martes, 24 de junio de 2008

Prohibido producir petróleo

Prohibido producir petróleo
Álvaro Bardón
¡Tenemos mala suerte! Mire cómo está el precio del petróleo, y nosotros tenemos cada vez menos. No como Brasil, donde "no había petróleo" cuando la producción era estatal, pero, de improviso, desde el Más Allá, alguien les sopló que abrieran este mercado a los privados y se olvidaran por un tiempo del socialismo que "prohíbe" la exploración y explotación privada de hidrocarburos.

Las empresas estatales, como casi todos hemos aprendido, sirven para poco o nada, para pegas e irregularidades político-partidistas, pero de ninguna manera para "innovar" o descubrir riquezas. Los chilenos socialistas -tontorrones de fin del mundo- simplemente no captan cómo en Brasil empieza a aparecer petróleo por todas partes, lo que no pasa en nuestros territorios, porque aquí no hay libertad, y el monopolio estatal "prohíbe" descubrir, explorar y hasta explotar petróleo.

Sólo el descubierto con autorización estatal -que no se le da a nadie- serviría para hacer una fogata, técnica que el Estado conoce bien, mas no así los tontos chilenos. ¿Qué harían éstos con pozos petroleros como los que hoy se descubren en Brasil? Nuestros socialistas estatistas creen que nada, de forma tal que todo se convertiría en una gigantesca "pérdida social".

Como me decían unos viejos ingenieros de gran calidad de Enap, la política de la empresa es autorizar a todo el que quiera explorar, investigar y descubrir hidrocarburos en cualquier parte del territorio, a condición, claro está, de que sean lugares donde no haya petróleo. No es que esté prohibido, pero, usted sabe, los socialistas no aceptamos la explotación de gentes, tierras, pozos o minas y, al final, lo más seguro es prohibirlo todo, a lo Evo, Chávez o Fidel -quien ya en vida llegó al Paraíso de la no explotación, la dictadura del proletariado, sin producción, trabajo ni alimentación en exceso (excepto un pequeño "algo" para que sobrevivan al menos los del partido).


En Chile se "prohíbe" dar derechos de propiedad en las minas, y ya usted ve lo poco que crece el cobre. Del petróleo, ni hablar, y menos del uranio, donde la sospecha de los expertos no socialistas es que estamos sobredotados, pero con una política de extremo ocultamiento de todo.

Es parecido al prohibicionismo que practicábamos antes con el vino. Usted quizás no sabe que en Chile estaba prohibido plantar vides viníferas, obviamente con el viejo cuento del alcoholismo promovido por los que ya tenían viñas con pingües utilidades. Bueno, esta socialista austeridad duró hasta que los economistas liberales, junto a sus similares militares, la cambiaron en la segunda mitad de los años 70. Son los mismos que después, mediante el libre comercio, han abaratado todo. O casi todo, porque aún no logramos que los socialistas proteccionistas -entregados primero a los "fabricantes nacionales" y luego a los comerciantes de vehículos en general- dejen importar autos usados a los pobres, "a tres pesos cincuenta cada uno"; trigo y azúcar sin bandas de precio; ropa usada sin arancel, o contar con créditos baratitos, como los que observamos en economías capitalistas libres como Panamá.

Los socialistas creen que el dinero y el crédito son satánicos y, que, idealmente, debieran controlarse por el Dios Estado, hasta concluir en las ya conocidas maravillas socialistas.


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