Hay debates aburridos, y ése,
por Sergio Melnick.
Finalmente se hizo el famoso “debate” de las “primarias” de la Concertación. Tan irrelevante fue que a tres días nadie se acuerda que siquiera existió. Y habrá votación el domingo. Por supuesto, este debate fue realizado en el patio de atrás, a oscuras, y sin televisión para el resto del país. Esto, lleno de justificaciones dialécticas de lo injustificable, y de restricciones en su formato para que no pasara nada. Tal como ocurrió.
No se me ocurre un mejor argumento que ese “debate” para ratificar la importancia de que se produzca un cambio, y alternancia en el poder.
Bueno, yo tenía gran interés, y lo escuché completo por la Radio Agricultura, y después me pasé a una repetición en el cable. Confieso que la segunda vez, literalmente, me quedé dormido antes del final.
Amigos, nadie se perdió nada, absolutamente nada, porque simplemente no hubo debate, y porque todos conocemos el resultado final. Los periodistas hicieron lo que pudieron, pero el formato era una camisa de fuerza sin salida. Decir que fue fome, es generosidad.
Decir que alguien dijo algo relevante, sería mentir. Gómez demostró que no existía. El pronóstico para Frei, después de esta actuación, no es muy promisorio. Lagos ya calienta motores.
Este “debate” que no fue es la mejor foto de la Concertación después de 20 años, 17 bastante buenos. Está extenuada, y des-concertada. Otra cosa hubiese sido esta primaria con Marco Enríquez-Ominami, pero lo sacaron literalmente por la ventana. También hubiese sido un poco mejor con Insulza, y ni hablar con Lagos, pero odian la competencia. Son democráticos hasta por ahí nomás. Asombrosamente, Insulza denostó a Gómez, porque, según él, todos sabían el resultado y estaban perdiendo tiempo. Gómez, aun perdiendo el próximo domingo, ya ganó por su coraje, pero después de verlo ¡qué pachorra creer que podría ser Presidente! Francamente, yo esperaba mucho más de él. Su estrategia tampoco fue inteligente. Viniendo de abajo frente a Frei, debió tomar riesgos y ser audaz; no tenía nada que perder, sólo ganar. Joignant mismo dijo “Gómez carece de sorpresa”. Y se presentaba casi como el Obama. Qué tal.
“Progresismo” es sólo una nueva palabra para estatismo. “Soy un gran estatista”, declaró Gómez, muy ufano, mirando como siempre al futuro por el retrovisor, soñando con un Chile de hace 60 años o más. Las propuestas de Gómez fueron obvias: educación estatal gratuita, más universidades estatales, más impuestos, aborto, energías alternativas subsidiadas, todo regulado, en fin. El gran Estado benefactor, la solución mágica voluntarista que ha fracasado donde se ha intentado, porque no logran crecer económicamente. Ahí están EFE, Transantiago, ENAP, Codelco, MOP-Gate, Gendarmería, Chiledeportes, Educación, y sigue y suma. Todavía no entienden de dónde ha venido el progreso (decreciente) de Chile en los últimos 30 años. Como dice Marco Enríquez- Ominami, llegan al poder con promesas y gobiernan con explicaciones.
El constante desprecio por el emprendimiento y la iniciativa de las personas era elocuente en ambos... un poco menos en Frei, que fue una estrella luminosa al lado de Gómez: estuvo claramente mejor, pero no tiene muchas cosas nuevas que decir, salvo que ahora está abierto al tema del aborto. Dijo literalmente que “sería un imbécil si estuviera proponiendo lo mismo que el 93”, curioso lenguaje para un eventual Presidente. Debe estar conversando mucho con Escalona.
Lo más nuevo que le escuché fue la idea de reproducir regionalmente los centros de investigación científica avanzada, tipo “Bunster”, tema que comparto con entusiasmo. Curiosamente, sin embargo, él habló de centros tecnológicos, como si fueran lo mismo que los científicos, lo que muestra que, al parecer, no entiende muy bien el tema, así es que lo voy a tratar de asesorar un poco, si me deja. En el tema energía estuvo bien, pero nada novedoso.
Amigos, la libertad es el gran camino y desafío a seguir, no el estatismo. El estatismo es una forma de dictadura. Queremos un país donde todo sea posible, menos lo que está prohibido y regulado, o va contra la ética o el prójimo. Al revés, ellos están postulando un país donde sólo es posible lo que está permitido por una ley. Eso es estatismo. Eso mata a la persona humana. Ahí se acabó la libertad. El Estado es obviamente fundamental, pero al servicio de la libertad y la equidad, no al servicio de sí mismo y del poder. El Estado de derecho es fundamental, así como las regulaciones, pero bajo el principio de permitir siempre al máximo de las libertades, fomentar la iniciativa y permitir el desarrollo del genio humano. Nada de eso apareció en el debate, al contrario. ¿Volvemos a los 60 o seguimos al siglo 21? Usted decide.