viernes, 31 de octubre de 2008

Punto de inflexión, por Andrés Allamand

Punto de inflexión

Los ingenieros afirman que un “punto de inflexión” es aquel en que “las curvas cambian sus concavidades”. En lenguaje simple, es aquel en que las tendencias se invierten.

Hasta ahora, la Concertación exhibía un récord perfecto: nunca había perdido una elección frente a la Alianza. Los resultados ratificaron que hoy es una fuerza declinante y la Alianza una ascendente.

Y si alguna duda subsistía de la derrota de la Concertación, los hechos de esta semana la confirmaron: la dramática renuncia de Soledad Alvear, la caída libre del PDC, las recriminaciones cruzadas entre el PS y el PPD, los vanos esfuerzos de Camilo Escalona por “disciplinar” sus huestes, las insólitas propuestas de integrar al Partido Comunista al gobierno y el abrupto cambio de escenario presidencial. Incluso el éxito relativo de las dos listas en la elección de concejales hizo recordar la frase de Pirro, quien tras derrotar a los romanos en una sangrienta batalla afirmó : “Otra victoria como ésta y estaré vencido”.

El éxito de la Alianza no es sólo producto del enorme desgaste de la Concertación. Es el resultado de una triple convergencia: la unidad de sus fuerzas, la energía de su acción opositora y el liderazgo de Piñera.

Hasta ahora la unidad era el atributo más destacable de la Concertación y la división un pesado lastre para la Alianza. Hoy los papeles han cambiado: mientras RN y la UDI han aprendido a manejar sus diferencias, los partidos de la Concertación van indefectiblemente en la ruta contraria.

El vigor de la acción opositora ha dado sus frutos. Ningún candidato aliancista que desbancó a los candidatos “fijos” de la Concertación (Zalaquett en Santiago, Plaza en Cerro Navia, Castro en Valparaíso, Becker en Temuco, por nombrar sólo algunos) lo hizo apelando al “bacheletismo aliancista”. Al revés, todos denunciaron las irregularidades, se diferenciaron de sus adversarios y plantearon con convicción sus propuestas alternativas. Por eso ganaron. Al revés, los que armaron estrategias deslavadas y apostaron a quedar bien con moros y cristianos perdieron inapelablemente.

Sebastián Piñera fue claramente un factor de triunfo. Trabajó incansablemente y recorrió el país de punta a punta. Pero más que eso: pese a no ser el candidato “oficial” de la Alianza, apoyó a todos los candidatos RN y UDI por igual. No “regateó” fotos ni frases en las radios, y estuvo presente en proclamaciones y cierres de campaña sin distinciones. Actuó como se espera de un candidato presidencial: a disposición de todos los candidatos, ajeno a las lógicas de competencia partidista. Sin embargo, para la Alianza el camino a La Moneda no está despejado. Y debe partir por evitar tres posibles errores.

En primer lugar, despreciar el valor de la unidad y marearse en las viejas peleas intestinas. Aquí debiera aplicar la sabiduría del gran Churchill: “Para construir, es necesaria la laboriosa tarea de años; para destruir, basta el acto irreflexivo de un solo día”.

En segundo lugar, ablandar su estrategia de firme oposición y trabajar de “perdonavidas”. Mucho peor: comprarse la ingenuidad de que una actitud condescendiente con el actual gobierno “garantiza” la buena voluntad de los futuros opositores. Los que así piensan pasan por alto un pequeño detalle: que los “futuros” opositores todavía habitan La Moneda y van a defender esa posición con dientes y muelas.

En tercer lugar, no advertir que es fundamental expandir la Alianza. El gran resultado del PRI, el significado político de ChilePrimero y la fuerza de los independientes demostrada —entre otros lugares— en Antofagasta y Punta Arenas, hablan por sí mismo de un nuevo mapa político. La Concertación está encajonada: sólo puede girar hacia el Partido Comunista, renegando de su esencia y mirando al pasado. A la inversa, la Alianza puede abrirse hacia todas esas nuevas fuerzas, enriqueciendo su identidad y mirando el futuro

jueves, 30 de octubre de 2008

Dos chilenos con un inmenso corazón

Visión electoral personalísima
Hermógenes Pérez de Arce

Me fui trotando a votar, si bien mi ritmo es cada vez más lento. En los 10 km he ido añadiendo un par de minutos cada año, pero en el último "congelé", es decir, me demoré lo mismo que el anterior (lo mido en mi cumpleaños). Cuando llegué a mi mesa, el presidente no me dijo "pase a la ducha, por favor", como en la votación anterior. Seguí el trámite decimonónico. Si yo hubiera sido Presidente, ya lo tendría computarizado. No pocas personas me han propuesto serlo y a todas les he aceptado, pero no sé por qué no cuaja. Tal vez porque casi no tengo votos. Pero yo sería buen Presidente. Privatizaría casi todo y bajaría los impuestos. En salud y educación, les daría a las familias lo que el Estado gasta en burocracia. Todas mandarían a sus hijos a colegios privados e irían a hospitales privados. Aquí, el Gobierno decía que en 2010 íbamos a tener el mismo ingreso de Portugal, pero ahora dicen que lo vamos a lograr el 2020, siempre que crezcamos al cinco por ciento, lo que no estamos haciendo.

Entretanto, Estonia, que a comienzos de la década tenía menos ingreso que nosotros y que Portugal, seguramente eligió presidentes como yo: creció al nueve por ciento por ocho años seguidos y nos pasó, como también a Portugal. Los estonios han privatizado casi todo, bajaron el impuesto a la renta a 20 por ciento para personas y empresas, y dejaron exentas las utilidades no distribuidas.

Voté y me volví trotando, almorcé tranquilo y dormí siesta. Cuando desperté, vi en la televisión que Zalaquett, a quien las encuestas daban de perdedor, iba ganando. Más tarde apareció el subsecretario Harboe dando resultados muy completos y lo hallé eficiente y serio. No parecía de la Concertación. ¡Qué distinto al fraude electoral de la izquierda el 73, cuando hicieron toda clase de trampas!

Resultó que la derecha recuperó 38 alcaldías, casi las mismas que perdió la sola DC (41). Y la Alianza sacó un millón y medio de votos más que la Concertación en esa elección. Es que la mayoría ya no quiere gobierno de centroizquierda, y tiene toda la razón. Si cuando los del régimen militar les entregamos el país "tiqui-taca", creciendo al ocho por ciento promedio al año, éramos el 14° en el mundo, y ahora somos el 98°. Y les dejamos un desempleo de poco más de cinco por ciento (enero de 1990). Por eso me abismé cuando Andrade dijo en "La Segunda" que lo habíamos dejado en más de 30 por ciento.

Bueno, claro, la Concertación sacó más concejales y aventajó a la Alianza por nueve puntos en esa elección. Vidal se agarró de eso "como gato a bofe", pero al revés del resto de la gente, no me cae mal Vidal, porque una vez dijo que prefería tener adversarios como yo a otros más culebreados. Yo esas cosas las agradezco. Lo mismo que cuando Carlos Peña me defendió de la Marcela Serrano, que le pidió al director del diario suprimir mi columna. Entonces, sólo rebato a Carlos ocasional e indirectamente. El hecho es que el 5-0 de Vidal (más alcaldes, más votos para alcaldes, más concejales, más votos para concejales y más gente gobernada por ediles de la Concertación) quedó en 3-2.

Lo otro que me impresionó fue ver a Teillier, el encargado militar comunista y hoy su jefe, en La Moneda al lado de la Presidenta. Foxley tuvo que hacer movimientos estratégicos para "ganarle la posición". La señora les tiró flores a los rojos en su discurso. Dicen que se va a aliar con ellos. Me parece excelente. Júpiter ciega a quienes quiere perder.

Sigo esperando al candidato presidencial de la derecha, pues no hay ninguno. Y Zalaquett demostró que se puede ganar, aunque uno parta abajo en las encuestas. Yo sigo aceptando ofrecimientos, aunque no estoy seguro de conseguir permiso en la casa.

Manotazos de los Kirchner
Hernán Felipe Errázuriz

Cristina y Néstor atraviesan por malos días.
Él, vetado para la secretaría de Unasur. Los uruguayos lo objetaron por el daño a su industria de la celulosa. Aquí causó el cierre de varias industrias, pero era nuestro candidato oficial. Buscaba el blindaje de la inmunidad diplomática del cargo ante eventuales enjuiciamientos. Desde Unasur apoyaría a Evo Morales y a Chávez -sólo ellos tienen claro adónde va esa organización.

Cristina, envuelta en un escándalo por un maletín con billetes enviados por Chávez, y los dos, progresivamente abandonados por el Vicepresidente y antiguos partidarios.

Lo que les resta es desalentador. Igual que Chávez, con las arcas fiscales sin recursos para el populismo que los sostiene.

En la desesperación, echan mano a los ahorros previsionales de más de nueve millones de trabajadores. Antes, Néstor dejó de pagar bonos de la República Argentina adquiridos por jubilados europeos, españoles e italianos. Ahora les tocó a los locales. Evo Morales también les dio un manotón a las AFP bolivianas. Es el socialismo del siglo XXI.

Hay derechos fundamentales y compromisos internacionales que protegen a los fondos previsionales, inembargables e intocables. Logramos la presidencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se debería ocupar de estas transgresiones, y nada. A miles de trabajadores chilenos que trabajan en Argentina se les confiscarán sus ahorros previsionales. Para nuestras autoridades, es preferible el silencio. Sucede que son vecinos andinos, con simpatías oficiales.

Hace cinco años, Néstor Kirchner decretó el corte de gas a Chile. Su cónyuge lo extendió al extremo. Nuestros presidentes confiaron en contactos personales para normalizar el suministro. "Bienvenido, amigo Néstor" fue el vocativo -peccata minuta- del Presidente Lagos en un banquete ofrecido en La Moneda, iluminada por los últimos fluidos del gas trasandino. Generosa fue la Presidenta Bachelet, que apoyó a Cristina y la distinguió con su primera visita oficial al exterior. No lograron que se respetara el acuerdo internacional, y seguimos perjudicados por el encarecimiento energético que provocaron.

Desde la suscripción del Tratado de Paz y Amistad se había avanzado en las confianzas recíprocas. Con un simple decreto se retrocedió una década. Los chilenos, con el gas, fuimos entonces notificados de lo que significa depender de un Kirchner. Ahora, con la confiscación previsional, sabemos que no tienen límites. Así también lo entiende el resto del mundo, que ha declarado a la Argentina de alto riesgo por la gestión de los Kirchner. ¿Cuál será su próximo manotazo? ¿Nuevamente miraremos para el lado?

miércoles, 29 de octubre de 2008

Monumento a Jaime Guzmán

Monumento a Jaime Guzmán
Gonzalo Vial

A propósito de la próxima inauguración del monumento a Jaime Guzmán, se ha discutido si la Presidenta, invitada al acto, debe o no asistir.

No puede estimarse su eventual concurrencia como indicativa de afinidad política con Guzmán. Este apoyó enérgicamente el movimiento y régimen de las Fuerzas Armadas, y su itinerario, al paso que —los mismos años— de la Presidenta sólo se sabe, y sin mucho detalle, haber tenido un vínculo con un integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Es sabido que el FPMR fue el brazo militar que organizó el Partido Comunista, cuando el año 1980 acordó ejercer la violencia de todo orden contra el gobierno de Pinochet. A tal objeto, el PC infiltró y «camufló» en Chile —siguiendo un proceso largo, y meticulosamente planificado— a militantes que habían recibido un completo adiestramiento cubano y de otros orígenes, para cumplir acciones de guerrilla, terrorismo indiscriminado o selectivo, sabotaje, etc. Los comunistas aprovecharon la crisis de 1982, para «desencadenar» al FPMR, que cumplió una larga e inútil serie de atentados de sangre, cuya culminación fue el fallido magnicidio de Pinochet, con sus cinco escoltas como víctimas fatales e inocentes.

Después, la «praxis» aconsejó al Partido paralizar estas acciones. Un sector puso reparos a la orden, y el FPMR se dividió. Una facción —conocida como Autónoma— continuaría operando, en desafío al PC. Y esta facción o «descolgados» de la misma, asesinaron a Jaime Guzmán. Quien no alcanzó, pues, a conocer la posterior vida política, normal, socialista, de la Presidenta...

No se sentirá cómoda, luego, inaugurando el memorial de Guzmán, si lo hace..., ni quienes la han invitado, admiradores del senador asesinado, se sentirán cómodos con ella.

Pero los monumentos a servidores públicos no son erigidos para comodidad de nadie, ni tampoco para exaltar a quien representan, salvo en un punto: la consagración total y desinteresada al servicio público, sin miras de otro orden... sólo por amor a la patria. Aquí, únicamente aquí, reside la causa del homenaje colectivo que representa cualquier monumento. Y es por ello que debe autorizarlo una ley. Es el caso de Jaime Guzmán. No buscó cargos, ni honores, ni menos provecho económico en su acción pública, sólo el bien del país, tal como lo entendía. Estoy seguro de que fue parlamentario sin importarle nada el puesto mismo; que lo miró como un instrumento de esa acción, ni más, ni menos. Fue pobre, austero, sencillo de trato, cortés con el adversario, siempre dispuesto a oír argumentos.

Persiguió el bien de Chile. ¿Se equivocó alguna vez, o muchas veces? Ninguna figura chilena que haya sido honrada por un monumento se encuentra libre de esta duda y discusión, salvo quizás la de Arturo Prat. Más aún, ninguna de esas figuras ha dejado de cometer algún error grave, cuando menos, en su vida pública. Por eso el monumento exige ley. No en vano Andrés Bello la definió como “declaración de la voluntad soberana”. Es la sociedad entera la que, a través de la ley, declara la consagración superior de una persona al servicio público y por ello autoriza se erija su monumento.

La eventual asistencia de la Presidenta simbolizará la decisión soberana respecto a Jaime Guzmán.Y su eventual ausencia no erosionará esa decisión, ya tomada por ley; significando sólo que un segundo supremo mandatario en nuestra Historia, no considera serlo de todos los chilenos. Pues rechaza rendir el homenaje que la mayoría de éstos, del modo más solemne posible —dictar una ley—, ha decidido tributar no a las ideas ni actuaciones políticas de Guzmán, sino a su patriotismo superior.

El olvido de las consideraciones que preceden, lleva a justificar con malos argumentos la posible ausencia presidencial. Ejemplos:

1. Jaime Guzmán, complaciente ante la violación de los derechos humanos

Es conocido e indiscutido, que siempre la rechazó. Que en numerosos casos particulares intervino, incluso ante el Presidente Pinochet, para ponerle fin, o para denunciarla y pedir se la castigara si ya era irreparable. Que así salvó la vida y obtuvo la libertad de muchos. Que fue el peor enemigo, al interior del régimen militar, de la DINA y su jefe, e influencia fundamental para que éste fuera destituido y aquélla remplazada por la CNI. La cual, bajo el mando del General Odlanier Mena —archienemigo del ex director de la DINA— normalizó notoriamente el sistema de seguridad, hasta el asesinato del Coronel Roger Vergara, obra del MIR, en 1980. Que este crimen motivó la salida de Mena por «blando», marcando simultáneamente un nuevo descontrol y desmanes de la represión, y la pérdida progresiva del influjo de Guzmán sobre Pinochet. Pérdida que se hizo casi total cuando Sergio Fernández abandonó el Ministerio del Interior en Abril de 1982.

Guzmán opinaba que la lucha por los derechos humanos, en un gobierno autoritario, debía plantearse desde su interior y sin publicidad.¿Se equivocaba? ¿Era preferible la ruptura abierta con el régimen? ¿Hubiera ella mejorado la situación criticada? En materia de derechos humanos... ¿fue peor simpatizar y colaborar con Pinochet,que simpatizar y colaborar con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez? Sin embargo, los dirigentes o responsables superiores de éste ya fallecidos, como Gladys Marín o Volodia Teitelboim, en vida y a su muerte recibieron homenajes y reconocimientos públicos y privados sin que nadie pareciera molestarse.

Esto confirma lo ya dicho. En un Chile tan dividido ideológica y políticamente como el nuestro, lo único que puede concitar el homenaje unánime, o muy mayoritario, es la consagración al servicio del país, signo de patriotismo. Consagración cuyo reconocimiento social a través de un monumento, para garantía de seriedad, debe ser autorizado por la ley.

Si las voces discordantes sobre la ACTUACIÓN de cada figura naconal objeto de monumento, pudieran paralizar éste, casi no habría estatuas en Santiago. Ninguna, desde luego, en la Plaza Constitución. ¿Cuántos opinan, con argumentos tan buenos o tan malos como cualquiera, que Portales, Jorge Alessandri, Frei o Allende fueron muy dañinos para el país? Pero a ninguno se le niega su dedicación a éste y a servirlo... su patriotismo.

2. Guzmán,ideólogo de la dictadura.

Esto, simplemente, no tiene asidero. Si hay algo indiscutible respecto de Jaime Guzmán, es su autoría fundamental —con Jorge Alessandri y Sergio Fernández— de la Constitución de 1980.

Ahora bien, esta carta fue tan poco dictatorial de espíritu, que ella misma diseñó y obtuvo se aprobara el mecanismo y cronograma para que el pueblo pudiera, en votación libre, desplazar pacíficamente a la «dictadura» y entregar el poder a sus enemigos. COMO EFECTIVAMENTE SUCEDIO EN 1988/1989, del modo y en las fechas que la Carta había contemplado, y cuyo UNICO resguardo era la palabra del «dictador» y de las Fuerzas Armadas.

Así, Guzmán no fue el ideólogo de la dictadura, de aceptar que ésta existió, sino el ideólogo de cómo salir de ella.

3. Guzmán, enemigo de la democracia.

Fue, es cierto partidario de una «democracia protegida», que suavizara los efectos del sufragio universal. De allí los mecanismos introducidos en la Carta de 1980, que el concertacionismo ha llamado «enclaves autoritarios» y que fueron progresivamente suprimidos desde 1989.

Su utilidad o nocividad son, de nuevo, discutibles. Pero no autorizan para llamar a nadie, por el solo hecho de sostenerlos, “antidemocrático”. Pues de hecho subsisten, en alguna medida, hasta hoy, y/o han sido defendidos por demócratas indisputados. Así:

-Algún tipo de senadores «designados» figuraba en los proyectos de reforma constitucional de los Presidentes Arturo y Jorge Alesssandri y Eduardo Frei.

-Es completamente antidemocrático, en rigor, que el remplazante de un parlamentario fallecido sea remplazado por quien designe su partido, como acaba de suceder.

-Es completamente antidemocrático que el poder municipal se concentre «dictatorialmente» en el alcalde, y que los concejales, elegidos también por el pueblo, sean sólo de decoración.

-El sistema binominal, reconocido exponente de «enclave autoritario», es objeto de unánime censura, de los labios hacia afuera... pero nadie quiere, ni propone remplazarlo. ¡Ni un sólo proyecto al respecto en los veinte años post militares! La verdad es que la clase política se siente perfectamente a gusto con el binominal. Y quizás tenga razón. La democracia no es una receta de ingredientes fijos, ni menos todavía «propiedad» de alguien que la administre, y coloque a su arbitrio la etiqueta de «demócrata».

Jaime Guzmán fue un símbolo de renovación y contradicción en la política chilena. Es positivo y alentador que siga siéndolo, tantos años después de su muerte.

P.D.:Ayer, en La Segunda, la Gerenta de Comunicaciones de TVN se refiere a una columna mía sobre este medio de comunicación, haciéndole los dos reparos que siguen:

-Que mi análisis “se centre sólo en un canal de televisión y no en la industria”.

Coincido, y lo he dicho a menudo, en que toda nuestra televisión pública es chatarra, no únicamente TVN, y que para financiarse no puede sino serlo, o no le resulta fácil equilibrar las cifras sin serlo. Pero un canal del Estado, de todos los chilenos, no puede seguir ese camino...¿para qué necesita el país MAS televisión/chatarra, habiendo ya tanta, y tantas necesidades sociales, urgentes, sin satisfacer? Si se necesita TV del Estado, distinta de la simplemente comercial, y con esta limitante no se financia, el Estado debe subsidiarla. Si no puede subsidiarla, que la venda. Hoy, no se notaría.

-Que TVN transmite el 48% de la programación cultural del sistema. No me parece tener el mismo concepto de «cultura» que TVN, como expliqué en esa columna, pero quizás me equivoque. Sin embargo, repito que la columna criticada tuvo origen en que el propio Canal, en un aviso muy destacado de su horario diurno, me llamó a presenciar un programa nocturno sobre un hijo que había violado a su madre. Se me dirá que una golondrina no hace verano... pero esa golondrina, sí

martes, 28 de octubre de 2008

Tres comentarios de lujo


Instituciones, participación y entusiasmo
Alejandro Ferreiro

Argentina decide estatizar las pensiones. La promesa previsional vigente hasta ahora les decía a nuestros vecinos que su pensión dependería, en lo esencial, de su capacidad y disciplina de ahorro, unida a la rentabilidad de sus fondos administrados por las AFJP. Si la estatización prospera, la pensión futura dependerá de la capacidad y voluntad del Estado argentino de cumplir sus obligaciones. Dada la consistente tradición de incumplimientos, las dificultades fiscales estructurales del gobierno argentino y su riesgo país casi crónicamente alto, cuesta creer que los futuros jubilados argentinos vayan a quedar en buenas manos. Pero ellos no parecen darse cuenta.

Siete años atrás, al decretarse el corralito de los depósitos bancarios, los argentinos salieron a las calles a protestar con fuerza. Sentían que se les estaba expropiando su dinero. Hoy no lo sienten así. El carácter futuro de las pensiones, la iliquidez actual de los ahorros y —necesario es advertirlo— la falta de confianza social en el sistema privado le ofrecieron al gobierno argentino la paradójica oportunidad de expropiar ahorros previsionales ante la relativa indiferencia de los afectados.

Es la miopía y cortoplacismo de las personas lo que justifica la decisión estatal de establecer sistemas de cotizaciones obligatorias. Pero cuando el miope mayor es el gobierno —así merece calificarse a quien decide usar los ahorros previsionales para entonar las aproblemadas arcas fiscales— no se ve cómo podrán financiarse bien las necesidades de quienes ya no puedan seguir trabajando. Hay olor a pan... para hoy, y riesgo de hambre para mañana.

Ningún sistema previsional funciona en la incertidumbre. Nadie sacrificará consumo presente a cambio de mayor consumo futuro cuando cambios radicales o frecuentes en las reglas del juego amenazan ese futuro. Por eso la solidez institucional es fundamental: disciplina y mirada de largo plazo, resistencia al populismo y a los atajos inconducentes. Legitimidad democrática, por cierto, porque allí reside la verdadera solidez institucional (mucho más que en leyes de alto quórum aprobadas inicialmente sin debate alguno).

Ayer votamos de nuevo. Pero votamos menos. Cada vez menos. Un padrón electoral congelado por la indiferencia cívica de quienes prefieren no inscribirse puede afectar la solidez de nuestras instituciones. Es cierto, fue ejemplar la elección de ayer, como siempre. Y como siempre, sobran vencedores y explicaciones. Pero al momento de contar los votos y especular sobre los resultados, debemos preguntarnos, y preocuparnos, por los ausentes. ¿Dónde están?, ¿quiénes son?, ¿por qué no votan? Es posible que la flojera y el ánimo de eludir la obligatoriedad del voto expliquen la omisión de muchos. Pero otros hacen de su indiferencia política una verdadera declaración de principios de rechazo a las instituciones básicas de la democracia. Ambos grupos serán siempre una amenaza latente para la democracia, puesto que al negarnos su voz en las urnas se hacen invisibles y despreciables para la oferta de candidatos y partidos. Y ello agrava el problema: los no inscritos no existen en el mercado de la democracia, así como las necesidades insolventes no existen para un mercado de bienes.

Argentina es uno de los pocos casos que se conocen de un país que fue potencia mundial y que dejó de serlo. Chile tiene hoy un ingreso per cápita superior al argentino, algo impensable medio siglo atrás. ¿Qué explica la tendencia inversa de los vecinos andinos? A mi juicio, la respuesta es una y clara: la creciente brecha en la calidad de las instituciones y políticas públicas. Por tanto, y porque se nota, y mucho, cuando las instituciones funcionan, no nos puede ser indiferente lo que ocurre con la participación electoral, fundamento esencial de la legitimidad democrática y poderoso predictor de la solidez institucional. Ayer faltaron casi 3 millones de votos que no pudimos escrutar. De ellos, una gran parte ha preferido no inscribirse.

Mucho más al norte, algo similar pasaba hasta hace un par de años. Pero el fenómeno Obama ha generado un entusiasmo inédito en jóvenes y grupos que ven en el candidato demócrata una razón para volver a creer en la política. El creciente y erosivo escepticismo cívico de los ausentes se combate, en definitiva, con ofertas políticas frescas y renovadas. Obama y su masiva legión de voluntarios lo demuestran. Entre nosotros, también ayer pudimos ver candidatos jóvenes que movilizan, entusiasman y ganan. Algunos de ellos son, también, candidatos a despertar entusiasmos.

Soplan vientos de cambio
Cristina Bitar

Anoche partió la carrera presidencial. No porque se hayan definido los candidatos en la Concertación o porque la UDI haya apoyado a Sebastián Piñera, sino porque anoche se vivieron hechos y se vieron tendencias claves que vislumbran el escenario que viviremos en los próximos meses. Como en todas las elecciones municipales, cada bloque y casi todos los partidos se sienten ganadores, pero hay algunos elementos que son imposibles de evitar enfatizar como señales que marcarán la presidencial.

La primera es el triunfo de Pablo Zalaquett en Santiago. Esta fue una demostración de que la gente no quiere más de lo mismo. Que la política del futuro le ganó a la del pasado. Que los chilenos se atreven a apostar por candidatos jóvenes, de futuro, de terreno y con buenas ideas. En definitiva, que hay voluntad de cambio. La verdad es que Zalaquett no sólo ganó, sino que lo hizo con una diferencia enorme que ninguna encuesta anticipó. Lo más importante es que, a partir de esta comuna tan representativa del país, se puede deducir que soplan nuevos aires en la política chilena.

Segundo, aunque no podemos desconocer que en la elección de concejales la Concertación conserva una distancia importante frente a la Alianza, es clave destacar que en la medición por los sillones alcaldicios la Concertación sufrió su peor derrota desde que existe como coalición. Esto es importante, porque la elección de concejales marca mucho más la adhesión a las marcas políticas. Los candidatos a concejales son mucho más desconocidos y, por lo tanto, las personas terminan votando por los partidos o pactos que más los identifican en abstracto. La elección de alcalde, en cambio, es mucho más personalizada, la gente se fija menos en el partido porque conoce a los candidatos y sus propuestas. En ese sentido, la elección de alcaldes se parece más a la elección presidencial y el resultado de anoche augura buenos resultados para la Alianza el 2009.

En otro ámbito, es importante destacar que la relación UDI-RN se convirtió en la de dos partidos exactamente equivalentes. Ese es un dato que Sebastián Piñera y Renovación Nacional no pueden dejar de considerar a la hora de consolidar la coalición que pretende gobernar. A pesar de que RN cuenta con el candidato presidencial, la UDI sigue siendo una fuerza política fundamental y sólo una Alianza que reconozca este dato básico puede levantarse con la unidad necesaria para enfrentar con posibilidades de triunfo los desafíos electorales del 2009.

Asimismo, otro factor clave es el hecho de que se alzó en la política chilena una nueva fuerza que es el PRI, con Adolfo Zaldívar a la cabeza. Sin duda, su resultado en concejales es muy importante y proyecta al senador Zaldívar como una figura que las dos grandes coaliciones deberán considerar a la hora de definir sus estrategias presidenciales.

Todo esto muestra que esta elección municipal fue positiva para la Alianza. Sin embargo, esto no es suficiente como para cantar victoria anticipada. Aunque la Concertación ha recibido un duro golpe y la Democracia Cristiana su peor resultado, la Alianza, aunque ganadora en alcaldes con éxitos resonantes, tampoco lo tiene todo ganado pues no logró acortar mucho la distancia en la votación de concejales.

Lo clave para la Alianza en los meses que vienen, además de aclarar el tema presidencial entre la UDI y RN, es construir una lista parlamentaria sólida con caras nuevas, que esté dispuesta a jugársela y sudar la gota gorda para ganar la mayor cantidad de senadores y diputados, y que sume y no reste a la opción presidencial de ese sector.

La tarea también es construir un proyecto de unidad, con nuevas ideas, un relato que motive a los chilenos y una promesa de futuro que arda en los corazones de los votantes. Si esto se logra, lo que se vivió anoche puede transformarse en un capital sólido para que la Alianza triunfe el próximo año.

La señal más clara, con miras a la presidencial, es que la Concertación es ganable. Es lo que demuestra no sólo el ejemplo de Santiago, sino también Valparaíso, Cerro Navia, San Bernardo, Estación Central, Iquique, Rancagua, Talca, Linares, Chillán, Los Angeles, Temuco, y muchas otras comunas a lo largo de Chile en las que la Alianza se impuso y conquistó el gobierno comunal. Creo que anoche comenzaron a soplar vientos de cambio en la política chilena.

Concertación en reconstrucción; Alianza reforzada
Ena Von Baer

Por primera vez la Alianza le gana una elección a la Concertación. Si bien es verdad que el conglomerado oficialista sacó más alcaldes y más votos en concejales, ésta es una victoria con sabor a derrota. Las elecciones no se ganan sólo en comparación con los resultados anteriores, sino que también respecto de las expectativas.

En 2000, la Alianza había tenido un buen desempeño y esperaba uno mejor en 2004. Sin embargo, el resultado no sólo fue malo, sino que mucho peor de lo esperado. En tanto, el bloque oficialista obtuvo un triunfo inesperado y por lo mismo espectacular. La consecuencia fue que después de las municipales de 2004 la Alianza entró en una fase de recuperación, mientras la Concertación incrementó su ánimo de cara a las presidenciales.

Este año el fenómeno fue a la inversa. Inesperadamente, la Alianza ganó en votos de alcaldes, y, adicionalmente, si la Concertación gobernaba en nueve capitales regionales, hoy sólo le quedan dos, mientras que la Alianza tenía cuatro y hoy gobierna nueve. Pero lo más impactante fueron las derrotas oficialistas inesperadas en comunas emblemáticas: Valparaíso, Santiago, Cerro Navia.

Así, pese a las victorias de la Concertación, la sorpresa estuvo en la Alianza. Por lo tanto, el desconcierto reina hoy en el oficialismo.

El escenario no es fácil para ese conglomerado, porque tiene que definir su candidato presidencial, y el resultado de las municipales no ayudó en esta tarea. Por otra parte, la Presidenta Michelle Bachelet planteó la necesidad de ampliar la Concertación hacia la izquierda. Sin embargo, fue la DC, todavía el partido más grande de la coalición gobernante, la que se opuso a esta estrategia en las municipales. Adicionalmente, a diferencia de 2004, la Concertación no logró evitar un gran número de descolgados. Esto muestra un desorden que aún no está claro cómo se va a resolver. Es decir, se avecinan por lo menos tres tormentas al interior de la coalición. Por lo tanto, la Concertación entra en fase de recuperación.

Por el lado de la Alianza, el resultado de concejales muestra el camino que aún queda por recorrer. Por otra parte, este año la coalición logró negociar una lista a alcaldes ordenada: casi sin descolgados. Pero la unidad será puesta a prueba en la determinación del candidato presidencial. Sin embargo, la capacidad de gobernabilidad mostrada y el resultado inesperadamente bueno en alcaldes alimentan el ánimo de este conglomerado respecto de las próximas elecciones.


sábado, 25 de octubre de 2008

Economía y valores morales

2008 no es 1998
Juan Andrés Fontaine

Ni la hazaña futbolística sobre Argentina ni la llegada de la Reina Rania de Jordania ni la contienda electoral del próximo domingo han podido distraer la atención acerca del derrumbe de los mercados internacionales y sus secuelas. El fantasma que recorre las mesas de dinero y salas de directorio es que revivamos en Chile la triste experiencia de la crisis asiática. ¿Nos encaminamos acaso a una recesión como la que entonces echó por tierra expectativas y proyectos? No debiéramos.

Nadie esperaba que la crisis de confianza aterrizara en Pudahuel. Sin embargo, el remezón internacional ha sido tan fuerte que ha puesto en duda el normal financiamiento de nuestras cuentas externas. En condiciones normales, los pasivos se renuevan o refinancian en forma rutinaria. En situaciones de crisis, esa tarea se hace más ardua. Adicionalmente, la violenta caída del cobre y otras exportaciones ha borrado nuestra holgura comercial y hace prever para 2009 la necesidad de financiar un importante déficit de cuenta corriente. En la incertidumbre, el dólar ha brincado y el crédito interno se ha hecho más restringido y caro. Es la reacción natural del mercado y señal inequívoca de que la bonanza ha terminado. Pero el desconcierto y el pesimismo excesivo pueden resultar en profecía autocumplida.

Fríamente analizadas, las circunstancias del 2008 no son tan desfavorables como las de 1998. Diez años atrás, el epicentro de la crisis estaba en el Asia. Chile, visto como una suerte de tigre latinoamericano y con intenso comercio con esa región, no podía sino ser afectado severamente. En esta ocasión, el foco de la epidemia está en el mercado financiero de los países desarrollados. Aunque se viene un fuerte enfriamiento global, todos los pronósticos hablan de un crecimiento positivo en los países emergentes, mientras el mundo desarrollado se debate en recesión. Este inédito escenario resulta ser mucho menos desfavorable que el de la crisis asiática: hoy nos alarmamos con un precio del cobre de US$ 1,8 por libra, pero entonces vimos uno de US$ 0,90, en dólares de hoy; también nos sobresalta el alza de la prima de riesgo de los países latinoamericanos a un promedio de 5 puntos porcentuales sobre la tasa de los bonos gubernamentales de EE.UU., pero en 1998 llegó incluso más arriba. Desde luego, siempre es concebible que las cosas se den aún peor, pero lo más probable es que el mundo emergente sufra tan sólo una desaceleración y que los inversionistas internacionales crecientemente tomen ello en cuenta a la hora de asignar sus capitales.

Como sabemos, hoy estamos bien apertrechados de reservas internacionales y ahorros fiscales. Pero, contrariamente a lo que comúnmente se cree, ese “blindaje” no es hoy superior en relación al tamaño de nuestras importaciones o del endeudamiento de corto plazo del que teníamos en 1997, en la antesala de la crisis asiática. En cambio, donde sí hay una ostensible mejoría es en la disponibilidad de ahorros privados en el exterior. A 1998 éstos eran virtualmente inexistentes. Diez años más tarde, gracias a la apertura de la cuenta de capitales, la ampliación de los límites de los fondos de pensiones y la flotación del tipo de cambio, lo acumulado afuera por inversionistas chilenos institucionales es similar a lo mantenido por el Estado. Desde luego, cualquier intento de forzar el regreso a Chile de esos capitales sería expropiatorio y fatalmente contraproducente, pero podemos atraerlos y retenerlos con buenas políticas económicas. En verdad es el único blindaje que cuenta.

Nada más apropiado para enfrentar una crisis de confianza que la libre flotación cambiaria. Ha hecho muy bien el Banco Central en tolerar la violenta alza del dólar de los últimos días porque ello es la mejor válvula de escape ante la incertidumbre. Ello contrasta con la estrategia seguida en 1998, cuando la autoridad intentó vanamente mantener el dólar a un precio equivalente a $ 460, en dólares y pesos de hoy. El alza del dólar mejora la capacidad competitiva de los exportadores, estimula la inversión productiva en esos sectores y atrae del exterior capitales nacionales y extranjeros.

Inicialmente, el estallido de la desconfianza se reflejó en un fuerte incremento de los intereses bancarios. Aunque las nuevas circunstancias aconsejan cautela, la reacción fue avivada por las imprevisibles consecuencias del eventual colapso de los principales bancos extranjeros. De a poco, la calma ha retornado. En ello ha sido crucial la rápida reacción del Banco Central y del fisco destinada a evitar un innecesario apretón crediticio. En cambio, durante la crisis asiática la tasa de corto plazo subió hasta el 14% real. El Banco Central debe seguir administrando su política monetaria de acuerdo con la tasa de interés compatible con el control de la inflación y utilizar toda la batería de operaciones disponibles para que esa tasa continúe siendo el referente apropiado del costo del crédito. En situaciones de alta incertidumbre respecto de la provisión de liquidez o la capacidad de pago de los deudores —como ocurrió días atrás—, suele surgir una cuña anormal entre las tasas de interés pertinentes y la tasa de política monetaria. El Banco Central debe actuar ágilmente para evitar o neutralizar los dañinos efectos de un encarecimiento artificial del crédito.

La inevitable desaceleración de la actividad económica va a poner a la política fiscal nuevamente en tela de juicio. Van a surgir voces a favor de una mayor expansión del gasto público a fin de paliar el desánimo del sector privado. Esa fue la estrategia de 1998 y no dio resultado. El proyecto de ley de presupuestos para 2009 pretendió ser sólo moderadamente expansivo. Sin embargo, basado en una estimación del precio del cobre de largo plazo de US$ 1,99 por libra, 45% superior a la utilizada en 2008, plantea una expansión del gasto de casi 6% real. A la luz del nuevo escenario mundial y nacional, sería altamente recomendable que el ministro de Hacienda consultara a su comité de expertos si mantienen su optimismo de largo plazo. Alternativamente, y ante la razonable incertidumbre acerca de dicho pronóstico, conviene administrar el presupuesto 2009 en forma especialmente conservadora durante los primeros meses del próximo año a fin de introducir los ajustes correspondientes si las perspectivas del cobre continúan deteriorándose.

Puede objetarse que sería inoportuno que una restricción fiscal acentuara la caída de la demanda interna. La observación es atendible, pero en lugar de impulsar la actividad económica mediante el gasto público, conviene hacerlo con una política monetaria atenta a las necesidades de liquidez, un tipo de cambio libre y el levantamiento de las trabas reglamentarias y tributarias que obstaculizan la inversión. Hay que aprovechar la crisis para hacer nuevamente de Chile un destino favorito de los inversionistas internacionales

Decadencia cultural, vivimos ante falsedades criminales
Nélida Rebollo de Montes (*)
Un tema cada vez más preocupante en la República Argentina tiende a escandalizar a los mayores con una grosera pornografía y a pervertir a niños y jóvenes con expresiones absolutamente incitadoras al desborde sexual.

Hay en estos tiempos una confusión, imperdonablemente, premeditada sobre los valores. Figuras sobresalientes de nuestra historia son incluidas en ficciones que los alejan de la realidad. Los opinólogos los juzgan con toda liviandad al atribuirles ciertos desenfados, deslices y frivolidades que inducen al error, prestándose a todo tipo de equívocos. No mencionan esos “revisionistas” de la historia las obras de los que se dieron a engrandecer a la patria fundando escuelas y universidades con objetivos determinados para atender exigencias espirituales y materiales propios del país.

Belgrano, Rivadavia y Sarmiento figuran entre los grandes orientadores de nuestra política educacional y propulsores de la escuela. Alberdi, Mitre, Avellaneda, Juan María Gutiérrez, Joaquín V. González y otros tuvieron un papel eficiente y superior en la organización de nuestra estructura educacional y sus objetivos a cumplir. A los esfuerzos constructores de esos hombres se deben los instrumentos legales y jurídicos que contribuyeron a dar existencia a un país avanzado.

Por otra parte, otros han difundido falsedades criminales sobre un tramo doloroso de nuestra historia reciente, que no es otro que el de los años de la violencia armada para tomar el poder a sangre y fuego. Se emplearon métodos inhumanos de los que el pueblo argentino guarda memoria. A unos se los ha acompañado en la mentira de sentirse víctimas con el respaldo del poder político actual, para erigir un santuario a la violencia, negando toda bestialidad consumada. Como contrapartida a los que detenían la expansión de la violencia han sido castigados con odio irreconciliable, planificado por una superestructura ideológica que ha tergiversado los hechos.

Una marea de tinieblas interminable ha enrarecido el ambiente que tiende poco a poco a recuperar la verdad para vencer la mentira. Se está apelando en estos últimos tiempos a la fuerza vital de los valores humanos que ya han comenzado a concretar una prometedora resurrección basada en el esclarecimiento de los hechos.

En los tiempos que corren, la crónica periodística diaria da cuenta de la prolongada inseguridad que se vive en nuestro país en el que se consumen crímenes monstruosos; privación de la libertad de ciudadanos de todas las clases sociales a los que torturan en forma siniestra con el solo fin de apoderarse de sus bienes tras rematarlos con inverosímil impiedad sin tener en cuenta la atribulada desesperación de la familia en cuya presencia consuman los más deleznables hechos. Si a esto le sumamos el crecimiento de redes de pedófilos incrustados en diversos “negocios” tales como los ciber que les sirve de anzuelo para reclutar niños engañados y someterlos a sus más bajos instintos, es el colmo.

La droga también se ha enseñoreado en nuestro país en el que ya operan narcotraficantes favorecidos en la entrada y salida de la Argentina por su amplísima frontera que linda con países cercanos sin la protección y vigilancia que la responsabilidad de la seguridad impone. La mafia de la droga está haciendo estragos con las víctimas de todas las edades, en especial niños y jovencitos entregados al vicio de la consumición alocada de alcohol y droga. Esta práctica tiende a diezmar la población sin que los padres tengan la ayuda que reclaman, desesperadamente, para contener el avance de la drogadicción con la que se está envileciendo a la juventud.

Si a esto le sumamos la descarada promoción de gente de la farándula que participa en determinados programas televisivos en los que se muestra todo tipo de depravaciones más la suma de frivolidad de cuantos se prestan a esos espectáculos, el panorama se enrarece aún más.

La crítica que han ejercido algunos periodistas responsables no es tenida en cuenta en el ámbito gubernamental que dice velar por los derechos del niño y de los jóvenes ante el avance de la corrupción.

Evidentemente hay gente que se acostumbra a convivir con la barbarie, la trasgresión, la ordinariez y la chabacanería, a punto tal, que no se unen para poner límites a la miseria moral que avanza y entra en sus hogares con la televisión en horarios inconvenientes. La radio también ha sido invadida por palabrotas y alusiones incalificables.

Se suman al grupo corruptor otros descarriados con títulos de “sexólogos” que, amparándose en la invocación de la democracia emprenden la obsesión sexual como tema obligatorio en programas, en vivo y en directo. Han desterrado la suprema naturalidad en la finura del humor y la agilidad mental para hacer o festejar un chiste con el que se puede disfrutar sin el condimento degradante y ofensivo generalmente en contra de la dignidad de la mujer.

Los imitadores aumentan peligrosamente, no sólo se faltan el respeto así mismo sino que también se lo faltan a los demás. No saben resistir a la “honda” de prostitución ni siquiera por higiene mental.

La obstinación por mostrar la degradación perversa como algo natural y una visión en la que sobresale la recreación de las desviaciones sexuales y furias lascivas resultan propicios para estimular a los que protagonizan hechos execrables. La degeneración en los vicios es recreada incansablemente en un clima en que cabe todo tipo exceso carnal prostituible.

Está de moda desdeñar, en lo que algunos llaman arte, la emoción que une lo antiguo con lo más fresco poniendo de relieve la sensibilidad, imaginación, gusto y la inspiración con una acción emparentada con la sublimación que transmuta en ideas e imágenes los impulsos y las pasiones moderadas. Ignoran que los pocos que prefiguran en sus obras un orden justo son capaces de llevar el mundo a la concordia.

Nos está haciendo falta, ante tanto desatino, una música espiritual en las palabras, en los argumentos, en las imágenes para serenar el ambiente nefasto. Ha llegado el momento de decir basta al vituperio, al escupitajo, a los rituales sacrílegos, a la furia vengativa, a la liturgia de la tortura; a la violencia pasional; al monólogo erótico en el que se entremezclan asesinatos, vicios; ritos interminables de la pasión, incrustados en los escritos y en infinidad de representaciones teatrales enmascaradas con el “arte”.

Basta ya de toda esa basura. Es hora de promover el abrazo y la prueba de amor en una franca resurrección en la que resplandezca la decencia y la virtud que nos haga responsablemente libres y decentes.


(*)Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, llena de premios en Argentina y el mundo.

viernes, 24 de octubre de 2008

Dos comentarios exelentes

Del desalojo a la nueva teoría del despojo
Leonidas Montes

Karl Popper, en La sociedad abierta y sus enemigos (1945), critica a Platón por concentrarse en la pregunta ¿quién debe gobernar? Para Popper, la pregunta relevante es ¿cómo gobernar? Y en su defensa de la democracia como la mejor forma de gobierno, destaca su gran ventaja: nos protege de los que pueden ocasionar daño. En otras palabras, la democracia nos permite deshacernos de los malos. Su punto es simple, pero muy relevante.

¿Fue el caso de Yasna Provoste un buen ejemplo de esta intuición popperiana?

El Congreso, nuestra instancia de representación democrática por excelencia, la destituyó de su cargo y le prohibió desempeñar funciones públicas por cinco años. Se le organizaron actos de desagravio. Planeó un retiro en un convento. Las cámaras la perseguían. Próceres de la Concertación realizaban airadas declaraciones. Y pese a que había olvidado su puntaje en la PAA, nos mantuvo al borde de ese abismo en que se confundía el mérito con la tontera.

Nuestra democracia funcionó. Hoy tenemos una ministra de Educación a la altura del cargo y de nuestra dañada tradición republicana.

Pero el hambre mediático es irresistible. Cuando la ministra Jiménez se esforzaba por hacer bien su pega, Provoste la criticaba públicamente. Y hace una semana nos volvió a sorprender: envió una demanda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado de Chile. En definitiva, Yasna Provoste habría sufrido un atentado contra sus derechos humanos. Con impecable rigor político, argumenta que “abruptamente” fue privada de una vida “dedicada al servicio público”. Como si muchos chilenos pudieran elegir su trabajo y ganarse la vida como ministros, considera su caso como “una grave violación a mi derecho a trabajar, a elegir mi trabajo, y ganarme la vida con mi trabajo”. Al parecer, lo más doloroso es que fue despojada de su “derecho a ser elegida en un cargo popular”.

Pero de la sorpresa algunos pasamos al asombro. La Concertación y el gobierno reaccionaron apoyándola. Para Ricardo Lagos, “está ejerciendo los derechos que ella tiene, porque creo que la forma en que actuó el Parlamento fue inadecuada”. O sea, nuestras instituciones democráticas funcionan, pero cuando nos conviene. El líder del PPD, Pepe Auth, fue más honesto: “En su lugar hubiera hecho lo mismo”. Y Soledad Alvear naturalmente solidarizó: “Comparto la decisión que tomó”.

Esta vez el vocero Vidal fue prudente: “Es el ejercicio, por parte de una chilena, de un derecho que está consagrado en tratados internacionales”. En cambio Viera-Gallo descolló. Para él, Provoste “sufrió un despojo injustificado de sus derechos políticos, y tiene todo el derecho a demandarlos”. Pareciera que el ministro no entendió que es una demanda contra el Estado de Chile, no contra el Congreso.

Provoste habría sido “despojada”. Como despojar es “privar a alguien de lo que goza y tiene”, esta nueva y original tesis del despojo de Viera-Gallo supera con creces la tesis del desalojo de Allamand. Ya no es el miedo al “desalojo”, a dejar el poder. Es el temor al “despojo”, a dejar de gozar lo que se tiene. Si el desalojo tenía un sentido político, el despojo tiene una connotación material.

Al apoyar esta demanda ante un tribunal internacional de derechos humanos, la Concertación cometió un grave error político. Ha sentado un precedente: los derechos humanos ya no son lo que eran. Hoy podrían interpretarse como el derecho a ejercer cargos públicos.

Y el gobierno ha sido irresponsable. El Estado es de todos los chilenos. Respetar el Estado de Derecho propio de nuestra democracia no sólo es un deber de ciudadanos, sino también de políticos y ministros. ¿Será el Consejo de Defensa del Estado el que nos defienda de esta tesis del despojo? Ojalá, para que así prevalezca la intuición de Popper.

¿Intervención o autorregulación?
Juan Carlos Altamirano

Con el colapso del sistema financiero el tema de las regulaciones vuelve al tapete. Como suele ocurrir con la historia, ahora el péndulo parece dirigirse al lado contrario: a la intervención estatal. George Soros, el gurú de las altas finanzas, afirma que “los gobiernos tienen que reconocer que los mercados no se corrigen por sí solos”. Vale decir, que falló la autorregulación. Más allá de la tragedia que esto implica (la cuenta del despilfarro la tendremos que pagar todos), es posible sacar alguna lección para la economía real. Pienso en el tema de las regulaciones en el mercado de la televisión.

En esta industria, cuando se pierde la capacidad de autorregularse —buscando rating y éxito fácil—, se impone la ley del garrote, ejercida por el Consejo Nacional de Televisión. No obstante, el CNTV prefiere amonestar antes que sancionar. Nuestro sistema televisivo se basa más bien en la autorregulación. Sin embargo, no siempre es así.

El gobierno ha anunciado que dentro de las próximas semanas se enviará al Parlamento una nueva ley para “mejorar” el funcionamiento de TVN. Es cierto que la introducción de la era digital plantea nuevos desafíos y dilemas al marco legal que la regula desde 1992. No obstante, también podemos constatar que detrás de esta nueva ley la clase política está empecinada en pasarle la cuenta. Ha habido un descontento creciente y transversal con su desempeño como canal público.

Esta molestia tiene su fundamento. Algunos ejecutivos de TVN a veces olvidan la misión que debe cumplir como canal público del Estado. Quizá la crítica más relevante es que perdió su centro de gravedad: que su programación es uniforme, no tiene diversidad de contenidos y formatos; que ha sido incapaz de diferenciarse de la competencia privada; que no tiene identidad propia que le permita liderar la industria. Incluso, el secretario general de la Presidencia sostuvo en la inauguración del último seminario internacional convocado por el CNTV que, de no corregirse el modelo, él sería el primero en estar dispuesto a su privatización: ¿Cuál es el objeto de mantener un canal de propiedad del Estado si no es capaz de representar la diversidad de gustos y demandas que el pluralismo del país exige? Es la pregunta que surge cada vez que TVN pierde su rumbo.

El modelo actual de TVN está basado en tres pilares. Primero, se le exige ser un canal pluralista, de servicio público, que represente la diversidad social y cultural; que tenga audiencias masivas y llegue a todos los chilenos. En segundo lugar, debe ser una empresa pública, independiente del gobierno y los poderes “fácticos”. Tercero, para garantizar esta autonomía, el gobierno está inhabilitado para subsidiar su gestión. Debe autofinanciarse, ser una empresa competitiva dentro del mercado, con todos los derechos y deberes de una empresa privada.

Para que esta estructura no se derrumbe, hay que equilibrar muy bien estos tres pilares, los cuales implican intereses diferentes, que a veces se contraponen. En este punto, la autorregulación es fundamental; especialmente, si no existe un accountability público, que supervise la gestión del gobierno corporativo de TVN.

Aun más, conjugar estos tres principios no es tarea fácil, sobre todo cuando existe una competencia desatada. A modo de ejemplo: el desafío de tener costos bajos sin afectar la calidad requiere de una política de autorregulación especialmente sensitiva. Si por el contrario, se postergan la misión pública, la calidad y la diversidad de los contenidos, para mostrar una gestión económica exitosa a fin de año, el equilibrio se rompe. Cuando esto ocurre, suele abrirse el camino para que el bisturí sea remplazado por el hacha. Posiblemente estamos ad portas de ello.

El directorio de TVN no deja de tener una cuota alta de responsabilidad, pues precisamente su función es exigir accountability a la administración, con el objeto de velar por el cumplimiento de la misión y la línea editorial.

La autorregulación debe ser considerada como un bien de gran valor, que además está en cuestión. Por consiguiente, se le debe cuidar con ahínco; los actores de los diversos mercados deben actuar sin arrogancia, con mucha responsabilidad social y conciencia. De otro modo, se deja la puerta abierta para que la intervención y los excesos de regulación sean necesarios y justificables. Cosa nada positiva, a lo menos dentro de la televisión. Así de simple es la lección que podemos sacar de la crisis actual.

jueves, 23 de octubre de 2008

Hablan dos connotados patriotas

De prevaricaciones y bombas
Hermógenes Pérez de Arce

Se condena a funcionarios judiciales menores por liberar a culpables con certificados que alteran los hechos, pero no a jueces superiores por condenar a inocentes con sentencias que también desfiguran los hechos. Los altos magistrados se reúnen a "reflexionar" sobre las tropelías de los inferiores. ¿Cuándo se juntarán a "reflexionar" sobre las propias?

Así, la mayoría judicial sentencia a seis años de presidio, sin beneficios, al general (r) Sergio Arellano, de 88 años, enfermo e imposibilitado, por cuatro fusilamientos que no ordenó y que están, por añadidura, amnistiados y prescritos. Ocurrieron el 2 de octubre de 1973 en San Javier. Arellano ni siquiera se encontraba allí. Nadie en el proceso acreditó que diera orden de fusilar. Al contrario, dos testimonios fundados prueban que no lo hizo: el del fiscal militar Carlos Romero, que consumó el fusilamiento, y el del comandante del regimiento, Gabriel del Río.

Por cierto, el consabido abogado querellante comunista llevó una legión de testigos, parientes y amigos de los fusilados, que aseguraron recordar ese día de 1973 al helicóptero de Arellano y haber oído decir, sin precisar a quién, que éste ordenó las muertes. Repiten lo que el lavado cerebral masivo oficialista divulga desde hace 18 años.

Lo notable es que los tribunales absolvieron al coronel (r) Del Río, de quien el autor directo y confeso del hecho (Romero) dice haber re-cibido la orden. En cambio, conde-naron a Arellano, que no estaba ahí y a quien nadie vio u oyó darla. Es preciso decir que una minoría de ministros probos votó por absolver a Arellano, pero la mayoría po-litizada se impuso.

Es que el "caso Caravana" es la piedra angular de la campaña izquierdista de desprestigio del gobierno militar y de Pinochet. El es-labón principal de la cadena de la mentira. Al delegado de éste "hay que" culparlo. Si los hechos no lo hacen, peor para los hechos, como decía Lenin. ¿Y la oposición? Mira para otro lado. "Toma distancia". O peor: Piñera, como senador, dio un voto decisivo para destituir a un ministro de la Suprema, acusado constitucionalmente por la izquierda en castigo por aplicar la amnistía.

Pero la verdad, ya que no la justicia, prevalece. En el regimiento había en 1973 un joven capitán, Humberto Julio, ayudante del comandante Del Río. Con los años ascendió a general y, ya retirado, escribió un libro, "Hablan los militares" (Biblioteca Americana, 2006). Refiere (p. 118) que Del Río lo contactó hace pocos años y le dijo que "el ministro Guzmán le había ofrecido absolverlo si le declaraba que la orden de fusilamiento había provenido del general Sergio Arellano, pero, como ello no era efectivo, él no podía hacerlo". Le pidió a Julio declarar que la comitiva de Arellano "había infiltrado" al regimiento, pero aquél se negó, porque no le constaba.

¿Cómo protesta un ciudadano común contra el escándalo impu-ne? Los hombres de bien no ponemos bombas. Sólo tenemos nuestro voto. Por suerte, en mi comuna va de candidata una hija de Pinochet, que estuvo presa sin fundamento, como su padre y Arellano, y ha sido perseguida ilegalmente por los jueces de izquierda. Votaré por ella. Ésa será una bomba.

Y pondré otra: respaldo a la senadora Evelyn Matthei (UDI), quien, sin el derrotismo de los varones de su partido, reivindica su derecho a competir por la Presidencia. ¡Por fin alguien del "Sí" en la contienda! Esgrime el mismo argumento que Piñera en 2005, cuando no "cerró filas" tras Lavín, siendo que éste lideraba las encuestas.

"¡Aún tenemos el voto, ciudadanos!". Y mujeres con coraje que lo merecen.

Anular la vida
Gonzalo Rojas Sánchez

Con humor, un candidato por Vitacura llamaba a anular su propia postulación, sugiriendo con línea punteada el trozo de cabeza que debían cortar los depredadores de su propaganda.

Sin humor, con la gravedad de los frívolos, los dos principales candidatos por Santiago llaman a anular sus propias candidaturas, ofreciéndose generosamente a repartir la píldora del día después, con tal o cual restricción.

Listo, nos quedamos sin candidatos.

Tanto uno como otro dicen pertenecer al mundo cristiano. Uno, porque milita en el partido que une democracia y cristianismo en su nombre. El otro, porque, reconoce filas en una colectividad de inspiración cristiana y en la que aún quedan inconsecuentes.
Pero, penosa realidad, ninguno de los dos recibió formación básica en un principio moral que el cristianismo siempre ha promovido y defendido: en la duda, abstente. Hay que suponer, para ser bienpensados, que ninguno de los dos, nunca jamás, oyó hablar de cosa igual, que obviamente nadie les explicó ese principio, que ésta es la primera oportunidad -un poco tarde- en la que se preguntarán qué cosa puede significar esa obligatoria máxima.

La otra posibilidad es que hayan descartado por improcedente la aplicación de ese principio, es decir que estén completamente seguros de que la píldora no es abortiva. Eso, sin duda, los coloca al margen de toda la discusión científica en curso, y es tan inhabilitante para personas que dicen estar cualificadas para gobernar un municipio, como si afirmaran que hay seguridad completa sobre las mejores terapias para el Alzheimer o sobre los métodos para el control de la contaminación, materias de obvia confrontación científica.

Y, finalmente, ¿ignoran estos candidatos que respecto de la píldora hay un fallo del Tribunal Constitucional? ¿Se van a comportar respecto de las sentencias que resuelven litigios, siempre a la pinta suya, apoyando la medida de mayor aparente popularidad aunque sea contraria al ordenamiento legítimo?

La cuestión es grave. Quienes están dispuestos a anular una vida indefensa, han anulado éticamente sus propias candidaturas. Que no les extrañe ser rechazados por los consiguientes votos nulos. En Santiago, en La Florida y en todo Chile.

miércoles, 22 de octubre de 2008

PSU... ¿para siempre?

PSU... ¿para siempre?
Gonzalo Vial

La columna anterior terminaba con este párrafo: “Mientras tanto, sigue funcionando al máximo la «máquina» que entrena para dar la PSU. Merece otra columna entender cómo funciona y por qué impide cualquier mejoría de la prueba”.

1. El fundamento y razón de la máquina. Reside en que el programa oficial y obligatorio del Estado para la enseñanza media, bautizado como «Contenidos Mínimos Obligatorios», es imposible de enseñar por profesores normales a alumnos normales en establecimientos normales y en años normales de educación de ese nivel. ¿Por qué? Porque se halla inflado hasta lo inverosímil con toda clase de materias prescindibles, o superfluas, o aun ridículas. Así, ningún CMO se pasa bien, en ningún año, y muchos CMO ni siquiera se pasan. PERO CUALQUIERA DE ESOS CMO MAL PASADOS O NO PASADOS PUEDE DAR ORIGEN A UNA PREGUNTA DE LA PSU.

Luego, el estudiante debe «adivinar» de cuáles CMO van a salir dichas preguntas, y estudiarlos exclusivamente, pues estudiarlos TODOS es imposible. Y también es imposible que el estudiante en cuestión «adivine» él mismo una cosa así, tan decisiva para su futuro. Adivinan los «expertos».

Los «expertos» son personas que predicen los campos de donde vendrán las preguntas de la PSU, o los tipos de preguntas probables, o incluso las preguntas mismas. ¿De dónde, este don profético? De analizar pruebas anteriores, de conocer la mentalidad de quienes discurren anualmente las preguntas, de sondear a estos mismos con algún grado de confianza y/o amistad... en fin, las posibilidades de iluminación para los «expertos» son infinitas: por eso son «expertos».

Ellos manejan los «preuniversitarios». Algunos de éstos son internos de los establecimientos escolares más poderosos, otros externos, de mayor o menor fama (y precio), según los respectivos poderes adivinatorios. Algunos, empresas gigantescas; otros, llaneros solitarios. Se llega al extremo de que hay preuniversitarios filiales de las universidades o relacionados con éstas, comprendida aquélla en cuyo seno se confecciona la PSU, la cual además VENDE materiales relacionados con la prueba que ella misma decidirá y tomará... Hay además «manuales» (carísimos) para preparar la prueba, también relacionados con las universidades. Y todo esto es un río de dinero, de negociazos, negocios y negocitos, que fluye majestuosamente de los bolsillos capaces de pagar por estas visiones proféticas de la PSU que se acerca... Porque, eso sí, TODOS los preuniversitarios y sus «productos» son, de una u otra manera, pagados.

El tráfico de preparar la PSU ha remplazado completamente el cuarto año medio, y a parte del tercero. Ya hay colegios que comienzan la «adivinación» desde años aún anteriores... ¡incluso desde el primero de ese nivel!

2. No tocar el negocio. Es por esta red de intereses creados que la PSU no puede ser tocada ni con el pétalo de una rosa. Nada debe alterar el arcano de sus materias y preguntas. Nadie sabe quiénes proponen y/o deciden las preguntas, ni cómo se calibra su competencia y ética. Nadie evalúa externamente la prueba, e internamente —en el organismo que la prepara— los evaluadores son... los mismos que la confeccionan. Ha habido una sola evaluación externa, hace algunos años, pero ésta ha sido mantenida en el más riguroso e inamovible secreto (una señal de «transparencia», sin duda), hasta el punto que académicos destacados que han querido conocerla han debido pedirlo a los tribunales...

3. Un facsímil de muestra. Este año han sido publicados facsímiles de PSU reales y (en lo que puedo entender de ellos), verdaderamente me producen espanto. Por ejemplo, la prueba de «lenguaje y comunicación» (ex castellano) que reprodujo El Mercurio, algún día de mayo. Está llena de pedanterías lingüísticas. Las preguntas exigen saber si los fragmentos literarios presentados a los infelices alumnos son míticos, maravillosos, oníricos, legendarios, cotidianos, dialógicos, expositivos, persuasivos, argumentativos, acotaciones, analógicos, estereotipos, hipérbatones, epítetos, hipérboles, intertextuales, parodias, etc., etc.

¿Para qué sirve este río de pedanterías? ¿Qué aplicación práctica van a tener en la vida del alumno? ¿Cómo, aun, le servirían para apreciar la belleza literaria? ¿Cuántos minutos se demorará en olvidar la sarta completa, una vez rendida la PSU?

Lo más increíble de este facsímil, y que demuestra hasta qué nivel ha caído su control interno, es la presencia vergonzosa de faltas a la sintaxis, tanto en los textos que se proponen a los alumnos, como en LAS PREGUNTAS que se les hacen alrededor de esos textos. Ejemplos:

-«UN EQUIPO de científicos de la Universidad de Princeton... EXPLORARON con telescopios...»

-«SEÑALAR la intención objetiva de los publicistas POR QUERER LLEGAR a un público privilegiado».

-«LO RIDICULO QUE PUEDEN LLEGAR A SER LAS PERSONAS...»

-«EL PERIODO transcurrido desde el Big Bang... SON las llamadas “edades oscuras”...»

Con razón la prueba ya no es de castellano. ¿No habrá algún profesor de este idioma en la Universidad de Chile que corrija gazapos tan enormes? Sólo una prueba monopólica sobre un temario ignoto e incomprensible puede hacerse con tal desprecio por quienes la rinden.

4. La perfecta inercia. La reacción debiera haber partido del responsable de la PSU... el Consejo de Rectores. Pero este organismo no hace ni hará absolutamente nada, por dos motivos:

a) Porque sigue arrogándose la representación de la enseñanza superior, aunque un 50% de los alumnos de ésta se encuentra en planteles que no pertenecen al Consejo.Y

b) Porque las universidades del Consejo son las que reciben cuantiosos aportes anuales «a fondo perdido» del fisco, para el bolsillo, sin necesidad de rendir cuentas ni de emplear esos recursos en programas específicos. Carecen, pues —hecho fatal, independiente de los méritos de quienes las dirijan— de independencia frente al Estado. El cual —vía la ministra de Educación de la época— les impuso el 2002 la PSU de una manera que entonces resumió así el respectivo titular de El Mercurio: “El límite a la autonomía, las platas fiscales. (La ministra) no está dispuesta a ceder. Dejará «amarrada» la reforma curricular (los CMO) a la nueva prueba de selección (la actual PSU), la pondrá en marcha en 2003 y el plantel que quiera aporte estatal no podrá tener otro sistema” (2 de mayo de 2002).

El Consejo sabía muy bien las falencias de la nueva prueba. Pero calló y cedió. El ministerio se dio su «gustito»... con los resultados que conocemos. Ahora el Consejo de Rectores sabe igualmente bien que la PSU ha tocado fondo, en perjuicio gravísimo de los egresados de enseñanza media pobres. Pero continúa callando.

El año 2007—anticipó entonces su presidente— sería de “profunda reforma a la educación superior” (La Segunda, 16 de marzo de 2007). No pasó nada... no pasa nada.

A fines de aquel mismo año, al conocerse los resultados de la última prueba —y el golpe directo que propinaba a los estudiantes sin recursos para pagar por «adivinarla»— editorializó El Mercurio: “Revertir la desigualdad que reflejan los resultados de la PSU es POSIBLE y APREMIANTE, pero requiere decisión política ... enfrentar los grupos de interés” (23 de diciembre). Parece que no hubo esa decisión. ¿Y qué grupos de interés serían ésos?

Las universidades del Consejo empiezan a hacer lo que se les da la gana con la PSU. La Universidad Católica afirma que el 2015 la tercera parte de sus plazas provendrá del College que funcionará a partir de 2009 (El Mercurio de ayer)... y esto, diga lo que diga aquella prueba.

El único que puede tomar una iniciativa real para poner fin al escándalo —teniendo en cuenta el estado catatónico del Consejo— es el Ministerio de Educación. Pero desde 2003 sabe que los CMO, su creatura, la raíz venenosa de la discriminación, son insensatos e imposibles de pasar íntegros. Sin embargo, nada ha hecho para corregirlos. Aun más, ahora propugna que la mitad del AFI (Aporte Fiscal Indirecto) pondere las notas de enseñanza media del alumno, y no su puntaje de PSU. ¿Qué mejor confesión de que ésta discrimina? ¿Y contra quién será? ¿Contra los alumnos de colegios pagados?

Pero la PSU, en la cual nadie cree, seguirá. No matar a la gallinita de los huevos de oro, ésa es la consigna.

martes, 21 de octubre de 2008

Imperdibles de este mártes.

Del Chile de Acosta al Chile de Bielsa
José Ramón Valente

Don Nelson, como le dicen sus pupilos al ex entrenador de la Selección Chilena de fútbol, Nelson Acosta, tiene en su currículum el haber clasificado a nuestra selección al mundial de Francia en 1998, el último en que participó el equipo de todos y el único desde el Mundial de España en 1982. Una tremenda hazaña para todos los que nos gusta este deporte de multitudes. A pesar de sus resultados, a muchos nos les gusta el esquema de juego de Acosta. Se dice que Acosta es “ratón”, que juega a empatar. También se le reprocha al seleccionador nacional que hiciera vista gorda con la indisciplina de los jugadores, particularmente aquellos más talentosos que le son útiles o imprescindibles para su sistema de juego.

Los últimos dos gobiernos de la Concertación tienen similitudes con el estilo Acosta. Al igual que Don Nelson, Lagos y Bachelet en materia económica han jugado al empate. Desde la oposición y desde los sectores técnicos de todos los colores políticos, se ha insistido por años en la necesidad de reformas modernizadoras que den un nuevo impulso de crecimiento al país, pero éstas nunca llegaron. La regla de superávit estructural, probablemente la política pública en materia económica más exitosa de ambos gobiernos, es como salir a jugar al empate. Ahorramos hoy para tener para mañana.

Por cierto, cuando jugamos de visita, es decir, en condiciones adversas como la crisis internacional, un empate es muy bueno. Los gobiernos del último decenio han tenido también sus años de gloria, al igual que don Nelson cuando clasificó a Chile al Mundial 98. Un par de años, los gobiernos de Lagos y Bachelet lograron tasas de crecimiento del orden de 5% a 6%; sin embargo, en promedio, el crecimiento económico ha sido inferior al 4%. Los años buenos coinciden con aquellos en que las condiciones internacionales, o sea, condiciones externas ajenas a la gestión de los gobiernos, fueron muy buenas. A Acosta le ocurrió algo similar, cuando contó con figuras individuales excepcionales como Zamorano y Salas, que no pueden ser atribuibles a su gestión, fue cuando logró sus mejores resultados. Al igual que con el crecimiento económico, cuando estas figuras no estuvieron más, los resultados también se esfumaron.

En cuanto a las licencias disciplinarias que se le enrostran a Acosta, también los gobiernos de la Concertación prefirieron no enfrentar a los gremios de los profesores, los sindicatos de los trabajadores del Codelco, o los activistas mapuches, por ser políticamente incorrecto, y porque evitarse un problema con ellos les era útil a sus objetivos políticos. De la misma manera que a Acosta le fue políticamente correcto y útil mantener en cancha a algunos jugadores talentosos pero indisciplinados. Lamentablemente, el costo de hacer vista gorda con la indisciplina es gigantesco para las generaciones futuras. En el caso de los futbolistas se manifiesta en situaciones tan lamentables como la que vivió la Selección Chilena en julio de año pasado en Puerto Ordaz, Venezuela, cuando habiendo clasificado para los cuartos de final de la Copa América un grupo de jugadores decidió salir a festejar y llegar de madrugada al hotel donde estaban concentrados, haciendo escándalo y destrozos y poniendo así en riesgo sus carreras profesionales, la imagen pública internacional de todos los jugadores chilenos y los resultados deportivos de la Selección. En el caso de los gobiernos de la Concertación, el haberse hecho los lesos con las evaluaciones docentes de los profesores tiene consecuencias negativas sobre la calidad de la educación de toda un generación de jóvenes chilenos, el haber hecho vista gorda con la violencia indígena en el sur ha significado que miles de millones de inversión no se lleven a cabo en la zona del conflicto y el haber dado cabida a las demandas de los sindicatos de Codelco ha permitido que los costos de producción de la cuprífera estatal escalen hasta cerca de US$ 2 y pongan en riesgo la viabilidad financiera de esta compañía en caso de que los precios del cobre continúen cayendo como ha ocurrido en los últimos tres meses.

En el fútbol, Chile dejó atrás la era Acosta y dio paso a la era Bielsa. El “Loco”, como apodan al actual seleccionador nacional, es distinto de don Nelson en dos aspectos fundamentales: juega a ganar y no acepta indisciplina alguna en sus jugadores. La afición chilena está encantada con Bielsa. Los hinchas han entendido que para alcanzar grandes metas hay que correr algunos riesgos y tomar decisiones difíciles si estas están en línea con los principios que se han definido. Como dejar en la banca a Valdivia, probablemente el jugador chileno más talentoso del momento, ante la más mínima muestra de indisciplina. Decisión correcta bajo el principio de no tolerar la indisciplina, pero políticamente muy arriesgada, considerando las criticas que podría haber recibido de la afición y sobre todo de los ácidos comentaristas deportivos de haber obtenido un resultado adverso por tal decisión. Jugar a ganar implica que se puede perder tres cero con Brasil, pero también se puede ganar cuatro cero a Colombia y uno cero a Argentina. Emprender, innovar y generar valor nunca están exentos de riegos, pero constituyen la única manera de obtener resultados importantes en el largo plazo.

Chile entero y no solamente el fútbol debe entrar a la era Bielsa. Las políticas públicas deben orientarse a hacer lo correcto y no lo políticamente correcto, y el futuro debe enfrentarse con un cambio de mentalidad. Hay que dejar de jugar al empate, hacer las transformaciones en el campo de la educación, la administración del Estado y el mercado laboral que Chile requiere para ser más competitivo y tener oportunidad de crecer nuevamente a tasas de 6% o 7% al año. Chile puede ser tan competitivo y pujante como los tigres asiáticos, no debe conformarse con ser uno de los mejores de Latinoamérica. Más que mal ya logramos ganarle a Argentina que es uno de los mejores del mundo.

Si de elegir se trata...
Margarita María Errázuriz


M e parece necesario hablar de la próxima elección municipal. Es un espacio de formación cívica, de ejercicio de nuestro compromiso ciudadano y de expresión de la democracia. Pero hay una serie de interrogantes en el aire que no nos motivan a participar y a comprometernos, menos aún a identificarnos con sus resultados, los que, a mi juicio, tienen mucha importancia para la vida cotidiana. La forma como los partidos políticos y los candidatos están enfrentando esta contienda juega en contra de una educación cívica y de un sano ejercicio democrático.

A primera vista, todo nos lleva a pensar que podría haber un conflicto de intereses.

Los candidatos creen que está de moda y que es una ventaja omitir su filiación política. Pero los partidos quieren sumar esos votos —personales, más que políticos— como adhesiones, buscando posicionarse en la carrera presidencial. A los ciudadanos comunes y corrientes nos parece que se trata de estrategias difíciles de entender: con ellas no ganan ni los partidos ni los candidatos, al distorsionar un proceso clave para potenciar la ciudadanía y la democracia. La gran mayoría de nosotros tomará palco frente a las cuentas alegres que harán las colectividades políticas este domingo

Así como no se conoce abiertamente la filiación de los postulantes a concejales, tampoco las acciones que les gustaría llevar a cabo. La verdad sea dicha: ésta es casi una misión imposible. La principal tarea de un concejal es fiscalizar al alcalde y aprobar o rechazar sus planes comunales. Vale decir, ellos sólo pueden pronunciarse sobre las propuestas del alcalde y supervisar su desempeño. La administración local es prácticamente una réplica de los gobiernos presidenciales. Si la propia normativa municipal no da a los candidatos oportunidades para definir su posición frente al quehacer en su comuna, en la medida en que no conocen los planes del futuro alcalde antes de iniciar su campaña, no pueden opinar y, así, permitir a quienes votan hacer opciones fundadas. Es curioso que cuando se elaboraron estas normativas no se haya pensado en sus consecuencias y en que la información es una condición básica para unas elecciones democráticas con compromiso ciudadano.

La decisión de los candidatos de ocultar su adhesión partidaria y su dificultad para explicitar qué van a hacer una vez elegidos deja a los electores sin el conocimiento necesario para tomar decisiones. Seguramente los postulantes son más explícitos en sus proclamaciones, pero los que no vamos a actos de lanzamiento de campañas o a encuentros populares con los candidatos sólo sabemos de las elecciones por los afiches en las calles, los que dicen poco. Nos hace falta saber quiénes son los candidatos y qué harán si son elegidos. No puedo creer que se espere que elijamos entre una cara bonita y otra simpática y que no se haya pensado en la gran falta de respeto que esta situación significa para los electores. Me pregunto qué concepto de democracia se quiere inculcar.

Doy tanta importancia a la propaganda masiva en áreas públicas porque es el medio de información para el grueso de los votantes. No nos olvidemos de que la mayoría de la población no participa en la vida de los partidos. Una amiga que postula a concejala me contó que a su proclamación sólo fueron los conocidos de siempre; en su opinión, se sacaron la suerte entre gitanos. Se sintió muy defraudada.

Para que las elecciones sean un proceso informado y los concejales puedan hacer campaña con posiciones definidas, propongo que se exija a quienes postulen para alcaldes que, al inscribirse, presenten su plan de desarrollo comunal —éste sería un requisito para ser electo— y que todos los planes que se reúnan sean dados a conocer con recursos de la propia municipalidad. Así, los candidatos a concejales podrían definir oportunamente su posición, y nosotros, los electores, votar tranquilos con conocimiento de causa. Simple y efectivo.

lunes, 20 de octubre de 2008

Comentarios para no perderse.

Un memorial que remueve las memorias
Gonzalo Rojas

Hay personalidades que sacan personalidades; sí, tal como hay palabras que sacan palabras.

Jaime Guzmán fue y seguirá siendo una de esas personalidades que activan a otras, a su favor o en su contra: no cabe la indiferencia frente al joven senador asesinado.

Mientras estuvo vivo, salieron al ruedo televisivo para enfrentarlo Ricardo Lagos y Luis Maira, en memorables programas del 89. Ya sabemos para quién fue la victoria: ni Lagos ni Maira fueron electos senadores por la izquierda en esa oportunidad.

También se activaron, para conocerlo a fondo, Gabriel Valdés y René Cortázar. Y ambos democratacristianos descubrieron al hombre, mientras Guzmán aprendía a ver en ellos a dos caballeros del servicio público.

En el medio de esas disputas con los primeros y de esos acuerdos con los segundos -todas relaciones legítimas- la personalidad de Guzmán sacó a escena a esos otros siniestros caracteres que han sido los subversivos del FMR: votó que no al indulto de terroristas. Y ellos, razonando desde el odio (¿ciegos? No, muy lúcidos en su maldad) lo acribillaron. No supieron, no quisieron perder; calcularon fríamente, con profundo sentido histórico, que iban a ganar.

Y algunos pensábamos hasta hace poco, tontorrones, que los terroristas eran los únicos asesinos de Guzmán; creíamos, ingenuos, que ante la muerte del senador, ni un solo chileno pacífico podría haber dudado de la gravedad del crimen, ni mucho menos haberse alegrado. Tontitos: mirando ahora cómo una simple escultura ha sacado palabras despectivas o rabiosas, así como descalificaciones y agresiones, es legítimo plantearse que quizás hubo en ese 1º de abril de 1991 quienes, allá en el fondo de sus corazones, prestaron aceptación al crimen o, al menos, musitaron un "merecido se lo tenía".

Obviamente en 1991 esas personas callaron, no develaron la pobreza de su alma, fueron prudentes o cobardes: quién sabe qué fueron. Algunos, tal vez avergonzados, eliminaron pronto esa sucia tendencia; otros, la dejaron acurrucadita en un rincón del corazón y esperaron que hubiera, quizás cuándo y porqué, un motivo para despertarla, crecidita ya.

Es en estos últimos que ahora, ante la piedra artística que representa a un alma noble como pocas, han aflorado esas viscosidades, es en ellos que ha vuelto a manifestarse la náusea que les producía la personalidad de Guzmán, quien los ha vuelto a convocar a través de la sencilla inauguración de un monumento en su recuerdo.

Y ellos, tan valientes porque saben que no enfrentarán la lógica rotunda de un adversario hoy inexistente, no han podido resistirse. Comenzó Ominami hace años, insistiendo en que Guzmán estaría hoy procesado por violaciones a los derechos humanos. Pero era el GAP-MIR el que hablaba por su boca, por lo que nadie hizo mucho asunto.

Ahora no; ahora son algunos ponderados intelectuales de la Ciencia Política y del Derecho, alguna empresaria de las encuestas, más un ex ministro defenestrado y uno que otro parlamentario electo bajo la Constitución en que trabajó Guzmán, los que descubren su verdadera pasión: a ése lo queremos muerto, bien requetecontra muerto, porque bien muerto está. Ni memoriales, ni calles, ni homenajes, ni actos de reconciliación, porque llegó el momento de decirle abiertamente a todos: si ya unos jóvenes idealistas nos libraron de Guzmán, que nadie venga a vivificarlo ahora, ni siquiera en piedra. Ah, y ni mucho menos a enredar a la Presidenta, que por algo es mujer de izquierda.

No era previsible que una construcción a la que se llama memorial fuese a activar lo peor de ciertas memorias, pero hoy está a la vista que había un herpes dormido en algunos corazones. Han sido tristes palabras, un triste tono, unas tristes intenciones, unos tristes corazones.

Pero la sorpresa de tantos frente a esa actitud no debe convertirse en revancha. Por el contrario, de acuerdo a la vida y a la doctrina de Jaime Guzmán, quienes hoy con él se ensañan, nada tienen que temer. Jamás se les devolverá mal por mal, una y otra vez se les argumentará con paciencia y documentación. La personalidad de Guzmán, es cierto, los ha convocado a un nuevo atentado y quizás de qué otras maneras tratarán de consumarlo (¿podrá publicarse y lanzarse la biografía oficial de Jaime Guzmán dentro de unos meses o habrá presiones a los sellos y funa a los locales?).

Se les ocurra esto o lo otro para seguir en su lamentable tarea, sí pueden estar seguros de una cosa: no son de piedra quienes recibieron la convocatoria opuesta, el llamado de Guzmán a servir a Chile.

Las luchas intestinas del capitalismo
Karin Ebensperger

La crisis financiera ha producido una lluvia de críticas al sistema de libre mercado. Y EE.UU. está contribuyendo al descrédito al convertirse en una potencia que exporta sus miedos, que está muy endeudada, y que parece haber perdido el concepto de esfuerzo y sacrificio, mientras China incorpora la economía de mercado con ahorro y crecimiento.

Pero hay que considerar que no ha sido tanto la sociedad civil la que ha fallado en EE.UU. -sigue siendo eficiente y la más innovadora-, sino que la distorsión la ha provocado principalmente el Estado, con las malas políticas de Clinton, Bush y Greenspan, entre otros.

Debido a la crisis, en EE.UU. y también en Europa ha resucitado una enconada discusión entre dos corrientes de economía liberal que marcó gran parte del siglo XX: los keynesianos y los seguidores de Friedrich von Hayek. No se discute aplicar un estatismo de corte socialista, sino sobre tipos de economía liberal y grados de participación estatal.

El inglés John Maynard Keynes era partidario de la intervención del Estado para mitigar períodos de crisis cíclicas y recesiones. Keynes es un referente de la macroeconomía, sobre todo con su obra "Tratado sobre el dinero". Participó en la creación del sistema de Bretton Woods, e incluso propuso un banco central mundial, idea que por suerte no prosperó. Sus detractores dicen que los economistas keynesianos no prestan suficiente atención a la estanflación y otros asuntos inflacionarios.

Su eterno oponente fue el Premio Nobel Friedrich von Hayek, el otro protagonista de las batallas intelectuales entre Cambridge, con Keynes, y la London School of Economics, donde enseñaba Von Hayek. Considerado uno de los padres del liberalismo económico moderno, los libros y artículos de Von Hayek además de economía tratan sobre filosofía política y antropología. Fue alumno del mítico Ludwig von Mises, y ambos son claves para explicar las fallas de los sistemas de economía planificada.

El estatismo es incompatible con la libertad individual, argumentaba Von Hayek. En "Los fundamentos de la libertad", explicó que los precios de mercado son los transmisores de cantidad de informaciones dispersas sobre las personas y la sociedad, y sirven para sincronizar muchos conocimientos; por lo tanto, manipular el mercado lleva a un problema de falla de información que lo altera todo.

Von Hayek explicó el origen de los ciclos económicos a partir del crédito concedido por el banco central y los tipos de interés artificialmente bajos, lo que conduce -decía- a que se invierta en proyectos muy arriesgados; surge una mala coordinación entre producción y consumo que primero produce una gran expansión, pero después recesión, hasta que vuelve a ajustarse la economía. (Cualquier comparación con la crisis actual no es mera coincidencia...)

Siempre he pensado que Deng Ziaoping, quien introdujo la apertura económica en China, debe haber leído en secreto, cuando Mao no lo estaba observando, al Premio Nobel Friedrich von Hayek.

Acount