmenta el mercado del trabajo en dos grupos, aquellos favorecidos por las regulaciones y que logran tener contratos indefinidos y mayor estabilidad, que en general corresponden a los segmentos medios y altos, y aquellos que trabajan en condiciones precarias, con contratos temporales, o sin contrato, y que frente a situaciones de menor actividad pierden su fuente laboral. Ellos corresponden en general a los de menor capacitación, jóvenes, mujeres y personas de escasos recursos. Su situación se ve afectada por la mala calidad de la educación que recibieron, y por las escasas posibilidades de capacitarse trabajando (el “aprender haciendo”), ya que les es difícil acceder al mercado laboral formal. Frente a una situación de pobreza y falta de trabajo, la delincuencia es un camino tentador, considerando además la baja probabilidad de un castigo significativo. Las cifras de desempleo y de edad de delincuencia evidencian esta realidad. De hecho, el desempleo de jóvenes entre 15 y 19 años es de 30,5%. Es evidente que son estos mismos jóvenes los que caen en la delincuencia y la drogadicción.


Hay que preocuparse de la calidad de la educación; no sólo de la entrega de conocimientos útiles, sino también de la formación de virtudes. La mejoría en la calidad de la educación es un proceso de largo aliento. Mientras tanto se debe facilitar la entrada de estos grupos vulnerables al mercado laboral, no sólo para que tengan ingresos y dejen de delinquir, sino también para que puedan adquirir capital humano a través del “aprender haciendo”.


(*) Economista, Universidad de los Andes.

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