jueves, 21 de enero de 2010

Algunos No Aprenden (O No Quieren Aprender, por Rodrigo Lema González.



La indiscutible victoria de Sebastián Piñera en las elecciones presidenciales de ayer no sólo desató la alegría de una cantidad importante de chilenos, que vieron la posibilidad de oxigenar definitivamente a una política de la Edad Media. Desgraciadamente, también despertó la tristeza no sólo de quienes apoyaron la candidatura de Eduardo Frei -lo que es comprensible-, y lo que es peor, la ira de ciertos sectores de la sociedad que están empecinados en negarle la sal, el agua y hasta el aire al futuro gobierno. Las señales más evidentes de esto se han dado en el mismo Facebook -donde se han formado numerosos grupos para este propósito- y en las ediciones electrónicas de medios como La Nación, en la que se ve que algunos no pueden creer que se les haya muerto la gallina de los huevos de oro -basta leer los comentarios en las noticias alusivas para darse cuenta-.

Curiosamente, hay muchos jóvenes de mi edad entre estos individuos, y políticamente podemos situarlos en el sector autodenominado "progresista", que más parece contagiado de todas las prácticas por las que la Concertación fue desalojada del poder: sectarismo, intolerancia, revanchismo y resentimiento. Lo inexplicable es que, desde Bachelet para abajo, todos los oficialistas le desearon lo mejor a Piñera cuando asuma en marzo, y aseguraron que harán una oposición constructiva. Pero parece que algunos no escucharon el mensaje, o simplemente les rebotó. Y articulando furia, se han quedado con esta lamentable postura.

Algunas muestras de sus "argumentos" han sido calificar de "idiotas", "vendidos" y otros epítetos de grueso calibre que no reproduciré aquí a los 3.582.800 electores que votaron por el candidato de la Coalición por el Cambio. Sin ir más lejos, les daré un ejemplo. Ayer, cuando Patricio Rosende terminó de dar el primer cómputo -60% de las mesas escrutadas-, uno de mis contactos en Twitter, lanzó una frase muy chilena, que comienza con "P" y termina en "A". Cuando le hice un reply animándolo a aceptar la derrota de Frei, me respondió que "dejara tranquilo a quienes amamos la democracia", etiquetándome automáticamente como antidemócrata.

Me quedé para adentro. Eso equivalía a tachar al 51.61% de los votantes como algo que no eran. Sabía que no estaba feliz, pero no era motivo para que reaccionara así. No sólo fue una falta de respeto, sino que una actitud que no corresponde a una persona civilizada. Una parte de la nobleza humana es saber aceptar cuando pierdes.

La elección fue 100% transparente, sin retrasos ni actos anormales. Hasta los medios extranjeros destacaron la madurez cívica de nuestro país. Señores "progresistas", si tanto defienden la democracia, deben aceptar la decisión que la población tomó, aunque no sea de su gusto. De lo contrario, sólo demuestran ser unos sciatnache -"intolerantes" en Calarneano- de falso discurso. Y desgraciadamente, esta clase de personas no son las que necesitamos para progresar.

Acount