Frescos de raza
Joe Black
Joe Black
Esta semana la Contraloría entregó el resultado de una fiscalización que realizó al Registro Civil. Y descubrió que en ese servicio varios de sus directivos no sólo se dedicaban a conseguir que las cédulas de identidad y pasaportes se realizaran de manera eficiente, expedita y económica o que las inscripciones de recién nacidos pudieran cumplirse sin tener que estar parado por horas en una cola.
No, el jefe máximo del Registro Civil y varios otros altos funcionarios tenían otros hábitos bien peculiares.
Por ejemplo, la Contraloría determinó que ese servicio gastó en menos de un año más de cinco millones de pesos en almuerzos y comidas. La mayoría de ellas de su director. El sujeto, al parecer mucho más comilón que Insulza (o con gustos más caros a la hora de escoger platillos y licores del menú) se llegó a gastar 350 mil pesos en ¡UN SOLO DÍA! entre la “colación” (como se le llama al almuerzo en vastos sectores del aparato público) y la cena.
Este mismo señor, conciente de la importancia del manejo de idiomas en la sociedad contemporánea, invirtió 15 millones de pesos en cursos de inglés. Sólo que éstos se realizaban a un solo alumno: él mismo. (Did you learn enough to read this, you shameless?).
Perdonen mi español castizo, pero no puedo definir a este ciudadano sino como un verdadero fresco de ra... za. Fresco... por lo fresco. Y de raza... porque como él hay muchos. De hecho, ya había encontrado otros casos similares la Contraloría en auditorías a otras reparticiones del Estado.
Por eso cada vez que voy a comer a un restorán miro a mi alrededor y me pregunto cuántos frescos de raza habrá sentados cerca mío. Dándose la gran vida con parte de mis impuestos. Porque la plata que gastan a destajo como si fueran magnates (la Contraloría detectó que en una cena los jerarcas del Registro Civil dejaron una propina de 95 mil pesos) viene de lo que les sacan a nuestros sueldos.
Por supuesto. Los impuestos son la tajada que el Estado le saca a nuestros ingresos. Yo tengo una manera más dramática de poner las cosas. Fíjense. Un amigo mío paga el 30% de su sueldo en impuestos. “Es como si diez días del mes los trabajaras no para ti, sino para la Presidenta Bachelet, Aleuy, Escalona, etc..., el grupo que hoy controla el Estado”, le dije para explicarle cómo funciona el sistema tributario. El pobre casi se infarta. Y eso que no le dije que quizás uno o dos días de su trabajo sirven para que los frescos de raza puedan comer rico en los mejores restoranes del país.
Como sea, los frescos de raza no son de una raza fina. Son unos quiltros, no más. Yo creo que se aprovechan porque saben que esta existencia deliciosa que llevan sólo van a tenerla mientras les dure el poder en sus manos. Ahí volverán a comer como un quiltrito. Comida casera que se puedan conseguir portándose bien.
Y yo que encuentro tan rica la comida casera. Seré buen pobre. Pero al menos no soy un fresco de ra...
PD: En semanas como esta dan ganas de que los frescos de raza pierdan el poder.
Nota de la Redacción:
(1) Lamentablemente este espectáculo, de falta de honestidad y frescura ya está siendo habitual, así hemos visto como situaciones similares se ven en CODELCO, ENAP, FERROCARRILES, CHILEDEPORTES y en todas las reparticiones que han sido el botín de guerra de la concertación.
(2) Esta nota fue tomada de Diario El Mercurio del Domingo 18 de este mes, y la reproducimos porque la consideramos plenamente vigente, a la vez que pensamos es una advertencia seria sobre la necesidad imperiosa de lograr un cambio en nuestro país.