sábado, 30 de agosto de 2008

El mundo es uno, pero todavía ajeno


El mundo es uno, pero todavía ajeno
Margarita María Errázuriz


En estos días hablar sobre las Olimpíadas, sobre el espectáculo que fue su inauguración, sobre China misma, es un tema obligado. Para mí, el tema más potente es el de su cultura. Lo que he escuchado me ha quedado resonando, tengo grandes inquietudes y ganas de saber más. No sé si a los demás les ha pasado lo mismo.

Mi interés por reflexionar sobre este tema aumentó cuando escuché a varias personas coincidir en su impresión sobre la puesta en escena del día de la inauguración. Palabras como “pavor” y “espanto” fueron usadas por gente que, en mi opinión, no suele ser muy exagerada. Lo que les asustó fue la perfección alcanzada por un grupo tan grande de personas y lo que imaginaban necesario para lograrla: obediencia, disciplina, autoridad. Algunas de esas personas vieron en escena a un ejército en lugar de artistas. Lo que les generaba rechazo era imaginar cómo se sentirían si se encontraran siendo parte de esa actuación.

Tengo que confesar que, en lo personal, el espectáculo me pareció tan impresionante y de tanta belleza, que no fui capaz, en ese momento, de hacer una reflexión con más alcance.

Días después, leí en un diario que la bailarina que tenía que actuar en un momento cumbre de la ceremonia inicial se cayó en uno de los ensayos finales y quedó paralizada de por vida. Cuando se dio a conocer la noticia, se agregaba que ella dijo no lamentar lo ocurrido porque “caí por los Juegos”. Para nuestra cultura, la respuesta no puede ser más sorprendente.

La lectura de esta noticia en combinación con las opiniones anteriormente comentadas me dio mucho que pensar. El punto es a qué se debe esa capacidad de mover miles de personas al unísono, con la misma flexibilidad y precisión en cada uno de sus movimientos. Pensándolo bien, lo que uno teme son los métodos empleados para alcanzarlo. Pero, por sobre todo, en lo que a mí respecta, me apabulla pensar que se dispone de tiempo, recursos humanos e imaginación —todo junto— para mover masas humanas sin límites, e imaginar a actores entregados sin derecho ni a voz ni a voto, y a creativos con el mundo en sus manos.

Los Juegos Olímpicos nos han presentado a un gigante. El intercambio comercial con China nos es relativamente familiar, pero su cultura nos es desconocida; nos va a costar mucho sentirla cercana y sintonizar con ella. La historia de ese país es tan distinta, ha permanecido tan aislado y ajeno, que no sabemos descifrar sus códigos. Hemos visto un espíritu de cuerpo fascinante que no somos capaces y, a lo mejor, no queremos alcanzar. Nos maravilla, pero lo asociamos con menor individualidad, libertad y expresión personal, condiciones que valoramos. Tenemos la pretensión de creernos más felices con nuestra manera de ser.

El surgimiento de China como potencia mundial nos enfrenta a una experiencia nueva. En mi imaginación, ésta se asemeja a una ola que se encuentra en ese momento preciso en que el agua del mar, al replegarse, forma una nueva —en este caso, gigante como China—, la que está esperando su momento para reventar y avanzar sobre el mundo occidental. Así presumo que la cultura de China va a salir de sí. Las olas, al formarse, generan un minuto de silencio y tensión, luego caen. Dudo de que estemos preparados para nadar en sus aguas, cuya realidad profunda se nos escapa bajo una carta de presentación cuyo lenguaje no entendemos.

Llegado ese momento, una de las cosas que más me impresionan de esa ola es que, con seguridad, va a depositar sobre nuestra playa a muchos hombres que buscan pareja para casarse. No nos olvidemos de que en China hay cuarenta millones de hombres más que mujeres, más de dos veces nuestra población total. Cuando hace años visité ese país, no pude dejar de pensar que talvez una de mis nietas o bisnietas se casaría con un chino. Por eso, la cultura de este país me interesa y me inquieta. Es más, considero que conocerla es casi un asunto de sobrevivencia.

viernes, 29 de agosto de 2008

Preclaro análisis de Melnick



Vidal: hiperventilación en recaída
Sergio Melnick.

Si hay algo que desprestigia la actividad pública en Chile son los ministros como Pancho Vidal. Nadie tiene dudas de que es una persona inteligente y hasta simpático cuando quiere, aunque ahora sabemos, con un poco de vergüenza, que tiene menos pergaminos que los que presumía. Como candidato a concejal, patrocinado por Bitar, hizo el loquillo con 6% de los votos.

Lo más importante, al menos para mí, es que Vidal aún no parece entender que él es un funcionario público de altísimo nivel. Trabaja para el Estado, específicamente en el Gobierno, distinción que no sabemos si la entiende con claridad. Es muy bien pagado y debiera servir a todos, sin distingos ideológicos. Su rol es de vocero del Gobierno, no de sí mismo, menos de la Concertación, y por cierto no es opinólogo, humorista o ideólogo. Todos los roles que él desempeña de manera alternativa a su antojo. El de cazurro y humorista parece que es uno de los que más le acomodan.

Si lo siguen un poco, verán que la mayor parte de las veces habla con el “yo creo”, “yo pienso”, “yo estimo”. Nunca sabemos exactamente cuándo es su propia opinión y cuándo es del Gobierno. Por de pronto habla demasiado, por lo que se equivoca a menudo. Cada vez que improvisa comete errores, a veces graves. La semana pasada, a nombre de la Presidenta, descalificó a McCain, que podría ser el Presidente de EE.UU. ¿Y si llega a ser? Qué numerazo.

Así, cada tanto le deben tirar la rienda para que se controle. Pero le dura poco. Ahora ha tenido una nueva recaída. Tiene claramente una incontinencia verbal aguda, lo que es poco apropiado para su cargo. Lo mismo le pasó en TVN, y donde ha estado. No tuvo escrúpulo alguno en tratar de politizar el canal y nunca entendió que había dejado de ser el ministro del Interior. Hasta su mismo directorio le tuvo que llamar la atención de manera pública. Le tuvieron que tirar la rienda para tranquilizarlo por un rato. Siempre hace el mea culpa, se retaca, pero al poco tiempo le vienen las recaídas, como ahora.

Vidal no hace esfuerzo alguno por tratar de ser objetivo y ponderado, lo que es entonces un reflejo de la voz del Gobierno. Debemos entender que la Presidenta quiere mostrar esa imagen de su gobierno, ¿o no? Vidal no entiende el límite entre el Gobierno y la Concertación, por lo que asume a veces un rol de vocero de ésta, que simplemente no le corresponde. Insisto, él está ahí para ejercer una función pública; es decir, debe servir por igual a moros y cristianos. Pero él nunca lo ha entendido así, y por ello mismo es un descrédito y un tremendo abuso a la función pública. No se trata que no tenga su ideología, pero sí como la administra desde esa función.

Pancho, ¡los adversarios políticos no son enemigos!, sólo piensan diferente. La Moneda no es propiedad de la Concertación. La función pública que ostentas te obliga a ser cortés y ponderado, incluso frente a quienes critican al Gobierno.

Vidal las emprendió odiosamente contra los medios, incluso con un conductor de noticias. Los culpó de la percepción pública de la seguridad. El cojo y el empedrado. Habla de todo, como si entendiera de todo. Lo peor es que cuando habla, a menudo lo hace de manera ácida, odiosilla otras, sarcástica también, y casi siempre tratando de ser “divertido”. Descalifica sistemáticamente a diestra y siniestra a toda la oposición. Como funcionario público llegó a decir: “¿Se imaginan lo que sería un gobierno de esta derecha? Ingobernable”. No se necesitan muchos minutos para que saque a Pinochet y el gobierno militar, para tratar de descalificar a alguien, olvidándose de su propio pasado, por cierto. Ese es como su comodín cuando ya no tiene más argumentos, y vuelve a la odiosidad.

Ahora está abocado a una campaña personal (¿o será gubernamental?) contra Piñera, porque las encuestas lo favorecen. Eso es obviamente una forma de intervención electoral, simplemente, grosera. Ahí se comporta literalmente como vocero de la Concertación, no del Gobierno. No es tema público del Gobierno, creo yo, quién se instalará en La Moneda en el próximo período. Para Vidal obviamente lo es. Entonces usa todo el poder comunicacional de su cargo, incluso para hacer pronósticos políticos. En efecto, ha comparado a Piñera con el ciclista en Beijing que quiso robar cámaras y no terminó la carrera. ¿Es esa una opinión de la Presidenta, de él, de la Concertación? ¿Es ese el alcance de la vocería de Gobierno? Ciertamente que no. Por eso se termina desprestigiando la labor pública. Con el sarcasmo, la ironía hiriente, y la acidez a borde de labio que despliega Vidal, el clima político nunca podrá mejorar. Es obvio que el discurso tipo Vidal le agrada al segmento más agresivo de la población concertacionista, pero no es el camino nacional. El Gobierno ostenta el Poder Ejecutivo y debe actuar con altura, no con pequeñez.

Yo lo invito a recapacitar, a actuar de manera republicana, y a tratar de construir capital social, en la forma de confianzas cruzadas, lo que se ha perdido aceleradamente en los últimos dos años en Chile. Y todavía me debe un café.

jueves, 28 de agosto de 2008

Dos colosos en la defensa de Chile….

Me levanté antes de las seis
Hermógenes Pérez de Arce

-Tienes cara de sueño.

-Es que me levanté a las cinco y media para ir al programa de TV de Mauricio Israel, de las siete de la mañana. Me convidó para hablar de mi último libro, "Terapia para cerebros lavados".

-¿"Cerebros lavados"? ¿Qué es eso?

-Mira, si un agente del Estado mata a un terrorista, le presta un servicio a la seguridad de la ciudadanía, ¿no es cierto?

-Obvio.

-Pero si ese agente mata, no a un terrorista, sino a un opositor político, comete un atropello a los derechos humanos. ¿Te das cuenta? Entonces, si tú eras terrorista, pero ahora estás en el Gobierno, y transformas a los terroristas en "opositores políticos", puedes acusar a tus adversarios de atropellar los derechos humanos. Entonces, los guerrilleros pasan a ser "víctimas" y los uniformados "asesinos". Y si tú apoyaste a estos últimos, eres cómplice y nadie votará por ti. Bueno, todo eso se consigue lavando los cerebros de la gente.

-Pero... de que mataron gente, la mataron...

-Vamos viendo... César Bunster fue el autor intelectual de cinco muertes de uniformados en 1986, se benefició de la prescripción, escribió un libro relatando su "hazaña", fue homenajeado en el Congreso y aparece en el diario departiendo con la Presidenta. Más encima, ahora es candidato a alcalde de Puente Alto. Pero los uniformados que mataron a terroristas en 1973 no tienen derecho a la prescripción, pese a haber transcurrido 35 años, y ahora purgan cadena perpetua virtual, y a veces actual. A sus camaradas activos hasta les está prohibido ir a visitarlos. Bueno, la opinión pública acepta toda esa injusticia gracias al lavado cerebral masivo que ha recibido. Yo he diseñado una terapia para sanarla, pero "ego vox clamantis in deserto", soy la voz que clama en el desierto...

-¿Y no tienes miedo de que a esa hora de la madrugada alguna "víctima" te pueda hacer algo?

-Nooo... A esa hora las "víctimas" están durmiendo. Les han dado indemnizaciones, pensiones y beneficios por dos mil 400 millones de dólares, que crecen en 200 y tantos millones más cada año... Pueden levantarse después de las nueve, si quieren. A lo más me echan el auto encima si me pillan en la calle, como me ha sucedido. O, si se desvelan, suelen llamarme a las tres de la mañana a mi teléfono no registrado. Pero no tengo nada que temer, porque ahora las cosas están a cargo de la ANI, y no de la DINA, como explicó Francisco Vidal...

-¿Y encuentras que está mal que los indemnicen?

-Mira, la misma pregunta me hizo el economista Sebastián Edwards, en una comida en que coincidimos el año pasado. Y yo le contesté que no lo encontraba mal, si pagando toda esa plata los terroristas se quedan tranquilos. Es como un rescate, ¿me entiendes? Nosotros les pagamos y ellos no nos matan. O sólo disparan perdigones a los carabineros (y no a nosotros, cosa muy importante), como en Tirúa. Porque si la plata que ha juntado el país gracias al cobre no sirve para salvarnos la vida, no sé para qué puede servir.

-Pero esa plata se va a acabar. Otro economista, Felipe Morandé, ha escrito que la Ley de Subcontratación le ha costado a Codelco entre 10 y 15 por ciento de su valor como empresa. Y otro más, José Ramón Valente, ha probado que si el cobre vuelve a su precio normal, Codelco arrojará pérdidas. ¿Con qué plata vas a mantener tranquilas, entonces, a las "víctimas"?

-¡Ahh! ¡Ahí sí que me pillaste! Si la plata se acaba, Dios nos pille confesados...

A correr, a correr
Gonzalo Rojas Sánchez

Cansados de tanta queja puramente verbal sobre el estado de la juventud, los que realmente quieren hacer cosas para sacarla adelante, se las rebuscan con imaginación o apelando a la tradición.

Con ese propósito, hay que aprovechar el empujón enorme de los juegos olímpicos, para recuperar en Chile el papel tradicional en la formación de la juventud que debe tener el deporte. Menos lamentos sobre el deplorable estado del CAR o sobre las sesgadas asignaciones a ésta o aquella otra disciplina, y mucho mayor dedicación a la competencia de base, ésa que debe llegar a decenas de miles de niños y jóvenes en todo el país.

Que el Estado llore solito su actual incompetencia en la promoción y gestión del deporte competitivo. Sí, es efectivo que muchos recursos se malgastan a partir de nuestros impuestos, pero la misma rabia que causa esa mala asignación debe conducir a tantos padres de familia, educadores de todos los niveles, empresarios y deportistas de elite, a dedicarse a la promoción directa del deporte competitivo, para los chilenos entre los 8 y los 30 años de edad. Eso es lo que manda la recta subsidiariedad: hacer primero los particulares lo que les corresponde a ellos (y si no se la practica, un día prosperará la idea de los díscolos hipersocialistas que quieren sacar aquel principio de la Constitución).

Se necesitan clubes y más clubes, en todos los niveles sociales y geográficos. Que la práctica deportiva sea promovida por los progenitores en el centro de padres, por los profesores de todas las asignaturas en recreos y fines de semana, por los deportistas de elite con sus visitas a los más variados ambientes para hacer clínicas y dar charlas; y también, con su dinero generoso, por los empresarios, que hoy invierten en procesos paralelos, como prevención de la droga y apoyo a las adolescentes embarazadas. Métale deporte recreativo y competitivo, que sacará salud, orden, disciplina, fortaleza, liderazgo.

Sí, deporte competitivo, y a todo nivel. Qué maravilla de colegio era ese Saint George´s College de los 50 y los 60, en el que desde la primera infancia el coordinado y el desparramado, el pura fibra y el gordinflón perezoso, todos, todos, éramos incentivados a tomarnos el deporte escolar como camino de nuestra propia formación: en el recreo, en la tarde de día normal, en los fines de semana, en vacaciones. Se entrenaba y se competía con lluvia o con calor insoportable, porque había que ganar, porque había que ganarle a la flojera, a la envidia, al truco, a la mediocridad, a ese conjunto de carencias y errores personales que cada ser humano despliega si lo dejan en estado silvestre y que hoy, desgraciadamente, se cosechan como frutos de una pedagogía del "no exigirás".
Beijing 2008; Chile, 2008 y siguientes.

miércoles, 27 de agosto de 2008

De esto y aquello...

De esto y aquello...
Gonzalo Vial

¿QUIEN TIENE LA CULPA? Los atentados se multiplican en la Araucanía, sector de Tirúa. Incendios de casas-habitación, lecherías, bodegas, bosques y sementeras, golpizas a los dueños, disparos de armas de fuego que hieren a carabineros... Agricultores como Jorge Luchsinger siguen resistiendo después de veinticinco asaltos en siete años, desde 2001. Otros, como René Urban, con un pedrigree de ataques parecidos durante igual período, buscan —¿y quién se los podría reprochar?— entenderse con los agresores para entregarles sus predios. Atravesando una situación semejante, Osvaldo Carvajal (Hacienda Lleu Lleu ) y Bosques Arauco (Fundo Alaska), completaron anteriormente el mismo camino que ha iniciado Urban, si bien el primero no le vendió directamente a CONADI... Urban verá, y Bosques Arauco y Carvajal ya vieron, sus predios comprados por CONADI para REGALARSELOS a los hechores de la Comunidad Indígena Temucuicui… a los asaltantes, incendiarios, ladrones, que maltratan mujeres y balean carabineros.

Y hay nuevas víctimas en barbecho:

—Bosques Arauco, por segunda vez, con varios predios cercanos a Alaska. Los trabajadores de la empresa no pueden ingresar a aquéllos sin riesgo de vida. Pero los usurpadores roban madera por 1,5 millones de dólares, y la trasladan en modernos camiones.

—Eduardo Luchsinger, primo de Jorge, 70 años, con su mujer: sacados a empellones de la casa del predio que les pertenece, la noche del sábado 16 de agosto. “En camisa, calzón y a pie pelado” debieron presenciar el incendio total de lo suyo... vivienda, muebles y recuerdos, auto y camioneta, sala de ordeña de la lechería y diez mil fardos.

¿Quién tiene la culpa?¿Será la intendenta —la inefectividad absoluta, la nada ninguna—, que dice tratarse de “incidentes aislados”, como si fuera cierto, y como si (caso de serlo) ese «aislamiento» tuviera alguna importancia? ¿Será el gobernador, que afirma engoladamente que estos “hechos de violencia aislados” ( y dale) “no serán tolerados”, a sabiendas que vienen siendo tolerados durante todo lo corrido del siglo? ¿Será la policía? ¿Serán los fiscales? ¿O los jueces? (El Mercurio, 5 y 24 de agosto).

Nada de esto. El culpable es uno solo: el Gobierno de la República. Si el Gobierno, a través de CONADI, no hubiera comprado los predios de Carvajal y Mininco, si no estuviera tramitando comprarle a Urban, y —en todos los casos— con la única finalidad de que los culpables de estos desmanes hayan recibido o vayan a recibir GRATIS la tierra teatro y objeto de sus abusos, vejámenes y delitos... entonces no pasaría nada,ABSOLUTAMENTE NADA. Los atentados no producirían efectos, y serían abandonados. Pues los culpables no han tenido ni tienen un peso para adquirir los inmuebles de sus víctimas si éstas —fatigadas— ceden, aflojan... salvo lo que a tal objeto les regale CONADI, es decir, el Gobierno de la República, como ya ha hecho y se propone seguir haciendo.

Y no es que lo diga yo. Lo dice el presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios de CONADI: “La señal es que si me pongo violento aparece la plata, y que el 99% que es pacífico no recibe nada” (El Mercurio, 25 de agosto).


Cada hoja que se saca de esta alcachofa, es una nueva indecencia. Tomemos el caso del “mapuche pobre y despojado de su tierra ancestral”, M.N.C., perteneciente a la ya legendaria Comunidad Temucuicui. Fue “uno de los activistas que ocuparon decenas de veces” el Fundo Alaska, hasta que Bosques Arauco lo cedió vía Conadi. Hoy M.N.C. vive en Alaska, como comunero, pero además es dueño de un camión al servicio de... la forestal. Sus antiguos compañeros de violencia lo miran mal y atentan contra su casa y vehículo (El Mercurio, 24 de agosto). El no entiende tanta ilegalidad... cuando lo perjudica. Por fortuna, también hay gente ecuánime y comprensiva. El Partido Radical, v.gr., que lleva a M.N.C. como candidato a concejal por Ercilla.

TRANSPARENCIA CON CONSECUENCIAS. Las recién promulgadas normas sobre transparencia serán útiles, sin duda. Pero temo que no nos aprovechen todo lo que pudieran, si no recuperamos nuestra capacidad de asombro. Hoy permanecemos impávidos ante las aberraciones más flagrantes. Oímos sin parpadear, y después preguntamos: ¿Y qué más? Ejemplos:

Plata de los cesantes. Con fondos fiscales se pagaban empleos mínimos, generalmente municipales, para absorber mano de obra desocupada, auxiliando a los más pobres entre los pobres. Eran los PGE. Ahora es indiscutido que se usaron en las últimas campañas para pagar activistas de determinados candidatos... un diputado y un senador socialistas, otro PPD, otro (creo) de derecha, etc. Se inventaron, al efecto, trabajos nunca realizados. Ninguno o casi ninguno de los parlamentarios beneficiados, parece, supo de la maniobra, así que no es cosa de imputarles responsabilidad penal ni ética. Pero TODOS la APROVECHARON. Un trabajo electoral que los benefició, no lo pagaron ellos, como correspondía: lo pagó el fisco con la plata de los cesantes. ¿No sería lógico —y justo— que los parlamentarios, o sus partidos, la devolvieran al Estado, o la entregaran a alguna entidad pública o privada que beneficie a los desocupados?

Mientras no se haga (a lo mejor ya se ha hecho) ese dinero está quemando sus bolsillos.

Plata del SIDA. Esto ya es el acabóse. Los fondos para la prevención y atención del SIDA se han hecho humo. Faltan, se dice, ocho millones de dólares. Para peor vergüenza, buena parte de ellos, si no todos, son donaciones extranjeras. Quitarles plata a los cesantes es muy feo, pero quitársela a los enfermos de SIDA es incalificable.

Mas de todo esto nada se sabe, oficialmente. Hace falta, sin perjuicio de los sumarios administrativos y acciones penales que supongo en curso:

—Una explicación detallada y pública de cómo sucedió y pudo suceder cosa tal. Que alguien saque la cara.

—Entiendo que los recursos eran administrados por un comité. Sus miembros, si son inocentes, debieran hacer lo mismo que pedíamos a los parlamentarios... ponerse con algo, aminorar el desastre. No es propio que se laven las manos, aunque tengan motivos para hacerlo.

Que la transparencia no sea la hoja de parra de la indiferencia.

SORPRESA, SORPRESA. El colaborador de El Mercurio con el cual hemos estado discutiendo “los miedos de la Derecha” dedica su columna habitual de la semana pasada al tema «Frivolidad y educación». Debo recomendar sincera y encarecidamente su lectura, declarando mi 100% de conformidad, aunque ella pueda perjudicar al autor en los círculos progresistas.

NARCISISMO. A un novelista muy reputado en España, y que vendrá a recibir un premio chileno, El Mercurio le pregunta el 24 de agosto por la obra de Roberto Bolaño. Confiesa no haberla leído “demasiado”. ¿Por qué? “Porque, lamentablemente, él ha publicado la mayor parte de su obra en una editorial en la que yo estuve y dejé de estar. Yo terminé un poco mal con esa editorial, tan mal que decidí en un momento dado que no leería más libros publicados ahí”.

Con razón el entrevistador, ante tan sólida exhibición de autoestima, sólo pudo decir: “¿De veras?”. Era el único comentario apropiado.

EVALUACION. El presidente del Colegio de Profesores llamó a boicotear el proceso anual de evaluación del magisterio. Esto ha movido una cierta polémica, la cual, según suele suceder, evita cuidadosamente lo esencial del problema. A saber, que la evaluación, como está concebida, y en cuanto mecanismo para que un director y un establecimiento escolar se libren de un docente inadecuado, NO SIRVE:

—No considera los resultados obtenidos por el maestro.

—La opinión del director vale sólo un 10% de la nota... ¡lo mismo que la opinión del evaluado! De ninguna otra manera que no sea aquel informe del director, pueden los evaluadores saber —ni tampoco comprobar— rasgos conductuales básicos del docente. V.gr., puntualidad, conocimientos, comunicación con los alumnos, etc. Ni menos, por supuesto, defectos graves, v.gr. alcoholismo, carácter violento, indelicadeza de trato, etc.

—No vale nada —ni se pregunta— la opinión de la comunidad escolar.

—Nadie sabe quién designa, ni con qué exigencias, a los “pares” del maestro que lo evalúan. Tampoco se saben los parámetros que aplicarán.

—El 60% de la nota es el famoso «portafolio», que el evaluado SE LLEVA A LA CASA PARA CONTESTAR. Incluye una «clase filmada», objeto reconocido de chacota. Dice una profesora: “Es ... completamente artificial. Tengo colegas que hasta se han disfrazado para hacer esa clase, y nunca más lo han vuelto a hacer”. Las ayudas remuneradas para responder el portafolio se ofrecen por Internet. Pueden costar 200.000 pesos. También se consiguen por amistad. Los maestros reprobados una primera vez, y que deben reevaluarse al año siguiente luego de cumplir un «plan de superación profesional» (PSP), ¿qué aprenden en éste? Contesta uno: “A adecuar mis respuestas a las cosas que ellos (los evaluadores) quieren escuchar” (El Mercurio, 24 de agosto).

Si se ha de perder el tiempo de los maestros y el dinero fiscal en la evaluación, tal como está, no perdamos también NUESTRO tiempo discutiéndola.

martes, 26 de agosto de 2008

Tres temas de interés.

Aproveche el vuelito, ministro
José Ramón Valente.

La encuesta del CEP de hace poco mas de un mes, en la cual —para sorpresa de muchos— la inflación apareció como una de las principales preocupaciones de los chilenos, es probablemente el suceso político-económico más importante del año. Hasta antes de la encuesta, cualquier propuesta de austeridad habría sido cuesta arriba para el ministro de Hacienda y que rebajara los impuestos podría incluso haberle costado el puesto. Simplemente, los controladores políticos de la coalición de gobierno no se lo habrían permitido.


A partir de la encuesta CEP, bajar la inflación se transformó en prioridad para los políticos, y de ahí el poder de Andrés Velasco para proponer soluciones, por ortodoxas que éstas parezcan, aumentó significativamente. El ministro no sólo tiene ahora “piso político” para proponer un presupuesto más austero para el 2009, el viernes pasado sorprendió con un paquete de medidas que incluye, entre otras, varias rebajas tributarias. Como el mismo ministro lo señaló, estas rebajas de impuestos permiten traspasarle a la gente parte de los excedentes producidos con los altos precios del cobre y, a la vez, fomentar el crecimiento económico. La rebaja de impuestos propuesta por el ministro incluye, reducción de impuestos a las utilidades para las empresas, eliminación de impuestos a las transacciones financieras y disminuciones al impuesto específico de las combustibles. A mi juicio, todas son medidas muy positivas.


Estas medidas, y otras muchas más que van en la misma dirección, habían sido propuestas varias veces en los últimos años por técnicos de todos colores políticos sin mayor resultado. El ministro Velasco argumenta que el momento para estas medidas es el presente y no antes, porque ahora están los recursos. En mi opinión, el momento es ahora porque ahora están los votos, los recursos para tomar buenas medidas económicas están siempre disponibles ahora y antes. Así que aproveche el vuelito, ministro; explíqueles a sus correligionarios que una forma de disminuir la inflación es aumentando la productividad, y una forma de incrementarla es teniendo un mercado del trabajo más flexible y un país que entregue educación de calidad a sus jóvenes. Con un poco de viento de cola, es decir, con algunos meses más de inflación alta, capaz que podamos finalmente reformar nuestro mercado del trabajo y cambiar el Estatuto Docente.

El mundo es uno, pero todavía ajeno
Margarita María Errázuriz.

En estos días hablar sobre las Olimpíadas, sobre el espectáculo que fue su inauguración, sobre China misma, es un tema obligado. Para mí, el tema más potente es el de su cultura. Lo que he escuchado me ha quedado resonando, tengo grandes inquietudes y ganas de saber más. No sé si a los demás les ha pasado lo mismo.

Mi interés por reflexionar sobre este tema aumentó cuando escuché a varias personas coincidir en su impresión sobre la puesta en escena del día de la inauguración. Palabras como “pavor” y “espanto” fueron usadas por gente que, en mi opinión, no suele ser muy exagerada. Lo que les asustó fue la perfección alcanzada por un grupo tan grande de personas y lo que imaginaban necesario para lograrla: obediencia, disciplina, autoridad. Algunas de esas personas vieron en escena a un ejército en lugar de artistas. Lo que les generaba rechazo era imaginar cómo se sentirían si se encontraran siendo parte de esa actuación.

Tengo que confesar que, en lo personal, el espectáculo me pareció tan impresionante y de tanta belleza, que no fui capaz, en ese momento, de hacer una reflexión con más alcance.

Días después, leí en un diario que la bailarina que tenía que actuar en un momento cumbre de la ceremonia inicial se cayó en uno de los ensayos finales y quedó paralizada de por vida. Cuando se dio a conocer la noticia, se agregaba que ella dijo no lamentar lo ocurrido porque “caí por los Juegos”. Para nuestra cultura, la respuesta no puede ser más sorprendente.

La lectura de esta noticia en combinación con las opiniones anteriormente comentadas me dio mucho que pensar. El punto es a qué se debe esa capacidad de mover miles de personas al unísono, con la misma flexibilidad y precisión en cada uno de sus movimientos. Pensándolo bien, lo que uno teme son los métodos empleados para alcanzarlo. Pero, por sobre todo, en lo que a mí respecta, me apabulla pensar que se dispone de tiempo, recursos humanos e imaginación —todo junto— para mover masas humanas sin límites, e imaginar a actores entregados sin derecho ni a voz ni a voto, y a creativos con el mundo en sus manos.

Los Juegos Olímpicos nos han presentado a un gigante. El intercambio comercial con China nos es relativamente familiar, pero su cultura nos es desconocida; nos va a costar mucho sentirla cercana y sintonizar con ella. La historia de ese país es tan distinta, ha permanecido tan aislado y ajeno, que no sabemos descifrar sus códigos. Hemos visto un espíritu de cuerpo fascinante que no somos capaces y, a lo mejor, no queremos alcanzar. Nos maravilla, pero lo asociamos con menor individualidad, libertad y expresión personal, condiciones que valoramos. Tenemos la pretensión de creernos más felices con nuestra manera de ser.

El surgimiento de China como potencia mundial nos enfrenta a una experiencia nueva. En mi imaginación, ésta se asemeja a una ola que se encuentra en ese momento preciso en que el agua del mar, al replegarse, forma una nueva —en este caso, gigante como China—, la que está esperando su momento para reventar y avanzar sobre el mundo occidental. Así presumo que la cultura de China va a salir de sí. Las olas, al formarse, generan un minuto de silencio y tensión, luego caen. Dudo de que estemos preparados para nadar en sus aguas, cuya realidad profunda se nos escapa bajo una carta de presentación cuyo lenguaje no entendemos.
Llegado ese momento, una de las cosas que más me impresionan de esa ola es que, con seguridad, va a depositar sobre nuestra playa a muchos hombres que buscan pareja para casarse. No nos olvidemos de que en China hay cuarenta millones de hombres más que mujeres, más de dos veces nuestra población total. Cuando hace años visité ese país, no pude dejar de pensar que talvez una de mis nietas o bisnietas se casaría con un chino. Por eso, la cultura de este país me interesa y me inquieta. Es más, considero que conocerla es casi un asunto de sobrevivencia.

La eterna disyuntiva de Canal 13
Juan Carlos Altamirano.

Nuevamente Canal 13 intenta corregir su rumbo. Esta vez le corresponde a Patricio del Sol, presidente de Consejo, entregar los nuevos lineamientos que regirán a UC-TV. Sin embargo, en este proyecto no hay nada nuevo bajo el sol. Desde el fallecimiento de don Eliodoro Rodríguez en 1998, los sucesivos directores ejecutivos han planteado los mismos objetivos. Si bien los términos y lenguaje han ido cambiando, en lo sustantivo se mantiene el mismo discurso.

Por cierto, todos los directores han reafirmado la misión y la línea editorial: promover y ser más coherentes con los valores de la Iglesia Católica. También, todos los directores se han propuesto establecer una relación más estrecha y fluida con la universidad. El objetivo siempre ha sido que ésta juegue un papel más activo, tanto en el desarrollo estratégico como en la supervisión del canal.

Cada nueva administración se ha propuesto restablecer las confianzas y el espíritu de equipo. Todas han buscado, por diferentes caminos, crear el liderazgo que tanto se echa de menos. Y, dada la caída de los ingresos, cada nuevo director se ha planteado revertir la situación y transformar nuevamente al 13 en una empresa rentable. Todos se han propuesto tener una programación masiva —que obtenga buenos rating, pero sin sacrificar la línea editorial— junto con desarrollar programas de calidad. Han contado con múltiples asesores para conseguir estos objetivos, han aplicado diversas reingenierías intentando introducir los últimos modelos de gestión, además de recoger la experiencia de grandes cadenas internacionales, como la BBC, etc.

A pesar de estos esfuerzos y buenas intenciones, el hecho concreto es que Canal 13 no ha logrado superar sus estados continuos de crisis. Sería injusto no reconocer que cada administración ha realizado cambios, unos más relevantes que otros. La actual resalta las utilidades conseguidas el año pasado después de varios años en rojo. No obstante, todos los canales tuvieron resultados positivos, y lo normal es que toda empresa aspire a lo menos a autofinanciarse. La triste verdad es que Canal 13 ocupa el tercer lugar en los rating y está muy lejos de tener una programación de calidad. No está conectándose bien con las audiencias, y eso es grave, pues, entonces difícilmente podrá cumplir con su misión.

El tema de fondo, a mi juicio, es que no se ha podido resolver una contradicción vital: ser un canal de televisión universitario, con una misión católica, que a su vez debe ser comercial, con vocación masiva y popular. Esta dicotomía se ha expresado a través del tiempo. Para poner un ejemplo actual, la telenovela «Lola» ha sido alargada más de una vez por razones comerciales. Sin embargo, pocas veces se ha visto un contenido que transgreda tan profundamente los valores que promueve la Iglesia. El tema de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre no es tan inocuo como parece. Cuando los niños ven a diario y durante meses a un personaje que cambia de género una y otra vez, terminan por naturalizar en sus mentes esta ambivalencia sexual. Al punto, de que Lola/Lalo se ha convertido en un personaje bastante patética/patético. Dado que esta ambigüedad sexual es asumida por la historia en forma natural, desde el punto de vista de la Iglesia estamos frente a una de sus peores pesadillas: el relativismo moral. Aun más, aparentemente este tema no ha molestado a la universidad. En cambio, sí condenó una publicidad en que el personaje principal aparece embarazado. ¿Quién entiende?

El tema de fondo es que contenidos como “Lola”, al igual que otras representaciones que cuestionan la línea editorial de Canal 13, deben ser incluidos en su programación, pues de otra forma quedaría sin rating y desfinanciado. Sin embargo, la actual administración pretende reforzar el control editorial con el objeto de ser más consecuente con la moral que defiende la Iglesia. Me temo que esta vieja estrategia terminará siendo un búmeran, como suele ocurrir con este tipo de medidas.

La verdad es que la televisión abierta y comercial es un animal indomable. Los telespectadores y el mercado terminan siempre teniendo la última palabra. O bien, como dice la Biblia, no se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero. No al menos con la estructura presente que tiene UC-TV. Quizá lo más sabio sería seguir el ejemplo de la Universidad de Chile: vender o arrendar la concesión.

lunes, 25 de agosto de 2008

Errores que los dioses no reconocen

(Gonzalo Rojas, formador de Juventudes)

Errores que los dioses no reconocen
Gonzalo Rojas Sánchez

"Fue un gravísimo error mío y lo pagué caro; insisto: el error fue ciento por ciento mío". ¿Alguien creería que estas expresiones corresponden a un ciudadano de nacionalidad chilena y destacado por su actividad pública?

Kristel Köbrich, la nadadora deshidratada, ha remecido la conciencia nacional, colocándose en esa difícil posición que casi nadie -en cuanto el nombre propio comienza a ser conocido- quiere ocupar: me equivoqué, sólo yo me equivoqué.

En contraste con la sureña, el 98,6% de las actrices entrevistadas y el 92,4% de los políticos que hacen declaraciones, asegura "no tener nada de qué arrepentirse" y, con una tierna mirada hacia el futuro, aseguran que volverían a vivir (pensar, hacer, decir, omitir, etc.) del mismo modo que lo han hecho hasta ahora (incluso, así lo afirman algunos que los domingos rezan devotamente: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa...).

Según ellos, todo parece perfecto, todo parece en orden, caso a caso, no habría nada que corregir. Pero el telespectador, el lector, el ciudadano que vota, todos estos mortales de a pie, saben que no es así, que la escena pública está plagada de errores, y de los graves.

¿Por qué les cuesta tanto a los que viven en la trama del poder, sea del tipo que sea, reconocer sus equivocaciones?

Por una parte, por la pérdida del sentido de la culpa. Toda una corriente antropológica, apoyada desde hace unos 50 años por tal o cual eclesiástico despistado, ha insistido en que lo importante es ser auténtico, actuar por convicciones (da lo mismo cuáles) y perseverar en ellas hasta morir por esos ideales, aunque fuese metralleta en mano (Che Guevara: no puedes exhibir más victoria que haber pervertido la noción de ideal).

Por eso, casi todo Chile cayó a los pies del féretro de Gladys Marín. A pesar de la gravedad de sus maldades, ella -así lo dijeron hasta algunas víctimas de su activismo paramilitar- había sido consecuente. Porque ser consecuente en el error, perseverar en el mal, dado el estado de caos antropológico que hoy impera en Chile, termina exculpando, purificando, elevando: se obtiene hasta funeral de Estado.

Por otra parte, les cuesta mucho a los actores públicos reconocer sus errores, porque tienden a sentirse superiores, de otro mundo, portadores de un fuego divino, Prometeos criollos. Y todo lo que pueda mostrarlos como humanos e iguales a los mortales que día a día comprobamos nuestra debilidad y reconocemos nuestros errores en el trabajo, en la familia, manejando, en las faltas de ortografía, etc., todo reconocimiento eventual los asusta, creen perder prestancia, imaginan la necesidad de tener que contratar una nueva asesoría en comunicaciones.

Se trata de una actitud teocrática, sí, de una auténtica aspiración a gobernar, a legislar, a juzgar, a comunicar, a crear cultura y artes, como si fueran dioses, aunque una buena cantidad de ellos, del Dios verdadero no quiera oír ni palabra.

Ricardo Lagos es ciertamente el caso más notable de autoexculpación y, por lo tanto, de aspiración teocrática. Lo fue durante su mandato, lo ha sido en su mesiánico peregrinar por el planeta y, en diciembre de 2009, bien podría transformarse de nuevo en una realidad de gobierno a lo divino. Nada hay en él de conciencia culpable sobre el Transantiago, o por Ferrocarriles, o por los restantes casos de corrupción galopante ocurridos bajo "la responsabilidad del mando".

Bueno, pero la Köbrich es nadadora no más, su caso es bien distinto a estar en el fragor de la política, podría objetarse. Falso: de vez en cuando, algún humano íntegro recuerda que se puede ser honesto; también en la vida pública, pasan cosas notables. José Antonio Kast, tiempo atrás, se equivocó manifestando una opinión peyorativa sobre la Presidenta, pero no vaciló en reconocer su error. Apenas debutaba como jefe de bancada del partido mayoritario, pero rápidamente llamó a La Moneda para decir: me equivoqué; y, por cierto, lo hizo sin buscar atenuantes. Y el ministro de Cultura de Hungría ha calificado la participación de su ejército nacional en la represión de la Primavera de Praga, hace 40 años, simplemente como "una vergüenza y un acto infame". Así aparecen los ejemplos si se los quiere buscar, aunque hagan falta pinzas y paciencia.

Justamente porque reconoció su error, a Kristel Köbrich se la veía "sonriente, fresca, lozana", afirmaba el enviado especial a Beijing.

Qué contraste con el ceño adusto, la mirada turbia, la voz disgustada de quienes dicen no tener nada de qué arrepentirse. Y, por eso mismo, seguramente cometerán más y más graves errores.

sábado, 23 de agosto de 2008

Dos excelentes comentarios

Independencia judicial y Estado de Derecho
PABLO RODRÍGUEZ GREZ
Decano Facultad de Derecho
Universidad del Desarrollo
De tiempo en tiempo, con porfiada insistencia, se evidencia en Chile la necesidad de abordar seriamente el problema de la independencia del Poder Judicial. Esta cuestión está íntimamente relacionada con la evolución que ha experimentado en los últimos años el ejercicio de la jurisdicción, especialmente al transferir a los tribunales ordinarios el llamado "contencioso administrativo". La situación de los "abogados integrantes" (que reclama un estatuto especial que rompa las ataduras de éstos con la Administración), el manejo del presupuesto judicial (hoy bajo control de las autoridades del Ejecutivo), la insuficiencia de recursos para la nueva justicia de familia y laboral (a fin de evitar el colapso de estas reformas), la supervisión de los gastos de la judicatura (que se ha querido entregar a la Contraloría General de la República), el nombramiento de jueces y ministros de las cortes de apelaciones y demás funcionarios de la judicatura (también en manos del Gobierno), la designación de los ministros de la Corte Suprema (con intervención del Presidente de la República y del Senado, ambos poderes esencialmente político-partidistas), etcétera. En suma, el Poder Judicial está subordinado al Poder Ejecutivo en lo fundamental y éste ejerce sobre aquél una influencia incontrarrestable.

La Constitución Política de la República consagra, como principio esencial, la independencia del Poder Judicial, poniendo énfasis en aquellas materias que durante el régimen de la ex Unidad Popular sirvieron para burlar las sentencias y hacer escarnio de las decisiones jurisdiccionales. La Carta Política prohíbe al Presidente de la República y al Congreso, en términos formales y explícitos, "avocarse causas pendientes, (y) revisar los fundamentos o contenidos" de las resoluciones judiciales, vale decir, adoptar determinaciones que tengan como antecedente lo obrado por los jueces en ejercicio de sus atribuciones.

No obstante este mandato ineludible, en la última designación de un ministro de la Corte Suprema, el nombre propuesto fue rechazado teniendo en cuenta el contenido de las sentencias pronunciadas por el candidato a ocupar un asiento en el Tribunal Supremo. La sola circunstancia de no adherir a una tesis interpretativa, a todas luces destinada a esquivar la aplicación de leyes vigentes que extinguen la responsabilidad penal de los militares encargados de los servicios de seguridad durante el régimen castrense, es un antecedente que inhabilita a los jueces para ascender en su carrera. Se quebranta así, una vez más, la independencia judicial y se somete a los magistrados a la voluntad política dominante.

Para justificar este estado de cosas, se invoca, como única fuente de legitimidad, aquella que surge de los pronunciamientos electorales. De ello se sigue que los poderes Ejecutivo y Legislativo intervengan en la generación de la judicatura, con el fin preciso de dotarla de respaldo político. Este razonamiento nos parece errado y contrario al mandato constitucional, puesto que la soberanía, que reside esencialmente en la nación, se ejerce por el pueblo, no sólo a través de "las elecciones periódicas", sino también por las "autoridades que esta Constitución establece", según reza el artículo 5 de la Carta Política.

Por consiguiente, la judicatura sólo será independiente cuando se rompan las amarras institucionales que la someten a la voluntad de los otros poderes del Estado. Mientras ello no ocurra, en mayor o menor medida, los jueces serán un apéndice de quienes ejercen la función ejecutiva y legislativa.

De aquí que seamos decididos defensores de la autogeneración, de la asignación a la judicatura de un porcentaje del presupuesto nacional, de conferirle plenas atribuciones para la administración de sus recursos, y de la tuición directa sobre todos aquellos organismos que sirven de apoyo a sus tareas. Para desacreditar esta proposición se sostiene que una estructura orgánica de esta especie conduce a la generación de castas corporativas que desvirtúan la función de impartir justicia. Desde luego, existe una serie de antídotos para que ello no ocurra (prohibiciones, incompatibilidades, inhabilidades, etcétera), que, desgraciadamente, no operan en los demás poderes del Estado en donde sí existen grupos dominantes que se manifiestan de generación en generación.

¿Sirven los anuncios financieros?
Juan Andrés Fontaine

Con bombos y platillos el gobierno lanza el tercer intento de hacer de Chile un centro financiero internacional. Es la llamada “reforma de mercado de capitales III” (RMKIII), que ha sido recibida con general beneplácito. Por ahora las autoridades no han revelado el contenido preciso de los cambios que preparan. Aunque, como es sabido, es en los detalles normativos donde habita el diablo estatista, la intención proclamada por la autoridad de avanzar en la modernización del mercado financiero es importante y debe ser respaldada.


Como bien señala el ministro de Hacienda, el crecimiento económico ocurre cuando son puestas en práctica nuevas ideas acerca de cómo producir y distribuir mejor los bienes y servicios. El mercado de capitales provee los medios para que esas buenas ideas sean realidad.


Hay que reconocer que se necesita coraje para promover en estos tiempos medidas de liberalización. La crisis crediticia norteamericana —hija de una fuerte expansión monetaria y de ciertas fallas en la regulación— ha arrojado una inmerecida sombra de duda sobre las ventajas del desarrollo del mercado de capitales. Pero, excesos aparte, la extraordinaria expansión de la economía global en los últimos años no habría sido posible sin su capacidad para diversificar riesgos y masificar el acceso al crédito. A nivel mundial, el peor daño que podría dejar el siniestro ocurrido es la marcha atrás en la materia.


Los últimos gobiernos han sido sorprendentemente activos en el terreno de las reformas de mercado de capitales. Durante el gobierno pasado Chile dio el crucial paso de abrir de par en par las puertas de su mercado de capitales al mundo. Además, la RMK I introdujo importantes medidas para el mercado de valores. Que una misma coalición gubernamental, tan poco entusiasta de las reformas pro mercado, resulte tan creativa e incluso audaz en esta área específica, es algo que ha de intrigar a los politólogos. He aquí la feliz conjunción de un equipo económico genuinamente convencido de los méritos de la reforma y la ausencia de vociferantes agrupaciones gremiales o sindicales que sientan afectados sus intereses.


Esta vez los anuncios han sido acompañados de una suerte de arenga, instando al sector privado asumir a cabalidad la modernización del mercado de capitales. Pero, es bueno no perder de vista los inmensos avances logrados gracias a 30 años de profundas reformas y la ágil respuesta de las empresas del rubro. Si hoy el esfuerzo de inversión es insuficiente para las metas de desarrollo a que aspiramos, no es en el mercado de capitales donde está la principal falla. De hecho, de acuerdo al respetado ranking de competitividad del IMD, de entre 55 países, el mercado de capitales chileno ocupa la sexta mejor posición. En cambio, en materia de regulaciones laborales y ambientales favorables al desarrollo quedamos relegados a un humillante puesto número cuarenta y cinco.


En verdad los tres pilares de nuestro mercado de capitales son dignos de elogio. Los bancos son sólidos, masivos y bien regulados. El mercado de bonos está en rápido crecimiento y es bastante más profundo de lo que se cree. Permite, por ejemplo, al Banco Central financiar US$1.000 millones mensuales de compras de dólares sin alterar significativamente los intereses reales de largo plazo y a las empresas acceder rutinariamente a créditos de 5, 10 o 20, a tasa fija y costo razonable. El mercado bursátil, tan frecuentemente criticado, es altamente competitivo, exhibe altas valoraciones y concita el interés cada vez más masivo de inversionistas nacionales y extranjeros.


¿De dónde nace entonces la necesidad de una reforma como la propuesta? En la carrera del desarrollo financiero la competencia es global. Aunque partimos primeros, no supimos consolidar esa ventaja constituyéndonos a tiempo en centro financiero regional. Ahora el riesgo es que, como en el caso ese de nuestro vivaracho ciclista olímpico, tras una lucida arrancada inicial, terminemos relegados a la cola.


La principal falla de nuestro mercado de capitales está en la falta de liquidez. La Bolsa es amplia —equivale al 120% del PIB—, pero su volumen de transacciones es bajo. Los bonos corporativos están creciendo fuerte (van en 12% del PIB), pero se mueven poco. La iliquidez hace menos eficientes y flexibles a los mercados.


La principal causa de la iliquidez es tributaria. Los impuestos de timbres y estampillas y a las ganancias de capital son una suerte de peaje a las transacciones financieras y perjudican la liquidez. La importante reforma de 2001 eximió de impuestos a ciertas ganancias de capital obtenidas en acciones y su índice de rotación se duplicó en cinco años. Lo más positivo de la anunciada RMK III es que extendería la exención a los bonos y a las cuotas de fondos mutuos. Desde luego, la ruta más directa es la derogación de los impuestos que inhiben el desarrollo del mercado, pero en su defecto, la excepción caso a caso que procura la autoridad es un camino que también puede llevar a Roma.


La mejor integración de nuestro mercado de capitales al mundo es otro de los objetivos que persigue la RM K III. Aunque en esta materia ya hay avances muy sustanciales, todavía hay obstáculos que remover. Nuevamente, ellos son tributarios y regulatorios. Por ejemplo, una reciente norma permite listar acciones extranjeras en la bolsa nacional, pero un dictamen de la autoridad tributaria —emitido hace sólo dos meses— interpreta que, a diferencia de las acciones chilenas, ellas no están exentas a las ganancias de capital. Ello hace letra muerta a la referida autorización. Sólo cabe esperar que los anuncios de RMK III no corran igual suerte.


La reforma contendría además una reestructuración de la correspondiente superintendencia, supeditándola a un consejo colegiado, autónomo y técnico. En la actualidad, la autoridad reguladora interpreta la ley, fiscaliza y sanciona las infracciones. La primera función sería mejor servida por un consejo independiente, como el del Banco Central. Es dudoso, en cambio, que esa fórmula trabaje bien las otras dos funciones.


La anunciada RMK III ha levantado grandes expectativas. Pero hay otras dos iniciativas gubernamentales que en verdad son más importantes. Una es el proyecto de ley que permite la creación de una cámara de compensación central, lo cual subsana una falla de nuestra infraestructura financiera que hoy nos deja imposibilitados de servir de centro financiero internacional. La otra es el reglamento de inversiones de los fondos de pensiones —cuyo proyecto ya es público—, que flexibiliza significativamente las opciones abiertas a estos megainversionistas institucionales. Específicamente, les permite transformarse en un poderoso motor en el desarrollo del mercado de los llamados productos derivados, la especie menos desarrollada de la flora financiera chilena. Con o sin RMK III, son estos dos pasos muy positivos en la modernización del mercado de capitales.

viernes, 22 de agosto de 2008

Dos comentarios clarificadores

El fin de la Odisea
Leonidas Montes

Homero nos narra, en la Ilíada y la Odisea, las andanzas de Ulises. Todo partió con la épica lucha de diez años contra Troya. Después de la victoria, sigue la Odisea: el regreso de Ulises a su hogar en Itaca. Es una larga aventura navegando por el Mediterráneo. Esta etapa también duró diez años. Después de todo, Ulises, cansado y más viejo tras sus asombrosas peripecias durante veinte años, logró volver junto a su querida Penélope.

La historia de la Concertación tiene algunas similitudes con la trama homérica. Ha sido un largo y aventurado viaje de casi veinte años. Y podemos distinguir dos períodos de diez años: la Ilíada (Aylwin, Frei) y la Odisea (Lagos, Bachelet).

La Ilíada de la Concertación se inicia con la recuperación de la democracia. Las elecciones le dieron 55% a Patricio Aylwin. La alegría y el entusiasmo llegaron a las playas de Troya. Era la joven, prometedora y colorida imagen del arco iris. La Concertación iniciaba una larga batalla de reconstrucción de la democracia. Fue una verdadera lucha, llena de esperanzas y dificultades (sólo recuerde el boinazo del 93).

En ese entonces existía una épica, un sentido de lucha en este proceso de democratización. Había una inspiración tras la carta de navegación de la Concertación. La figura de Patricio Aylwin es un fiel reflejo de ello. Lo siguió Eduardo Frei. Pero quizá después de 10 años de lucha, llegamos al fin de la Ilíada de la Concertación. Eso sí, no se necesitó de un caballo de Troya. Pinochet fue detenido en Inglaterra. Este episodio puede considerarse un punto de quiebre. Incluso algunos plantearon que al fin se había cumplido la transición.

Así comienza la segunda etapa, la Odisea: el largo viaje de regreso. Es el período de las aventuras de Ulises navegando por aguas turbulentas. Aquí surgen algunos inconvenientes. Ricardo Lagos fue elegido después de una peligrosa tormenta. Durante su gobierno se escucharon algunos cantos de sirenas. Y pasamos, casi en estado bipolar, de un Lagos autoritario a una Bachelet acogedora. Este cambio de marea ocasionó nuevas amenazas a la travesía. Desde las profundidades surgieron los cíclopes políticos. Estos monstruos mitológicos fueron bautizados como díscolos. Y en lo poco que queda, las aguas se ven crispadas y revueltas.

Se ha debatido si en la Concertación existen dos almas. La respuesta políticamente correcta es decir que dentro de la coalición gobernante existen varias. Lo cierto es que este gobierno se ha debatido entre sus dos almas. Una entiende el mercado, y lo valora. Otra no lo entiende, y desconfía. Un sector progresivo cree en la iniciativa individual. Otro, en la mano dura de un poderoso Estado fiscalizador. Nos debatimos en esta dualidad irreconciliable. Y así el bote de la Concertación navega, con inesperados giros de timón, de un lado para otro.

A casi un año de las próximas elecciones presidenciales, después de casi veinte de navegación, la metáfora de la épica de Ulises parece pertinente. La Concertación termina su larga travesía. La revista The Economist ya mencionó un giro del péndulo político hacia la derecha en Latinoamérica. Y Chile fue citado como ejemplo. La fatiga después del viaje es evidente.

Pero esta última etapa ha sido también dolorosa para la Concertación. Al terminar con el histórico subsidio electoral a la DC, Pepe Auth dio una poderosa señal de bienvenida al cruel mercado de la política. Ya casi no quedan figuras como la de un emblemático Edgardo Boeninger, símbolo moral de esa épica de recuperación de la democracia.


En lo que queda de esta navegación, muchos miembros de aquella homérica Concertación hoy reman para su lado. Ya no existe una épica en la Concertación que los una. Más bien parece el síndrome del desembarco. Y quién sabe si Penélope se encontrará tejiendo.

Bolivia, luces y sombras
Oscar Fuentes

Desde 1982 los bolivianos vienen ininterrumpidamente votando para dirimir diferencias y liderazgos. En diciembre de 2005, un 54% eligió a Evo Morales para la Presidencia de Bolivia. Una amplia expresión popular quería cambiar la forma tradicional de hacer política en Bolivia y construir un país mejor.

Fortalecer la unidad nacional, permitir más inclusión social y racial, más dialogo, más trabajo y mejores condiciones de vida. La gente no entendía ni aceptaba que Bolivia, con tantos recursos y con buena capacidad laboral, siguiera siendo el país más pobre y atrasado de Sudamérica.

El nuevo Gobierno no leyó bien el mensaje. No se trataba de refundar Bolivia como un país indígena mirando al pasado ni tampoco convertirla en un Estado socialista totalitario con olor al Caribe. El tema no era escribir una nueva Constitución para hacer tabla rasa de toda una tradición republicana del país, sino darle a Bolivia una motivación que trajera una dinámica creativa, una gestión correcta y confianza nacional.

En lugar de ello, se le subió artificialmente la temperatura al país, no se avanzo en ninguna dirección y solamente se fue creando un escenario de violencia. Muchos olvidaron que Bolivia es mestiza, tampoco recordaron que los grandes objetivos nacionales, en todos los países, no se alcanzan sin diálogo y sin consenso.

Este fue un olvido de todos los sectores políticos y en agosto 2008 nuevamente el pueblo, que es el soberano, les volvió a recordar que había que buscar unidad en la diversidad. Mayorías aún más altas no aceptaron revocar los mandatos del Ejecutivo ni de las fuertes prefecturas regionales opositoras y autonomistas. En una jornada tranquila, se volvió a pedir diálogo y unidad nacional. Espacios para un gobierno central dinámico y más agil, junto con mayor autonomía para las regiones.

El Gobierno había sido el principal responsable de que se malograra el escenario inicial y se perdiera mucho tiempo en debates inconducentes. Pese a ello, el pueblo reiteró su confianza a la clase política y abrió en las urnas una segunda oportunidad para crear una Bolivia en que quepan todos los bolivianos.

Se desarrollan las capacidades, crece la confianza, se fortalecen las instituciones y el país quedaría en mejores condiciones para hacer frente a sus verdaderos enemigos, que son la corrupción y la droga. Cuando en Bolivia cambiaban los actores políticos, el escepticismo popular solía decir “es la misma chola con distinta pollera”. Una convicción compartida es indispensable para recuperar la fe y la confianza.

La región sudamericana debe ayudar a Bolivia a salirse del viejo discurso. La emergencia indígena no es algo nuevo. En 1927, el indígena Manuel Chachawayna postuló a una diputación regional, y si bien no ganó, pudo anticipar que en el futuro vencerían porque eran mayoría. La revolución del 52 dejo en claro que nunca más habría en Bolivia política sin indios.

Al ser elegido, Evo Morales dijo “…primero vencer, luego convencer”.


Si bien la segunda parte aún la está debiendo, éste podría ser un camino para que Bolivia se encuentre a sí misma.

“…primero vencer, luego convencer…”. Si bien la segunda parte aún la está debiendo, ha hecho una tibia apertura al diálogo y los sectores opositores no deberían restarse. A estas alturas, todos deben tener muy claras sus posibilidades y limitaciones. Un diálogo sensato y realista puede ser el camino hacia lo que Bolivia quiere.

jueves, 21 de agosto de 2008

Tres comentarios de lujo

Tres chilenos incómodos
Hermógenes Pérez de Arce
Alborozado, le comenté a un tenista el dramático triunfo de Fernando González sobre James Blake en Beijing, que no tuve la suerte de ver. Pero me dijo que había quedado incómodo:

-Una pelota decisiva rozó la raqueta de González y se fue afuera. El árbitro no advirtió el roce y le dio el punto al chileno. Blake reclamó, pero González se hizo el desentendido. El americano perdió los puntos posteriores y el partido, pero yo quedé muy incómodo -me confesó el tenista.

Luego otro chileno, en carta al diario, también manifestó su in-comodidad con nuestro tenista, "quien se hizo olímpicamente el leso con una pelota que le pegó en su raqueta y que no reconoció".

El resto del país no parece estar incómodo, sino feliz. Una medalla de plata es un logro meritorio y escaso en nuestro medio.

Y si González hubiera reconocido que la pelota tocó su raqueta y hubiese perdido por eso la opción a la medalla de plata, ¿qué estaríamos diciendo? A lo mejor el gesto habría resultado más valioso que la medalla. Y el ejemplo habría sido muy motivador.

Nos hace falta. Entre un tercio y el 40 por ciento de los pasajeros evade el pago de la tarifa en el Transantiago. El "robo hormiga" en tiendas y supermercados es gigantesco. Los rateros chilenos son famosos en Europa. Pagan justos por pecadores, porque los chilenos honestos sufren un trato vejatorio, particularmente en España, a raíz de las sospechas que recaen sobre ellos debido a los compatriotas manilargos. Y en una tienda sueca el canal de la UC filmó, hace unos tres años, un letrero que decía: "Si sorprende a un chileno robando, no lo denuncie, porque esa conducta es parte de su naturaleza".

Nuestra naturaleza. No puedo lanzar la primera piedra. Hace muchos años, un sacerdote norteamericano de mi colegio, llegado hacía poco, el father Teal, salió de la sala durante una prueba. Yo vi que todos sacaban entonces el libro para copiar, e hice lo mismo. Pero hubo uno que no. Se llamaba Juan Domínguez Marchant. Falleció no hace mucho y toda la vida lo admiré por ese ejemplo de integridad que nos dio. El resto del curso obtuvo 6 o 7 y él sólo un 5, la peor nota, pero legítima. (A lo mejor algún otro tampoco copió, pero yo no lo vi). El father Teal, por supuesto, jamás sospechó ni habría concebido que alguien hubiera copiado. En su país impera otro nivel ético. Lo revela un libro impresionante, "Cómo la gente buena hace elecciones difíciles", de Rushworth M. Kidder. Uno lo lee y piensa que los estándares de allá nada tienen que ver con los nuestros. Refiere una licitación naval multimillonaria, en que a uno de los gerentes se le quedó olvidado un documento con todos los datos de su propuesta. Un gerente de la competencia lo recogió y consultó al presidente de su empresa qué debía hacer. El directorio, por unanimidad, le pidió la renuncia inmediata al gerente por siquiera consultar y no haber devuelto el documento sin mirarlo.

Una gran tienda norteamericana se instaló en el mall Alto Las Condes al inaugurarse éste. Pocos años después leí que había decidido abandonar el país porque -explicaba- carecía de la tecnología para impedir los hurtos masivos de los clientes, en la cual sí eran expertas las tiendas locales. Por supuesto, el costo de tanto hurto lo pagan los compradores honrados a través de más altos precios.

Los chilenos estamos felices con la medalla de plata de Fernando González. Yo, sin autoridad moral para lanzar la primera piedra, me limito a añadirme a la menguada lista de los felices, aunque incómodos.

En Praga y en Santiago
Gonzalo Rojas Sánchez

El 20 y 21 de agosto de 1968 -40 años atrás exactamente- no son sólo días de ignominia para la Unión Soviética y los restantes países del pacto de Varsovia que invadieron Checoeslovaquia. Lo son también, y con especial gravedad, para el Partido Comunista de Chile y sus actuales aliados.

El PC criollo siguió con gran interés todos los acontecimientos de Checoslovaquia, dedicándoles -antes y después de la invasión- amplia y continua atención a través de su órgano de prensa, El Siglo, por la importancia de los aspectos doctrinales y estratégicos que estaban en juego. Inicialmente, el Partido chileno vio con simpatía el proceso de cambios llevados a cabo en Checoslovaquia, ya que, a su juicio, había que superar los errores cometidos y quienes debían hacerlo eran los propios checos. Pero, al conocer la entidad concreta de esos cambios, los comunistas chilenos calificaron la realización de algunos de ellos como una amenaza al socialismo, provocada por el "imperialismo" y "los reaccionarios dentro de la propia Checoslovaquia".

En todo caso los comunistas chilenos consideraron, hasta el día de la invasión, que quienes debían conjurar la amenaza eran los propios comunistas checoslovacos, en unión "fraternal" con el Partido Comunista de la URSS. El PC de Chile apreció siempre el caso checo como un problema que afectaba en sus resultados a todo el mundo socialista. De ahí su insistencia en la necesidad de conducir el proceso en el marco de la "unidad internacional-proletaria" y de los principios del marxismo-leninismo.

Producida la invasión, la adhesión del PC de Chile a la medida adoptada por la URSS y los demás firmantes del Pacto de Varsovia, fue rotunda. El Partido chileno consideró imprescindible dejar de lado matices y centrarse en un hecho fundamental: el socialismo estaba amenazado en Checoeslovaquia y, por lo tanto, había que tomar las medidas para protegerlo; correspondía al Partido Comunista de la URSS determinar las acciones concretas que había que adoptar, optándose en el caso checo por la invasión militar. La fidelidad del comunismo chileno a la doctrina Brezhnev fue, entonces, absoluta, aunque manifestó ciertos reparos por los procedimientos concretos empleados.

Ante los ataques que sufrió su postura -diferente de la de muchos otros Partidos comunistas del mundo, que rechazaron la invasión- el Partido Comunista de Chile montó toda una campaña destinada a difundir su posición y a rechazar las críticas que los demás sectores, también los de la izquierda chilena, hicieron con enérgicos argumentos.

La adhesión de los comunistas chilenos a la doctrina Brezhnev ponía -al menos desde un punto de vista teórico- en grave riesgo la seguridad nacional de Chile, puesto que en el caso de producirse el acceso del Partido chileno al poder, la defensa del socialismo constituiría un valor superior a la misma soberanía nacional. En 1968 los comunistas chilenos habrían estado dispuestos a llamar y recibir a las tropas de la URSS con tal de mantener un régimen socialista en Chile, si las circunstancias políticas la hubiesen exigido, y las condiciones militares lo hubiesen permitido. Quizás estas últimas fueron las que faltaron en 1973.

Hoy, -dicen los DC- una supuesta exclusión justifica los pactos por omisión. Que cada uno cargue con sus vergüenzas históricas.

Un satélite sin agencia espacial
Guillermo Pattillo, Tomás Duval, Instituto Libertad

La Agencia Chilena del Espacio, institución destinada a identificar, formular y ejecutar políticas, planes, programas, y demás actividades relativas a materias espaciales, no existe: no es más que una Comisión Asesora Presidencial, como lo señala el Decreto 338, de agosto de 2001. Aunque la comunidad científica nacional y la opinión pública informada recibieron favorablemente la creación de la comisión, lamentaron su carácter virtual, pues esperaban, desde hacía tiempo, una verdadera agencia; una capaz de elaborar la política espacial nacional. Su creación respondía a una larga aspiración nacional, dado el progreso de esta ciencia en el mundo. Era un paso esperado tras el desarrollo económico alcanzado por nuestro país y su necesaria correlación científico-técnica que, en materia espacial, se supone ya había comenzado con los lanzamientos realizados por la Fuerza Aérea en 1995 y en 1998.


El 27 de diciembre de 2001, a sólo meses de la creación de la comisión, el Presidente Lagos convocó a sus integrantes, alentándolos a avanzar en los trabajos propuestos por el decreto constitutivo, tal de ganar tiempo para cuando el Ejecutivo estuviese en condiciones de enviar al Congreso el proyecto de ley que crearía la agencia. La comisión trabajó entre esas fechas en dos ámbitos, uno de tipo técnico-científico y otro de carácter jurídico, trazando ciertas líneas en lo que podría, por una parte, llegar a constituir una política nacional espacial y, por la otra, proponiendo algunas iniciativas que pudiesen concluir con la creación de la esperada agencia.


Han transcurrido siete años desde la constitución de la Comisión Asesora y pronto se cumplirá el mismo tiempo desde que tuvo lugar la reunión en La Moneda. A partir de ese momento sólo se ha sabido de la eventual compra de un satélite en 2006, proyecto dejado sin efecto en esa oportunidad, y de la adquisición ahora a la empresa francesa Astrium de un satélite que se lanzaría en 2010. Su compra y lanzamiento, sin que se haya creado con anterioridad una Agencia Chilena del Espacio, pero, más aun, sin que se haya conocido la formulación, planificación y ejecución de una política nacional en materia espacial, con toda razón hace surgir dudas. Poe ejemplo, ¿para qué se compra el satélite? ¿Quién lo manejará? ¿Cuál es su utilidad? Y la principal de ellas: ¿por qué no se ha seguido el proceso lógico, creando una Agencia del Espacio que elaborara y planificara una política espacial cuyo resultado fuese la adquisición de un satélite?

miércoles, 20 de agosto de 2008

Comentarios imperdibles.

Ayudamemoria para un precandidato
Gonzalo Vial

El último ex presidente de la República y hoy precandidato al mismo cargo para 2009 —nos informa El Mercurio, el 10 de agosto— no está preocupado “de la «hojarasca» de la pequeñez política”, sino “pensando en 50 años más”, del “proyecto país” a ese plazo. Y con miras tan elevadas, uno de los problemas que lo inquieta y motiva “sobremanera”, es la desgracia de que Chile sea “un país con poca gente, en especial considerando el envejecimiento creciente y cómo ha aumentado el número de habitantes en Perú, Argentina y Bolivia”.

Me felicito ante esta conversión, tan satisfactoria para quienes HACE MUCHO TIEMPO venimos señalando el problema que ahora denuncia el precandidato, y su gravedad. Actitud, por otra parte, tan valerosa como sorprendente en el precandidato mismo. Pues éste es fundador, alma y motor de la Concertación que nos gobierna hace dieciocho años; ha sido ministro influyente o jefe del Estado durante TODA ella hasta 2006, y aspira a continuar representándola en 2010/20014. Y nunca él u otro personero de la Concertación había manifestado, durante estas casi dos décadas, NI SIQUIERA QUE EXISTIESE UNA POBLACION DEMASIADO PEQUEÑA Y EN TRANCE DE DISMINUIR.

Pero... más vale tarde que nunca. Y para ayudamemoria del precandidato y sus expertos, vaya la minuta que sigue, simple, elemental si se quiere, pero quizás útil para quienes entran a considerar el problema en tal estado de virginidad.

1. EL COMIENZO. Esto partió hacia 1967, por una exigencia que hizo la Alianza para el Progreso al Presidente Frei Montalva, si quería que Chile recibiera préstamos de ese organismo: reducir drásticamente nuestro crecimiento poblacional, controlando de modo masivo la natalidad mediante programas anticonceptivos. Tres reuniones de la Alianza (abril a septiembre de 1967) formularon este úkase. Y el Gobierno de Chile lo aceptó. El único en protestar fue Radomiro Tomic. Pronosticó ¡a treinta años plazo! la caída poblacional que vivimos. Irónicamente, dijo que la Alianza había discutido a fondo la reducción de la población... y nada la reducción de los armamentos.

2. APROFA, rama de la IPPF (Federación Internacional de la Planificación de la Familia). Este organismo mundial de control de la natalidad ha sido el alma y el instrumento técnico de la despoblación chilena. Ha trabajado infatigablemente por ella durante más de cuarenta años, celebrando convenios con el ministerio y los servicios de salud. El régimen militar la mantuvo relativamente —sólo relativamente— a raya pero, según ella misma se jactaba hacia 1989, sin lograr romper su coyunda con los organismos de salubridad. Sólo uno que otro golpe demasiado audaz le ha fracasado. Por ejemplo su propuesta de los años ’70, financiada por la IPFF, de esterilizar 8.000 chilenas al año.

3. LA “PANDILLA”. APROFA ha logrado colonizar mentalmente a un grupo relativamente pequeño, pero fanático y resuelto, de funcionarios de los organismos estatales de salud (la “Pandilla”), para los cuales limitar la natalidad ha sido una religión, haciéndola efectiva por todos los medios (algunos ilegítimos, como implantar la T intrauterina a adolescentes sin conocimiento de sus padres) y con el mayor desprecio por sus superiores, ministros inclusive, que no compartieran sus ideas. Y desprecio asimismo por las mujeres pobres, a las cuales prácticamente se ha impuesto la anticoncepción en hospitales, policlínicos y consultorios.

4. La Pandilla y APROFA jamás han discutido con nadie sus objetivos y procedimientos. Partidos de gobierno, sociedades científicas, universidades, ¡aún los consejos de gabinete!... todos en ayunas. Pandilla/APROFA son un poder secreto, un Estado dentro del Estado.

5. Lo único que no previeron APROFA ni la Pandilla fue que su “trabajo” conduciría a la despoblación. Todavía en 1989, APROFA aseguraba: “el crecimiento natural (de la población chilena) es aún muy alto”. El decenio siguiente se derrumbó sin que nadie se diera cuenta. En mayo de 1999 el INE anunció que los chilenos habíamos alcanzado los 15 millones. No era cierto. Sólo logramos esa cifra en 2002. Según los estudios más optimistas (CEPAL), subiremos a gatas hasta los 20 millones (2035), y desde el 2050 BAJAREMOS DE POBLACION. Otro estudio (Adimark) afirma que el 2050 sólo seremos 11 millones. En 1992, el promedio de hijos por mujer chilena era 2,6. El 2003, 1,9. Hoy es entre l,2 y 1,8.según el estrato socioeconómico.

6. Recomendaciones para que los expertos del precandidato estudien el problema poblacional:

A) Que su solución sea nacional, ojalá consensuada, y por lo menos discutida y resuelta a la luz del día, y no en los sótanos de la Pandilla.

B) Alejar a los teóricos febriles, por ejemplo a quienes quieren convertirnos en una nueva Finlandia, “país pequeño, ultratecnologizado y con un alto estándar de vida” (El Mercurio, crónica citada). Lo malo, entre varias cosas, es que Finlandia tiene una superficie inferior a la mitad de la chilena. ¿Qué haremos con el resto? ¿Arrendarlo?

C) Alejar también a los fanáticos de la anticoncepción. Por ejemplo, a la alta funcionaria actual que, en este mismo diario, recomendaba que las mujeres casadas exigieran a sus maridos el uso regular del condón. Medida, por cierto, poco positiva para el auge poblacional.

D) Reestudiar el dogma anticoncepcionista, de que las familias reducidas son más prósperas. No parece calzar con la experiencia de quienes conocen el medio popular, ni con el hecho de que los dos millones de indigentes y pobres extremos de la encuesta CASEN 2006, pertenezcan a hogares con menos de dos hijos promedio.

E) Proteger y estimular a la familia “con libreta”, la que viene de matrimonio. Ella conduce a que haya más chilenos, adicionalmente mejor criados y formados. Llamar “familia” a cualquier apareamiento, no, aunque denote intensa sensibilidad emocional.

F) Por lo menos no tratar, legal y administrativamente, PEOR a la pareja casada que a la conviviente, como sucede hoy en materia tributaria, habitacional, etc.

G) Desincentivar el sexo adolescente o promiscuo, que desvalorizan o dificultan el matrimonio. A lo menos, no declararlos normales, inocuos y con una falsa garantía de seguridad, como en las campañas oficiales de educación sexual y prevención del SIDA y del embarazo juvenil.

H) Reestudiar las normas legales y administrativas que son abiertamente negativas para el aumento de la población, como el divorcio-repudio por abandono del hogar de tres años, o la esterilización de mujeres casadas y analfabetas, desde los 18 años, sin razón médica, a su sola petición, sin siquiera conocimiento del marido, y obligatoria de ejecutar para los servicios de salud.

Estas recomendaciones coinciden en mucho con las que hacen los “reaccionarios”... pero no es a los reaccionarios que se les ha caído la población.

¿Qué? ¿Creo oír un “muchas gracias” de los expertos poblacionales del precandidato? De nada.

EL COLUMNISTA MERCURIAL DEL “MIEDO”, al cual se refería mi columna anterior, responde a ese comentario. Reconoce que “cae de maduro” que “el miedo no siempre es malo”.

Quedo sorprendido, pues toda su censura a la “Derecha” ha sido la de proceder sólo por miedo respecto a lo que propone la “Izquierda”. Suponiendo que sea efectivo —aunque no lo demuestra hasta la fecha el columnista—, le quedaría una segunda demostración: que ese miedo era “malo”. Tampoco la hace.

No es razonable pedir que le creamos todo bajo palabra.

Podríamos partir por lo que explica detalladamente esta columna el 12 de agosto .A saber, que los años ’60 y comienzos de los ’70 la “Izquierda” nos propuso mayoritariamente una economía basada en la propiedad colectiva, y políticamente la abolición de la democracia tradicional, para remplazarla por una revolucionaria, marxista-leninista, estilo Cuba. Obviamente se equivocaba, ya que ahora la “Izquierda” rechaza lo que ayer defendía. El domingo un ex GAP y actual “diputado designado” conforme a la Constitución de Pinochet, declara a El Mercurio las diferencias entre “el PS de hoy y el de los años 70”: “Abandonar el marxismo leninismo... Reivindicar la democracia como valor en sí”. Eso sostenía la “Derecha” en aquel tiempo. Tenía razón: su contraria lo reconoce. ¿Fue oposición “por miedo”? ¿Qué importa? La “Derecha” —como dice el columnista— “pronosticaba (entonces) las peores catástrofes” y no “se produjo ningún colapso”. Pero el columnista parece haber olvidado por qué no hubo colapso; se le ha borrado de la mente el 11 de Septiembre de 1973.

Esa maldita inflación
Felipe Morandé
La inflación anual en julio alcanzó 9,5%, igual que en junio, la cifra más alta desde septiembre de 1994 y más de tres veces mayor que la meta del Banco Central (BC). Los indicadores subyacentes, calculado uno por el INE -el IPCX, que resta los productos perecibles y los combustibles- y el otro por el propio BC -el IPCX1, que resta al IPCX los precios regulados- mostraron en julio variaciones en doce meses entre 8,5 y 9%. La inflación de los bienes llamados "no transables" (es decir, aquellos que no son susceptibles de ser exportados o importados y que dan cuenta del 52% de la canasta del IPC) ya está en los dos dígitos desde abril pasado. Y aun si aceptamos que el impulso a la inflación local vino desde afuera por los aumentos en los precios del petróleo y los alimentos (maíz, trigo, arroz, etc.) y, por tanto, descontamos estos dos ítems del IPC total, la inflación anual a julio casi alcanza el 6%, esto es, dos veces la meta del BC.

Así las cosas, la alta inflación nos tiene a todos muy molestos, a muchos angustiados y a algunos hasta avergonzados. Aquellos que viven de un sueldo o salario, ven cómo la creciente inflación carcome con mucha celeridad su poder adquisitivo, especialmente si son de los primeros quintiles de ingreso y su consumo de alimentos representa una proporción mayor de su presupuesto. De hecho, para ellos la inflación supera el 11% a estas alturas, sin considerar que los santiaguinos no han visto subir el valor del transporte urbano desde hace más de un año: si el boleto del Transantiago subiera hoy según el polinomio que se usaba para ajustar el valor del pasaje de las micros amarillas, la inflación sería 10,5% en vez del 9,5% registrado en julio (hay que recordar que el IPC actual se mide para Santiago únicamente).

Los salarios se ajustan mucho más lento que la inflación y esos ajustes hasta ahora con suerte compensan la inflación pasada. Además, el aumento en las tasas de interés de los créditos de corto plazo y de las tarjetas de crédito, sumado a mayores dificultades para acceder a crédito, no hace sino que el problema sea aún más doloroso.

Las autoridades del Banco Central deben estar algo avergonzadas, porque su compromiso es mantener la estabilidad de precios, definida por el mismo ente emisor como una tasa anual de inflación de 3% dentro de un margen de tolerancia de +/- 1%, y eso no se está cumpliendo ni de lejos. Es cierto que fuimos todos sorprendidos por la persistencia de los altos precios de los commodities a nivel global, y por la segunda ola de aumentos de estos precios en marzo del presente año. Pero también es cierto que esperaron demasiado para endurecer el discurso y la política monetaria. Esperaron hasta que las expectativas estaban desancladas y el mercado pedía a gritos una postura más dura para enfrentar la inflación. Giraron demasiado a cuenta de la alta credibilidad conseguida en los dieciocho años previos, de una eventual menor desindización de la economía y de la reversión de los precios de los commodities a nivel internacional. Desde hace tres meses, el Banco Central está lanzado en una política mucho más clara para enfrentar la inflación, con el principal propósito de convencer al mercado de que está dispuesto a hacer lo necesario para reducir la inflación. Sin embargo, una de las lecciones que dicha entidad puede sacar es que, en el marco de un esquema de metas de inflación, cuando se está en presencia de aumentos de precios externos, puede ser prudente jugársela por una política monetaria preventiva un poco más dura. Esto haría más creíble que la inflación se acercará a la meta en el horizonte de veinticuatro meses, aun cuando los aumentos de precios externos sean persistentes; y si no es así y los precios externos revierten su trayectoria rápidamente, entonces el BC puede cambiar flexiblemente la orientación de su política monetaria.

Una segunda lección es que los impulsos de costos que acarrean los aumentos de precios externos encuentran un terreno fértil para ser traspasados a precios internos cuando la economía local se encuentra con una demanda creciendo fuerte. Desde 2004 hasta este año (proyectado), el consumo privado habrá crecido 39,5% en total, mientras el gasto fiscal lo habrá hecho en 40% (todo ello a precios constantes), en tanto el PIB habrá crecido un mucho más bajo 27,5% acumulado. Es efectivo que buena parte de este exceso de demanda se ha traducido en que las importaciones están creciendo a un ritmo muy elevado, pero no se puede olvidar que los precios al por menor de los bienes importados contemplan un no despreciable componente de servicios que es muy sensible también a las presiones de demanda. En otras palabras, una demanda creciendo fuerte puede validar los aumentos de costos y hacer su efecto más persistente (segunda vuelta), y eso es exactamente lo que ha estado ocurriendo en Chile este año.

Por eso, es bueno que no sólo la política monetaria siga endureciéndose, sino que además se requiere de un importante ajuste en el crecimiento del gasto fiscal. Pero que sea de verdad y no sólo retórica. El anuncio hecho recientemente por Hacienda en cuanto a que el aumento real del gasto este año será de 6,8% (después de haber crecido 10,5% el primer semestre) no representa un ajuste relevante toda vez que es lo que de todas maneras tenía que hacer para cumplir con un superávit estructural de 0,5% del PIB. El problema de Hacienda es que sobre ejecutó el gasto en el primer semestre y que la inflación efectiva ha sido mucho mayor a la contemplada en el presupuesto. Ahora tiene que afrontar las consecuencias. La prueba de la "blancura" para Hacienda estará dada por el proyecto de ley de presupuesto 2009. Cualquier aumento mayor a un 4 o 4,5% no parecerá muy colaborador con el propósito de reducir la inflación y puede forzar al Banco Central a seguir una política monetaria más restrictiva, afectando eventualmente la inversión privada y apreciando el peso en términos relativos.

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