lunes, 20 de octubre de 2008

Comentarios para no perderse.

Un memorial que remueve las memorias
Gonzalo Rojas

Hay personalidades que sacan personalidades; sí, tal como hay palabras que sacan palabras.

Jaime Guzmán fue y seguirá siendo una de esas personalidades que activan a otras, a su favor o en su contra: no cabe la indiferencia frente al joven senador asesinado.

Mientras estuvo vivo, salieron al ruedo televisivo para enfrentarlo Ricardo Lagos y Luis Maira, en memorables programas del 89. Ya sabemos para quién fue la victoria: ni Lagos ni Maira fueron electos senadores por la izquierda en esa oportunidad.

También se activaron, para conocerlo a fondo, Gabriel Valdés y René Cortázar. Y ambos democratacristianos descubrieron al hombre, mientras Guzmán aprendía a ver en ellos a dos caballeros del servicio público.

En el medio de esas disputas con los primeros y de esos acuerdos con los segundos -todas relaciones legítimas- la personalidad de Guzmán sacó a escena a esos otros siniestros caracteres que han sido los subversivos del FMR: votó que no al indulto de terroristas. Y ellos, razonando desde el odio (¿ciegos? No, muy lúcidos en su maldad) lo acribillaron. No supieron, no quisieron perder; calcularon fríamente, con profundo sentido histórico, que iban a ganar.

Y algunos pensábamos hasta hace poco, tontorrones, que los terroristas eran los únicos asesinos de Guzmán; creíamos, ingenuos, que ante la muerte del senador, ni un solo chileno pacífico podría haber dudado de la gravedad del crimen, ni mucho menos haberse alegrado. Tontitos: mirando ahora cómo una simple escultura ha sacado palabras despectivas o rabiosas, así como descalificaciones y agresiones, es legítimo plantearse que quizás hubo en ese 1º de abril de 1991 quienes, allá en el fondo de sus corazones, prestaron aceptación al crimen o, al menos, musitaron un "merecido se lo tenía".

Obviamente en 1991 esas personas callaron, no develaron la pobreza de su alma, fueron prudentes o cobardes: quién sabe qué fueron. Algunos, tal vez avergonzados, eliminaron pronto esa sucia tendencia; otros, la dejaron acurrucadita en un rincón del corazón y esperaron que hubiera, quizás cuándo y porqué, un motivo para despertarla, crecidita ya.

Es en estos últimos que ahora, ante la piedra artística que representa a un alma noble como pocas, han aflorado esas viscosidades, es en ellos que ha vuelto a manifestarse la náusea que les producía la personalidad de Guzmán, quien los ha vuelto a convocar a través de la sencilla inauguración de un monumento en su recuerdo.

Y ellos, tan valientes porque saben que no enfrentarán la lógica rotunda de un adversario hoy inexistente, no han podido resistirse. Comenzó Ominami hace años, insistiendo en que Guzmán estaría hoy procesado por violaciones a los derechos humanos. Pero era el GAP-MIR el que hablaba por su boca, por lo que nadie hizo mucho asunto.

Ahora no; ahora son algunos ponderados intelectuales de la Ciencia Política y del Derecho, alguna empresaria de las encuestas, más un ex ministro defenestrado y uno que otro parlamentario electo bajo la Constitución en que trabajó Guzmán, los que descubren su verdadera pasión: a ése lo queremos muerto, bien requetecontra muerto, porque bien muerto está. Ni memoriales, ni calles, ni homenajes, ni actos de reconciliación, porque llegó el momento de decirle abiertamente a todos: si ya unos jóvenes idealistas nos libraron de Guzmán, que nadie venga a vivificarlo ahora, ni siquiera en piedra. Ah, y ni mucho menos a enredar a la Presidenta, que por algo es mujer de izquierda.

No era previsible que una construcción a la que se llama memorial fuese a activar lo peor de ciertas memorias, pero hoy está a la vista que había un herpes dormido en algunos corazones. Han sido tristes palabras, un triste tono, unas tristes intenciones, unos tristes corazones.

Pero la sorpresa de tantos frente a esa actitud no debe convertirse en revancha. Por el contrario, de acuerdo a la vida y a la doctrina de Jaime Guzmán, quienes hoy con él se ensañan, nada tienen que temer. Jamás se les devolverá mal por mal, una y otra vez se les argumentará con paciencia y documentación. La personalidad de Guzmán, es cierto, los ha convocado a un nuevo atentado y quizás de qué otras maneras tratarán de consumarlo (¿podrá publicarse y lanzarse la biografía oficial de Jaime Guzmán dentro de unos meses o habrá presiones a los sellos y funa a los locales?).

Se les ocurra esto o lo otro para seguir en su lamentable tarea, sí pueden estar seguros de una cosa: no son de piedra quienes recibieron la convocatoria opuesta, el llamado de Guzmán a servir a Chile.

Las luchas intestinas del capitalismo
Karin Ebensperger

La crisis financiera ha producido una lluvia de críticas al sistema de libre mercado. Y EE.UU. está contribuyendo al descrédito al convertirse en una potencia que exporta sus miedos, que está muy endeudada, y que parece haber perdido el concepto de esfuerzo y sacrificio, mientras China incorpora la economía de mercado con ahorro y crecimiento.

Pero hay que considerar que no ha sido tanto la sociedad civil la que ha fallado en EE.UU. -sigue siendo eficiente y la más innovadora-, sino que la distorsión la ha provocado principalmente el Estado, con las malas políticas de Clinton, Bush y Greenspan, entre otros.

Debido a la crisis, en EE.UU. y también en Europa ha resucitado una enconada discusión entre dos corrientes de economía liberal que marcó gran parte del siglo XX: los keynesianos y los seguidores de Friedrich von Hayek. No se discute aplicar un estatismo de corte socialista, sino sobre tipos de economía liberal y grados de participación estatal.

El inglés John Maynard Keynes era partidario de la intervención del Estado para mitigar períodos de crisis cíclicas y recesiones. Keynes es un referente de la macroeconomía, sobre todo con su obra "Tratado sobre el dinero". Participó en la creación del sistema de Bretton Woods, e incluso propuso un banco central mundial, idea que por suerte no prosperó. Sus detractores dicen que los economistas keynesianos no prestan suficiente atención a la estanflación y otros asuntos inflacionarios.

Su eterno oponente fue el Premio Nobel Friedrich von Hayek, el otro protagonista de las batallas intelectuales entre Cambridge, con Keynes, y la London School of Economics, donde enseñaba Von Hayek. Considerado uno de los padres del liberalismo económico moderno, los libros y artículos de Von Hayek además de economía tratan sobre filosofía política y antropología. Fue alumno del mítico Ludwig von Mises, y ambos son claves para explicar las fallas de los sistemas de economía planificada.

El estatismo es incompatible con la libertad individual, argumentaba Von Hayek. En "Los fundamentos de la libertad", explicó que los precios de mercado son los transmisores de cantidad de informaciones dispersas sobre las personas y la sociedad, y sirven para sincronizar muchos conocimientos; por lo tanto, manipular el mercado lleva a un problema de falla de información que lo altera todo.

Von Hayek explicó el origen de los ciclos económicos a partir del crédito concedido por el banco central y los tipos de interés artificialmente bajos, lo que conduce -decía- a que se invierta en proyectos muy arriesgados; surge una mala coordinación entre producción y consumo que primero produce una gran expansión, pero después recesión, hasta que vuelve a ajustarse la economía. (Cualquier comparación con la crisis actual no es mera coincidencia...)

Siempre he pensado que Deng Ziaoping, quien introdujo la apertura económica en China, debe haber leído en secreto, cuando Mao no lo estaba observando, al Premio Nobel Friedrich von Hayek.

Acount