De esto y aquello...
Gonzalo Vial
¿QUIEN TIENE LA CULPA? Los atentados se multiplican en la Araucanía, sector de Tirúa. Incendios de casas-habitación, lecherías, bodegas, bosques y sementeras, golpizas a los dueños, disparos de armas de fuego que hieren a carabineros... Agricultores como Jorge Luchsinger siguen resistiendo después de veinticinco asaltos en siete años, desde 2001. Otros, como René Urban, con un pedrigree de ataques parecidos durante igual período, buscan —¿y quién se los podría reprochar?— entenderse con los agresores para entregarles sus predios. Atravesando una situación semejante, Osvaldo Carvajal (Hacienda Lleu Lleu ) y Bosques Arauco (Fundo Alaska), completaron anteriormente el mismo camino que ha iniciado Urban, si bien el primero no le vendió directamente a CONADI... Urban verá, y Bosques Arauco y Carvajal ya vieron, sus predios comprados por CONADI para REGALARSELOS a los hechores de la Comunidad Indígena Temucuicui… a los asaltantes, incendiarios, ladrones, que maltratan mujeres y balean carabineros.
Y hay nuevas víctimas en barbecho:
—Bosques Arauco, por segunda vez, con varios predios cercanos a Alaska. Los trabajadores de la empresa no pueden ingresar a aquéllos sin riesgo de vida. Pero los usurpadores roban madera por 1,5 millones de dólares, y la trasladan en modernos camiones.
—Eduardo Luchsinger, primo de Jorge, 70 años, con su mujer: sacados a empellones de la casa del predio que les pertenece, la noche del sábado 16 de agosto. “En camisa, calzón y a pie pelado” debieron presenciar el incendio total de lo suyo... vivienda, muebles y recuerdos, auto y camioneta, sala de ordeña de la lechería y diez mil fardos.
¿Quién tiene la culpa?¿Será la intendenta —la inefectividad absoluta, la nada ninguna—, que dice tratarse de “incidentes aislados”, como si fuera cierto, y como si (caso de serlo) ese «aislamiento» tuviera alguna importancia? ¿Será el gobernador, que afirma engoladamente que estos “hechos de violencia aislados” ( y dale) “no serán tolerados”, a sabiendas que vienen siendo tolerados durante todo lo corrido del siglo? ¿Será la policía? ¿Serán los fiscales? ¿O los jueces? (El Mercurio, 5 y 24 de agosto).
Nada de esto. El culpable es uno solo: el Gobierno de la República. Si el Gobierno, a través de CONADI, no hubiera comprado los predios de Carvajal y Mininco, si no estuviera tramitando comprarle a Urban, y —en todos los casos— con la única finalidad de que los culpables de estos desmanes hayan recibido o vayan a recibir GRATIS la tierra teatro y objeto de sus abusos, vejámenes y delitos... entonces no pasaría nada,ABSOLUTAMENTE NADA. Los atentados no producirían efectos, y serían abandonados. Pues los culpables no han tenido ni tienen un peso para adquirir los inmuebles de sus víctimas si éstas —fatigadas— ceden, aflojan... salvo lo que a tal objeto les regale CONADI, es decir, el Gobierno de la República, como ya ha hecho y se propone seguir haciendo.
Y no es que lo diga yo. Lo dice el presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios de CONADI: “La señal es que si me pongo violento aparece la plata, y que el 99% que es pacífico no recibe nada” (El Mercurio, 25 de agosto).
Cada hoja que se saca de esta alcachofa, es una nueva indecencia. Tomemos el caso del “mapuche pobre y despojado de su tierra ancestral”, M.N.C., perteneciente a la ya legendaria Comunidad Temucuicui. Fue “uno de los activistas que ocuparon decenas de veces” el Fundo Alaska, hasta que Bosques Arauco lo cedió vía Conadi. Hoy M.N.C. vive en Alaska, como comunero, pero además es dueño de un camión al servicio de... la forestal. Sus antiguos compañeros de violencia lo miran mal y atentan contra su casa y vehículo (El Mercurio, 24 de agosto). El no entiende tanta ilegalidad... cuando lo perjudica. Por fortuna, también hay gente ecuánime y comprensiva. El Partido Radical, v.gr., que lleva a M.N.C. como candidato a concejal por Ercilla.
TRANSPARENCIA CON CONSECUENCIAS. Las recién promulgadas normas sobre transparencia serán útiles, sin duda. Pero temo que no nos aprovechen todo lo que pudieran, si no recuperamos nuestra capacidad de asombro. Hoy permanecemos impávidos ante las aberraciones más flagrantes. Oímos sin parpadear, y después preguntamos: ¿Y qué más? Ejemplos:
Plata de los cesantes. Con fondos fiscales se pagaban empleos mínimos, generalmente municipales, para absorber mano de obra desocupada, auxiliando a los más pobres entre los pobres. Eran los PGE. Ahora es indiscutido que se usaron en las últimas campañas para pagar activistas de determinados candidatos... un diputado y un senador socialistas, otro PPD, otro (creo) de derecha, etc. Se inventaron, al efecto, trabajos nunca realizados. Ninguno o casi ninguno de los parlamentarios beneficiados, parece, supo de la maniobra, así que no es cosa de imputarles responsabilidad penal ni ética. Pero TODOS la APROVECHARON. Un trabajo electoral que los benefició, no lo pagaron ellos, como correspondía: lo pagó el fisco con la plata de los cesantes. ¿No sería lógico —y justo— que los parlamentarios, o sus partidos, la devolvieran al Estado, o la entregaran a alguna entidad pública o privada que beneficie a los desocupados?
Mientras no se haga (a lo mejor ya se ha hecho) ese dinero está quemando sus bolsillos.
Plata del SIDA. Esto ya es el acabóse. Los fondos para la prevención y atención del SIDA se han hecho humo. Faltan, se dice, ocho millones de dólares. Para peor vergüenza, buena parte de ellos, si no todos, son donaciones extranjeras. Quitarles plata a los cesantes es muy feo, pero quitársela a los enfermos de SIDA es incalificable.
Mas de todo esto nada se sabe, oficialmente. Hace falta, sin perjuicio de los sumarios administrativos y acciones penales que supongo en curso:
—Una explicación detallada y pública de cómo sucedió y pudo suceder cosa tal. Que alguien saque la cara.
—Entiendo que los recursos eran administrados por un comité. Sus miembros, si son inocentes, debieran hacer lo mismo que pedíamos a los parlamentarios... ponerse con algo, aminorar el desastre. No es propio que se laven las manos, aunque tengan motivos para hacerlo.
Que la transparencia no sea la hoja de parra de la indiferencia.
SORPRESA, SORPRESA. El colaborador de El Mercurio con el cual hemos estado discutiendo “los miedos de la Derecha” dedica su columna habitual de la semana pasada al tema «Frivolidad y educación». Debo recomendar sincera y encarecidamente su lectura, declarando mi 100% de conformidad, aunque ella pueda perjudicar al autor en los círculos progresistas.
NARCISISMO. A un novelista muy reputado en España, y que vendrá a recibir un premio chileno, El Mercurio le pregunta el 24 de agosto por la obra de Roberto Bolaño. Confiesa no haberla leído “demasiado”. ¿Por qué? “Porque, lamentablemente, él ha publicado la mayor parte de su obra en una editorial en la que yo estuve y dejé de estar. Yo terminé un poco mal con esa editorial, tan mal que decidí en un momento dado que no leería más libros publicados ahí”.
Con razón el entrevistador, ante tan sólida exhibición de autoestima, sólo pudo decir: “¿De veras?”. Era el único comentario apropiado.
EVALUACION. El presidente del Colegio de Profesores llamó a boicotear el proceso anual de evaluación del magisterio. Esto ha movido una cierta polémica, la cual, según suele suceder, evita cuidadosamente lo esencial del problema. A saber, que la evaluación, como está concebida, y en cuanto mecanismo para que un director y un establecimiento escolar se libren de un docente inadecuado, NO SIRVE:
—No considera los resultados obtenidos por el maestro.
—La opinión del director vale sólo un 10% de la nota... ¡lo mismo que la opinión del evaluado! De ninguna otra manera que no sea aquel informe del director, pueden los evaluadores saber —ni tampoco comprobar— rasgos conductuales básicos del docente. V.gr., puntualidad, conocimientos, comunicación con los alumnos, etc. Ni menos, por supuesto, defectos graves, v.gr. alcoholismo, carácter violento, indelicadeza de trato, etc.
—No vale nada —ni se pregunta— la opinión de la comunidad escolar.
—Nadie sabe quién designa, ni con qué exigencias, a los “pares” del maestro que lo evalúan. Tampoco se saben los parámetros que aplicarán.
—El 60% de la nota es el famoso «portafolio», que el evaluado SE LLEVA A LA CASA PARA CONTESTAR. Incluye una «clase filmada», objeto reconocido de chacota. Dice una profesora: “Es ... completamente artificial. Tengo colegas que hasta se han disfrazado para hacer esa clase, y nunca más lo han vuelto a hacer”. Las ayudas remuneradas para responder el portafolio se ofrecen por Internet. Pueden costar 200.000 pesos. También se consiguen por amistad. Los maestros reprobados una primera vez, y que deben reevaluarse al año siguiente luego de cumplir un «plan de superación profesional» (PSP), ¿qué aprenden en éste? Contesta uno: “A adecuar mis respuestas a las cosas que ellos (los evaluadores) quieren escuchar” (El Mercurio, 24 de agosto).
Si se ha de perder el tiempo de los maestros y el dinero fiscal en la evaluación, tal como está, no perdamos también NUESTRO tiempo discutiéndola.