jueves, 31 de julio de 2008

Somos el país que somos



Somos el país que somos
Hermógenes Pérez de Arce

He visto a gente agobiada por el hecho de que Salvador Allende aparezca a punto de ser consagrado como el más grande chileno de todos los tiempos, en una votación por internet promovida por el canal estatal.

Por supuesto, quien encabezó el proceso de reconstruir el país que había demolido precisamente Allende ni siquiera aparece entre los 10 primeros. El propio padre de la Patria, Bernardo O'Higgins, no reunió votos para quedar entre ellos.

-¿En qué país estamos? -me interpela un consternado amigo-. Él, como un gran número de compatriotas, todavía no se ha dado bien cuenta.

-En el viejo Chile de siempre -le respondo con la tranquilidad que da el conocer nuestra historia y nuestra gente-. El mismo Chile que, caso único, dicen, hace 38 años eligió por voto popular a un marxista-leninista para conducir los destinos nacionales. El país donde, mil días después de lo anterior, la mayoría aplaudió cuando al mismo marxista-leninista lo sacaron del poder. El país que, hace 77 años, aplaudió, aparentemente por unanimidad, la caída de Ibáñez, para, 20 años después, elegirlo Presidente casi por mayoría absoluta. El país que, entre 1931 y 1932, se dio el lujo de tener nueve gobiernos en menos de dos años, uno de los cuales duró apenas dos semanas (y fue fácilmente destituido, no obstante que enormes masas desfilaban diariamente vitoreando a su líder por las calles, debido a que había dispuesto medidas tan geniales como la devolución gratuita de las especies empeñadas en la Casa de Crédito Prendario).

-Pero lo peor -insiste mi amigo- es que los partidarios de Allende pueden votar hasta 10 veces por él; en cambio a uno, que es un caballero, le da vergüenza hacerlo más de una vez, porque siempre ha sido trampa votar tantas veces.

-Bueno, claro, por eso a los verdaderos caballeros en todas partes les cuesta mucho ganar elecciones populares. Ésa siempre ha sido una gran ventaja de los que no lo son. Acuérdate del fraude de las parlamentarias de 1973, que descubrió el ingeniero Santiago Morán. La UP llevaba a sus electores en buses, votando en todas las mesas cercanas al camino a Melipilla. Sufragaban más de 10 veces cada uno. Así, en las mesas cercanas al camino obtuvieron hasta el 90 por ciento de los votos, mientras en las alejadas apenas lograban un tercio. Fue un fraude maestro, preparado con mucha anticipación. Yo estuve en la comisión de la Cámara que lo investigó, pero, claro, después los militares cerraron la Cámara y se acabó la comisión.

-No me acordaba de nada de eso.

-Normal, normal, no te preocupes. Ha sido lavado del cerebro de los chilenos, como tantas otras cosas.

-Pero, te insisto: ¿cómo se puede vivir en un país donde, por votación popular, se consagra co-mo el más grande chileno de todos los tiempos al peor Presidente de su historia? Si eso es descabellado. La gente está loca. Para cualquiera que examine las cosas con objetividad, eso nos hará quedar como tontos de capirote.

-No, en eso estás equivocado. La fama que tenemos es de tontos pillos, que es una cosa distinta. Por eso encontramos problemas para entrar en países civilizados. No por lo tontos, sino por lo pillos. Y esta elección de Allende como el más grande de todos es otra pillería más. Si resulta elegido, los chilenos por unanimidad nos vamos a reír de eso en nuestro interior, aunque no lo digamos. Tranquilo. Somos el país que somos. Al final, siempre alguien arregla las cosas, aunque después, una y otra vez, no votemos por él, sino por quien las echó a perder. Y, a pesar de eso, hemos sobrevivido más o menos bien. ¿O no?

miércoles, 30 de julio de 2008

Tres comentarios de excelencia

Enriquecerse es glorioso
Hernán Buchi
Aún es tan fuerte nuestro sesgo ideológico que iniciar un artículo con este título es difícil. Sin embargo, no es una frase mía; se atribuyó hace más de tres décadas a Deng Xiaoping al iniciar el proceso de erradicación de pobreza más espectacular que el mundo haya conocido, beneficiando a 1.200 millones de personas.

Dos de sus frases recogen el espíritu de esa revolución. La más conocida de ellas -"no importa el color del gato, lo importante es que cace ratones"- muestra lo peligroso que es amarrarse a visiones ideológicas alejadas de la realidad. Al ver cómo habían progresado Hong Kong, Singapur y Taiwán, mayormente poblados por chinos, este líder decide emprender caminos similares en lo económico aún manteniendo el régimen comunista.

Su otra frase, con la que inicio este artículo, rompe con la ideología de la "Banda de los Cuatro" que tantas vidas cobrara durante la llamada "revolución cultural" y refleja la idea que para salir de la pobreza hay que crear riqueza, terminando con la tradición comunista, socialista y populista que cree que el progreso social es una lucha de suma cero, esto es, sólo redistributiva.

Desgraciadamente, la visión ideologizada de nuestros líderes hace difícil aceptar esos principios; sin embargo, por un breve suspiro en nuestra historia esto fue distinto y hasta mediados de los 90, gracias a las políticas aprobadas en años anteriores, tuvimos los 15 años más prósperos, durante los que millones de chilenos salieron de la pobreza. Por ello, más allá de la alta inflación y el bajo crecimiento actual de Chile -y las medidas macro que debieran adoptarse-, para elevar el crecimiento de tendencia un aspecto esencial haría la diferencia: apreciar que si queremos salir de la pobreza la creación de riqueza es, además de un imperativo moral, una condición necesaria.

Aun cuando el espíritu de facilitar la creación de riqueza debiera primar en todos los ámbitos para tener un mayor efecto en el ritmo de progreso, en esta oportunidad sólo ejemplificaré con tres casos esenciales.

En materia laboral comienza en nuestro país una estrategia de la China pre Deng. El empleador es el enemigo, los trabajadores sólo progresan si se le sacan recursos a la fuerza y las normas legales están lejos de lo que necesita Chile para tener empresas competitivas; en definitiva, para salir de la pobreza. Es tanta la retórica que hasta los mismos empleadores caen en el juego para sobrevivir socialmente, provocando como resultado que los grupos más vulnerables no encuentren un espacio en la economía para salir de sus dificultades y de paso darle un impulso adicional de crecimiento a Chile.

El camino a seguir en el siglo XXI es a la inversa: contar con la mayor flexibilidad para tener empresas competitivas a nivel mundial, lo que es consistente con proveer un fuerte apoyo a los pobres a través de una vasta red social que, sin destruir los incentivos para trabajar, permita ayudarlos mientras encuentran una fuente genuina de satisfacción de sus necesidades.

En el tema ambiental es donde han encontrado refugio quienes hoy buscan un mayor Estado, manteniendo como enemigo épico a los emprendedores. Es el mismo tipo de espíritu que veía en el comunismo el modelo para ayudar a los pobres, olvidándose que a ellos sólo se les ayuda creando riqueza tal como mostró la historia con el estrepitoso fracaso de ese sistema. Que el hombre modifica a la naturaleza es un hecho y sin ello nuestra sociedad no existiría. La energía de los combustibles fósiles es lo que ha permitido a la humanidad salir de la miseria y no podemos cambiarla en un día por molinos de viento que de naturales no tienen nada.

El dilema es balancear los efectos positivos y negativos de la tecnología y el progreso. Hoy sólo vemos los aspectos negativos y se olvidan las externalidades positivas generadas en cada inversión; si en cambio siguiéramos la visión de Deng, debiéramos respetar los derechos de propiedad, invirtiendo el peso de la prueba en las políticas ambientales y en última instancia aplicar la expropiación o indemnización si se quiere impedir un desarrollo.

En materia tributaria los políticos han logrado usar al Estado para sacarle recursos forzadamente a la sociedad, en lugar de tener que conseguir la voluntad del otro como nos sucede al resto de los ciudadanos. Peor aún, mediante los sistemas de retención de impuestos vigentes, obligan a las empresas a reemplazarlos en su tarea de recolección de impuestos, penalizándolas si no cumplen este rol. La recaudación es un tema complejo y relevante pero si el espíritu fuera que los que generan riqueza son los que invierten arriesgando su patrimonio, el Estado debería reasumir su rol recaudador y correr con los costos de enfrentar a la sociedad para convencerla de que pague.

Reitero que sólo he ilustrado algunos aspectos que sería importante modificar. Ojalá seamos capaces, como China a partir de 1978, de cambiar cabalmente de paradigma: de la destrucción a la creación de la riqueza. Esto requiere pragmatismo y el convencimiento de que el progreso resulta un juego de suma positiva. Dada nuestra posición privilegiada, un pequeño cambio en esa dirección podría hacer la diferencia.

Regalo para candidatos
Gonzalo Rojas Sánchez

Más de 12 mil postulantes a concejales y alcaldes se han inscrito pocas horas atrás. De la vida y milagros de cada uno de ellos en los próximos tres meses -campaña se llama, es decir esfuerzo en descampado- depende en buena medida el resultado de sus aspiraciones frente al electorado.

Pero está en juego también otra cosa: la consolidación en esas personas de unos hábitos sanos, de servicio, constructivos, o por el contrario, la ratificación en algunos candidatos de modos de procederes turbios, deshonestos e incluso perversos.

Dime qué tipo de candidato fuiste y te diré que laya de concejal o alcalde serás; eso de que lo importante es ganar, de cualquier modo, para llegar al poder y hacer entonces el bien, es una simple falacia psicológica, moral y conceptual: el que miente y roba buscando votos, después miente y roba gobernando comunas.

Ciertamente hay tipos que en esta campaña no van a modificar sus corruptos procederes anteriores, esas actitudes con las que han desarrollado la tarea municipal que se les encomendó años atrás o con las que han emprendido actividades privadas de dudosa reputación. Esos sujetos están en todos los partidos y son los sospechosos de siempre: hay tres meses para desenmascarar su doblez, cosa que en algunos casos está ya en manos administrativas o judiciales; en otros, le corresponderá al público y a la prensa sacar los billetitos al sol.

Pero, afortunadamente, son pocos, ya que existe esa otra enorme masa de personas simples y buenas que son candidatos porque realmente quieren servir. A ellos, la admiración, la gratitud -el apoyo electoral si es que nos convencen como los mejores- y, desde ya, un regalo: cinco consejos para que practiquen la prudencia, virtud rectora de todo el actuar humano y, muy especialmente, de la acción pública.

Si quieren ser candidatos prudentes, le pedirán consejo a personas de experiencia en su comuna.

Si quieren ser candidatos prudentes, estudiarán en serio los problemas comunales y sus eventuales soluciones.

Si quieren ser candidatos prudentes, buscarán para sus equipos de campaña a gente sana y limpia, que combine un 5% de marketing, con un 20% de sacrificio, con un 25% de creatividad y con un 50% de convicciones fundamentales.

Si quieren ser candidatos prudentes, recordarán cada noche al acostarse que el fin de su campaña es el servicio y se preguntarán en qué pudieron desviarse de esa noble aspiración en el día que termina.

Si quieren ser candidatos prudentes, pedirán perdón muchas veces durante estos tres meses, darán las gracias sinceramente y corregirán con perseverancia, hasta el último día, lo que pudiera significarles una victoria en las urnas y una derrota en sus almas.
Si quiere, regale estos cinco consejos, para que el candidato los ponga en la primera página de su manual de campaña.

Llamado de la ministra de Salud
Gonzalo Vial.

En la población Los Robles, de Colina, una madre de extrema pobreza, de veintiséis años, enceguecida por la ira, dio una golpiza a su hija de diez, y le causó la muerte.

Con tan trágico motivo, la ministra de Salud hizo un llamado público “a ver qué nos está pasando como sociedad. Tres de cada cuatro niños sufren violencia” (La Segunda, 22 de julio).

Son raras las veces en que me hallo de acuerdo con la ministra de Salud, pero la presente es una.

LA CULPA DE LA SOCIEDAD. Lo que “nos está pasando como sociedad” es que ella —sobre todo en el medio popular— se disuelve acelerada y totalmente a nuestros ojos, y nada hacemos para impedirlo. La disolución social afecta principalmente a los pobres, y dentro de los pobres, a los niños. El caso de Colina es así simbólico: la madre victimaria es pobre, y la víctima también, y además una niñita, una impúber.

La sociedad, vale decir, los privilegiados dentro de ella —o sea, todos quienes jugamos algún papel en conducirla; todos los que estamos decididamente fuera de la extrema pobreza—, debemos hacer la reflexión que nos pide la ministra: ¿de qué modo y en qué medida los privilegiados somos responsables de que la sociedad chilena se esté disolviendo, y de que al disolverse cause la violencia contra los niños que denuncia la ministra, y su ejemplo más terrible: la golpiza y muerte de Colina?

La respuesta es sencilla: somos responsables porque asistimos impávidos a la disolución de la sociedad entre los pobres. No nos importa, salvo excepciones no muy numerosas de personas y entidades. Y la prueba de esta insensibilidad es que no hacemos nada para atajar el atroz fenómeno. Respecto de los temas más difíciles de negar o esconder, hablamos, hablamos, hablamos incesantemente... pero no actuamos. E incluso nuestro interminable disertar sobre ellos, muchas veces tiene por solo objeto disimular su gravedad, inflando progresos mínimos, o mediante predicciones optimistas a plazos largos o vagos.

Por ejemplo: 1. Hace aproximadamente cuarenta años que medimos la extrema pobreza, la estudiamos, reflexionamos sobre ella y sus posibles remedios... pero el número de pobres extremos es prácticamente el mismo, si no mayor, oculto bajo “porcentajes” que disfrazan el mal pero no lo solucionan. 2. Hace igual tiempo que damos a los pobres una educación infame, inútil para la vida. No podemos, siquiera, enseñarles a leer y escribir, y las cuatro operaciones, ni menos todavía darles una mínima formación moral ni cívica. Nos acercamos, entre fanfarrias celebratorias, a la cobertura 100% de todos los niveles educativos, y a una ignorancia también universal e igualmente 100%.

Hemos perdido la capacidad de asombro ante nuestra propia disolución social... sobre todo, reitero, ante la que afecta al sector más pobre de los chilenos y agrava su miseria. Cotidianamente vemos, oímos o leemos hechos que inciden de modo directo en la desintegración social de ese sector. Los matrimonios son cada vez menos, y cada vez, en cambio, aumentan las “convivencias” sin plazo ni compromiso. Los resultados son los de siempre, pero progresivamente de mayor gravedad, a medida que se intensifica el fenómeno: más hijos que nacen fuera del matrimonio (62% el último año conocido); más hijos de mujeres adolescentes, y éstas cada año menores; más mujeres solas, “jefas del hogar” (léase, víctimas del abandono); más mujeres que trabajan, subpagadas, y en condiciones de explotación que las fuerzan a descuidar los hijos... Todos estos datos confluyen a una sola, gran realidad de hoy, que guarda relación ya directa con la tragedia de la niñita muerta por su madre: la destrucción de la familia popular y de su ética. Algunos tontos, y encima ignorantes, creen que éstas eran “católicas” y “conservadoras”. Pero la familia “de libreta”, la familia civil (católica o no), fue una estructura jurídica, creación laica, radical, arreligiosa y de progreso cívico, que desde fines del Siglo XIX generó un gran avance de nuestra sociedad, y que originó una parte importante de la clase media. Han bastado menos de veinte años de insensato “progresismo” para prácticamente aniquilar esa institución y sus frutos. Y hemos visto sin parpadear este aniquilamiento.

LA CULPA DE LOS GOBERNANTES. Pero el llamado de la ministra es incompleto. Convoca a “ver lo que nos está pasando como sociedad”.Tan o más importante es convocar a que hagan igual meditación QUIENES HAN SIDO NUESTROS GOBERNANTES LOS ULTIMOS VEINTE AÑOS. Ellos han facilitado cuando no provocado, administrativa y legislativamente, la muerte de la familia popular, y por eso están en la raíz de la tragedia de Colina —aunque les indigne oírlo—, y en la raíz de esos abusos y violencias con niños que muy justamente preocupan a la ministra, y de muchos, muchos más abusos, violencias y tragedias que vendrán.

Recordemos, ejemplos de los últimos veinte años: a) el decreto que permite a una mujer casada, sin hijos, de dieciocho años, exigir a los Servicios de Salud ser esterilizada quirúrgicamente, y ello no habiendo ni aun pretexto médico para la mutilación, ni permiso ¡ni siquiera conocimiento! del marido; b) otra ley, la de divorcio, que hace del crimen moral de abandonar a la mujer —pasados tres años de cometido— un DERECHO del culpable... el derecho disolver ese matrimonio; c) cómo se ha quitado a la escuela su posibilidad de ayudar a la familia, despojando a aquélla de toda autoridad sobre los alumnos. Me reí cuando, en un acceso de justificada indignación, el alcalde de Santiago ordenó fuera expulsada de su liceo la alumna que había cometido el incalificable vejamen del “jarro de agua” contra la ministra de Educación. Y me reí porque nadie, ni el alcalde ni la ministra, pueden EXPULSAR a la pequeña energúmeno... sólo REUBICARLA, ¡traspasar la niña-problema y sus conductas mediáticas, a otro liceo y otro director o directora de la comuna!

Y la misma secretaria de Salud, ¿no debería examinar si algunos actos suyos no han cooperado y cooperan a destruir la familia popular? ¿Cuando los servicios de salud, por ejemplo, ocultan deliberadamente a los padres, que la hija de 14 años consume un fármaco —la píldora del día después— indicativo de un desorden en la conducta sexual? Cuando el Ministerio desafía la prohibición de reparto por los servicios públicos del mismo fármaco, declarada inconstitucional como riesgosa de abortiva por el organismo calificado para hacerlo? ¿Cuando hace campañas contra el SIDA, y de educación sexual, que promueven el sexo de alumnos en edad escolar, con una falsa promesa de inmunidad a las venéreas... y todo sin consulta ni participación de los padres? ¿Dónde queda la autoridad —y consiguientemente la institución misma— de la familia? Hoy es peor ser matrimonio que ser “pareja”, para pagar impuesto a la renta u obtener subsidio habitacional.

Más al hablar de “gobernantes” no hablamos del concertacionismo, solamente. Todas las leyes destructoras de la familia que hemos señalado contaron con respaldo de parlamentarios opositores. La norma de divorcio por repudio unilateral después de tres años de abandono, v.gr.—enormidad sin paralelo— fue ley gracias a un voto decisivo, que la desempató en el Senado... voto de derecha.

LA TRAGEDIA DE COLINA. Por el espanto del hecho en sí mismo, no debemos olvidar —relacionados con lo que venimos diciendo— algunos antecedentes que lo rodean:

—La “familia” en que tuvo lugar. La mujer y su hija, la niñita muerta, de padre biológico desaparecido. El conviviente, con tres hijos propios habidos en otra mujer... que tampoco figura. Esta “familia” es para algunos sociólogos, y hasta sociólogos-columnistas de la gran prensa, tan digna de estímulo y protección como la matrimonial.

—La mujer (que es posible sufra un trastorno síquico) habría maltratado con anterioridad a los hijos de su conviviente, por lo cual éste puso una denuncia a la justicia de familia (El Mercurio, 23 de julio). Después se desistió.

¡El pobre hombre creía en la justicia de familia chilena, colapsada, desfinanciada y “sin ley sustantiva” que la regule! Una magistrada distinguida de esos tribunales acaba de renunciar porque —dice la prensa— “toda su preparación y experiencia no eran suficientes para dar solución jurídica a situaciones muy complejas, QUE EXCEDEN EL MARCO LEGAL” (El Mercurio, 25 de julio). Típico del “progresismo” chileno: en vez de ayudar a que no haya estos problemas, fomentando la familia legal, los “judicializa” una vez producidos.

—La mujer creía en nuestra educación pública. “Muy obsesiva (dice su profesora-jefe). Le exigía (a la niña) buen rendimiento y siempre preguntaba cómo le estaba yendo”. La mató “por no cumplir la tarea escolar de leer el libro «La Porota»...” (El Mercurio, 23 de julio).

¡Desdichada filicida! ¿Cómo iba a saber ella que el Estado de Chile la engañaba, que su hija no aprendía nada útil, y que tenía razón al rechazar las “lecturas obligatorias”, que matan cualquier interés posible por leer?

martes, 29 de julio de 2008

Cuatro comentarios para reflexionar.....

Como el cangrejo
Raúl Torrealba
Una vez, en una playa a orillas del mar, había un pequeño cangrejo paseando con su madre. Esta reprendió a su hijo: “Hijo mío, te he observado moverte por la playa y he notado que caminas de lado… ¡escúchame bien, no es una forma elegante de caminar. Tienes que caminar derecho!”. El pequeño quedó confundido y respondió: “¡Querida mamá, enséñame cómo se camina derecho, para que así yo pueda aprender de ti, te lo prometo!”. Mamá cangreja se enfadó, pues le parecía la cosa más fácil del mundo. Entonces ella probó, y por más que intentó no pudo. Al final, se dio cuenta de que tampoco ella lograba caminar derecho: en realidad, todos los cangrejos caminan de lado. Entendió la lección: Si se reprueba a alguien, se necesita primero lograrlo uno mismo para poder dar el ejemplo. Criticar no basta…
La cita anterior corresponde a un conjunto de fábulas de animales para niños que encontré entre los libros de mi nieta de tres años y medio. No dejó de sorprenderme su sabiduría y que, no obstante ser parte del contenido de la literatura más elemental de un infante, hoy quienes se supone los prepararán desde sus inicios escolares, al parecer, no han comprendido su significado. En efecto, quien preside el Colegio de Profesores ha dejado en muy mal pie a sus pares y ha puesto en evidencia la mediocridad, si no del gremio en su totalidad, al menos de quienes los dirigen. Nadie en Chile y en el mundo está exento de evaluación. Desde la Presidenta de la República, a través de los estudios de opinión, hasta el puesto más elemental de la administración pública; los cargos de elección popular, por el voto ciudadano, y qué decir en el exigente medio privado, donde el cumplimiento de metas es fundamental.

Si la opinión pública está sorprendida de la actitud de los que por esencia se dedican a evaluar, más escandalizada estaría si estuviera realmente informada de lo compasivo y misericordioso que es el actual sistema de evaluación docente. En efecto, ¿sabía usted que si un profesor es mal evaluado por primera vez, no se le despide? Por el contrario, se le envía al año siguiente a capacitación, por supuesto, que con financiamiento municipal, pues el dinero aportado desde el ministerio es insuficiente. Si ese profesor vuelve a ser por segunda vez mal evaluado, tampoco se le despide. Ahora sale del aula de clases y se le nombra un tutor para que el año que sigue lo acompañe en la sala, no vaya a ser que este profesional se traumatice. Al tercer año, desde que se inició su primera evaluación, si nuevamente es mal evaluado, sólo entonces se le despide. Si mi distinguido lector no está sentado, hágalo, pues sepa que este pésimo profesor se va indemnizado con un mes por años de servicio con tope de once meses. Sin comentarios…

Negarse, por lo tanto, incluso al actual sistema de capacitación es simplemente inaceptable. Merece el repudio nacional y, por cierto, también es necesario que se regule un sistema más serio y eficaz. Un mínimo de seriedad del profesorado, sobre todo de los capaces, que los hay muchos, exige que alcen su voz y pongan en su lugar a la actual directiva del colegio, a fin de que —al igual que la mamá cangrejo de la fábula— se den cuenta del profundo error en que se encuentran. Por el bien de nuestros hijos, el país lo grita

Curso de Colisión
José Ramón Valente

Las medidas económicas, cualesquiera que sean estas, tienen efectos en la medida en que personas de carne y hueso modifiquen su conducta motivadas por dichas medidas. Subir la tasa de interés o reducir el gasto público no es como derretir un hielo aplicándole calor. Son millones de personas que deciden si toman un crédito hipotecario, si cambian el auto o eligen un nuevo destino para sus vacaciones. Son miles de empresarios que deciden si amplían sus operaciones o reducen su personal. Por lo mismo, cambiarle el rumbo a la economía no es cosa de días ni siquiera de meses.


La economía chilena es como el Titanic tratando de esquivar el iceberg que finalmente lo golpeó y lo hundió, por mas ganas que le ponga el capitán del barco, hay un momento en que ya la colisión no puede ser evitada. Los errores que se cometieron en el manejo económico inevitablemente llevarán a la economía chilena a crecer mucho menos que lo esperado durante este año y el próximo, y a tener una inflación sustancialmente mayor a la deseada.


Como usualmente ocurre en estas situaciones, la culpa recae sobre la situación de la economía mundial. Este eslogan ya es todo un clásico. Indudablemente el aumento del precio internacional del petróleo y de los alimentos ha incidido sobre nuestros precios localmente y la desaceleración de la economía de EE.UU. ha impactado la demanda por algunos de nuestros productos de exportación reduciendo así nuestro crecimiento. Pero nuestro curso de colisión también tiene responsabilidades locales.


La crisis energética chilena ha sido mucho más grave aun que la crisis internacional por culpa de los errores de los dos gobiernos anteriores a éste en el manejo de la política energética. Hacia el final del gobierno del Presidente Frei se cambió la ley eléctrica de una manera tal que se eliminaron los incentivos para la inversión en el sector, y durante el gobierno del Presidente lagos se hizo caso omiso de la inminente crisis del gas argentino. Cuando el iceberg se nos vino encima, la capacidad del capitán Tokman para evitar la colisión era casi nula.


A comienzos del 2007, en lo que ha sido reconocido por el propio instituto emisor como un error de diagnóstico, el Banco Central redujo la tasa de interés, en circunstancias de que pocos meses después tuvo que revertir dicha medida y comenzar a subir rápidamente, pero tardíamente, la tasa de interés para frenar la escalada inflacionaria. Pero mientras el capitán De Gregorio maniobraba para esquivar este iceberg, en el Ministerio de Hacienda lo hacían para el lado contrario. Tal como ha sido también reconocido por el Ministerio de Hacienda, la ejecución presupuestaria durante le primer semestre de este año fue particularmente acelerada, lo que implicó que se le inyectaron a la economía miles de millones de dólares adicionales, en circunstancias de que ésta ya mostraba signos visibles de un exceso de gasto.


Sabemos que las tasas de interés demoran en generar los efectos deseados, así que por mucho empeño que le pongamos hoy en bajar la inflación probablemente ésta no cederá instantáneamente y tendremos que soportar la colisión de una inflación superior a la meta del Banco Central, por lo menos este año y el próximo. Esto probablemente ira acompañado también de un menor crecimiento del que se pudo haber obtenido si se hubiese actuado a tiempo.

El momento político
David Gallagher

La encuesta del CEP dejó al Gobierno otra vez con una tasa de desaprobación (43 por ciento) mayor que la de aprobación (40 por ciento). Es la primera vez, en 17 años, que el saldo haya salido negativo para el Gobierno en tres mediciones seguidas.

Según muchos, la culpa la tiene la economía, o la conducción eco-nómica. ¿Son lo mismo? No necesariamente. La economía puede estar mal porque el mundo está mal, y no porque hay una mala conducción, y eso la gente lo sabe. Por otro lado, cuando la gente le da mala nota al manejo de la economía de "Michelle Bachelet y su equipo económico", habría que preguntarse qué entiende por equipo económico. ¿A qué ministros incluye? Finalmente, si creen que el manejo es malo, ¿en qué forma lo mejorarían? ¿Con políticas más ortodoxas, o con medidas más populistas? Sería bueno que en una próxima encuesta, el CEP hiciera estas preguntas. Mientras no lo haga, permitámonos algunas conjeturas.

Si se disparó la inflación como una de sus preocupaciones principales, es razonable suponer que la gente estaría en contra de medidas que la aumentaran. Por tanto, no debería haber demanda por políticas populistas. Allí cabe destacar la alta aprobación que tiene el manejo económico entre la gente que se dice de izquierda. Por otro lado, los personajes políticos más identificables con el populismo reciben una pésima evaluación. Entre los 36 evaluados, Osvaldo Andrade sale nada menos que último, compitiendo para ese puesto con Guillermo Teillier, Alejandro Navarro, Jorge Schaulsohn y uno que otro representante de lo que es percibido como la derecha dura. En contraste, Andrés Velasco sale bastante bien parado. No es absurdo concluir, entonces, que el manejo económico sería mejor evaluado si se optara por más cautela en el gasto fiscal y por más medidas liberalizadoras, tras, ojalá, un inspirado cambio de mando en Trabajo, como el que la Presidenta ocasionó en Educación.

Una amplia mayoría de los encuestados (52 por ciento) contesta "Ninguno" si se le pide optar entre la Concertación (23 por ciento), la Alianza (14 por ciento) y Juntos Podemos (seis por ciento). Hay allí un vasto universo de votantes independientes que, por lo visto, Sebastián Piñera ya ha comenzado a seducir. Pero la Alianza se queda atrás. No ha podido capitalizar ni la crisis económica, ni la manifiesta izquierdización de la Concertación. Este porfiado fenómeno, que incluye un pacto electoral con los comunistas, se está dando a contrapelo de lo que quiere un electorado cada vez más moderado. Sería patético que la Alianza no lograra sacarle partido.

En las preguntas presidenciales, Piñera se ve sólido. Se luce en las 12 preguntas sobre los atributos de los candidatos. Sale primero en siete de ellas. Está claro que su competidor más fuerte es Lagos, que sale primero en tres. Pero estas preguntas también revelan mucho sobre los otros candidatos de la Concertación. A esta distancia de las elecciones, la opinión de la gente sobre los atributos de Alvear, Frei e Insulza me dice más que su intención de voto. Y allí la encuesta es un éxito para Frei, un fracaso para Insulza, y una catástrofe para Alvear. Entre los tres, Frei sale primero y Alvear última en los temas más importantes: el de estar preparado para ser Presidente, el de ser capaz de unir el país, y el de poder solucionar los problemas de la gente. Frei se yergue como una muy plausible alternativa presidencial para la Concertación, si se piensa, además, que su lejano gobierno es poco vulnerable, hoy día, a la crítica. Más bien, como todo lo que ocurrió en tiempos remotos, despierta nostalgia.

Un vecino en problemas
Hernán Felipe Errázuriz

Un vecino aproblemado preocupa, y en el caso argentino especialmente. Compartimos una de las fronteras más extensas del mundo; lazos estrechos entre ambos pueblos; inversiones chilenas que bordean los 20 mil millones de dólares; comercio bilateral cercano a seis mil millones de dólares anuales; numerosos chilenos radicados en el país trasandino, y medio millón de hogares en Santiago que siguen dependientes del gas importado.

Además, la economía vecina registra una inflación encubierta que puede descontrolarse, un sistema financiero y cambiario precario, una deuda externa en relación con el PIB tan elevada como en 2001 -factores, otrora, de severas desestabilizaciones que nos rebotaron-. En las crisis, los gobiernos argentinos suelen arroparse en nacionalismos, duplicar las apuestas, acometer "fugas hacia adelante" -como calificó Borges a la guerra de Malvinas-, desligarse de compromisos mediante moratorias, expropiaciones y desconocer tratados internacionales.

La crisis argentina se ha personalizado. Lo más obvio sería cambiar el estilo de gobierno, su radicalización obcecada, cargada de populismos que ceden a la izquierda, promovida por Cristina y Néstor Kirchner, con autoritarismos que exacerban la conflictividad.

Las uniones maritales de políticos son fatales para candidaturas y gestiones presidenciales. El negocio y sinergia de dos mandatarios por el precio de uno, no funciona. Lo vimos con Ségolène Royale y su pareja, secretario general del socialismo francés; en la campaña de Hillary Clinton, intervenida por el ex Presidente Clinton; en Benazir Bhutto, desplazada del gobierno por las corrupciones de su cónyuge, y ahora, con Cristina amagada por su marido Néstor, presidente del justicialismo. Margaret Thatcher, Golda Meir, Indira Gandhi y Angela Merkel, todas ellas casadas, han ejercido brillantemente el poder sin cogobiernos maritales: sus cónyuges, ignotos para el público, discretamente se distanciaron del mando.

Muchos responsabilizan a Néstor Kirchner como factor de la actual crisis argentina. Pero su alejamiento del poder real no basta. Se requieren rectificaciones institucionales y en el contenido de las políticas. Desde este lado de la frontera, por ejemplo, resulta impensable que un Jefe de Estado posea la facultad exclusiva para establecer y disponer de los impuestos. Eso ya fue resuelto por la Carta Magna, en el siglo XIII.

En la encrucijada, ¿tendrá Cristina la fortaleza de cambiar su estilo de gobierno, a pesar de su marido? ¿Podrán las instituciones argentinas recuperar la independencia de su gobernante y de las presiones callejeras? Si ello ocurre, será un paso hacia adelante y, si no, otra fuga peligrosa.

sábado, 26 de julio de 2008

Comentarios para meditar........

Tenemos problemas
Álvaro Bardón

Desde 1986, Chile creció con evidente vigor, algo que se mantuvo hasta 1998. Eso ocurrió a partir de los cambios de los años 80, luego de la crisis mundial de la deuda.

Como es natural, esta crisis fue denunciada en Chile como algo único y propio -otro fracaso de la dictadura-, hasta que la historia mostró que la década de 1980 debía finalmente reconocerse como "perdida para América Latina" -aunque no para Chile.

El fuerte crecimiento nacional entre 1977 y 1981 -ignorado sistemáticamente por la izquierda- entró en crisis con el alza del petróleo de los años 80.

La sabiduría del gobierno de Aylwin, completamente continuista en lo económico, duró hasta la recesión "básicamente criolla" de fines de los 90, de la que nunca nos liberamos. Es así como en los últimos 12 años, poco más o menos, todo se mediocrizó, hasta hoy. Es verdad que ya no se cometen los errores monumentales de antes, pero los de ahora ahí están: tenemos un crecimiento que es entre la mitad y poco más (o menos) que el de los buenos años de antes de la crisis del petróleo y de la deuda, que junto a la crisis política de los inicios de los años 70 nos hicieran puré. Hoy no estamos para un puré, pero el olor a papa cocida y desabrida ya se percibe. ¿Qué pasó? ¡El clásico socialismo demagógico, pues compañero!

Por supuesto que tenemos problemas y, quizás, el más importante sea el pésimo uso de los impuestos y los recursos fiscales. Yo creo que esto es lo que ha reducido la tasa de crecimiento del producto y del empleo. ¿Qué habría pasado con esos miles de millones si no se los hubiera dilapidado en el Transanlagos o en los ferrocarriles estatales? ¿Qué puede estar ocurriendo con los enormes recursos de Enap, en el tradicional ambiente de administración pobre? ¿O con las platas públicas de decenas de empresas del Estado, mientras suben y suben los aportes que nos sacan de los bolsillos año a año?

Las platas para la educación y la salud se multiplican por tres y por cuatro, pero ¿hay algún mejoramiento en calidad y cantidad?

Y nadie protesta, porque "nosotros", los distinguidos académicos, intelectuales y políticos, somos los primeros de la lista en esta elegante repartición.

Hay quienes dicen que Bachelet es la culpable, porque no sabe nada de economía y no se mete. Le importarían otras cosas más modernas y valóricas. Creo que nada de eso: ella es "popular", pero sabe bien lo que está haciendo. Es como Ricardo Lagos, que también supo en qué malgastar nuestra plata: Ferrocarriles del Sur, Transantiago, puente de Chacao, MOP-Gate y tantas otras inversiones estatales. Todo esto viene ocurriendo hace largo tiempo, pero lo que parece haberse agudizado en los últimos años es lo olímpico de las decisiones políticas, en particular algunas como los "sobres brujos". ¿Y qué pasó? ¡Nada!

Espero tener salud para denunciar las desapariciones de platas públicas en los últimos años. Habría que obligarlos a devolver, al menos, la mitad de ellas. ¿Qué tal si los excesos de platas fiscales, como los del cobre de ahora o los de la segunda mitad de los años 60, se repartieran instantáneamente entre todos los chilenos, en vez de arrojarlos en agujeros negros, como es lo clásico? En una de ésas, sin trabajar más -algo que preocuparía a los estatistas-, seríamos ricos.

Un golpe demoledor a los Kirchner
Karin Ebensperger

Desde que el Senado argentino rechazó el proyecto que aumentaba las retenciones a las exportaciones, algo de fondo cambió en Argentina. El gobierno sin contrapeso al que estaban acostumbrados los Kirchner y su estrategia del todo o nada sufrieron una gran derrota. El destino de Cristina Fernández y su marido depende ahora de su capacidad para cambiar el modo de gobernar.

Partiendo por el impuesto a las exportaciones, que se conoce como retenciones, algo muy difícil de explicar fuera de Argentina. La mayoría de los países modernos considera necesario estimular las exportaciones, pero Argentina lo hace al revés.

En 2002, el entonces Presidente Eduardo Duhalde aplicó este impuesto a los granos en una situación límite, en que la deuda externa y el caos político llevaron al Ejecutivo a obtener esos fondos para cubrir las necesidades mínimas de los sectores más postergados. Y buena parte del sector agroindustrial colaboró en aras del bien común.

Pero los Kirchner tienen las arcas llenas por los precios extraordinarios de los alimentos en el mercado mundial. Sin embargo, a medida que aumentaban esos ingresos, crecía la voracidad del Estado kirchnerista.

Las retenciones perdieron su sentido original y hoy sirven para disimular la inflación real. La ira del campo fue irrefrenable frente a un gobierno que se quedaba con una diferencia enorme respecto de lo acordado, y dirigía las retenciones a grandes industrias y al clientelismo, en vez de a los pequeños productores como decían los discursos oficiales.

La inmensa protesta pública que triplicó la escuálida convocatoria paralela que organizó el propio gobierno, y la derrota política en el Congreso, fue un golpe muy significativo desde el punto de vista sociológico. Porque logró unir a la gente del campo y a los ciudadanos sin hectáreas contra el estilo Kirchner.

Hubo un rechazo de fondo al argumento de que las retenciones son para mejorar la distribución, porque en la práctica hay mayor concentración de la riqueza, aumento de la pobreza y expansión del clientelismo. La renuncia del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, es sintomática, pero aún quedan en el régimen personajes como Julio de Vido, uno de los símbolos del poder discrecional. Con o sin ellos, el kirchnerismo, tal como se lo conoce, ese que no acepta la palabra apaciguar o conciliar o reconocer el sentir de la sociedad, ha sufrido un golpe demoledor.


El establishment mediático
Sergio Paz


El caso Música Sepúlveda —la chica del jarrazo— no sólo me sorprende el nombre, sino también el modo en que los medios lo abordaron. Si estás en tu casa quedas para adentro y dices: ¿De dónde salió esta loca? ¿Tan mal está la educación en Chile? O, por el contrario, celebras la ocurrencia: "Por fin, un poco de justicia". Si el Estado reprime las manifestaciones estudiantiles con algo más que agua, ¿por qué, al menos por un segundo, no puede ser al revés? Claro que, estés del lado en que estés, no es más que simple opinología de box spring justo antes de apagar la luz. El punto es que paralelamente escuchas a los "expertos" y entonces, en vez de entregar nuevos elementos al debate, repiten frases hechas o, peor aún, sólo dicen lo políticamente correcto. De pronto nos vemos rodeados de "comunicadores mamá". Asegurados que no piensan por sí mismos, sino que piensan por lo que tienen que decir. Y así poder renovar el stock de corbatas del próximo mes. Da lata decirlo, pero en Chile la media se comió a la media, a los medios de comunicación. La conciencia crítica perdió. Había que cuidar la pega.

¿Otro ejemplo? El capítulo del alcohol y la droga en Chile, de "La Liga", en Mega. Yo, al menos, no lo podía creer. Pablo Mackenna y Rafa Cavada (dos vampiros de la piscola, la roncola o la whiscola, no sé sus preferencias) se sorprenden con el alto consumo de alcohol en Chile. Incomprensible. ¿Qué hacen Mackenna y Cavada pregonando sobre el abuso del alcohol? Más encima con una narración en off que parecía escrita por un periodista que acaba de terminar su práctica en el Conace. ¿Es ese el periodismo urbano, incisivo, argentino-chilenizado que nos quieren hacer pasar por cool? "Fuck the media" decían los grafitis en París. "No jodan", digo yo. ¿Qué hace Mariana Loyola haciendo alcotest? ¿Qué hace Javiera Contador (con todo el respeto que le tengo) preguntándose por el flagelo de la droga, sin obtener respuestas muy distintas a las que le darían a "Policías en acción", "Aquí en vivo", "En la mira" y toda esa colección de programas que han ido construyendo, junto al lumperío, la nueva vida social de este país?

Una semana atrás, en el blog donde algunos se animan a comentar esta columna, un señor, con toda razón, escribió que por qué no me retiraba, que ya estaba viejo para esto. Y la verdad es que lo pienso. No creo que lo haga, pero lo pienso. Especialmente por eso de anquilosarse, cosa que se acentúa cuando, en la TV, ves gente de tu edad que se convirtió en eso que no querías: en parte del establishment. Y no hablo de lo establecido (que me encanta), sino de tener miedo a pensar, a expresarse, en forma libre e independiente. Una lástima: la media envejeció. Incluso se vendió.

Cierro: María Música se condoreó. Pero la realidad nunca es tan simple como para escuchar una guaracha donde suena una sinfonía.

viernes, 25 de julio de 2008

Dos comentarios de excelencia....

La hora de las convicciones.
Alberto Medina Méndez
Corrientes – Corrientes – Argentina


El debate parlamentario de las retenciones ha puesto en el tapete la lucha por defender las convicciones. Los románticos debates de la política hacen que muchos puedan decir en las tribunas casi cualquier cosa.

Es que en la política, como en la vida, uno puede manifestar libremente su visión sobre el asunto que fuera. Lo hacemos a diario, en el café, en el trabajo, en ronda de amigos. Los políticos y dirigentes, agregan a esa nómina la oportunidad que les ofrecen los medios de comunicación y la trinchera partidaria o sectorial.

Pero el problema no es lo que se dice. La prueba de fuego se presenta cuando hay que sostener con hechos concretos aquello que se ha dicho con apasionada espontaneidad en cada oportunidad que se presentó. Una cosa es discursear, y otra distinta es demostrar que somos capaces de sostener esas ideas.

Muchos políticos prometen en campaña en base a sus convicciones. No es que mientan. Realmente lo piensan así. Creen firmemente en lo que dicen. Les pasa lo mismo a los dirigentes sectoriales. Buscan representar a los intereses de muchos cuando declaman sus ideales. Y obviamente consiguen adhesiones por ello.

Pero la oportunidad de ponerlos a prueba, no siempre se presenta con tanta claridad. Así, muchos, logran pasar desapercibidos sin poseer verdaderas convicciones, sino solo diciendo lo que quieren los demás. Se trata de este juego de representar a las mayorías, de ser aceptado, elogiado, admirado por decir lo que todos pretenden escuchar, de la mejor manera posible.

La ajustada votación en el Congreso Nacional sobre el tema de las retenciones ha enfrentado a muchos legisladores con esta situación. Se han encontrado en el dilema de elegir entre sus convicciones y una tormenta de presiones de distinto tenor.

La opinión pública, o la percepción que se tenga de ella, hicieron lo suyo. También jugaron su parte, las lealtades partidarias, los favores recibidos y porque no los privilegios que se pudieran obtener en el futuro en esa carrera política que subyace en situaciones como estas. Se juegan muchos intereses, incluidos los económicos. Algunos de los protagonistas apuestan su porvenir político.

Es de imaginar que las presiones estuvieron a la orden del día. Tanto de un lado, como del otro. Se ha conversado mucho. Se han intercambiado llamados telefónicos, algunos de ellos, rozando la intromisión de otros poderes de la República. Algunos manifestaron desde el principio su posición y fueron consistentes a la hora de la votación. Se puede acordar o no con ellos, pero fueron leales a lo que manifestaron públicamente desde los inicios del conflicto.

Otros fueron, premeditadamente, más imprecisos. Dejaron algunas puertas abiertas para lo que llamarían luego "deliberar a libro abierto". Se trata de una importante cantidad de legisladores, que escudaron sus indefiniciones en frases ambiguas como "lograr lo mejor para nuestra Nación", "buscar consensos", y "abrir el debate".

En realidad, fue el escenario ideal para esa negociación donde se combinaron cuestiones patrióticas con asuntos más banales, como lo han sido determinadas ventajas personales y promesas de oportunidades políticas futuras.

Con una votación tan ajustada en números, no es difícil imaginar la magnitud de las presiones que unos y otros intentaron ejercer. Es bastante probable que las convicciones hayan quedado, en muchos casos, en el camino. Para lavar sus propias culpas, mas de uno de ellos, habrá encontrando argumentos tan contundentes como seductores para convencerse, a si mismo y a otros, de haber hecho lo correcto.

No importa si esa posición fue la que se sostuvo siempre. En todo caso, la política es el arte de lo posible. Con esa frase se suele justificar, con bastante eficiencia, la forma en la que ciertos políticos resignan sus ideales a manos de los manipuladores profesionales que deciden ponerlos entre la espada y la pared. De esta manera, los verdaderos titiriteros del poder, establecen falsas opciones, para quebrar la dignidad de los que llegan a sus bancas con convicciones, pero en el camino deciden abandonarlas.

Hemos escuchado muchas claudicaciones en los últimos días. No solo en el oficialismo, sino también desde la gente del campo. El tan mentado pragmatismo ha ganado el lugar de los principios. En el camino quedaron las creencias mas profundas, los ideales tantas veces recitados y defendidos hasta el cansancio.

Los favores recibidos seguramente intentarán compensar la indigna actitud de dejar atrás los valores por los que durante mucho tiempo se ha luchado.

La votación tuvo un resultado en los números y una consecuencia en lo político. Pero más allá de eso, cada legislador ha pasado por la prueba de las convicciones. Algunos seguramente han superado con creces esa situación. No importa que posición hubieran defendido. Finalmente hicieron lo que tantas veces pregonaron. Lo hicieron de acuerdo a sus principios, siendo leales a ellos.

Otros, deben estar aún hurgando entre sus históricos discursos, para ver cuando defendieron estas posiciones que finalmente pusieron sello a su voto. El examen de conciencia es un territorio privativo de cada legislador. Cada uno de ellos sabrá cuanto debió resignar de sus ideales para ceder a las presiones, cualesquiera sean ellas. La votación tuvo un resultado. Una vez más se pusieron a prueba los principios. Fue la hora de las convicciones.

Nuestra dignidad republicana
Leonidas Montes

Al cierre de una Convención Constitucional en 1787, donde se discutía cuánto poder debía tener el naciente gobierno norteamericano, una mujer se acerca a Benjamin Franklin, quien ya tenía 81 años, y le pregunta: “¿Tenemos una república o una monarquía?”. Franklin responde: “A republic, if you can keep it”.

Los ritos y las ceremonias representan importantes símbolos políticos y sociales. Toda la pompa y la seriedad de los actos de la república no son en vano. Ricardo Lagos lo sabía muy bien. Y si todo era simple “hojarasca” frente a esa solemnidad republicana, lo cierto es que a Bachelet le tocó descubrir algo de barro mojado. Hemos avanzado en términos de transparencia, pero se ha descuidado nuestra dignidad republicana.

Recordemos el primer cambio de gabinete de Bachelet. A Andrés Zaldívar le avisaron a última hora de su renuncia. Naturalmente estaba dolido. Pero asistió dignamente a la ceremonia de cambio. Y después mantuvo un largo silencio. En cambio una ministra ni siquiera se presentó a la ceremonia. Más que un resfrío, como se argumentó, pareció una pataleta. Y en esa oleada de informalidades, nuestro embajador en Venezuela se dio el lujo de decir lo que algunos intuíamos. Fiel a la verdad, rompió un canon fundamental de la diplomacia, contando lo que no debía contar: Bachelet le habría confesado su eventual apoyo a Chávez.

Lagos W. fue el vocero del primer tiempo de Bachelet. Si su padre representó al republicanismo en una versión autoritaria, su hijo fue una brisa de la buena onda. Esa informalidad era novedosa, ya que traía nuevos aires. Pero junto a la buena onda se fueron gestando, a nivel de Gobierno, signos de descoordinación. Lo reemplazó Francisco Vidal. El nuevo vocero, bajo el férreo liderazgo de Ricardo Lagos y la ágil muñeca de Insulza, había hecho un buen papel. El gabinete de Lagos parecía un ente coordinado y organizado.

Pero Vidal entró al segundo tiempo de Bachelet con ímpetus de goleador. Nuestro vocero corrió tan rápido, que lo vimos literalmente desbocado. Su excesivo entusiasmo no sólo dio señales de descoordinación y desavenencias internas, sino que contribuyó a socavar las buenas formas propias de una república. Cómo olvidar su reacción ante el viaje de la Presidenta con su hija a China: “Definamos una güeá. Quien decide esto y corta el queque es la Presidenta. Yo les respondo con la mejor buena voluntad, pero hay un límite. Para ser clarito, esto lo decide la Presidenta. Punto, sin discusión. No van a estar preguntando quién la acompaña. ¿De adónde la han visto?” (sic). Aunque en el fondo el ministro tenía razón, su descuido por las formas atenta contra la dignidad republicana. Ahora se lo ve más reposado. Bien por nuestra república

El reciente caso del jarrón de agua es otro ejemplo. Nuestra actual ministra Jiménez fue dignamente estoica. (Y a propósito de dignidad, Yasna Provoste, esa joven promesa de la DC, aprovechó de volver a la palestra. Declaró que a su sucesora “le faltó diálogo” (sic.). Tal vez Provoste no hubiera sido tan estoica. Bien erguida, posiblemente hubiera celebrado el golpe de agua.) Es cierto que un cargo público está expuesto a estos inconvenientes, pero la dignidad republicana debe respetarse y protegerse. Me pregunto cómo hubiera reaccionado Lagos si su ministra Mariana Aylwin hubiera sido la víctima.

Y por si fuera poco, vimos al Colegio de Profesores, presidido por Jaime Gajardo, apoyando y celebrando a la joven María Música. Aunque Gajardo continuó solidarizando con la causa de la joven estudiante, calificó el jarrazo de bochornoso. Mucho más bochornosa fue su primera reacción y las “instrucciones” de esta banda de caudillos para que los profesores no se evalúen. Triste para nuestros abnegados profesores, para nuestros estudiantes y para nuestra república.

Para Benjamin Franklin cuidar la república es un gran desafío. Y en esta tarea las formas también importan.

jueves, 24 de julio de 2008

Tres temas muy importantes

Y te siguen lavando el cerebro
Hermógenes Pérez de Arce
El viernes, como de costumbre, respetable Cerebro Lavado, te levantaste temprano a leer el diario, frente a un café con leche, tostadas y, si tu mujercita te trata bien, un jugo de frutas y un huevo a la copa (hervido tres minutos). ¡Qué agrado!

Te informaste de que la Presidenta estuvo en Copiapó, junto a familiares de tres detenidos-desaparecidos, Maguindo Castillo, Benito Tapia y Ricardo García, secuestrados en octubre de 1973 por la "Caravana de la Muerte". El paradero de sus cuerpos lo reveló un informante a un sacerdote. La Presidenta abrazó a una de las viudas. El ministro del Interior declaró: "Hay familias que quedan más tranquilas... Por fin saben qué pasó con sus deudos".

Satisfecho del desayuno, creyéndote informado y contento de que se vaya "sabiendo la verdad", te vas a trabajar. Pero ¡lástima! Lo único verdadero de lo anterior fue el desayuno. El resto no. ¡Cerebro Lavado, te siguen lavando el ídem!

En el proceso iniciado ante Juanito Guzmán y que ahora lleva Víctor Montiglio, está probado que Maguindo Castillo, Benito Tapia y Ricardo García fueron condenados por un Consejo de Guerra, formado por orden del jefe de Zona, general Joaquín Lagos Osorio, a raíz de atentados subversivos en el mineral de El Salvador. El tribunal lo integraron el teniente coronel Óscar Haag, el mayor Carlos Enriotti y el auditor Daniel Rojas. Los acusados tuvieron derecho a defensa, pero por dos votos contra uno (el del auditor) fueron condenados a muerte. Cumplió la sentencia el teniente Fernando Castillo Cruz, que ofició describiendo los pormenores del fusilamiento. Y el 31 de octubre, Lagos Osorio lo comunicó a la superioridad. El administrador del cementerio de Copiapó, Leonardo Meza Meza, declaró que las sepulturas de los fusilados quedaron en el patio 16 "y hasta mi retiro del cargo de administrador del camposanto no tuve conocimiento de que las hayan sacado de ese lugar".

Es decir, no hubo "detenidos-desaparecidos", la "Caravana de la Muerte" no tuvo nada que ver con las ejecuciones, ni Pinochet las ordenó. Pero Juanito Guzmán se hizo mundialmente famoso por pedir el desafuero del general Pinochet como senador vitalicio y procesarlo por esas muertes y otras, en las cuales tampoco tuvo nada que ver. Por supuesto, nunca procesó a Lagos Osorio, que se convirtió en su testigo de cargo favorito contra la "Caravana" y el ex Presidente. El "red set" no ha agradecido a Juanito. Ni siquiera le dio un "tenure" (cátedra vitalicia) en Harvard. Hoy es decano en una universidad local.

Dos precisiones. Una: es posible que años después, por no pago de derechos en el cementerio de Copiapó, los restos de los tres fusilados hayan sido cambiados a una fosa común. La otra: lo que sí desapareció sin remedio, y de los archivos del Ejército, institución que no ha podido explicarlo hasta hoy, fue el expediente del Consejo de Guerra referido (junto con todos los demás de 1973). Pero hasta 1986 estaban ahí.

Cerebro Lavado, si no me crees, pídele al ministro Montiglio que te deje ver las piezas del proceso, probatorias de lo antes dicho. No, esto es sólo una broma. Pues son miles de miles de fojas y decenas de tomos. Pero otros han hecho el trabajo por ti: lee las páginas 40 a 50 de mi libro "La verdad del juicio a Pinochet", y, con más detalle aún, lee el capítulo XXVII de "De conspiraciones y justicia", de Sergio Arellano Iturriaga.

En fin, el hecho es que te siguen lavando el cerebro. Pero no te preocupes: al resto de los chilenos también. Y para qué decir al resto del mundo. Entonces, aprende, como yo, a vivir con "aquello", como diría Ricardo I.

Una pausa, por favor.
Gonzalo Rojas Sánchez

La capital vive días más tranquilos. En las cercanías de la fiesta de Santiago apóstol, pareciera que todo contribuye a valorar más la noción de pausa, el concepto de intervalo: vacaciones escolares y universitarias, una pequeña brecha en la nube contaminante, la circulación automotriz notoriamente menor, una que otra lluvia breve cada tres días.

Desde regiones, a los santiaguinos nos miran con algo de compasión, pero como hemos logrado exportarles parte de nuestra trepidación, estas consideraciones valen también para esas privilegiadas ciudades de provincias.

Necesitamos recuperar, a diario y semanalmente, el sentido de la pausa, del cambio de ritmo, la importancia del intervalo.

Pausa, ante todo para cortar el día en trozos razonables; intervalo para almorzar, breve pero sereno; intervalo entre el trabajo y el sueño, intenso en dedicación a la familia. Y después, por cierto, el corte fundamental: un sueño reparador (una vez más aparece la exigencia ardua: hay que apagar pronto la tele en el dormitorio o expulsar a la intrusa de esos dominios, de una vez por todas).

Pausa, en el trabajo mismo, para preparar cada cosa: el día completo, con una adecuada revisión matutina de la agenda, y cada una de las principales actividades, para que la improvisación, la tincada, el olfato y la ocurrencia genial de última hora, cedan su lugar a la ponderación y al criterio.

Pausa para leer bien el diario, para entrar a internet sólo a las páginas imprescindibles en información, para asistir a eventos que agreguen comprensión de la realidad y no inserción en la banalidad.

Pausa de fin de semana: tiempos de contemplación artística, para oír música (y nada más que oírla) para leer literatura clásica (y nada más que leer) para caminar por parques, montañas o calles de renovada arquitectura, y apreciar las formas de la naturaleza y los aportes humanos (y de paso, ahora sí, para conversar con parientes y amigos).

Pausa para un deporte intenso o laxo, competitivo o recreativo, individual o colectivo, pero que permite captar la fugacidad de las capacidades corporales y, al mismo tiempo, lo importante que es cuidarlas.

Intervalos más largos y tranquilos, para pensar en serio el porqué de las cosas fundamentales. "Todo el mundo debe tener períodos de su vida y momentos en su día, que sean partes constitutivas y permanentes de ellos, en que se calla, se concentra y -con un corazón vivo- se hace alguna de las innumerables preguntas que suprime durante un día ocupado," recomendaba el gran O'Malley. Un tiempo fijo todos los días, otro quizás mensual y, por cierto, unos pocos días al año, donde uno se toma en serio a sí mismo y a Dios.

Todo lo anterior exige un esfuerzo (pausado), porque cuesta. Hay que saber perder tiempos para ganar en calidad de tiempo total. Eso cuesta. Esta misma columna fue escrita en 34 minutos, sin pausa. Perdón.


Crisis ambiental: medidas insuficientes
Ana Luisa Covarrubias
En los últimos 10 años, la concentración de material particulado respirable (PM10) ha disminuido en un 28%, y la de ozono (O3) en un 14%. Para cumplir las normas de calidad ambiental al 2011, en los próximos 5 años se requiere una disminución adicional de un 30% para ambos. La tarea no parece fácil.

La reformulación del Plan de Prevención y Descontaminación de la Región Metropolitana se centra en las emisiones vehiculares, sector que emite el 37% del PM10 (sin incluir polvo en suspensión), el 90% del monóxido de carbono y el 73% de los óxidos de nitrógeno. Las nuevas medidas aumentan los requerimientos a vehículos nuevos, exigen la incorporación de filtros de partículas a los vehículos diésel y la fiscalización de los catalizadores de los bencineros. Sin embargo, no consideran sistemas de incentivos adecuados para reducir las emisiones al mínimo costo y en el menor plazo, aunque sí programas de incentivos para la incorporación de vehículos de baja o cero emisión y para el retiro de vehículos sin sello verde, pero éstos se limitan a casos particulares, y se prohíbe en forma explícita la compensación de PM10 entre fuentes fijas y móviles.

Estas restricciones limitan el cumplimiento del plan. La creación de incentivos que permitan a los dueños de las distintas fuentes alcanzar las metas de reducción de emisiones sin limitar el tipo de tecnología o combustible a usar —en su propia fuente o en la de un tercero, lo que resulte más barato— ayudará a lograr las metas en un menor tiempo y costo.

La solución está en el Congreso desde 2003: el proyecto de ley de bonos de descontaminación, considerado por la propia Conama como “elemento básico para permitir la operación de un sistema integrado de compensación de emisiones”. Con este sistema, las fuentes industriales podrían reducir emisiones sacando de circulación parte del parque vehicular catalítico más antiguo; los importadores podrían adelantar el cumplimiento de las normas exigidas para vehículos nuevos, generando un crédito en su cupo de emisiones, transable en el mercado, y los dueños de buses del Transantiago tendrían los incentivos para incorporar filtros y renovar flota.

Por otra parte, la reducción del 50% de los no catalíticos (135.000 vehículos) implicaría la disminución permanente de al menos un 15% de las emisiones de NOx y un 33% del CO del parque vehicular, con un costo de US$ 135 millones: el déficit de 3 meses del Transantiago.


miércoles, 23 de julio de 2008

Lecciones de medio siglo

Lecciones de medio siglo
Gonzalo Vial

Este año se cumplirán cincuenta años desde que asumió como Presidente de la República Jorge Alessandri. Es el único mandatario que —durante el mismo medio siglo— podemos llamar netamente «de derecha política» (si bien él no se calificaba así), pues ella lo eligió y fue su soporte fundamental durante todo el sexenio 1958/1964.

Hoy existe la posibilidad de que la derecha o centro/derecha política llegue a la Presidencia el año 2010, lo cual ha renovado el interés por el mandato Alessandri, los motivos del triunfo que obtuvo en 1958, y sus éxitos y fracasos de gobernante.

Los éxitos fueron muchos y de importancia: la masiva edificación de viviendas, especialmente para la clase media pero también populares, a través del actuar directo del Estado y de mecanismos como el DFL 2 y el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamos; las obras públicas, destacando la carretera longitudinal sur hasta Puerto Montt; la rápida y perfecta reconstrucción del territorio inimaginablemente destruido por los feroces terremotos de 1960; la paz social vivida sin recurrir a las facultades excepcionales de la Constitución, y alterada solamente por uno o dos episodios desgraciados e imprevisibles, etc. Que no quede en el anonimato de los «etc.» la habilidad de Alessandri para reunir un equipo de apoyo cuyas características fueron la capacidad, el desinterés, el sacrificio personal por el bien público y la devoción hacia el Presidente. Los nombres de Sótero del Río, Enrique Ortúzar, Julio Philippi, Eduardo Gomien, Ernesto Pinto, Carlos Martínez, vienen inmediatamente a la memoria.

Los fracasos de Alessandri asimismo fueron importantes. El primero, no haber podido dominar la inflación, la cual —de contrario— recrudeció en la segunda mitad de su período. Y el segundo, desde su punto de vista, no haber tenido continuador, debiendo entregar el mando a quienes políticamente más detestaba, considerándolos el non plus ultra de la charlatanería y la demagogia: Eduardo Frei y la Democracia Cristiana.

La eventualidad de un segundo triunfo y mandato presidencial de la derecha, o (más púdicamente) centro/derecha política, renueva el interés por la presidencia Jorge Alessandri. Así se ha visto en la «sección cartas» de El Mercurio los últimos días, y en otras publicaciones recientes. Conviene por eso recordar algunas circunstancias de tan lejano pero quizás pedagógico período.

1. ¿CUAL FUE EL SECRETO DEL TRIUNFO DE JORGE ALESSANDRI? La respuesta, a mi juicio, es triple: la crisis del sistema político, la personalidad e imagen del candidato y... el azar.

La crisis del sistema consistía en su rotundo desprestigio ante la opinión pública, la cual —con o sin justicia— estaba harta de él, y especialmente de los partidos políticos, atribuyéndoles toda suerte de vicios: búsqueda desvergonzada del poder, por sí mismo y por las «pegas» anexas; falta de principios y de ofertas novedosas; corrupción; ineficiencia ante los grandes problemas del país, etc.

Este desprestigio se había manifestado en la elección presidencial anterior (1952), que dio el triunfo a Carlos Ibáñez, candidato sin partido y anti/partidos, con una suma de votos casi igual a la de todas las colectividades políticas juntas, de izquierda, centro y derecha.

El gobierno de Ibáñez no estuvo a la altura de las expectativas que había despertado, y el ibañismo murió en su mismo sexenio, pero no la crisis política ni el sentimiento antipartidista, el cual —aminorada, eso sí, su virulencia— siguió manifestándose en las elecciones presidenciales siguientes, hasta la última, la de 1970, inclusive.

La personalidad de Alessandri, a la cual nos referiremos en el Nº 2, calzó exactamente con la crisis política y el desprestigio partidario, y los aprovechó.

Por último, no debe olvidarse que la victoria electoral de don Jorge fue estrechísima, menos de 40.000 votos sobre Allende, y que no hubiera existido de no ser por la candidatura pintoresca y populista de Antonio Zamorano, ex cura párroco de Catapilco, que obtuvo un número parecido de sufragios. Se discute si estos votos, de no ser por Zamorano, hubiesen ido o no a Allende, pero parece la alternativa más probable. Sin la «casualidad» del ex párroco candidato, entonces, quizás Alessandri no habría sido presidente... «casualidad» que el alessandrismo, por supuesto, alentó y financió.

2.¿POR QUE ALESSANDRI NO TUVO "HEREDERO"? Por fallas propias, y por fallas de la derecha política que lo apoyó.

Alessandri conservó intacta, hasta el fin, una gran popularidad personal, estimable en más del 50% de la opinión pública. Ella lo vio siempre como un hombre sabio, laborioso, austero, incorruptible, por encima de intereses económicos y banderías políticas, y a quien éstas dificultaban gobernar. Es decir, la clásica imagen «ideal» del Mandatario para el chileno medio. Sus errores, aparentemente, no deslucieron demasiado dicha imagen.

Sin embargo, no tuvo la menor influencia en la propuesta de sus partidarios, respecto a quién había de sucederle.

Ello, primero que nada, fue culpa suya. O si se quiere, no culpa sino consecuencia de algo que le era natural y sincero: su completo desprecio por los políticos y los partidos, a los cuales tachaba de ignorantes, frívolos, demagogos, volubles, etc. Ello lo hizo sintonizar con la opinión del momento y fue, anticipamos, una de las causas de su triunfo.

Sorprendentemente, extendió el antipartidismo a aquellas colectividades que lo habían apoyado como candidato y siguieron haciéndolo como mandatario. No los excluyó (sino con escasas y cortas palabras de buena crianza) de la acerba crítica que hacía a los políticos.

Más aún, accedió al poder con la idea firme de que el país no necesitaba de éstos, ni de reformas al régimen institucional, sino y sólo requería una «buena administración», como la suya en la Papelera. Es decir, la administración de una empresa por sus ejecutivos. Incluso se acuñó el término «gobierno de gerentes», para caracterizar el que haría Alessandri.

Después cambió de parecer, pero ya era demasiado tarde. No pudo traspasar la popularidad propia a la derecha política, pues su discurso la había incorporado a la «manada» partidista que denostaba. ¡Los éxitos del Presidente eran suyos, los tropiezos, culpa de los «políticos»... aquellos que lo apoyaban inclusive!

Así se explica que los partidos de derecha, que lo respaldaron hasta el fin, no lo tomaran en cuenta a la hora de buscarle «heredero» para 1964/1970. Peor todavía, una recomendación o sugerencia de don Jorge al respecto, era una lápida; así sucedió con las que hizo de Jorge Prat y Ernesto Pinto.

Estas circunstancias sólo tendrían valor histórico, de no ser porque iluminan una verdad paradojal, casi inexplicable, pero (me parece) indiscutible; que la opinión pública de Chile puede hablar pestes de los partidos, y castigarlos de diversas maneras, pero que forman parte de su «imaginario» político y democrático, y siempre vuelve a ellos.

Por supuesto, el régimen militar dio un ejemplo sin paralelo de esto. Durante diecisiete años, hizo todo lo que pudo —sin pararse en medios— para aniquilar a los partidos políticos, o reducirlos a expresiones mínimas y sin trascendencia. Sin embargo, inmediatamente de retornada la democracia, volvieron en gloria y majestad, más grandes, más chicos ¡pero los mismos de siempre! Derecha, radicales, socialistas, democratacristianos, comunistas. Las «novedades» añadidas a la lista suman... una, el PPD.

Los candidatos en campaña suelen airear su suprapartidismo, pero no deben olvidar que tendrán que gobernar con los partidos. Triste realidad, es posible, pero realidad inevitable.



La derecha política de los cincuenta, por su lado, no estuvo libre de culpa en que ella y don Jorge entregaran el poder, el ’64, a la DC y Frei. Lo que les sucedió a esos partidos —y les venía sucediendo progresivamente durante dos décadas— era carecer de «imagen», de principios (aunque fueran pocos) que los distinguieran de las demás colectividades políticas y los hiciesen preferibles a éstas. Habían practicado una guerra defensiva, de repliegue constante, pero lento, basado en sucesivas y continuas transacciones. Esto pudo ser útil y hasta beneficioso en la defensa de intereses (no todos los intereses son ilegítimos). Pero a la hora de mostrar una meta, un futuro, cuando menos alguna valla inclaudicable de doctrina... era cero. Ello no entusiasmaba a nadie. Y los votos lo fueron reflejando.

También esto puede servir hoy como materia de reflexión. Los partidos son gobernados más y más por el marketing político, y su reina: la encuesta. Proponen lo que ésta indique como deseo mayoritario, no lo que racionalmente cada colectividad juzgue mejor. No hay vallas inclaudicables para los «acuerdos». El candidato mejor es el que no remueve el peligroso fondo de los principios, que puede dañar el «consenso», y se muestra en cambio «cosista», empático, alegre, acogedor. El valor político de nadar ¡alguna vez!, contra la corriente, de poder mostrarse antipático cuando corresponde (pregúntenle a Uribe), es desconocido. Y ello afecta principalmente a la hoy esperanzada derecha política.

martes, 22 de julio de 2008

Dos comentarios excepcionales

Un vaso de agua en el rostro de todos
Cristina Bitar
Está más que claro que una parte de nuestro país no siente los beneficios del progreso. Es más, se siente condenada a una situación de postergación de la que no podrá escapar, porque no tiene acceso a las herramientas con las que se puede salir adelante.
La educación es la primera de estas herramientas y es, probablemente, la mayor fuente de desigualdad. Mientras el diez por ciento más rico de la población estudia en colegios bilingües, se rige por estándares internacionales e incluso rinde pruebas internacionales de acceso a las universidades de los países desarrollados, el treinta o cuarenta por ciento más pobre estudia en colegios públicos con resultados paupérrimos, y mira con decepción que prácticamente nadie es capaz de quebrar en esos colegios el círculo vicioso de la pobreza. Cunden así la droga, la frustración, la violencia y una apatía social preocupante.

La expresión política de este fenómeno es la falta de inscripción en los registros electorales por parte de los jóvenes; la expresión económica es, probablemente, el desempleo juvenil, y la expresión social, el crecimiento de una generación que no se siente parte de una sociedad a la que ve ajena y por la que muchos sienten una rabia contenida, que se expresa en protestas callejeras sin racionalidad alguna.

Este es el contexto en que la ministra de Educación recibe un jarro de agua en el rostro por parte de una joven adolescente que actúa de manera irracional y odiosa. En lo particular, no justifico de manera alguna el actuar de esta joven. Ella hizo mal y debe sentir, en proporción a su edad y a la gravedad de la falta cometida, la sanción social por lo que hizo.



Pero no podemos quedarnos sólo en la sanción, tenemos que ir un poco más allá y tomar conciencia de que estamos creando una generación en que existen estos niveles de rabia y resentimiento y de la cual no nos estamos haciendo cargo.

Es cierto que ningún modelo de sociedad es capaz de dar cuenta de la amplia gama de facetas del ser humano. Mientras los modelos socialistas generaron un sistema igualitario en que las necesidades básicas estaban satisfechas para prácticamente el ciento por ciento de la población, pero a costa de bienes tan valiosos como la libertad y el desarrollo, los modelos capitalistas, eficientes en la creación de riqueza y respetuosos de la iniciativa individual en todos los planos, no han sido capaces de superar los problemas de desigualdad. Aun en sociedades tan exitosas como la norteamericana, subsisten bolsones de pobreza, con su consiguiente efecto en niveles de violencia contenida y criminalidad.

Chile está en camino al desarrollo y tiene el desafío de buscar su propia respuesta a este dilema al que se han enfrentado todas las sociedades: libertad versus igualdad.

Es evidente que sin libertad económica no hay creación de riqueza y, por lo tanto, no hay desarrollo.

Pero no podemos dejar todo entregado sólo a la solución más eficiente para resolver los temas económicos, pues eso no soluciona el problema de tener una sociedad conciliada socialmente. Hay elementos sociales, familiares, de convivencia, de diálogo y de confianza en los otros que no abordamos ni discutimos y donde tenemos serias fallas como país.

Los líderes políticos, los candidatos presidenciales, los empresarios, los periodistas, los académicos, los líderes de opinión y toda la sociedad deberían sentir, en su propio rostro, este baño de agua fría que les recuerde la urgencia de dar respuestas eficientes y sin populismo a una parte del país que, en la brillante alegoría de Los Prisioneros escrita en la década de los 80, sólo se siente parte del “baile de los que sobran”.

El penoso papel jugado por el Colegio de Profesores, con una actitud vacilante frente a este hecho, es el mejor testimonio de que nuestra educación requiere cambios mayores.
Juan Pablo II nos dijo que los pobres no pueden esperar. Los jóvenes tampoco.

Información privilegiada
Alejandro Ferreiro

Es probable que Ud. se abstenga de comprar acciones si presume que en el mercado se realizan con frecuencia e impunidad transacciones con información privilegiada. Si muchos comparten su opinión, el mercado de capitales simplemente dejará de funcionar. Las empresas no contarán con la posibilidad de obtener recursos del público para desarrollar proyectos, afectando con ello el ciclo de ahorro e inversión en perjuicio del crecimiento y el empleo. Millones de chilenos afiliados a las AFP, entre otros, verán caer el valor de sus inversiones bursátiles si el mercado no se percibe justo y transparente. El viejo anhelo de hacer de Chile un centro financiero internacional quedará sepultado.
¿Exagero? En absoluto. Es eso lo que está en juego cuando prolifera sin sanción el uso indebido de información privilegiada. ¿O acaso Ud., potencial inversionista, está dispuesto a colocar sus ahorros en un mercado donde algunos lucran con asimetría de información en perjuicio suyo?

Es cierto: Todos los sancionados por la SVS el jueves pasado tienen derecho a defenderse en tribunales y probar allí la inocencia que alegan por la prensa. Es su derecho y deber. Es más, en este caso vuelve a hacerse evidente la necesidad de hacer más expedito el proceso de reclamación. La ley señala que ella debe conocerse por un juez de letras. La apelación subsiguiente y, en muchos casos, la presentación de recursos de casación a la Corte Suprema alargan la revisión judicial de las sanciones administrativas a un extremo que afecta tanto el derecho a defensa, como a la necesaria consolidación de las lecciones al mercado mediante sentencia definitiva. Una reclamación directa a la Corte de Apelaciones puede corregir este problema.

Inhibir y sancionar el uso indebido de información privilegiada es tan importante como difícil. La prueba del ilícito es muy compleja. La mayoría de las investigaciones, incluso aquellas cargadas de sospechas y presunciones, se cierran sin sanción, ante la falta de la prueba necesaria para acreditar el ilícito. Por ello, casi inevitablemente —salvo en casos de testimonios directos o confesiones— la prueba debe construirse en base a presunciones. Si ellas son múltiples, precisas, graves y concordantes podrán constituir prueba suficiente.

Será tarea de los tribunales confirmar o revocar los razonamientos lógicos que llevaron a la SVS a hilvanar los hechos acreditados para derivar de ellos la conclusión esencial del caso: las operaciones cuestionadas no pueden sino explicarse por el uso de información privilegiada. Probar mediante presunciones no equivale a invertir la carga de la prueba, ni revela debilidades en el actuar de la SVS. Es simplemente aplicar una de las pruebas que la ley admite y la única que suele estar disponible en casos como éstos.

Más allá del caso en cuestión, y dado que las dificultades probatorias harán siempre difícil la sanción de estos ilícitos, parece recomendable evaluar de qué modo podemos prevenirlos. Veamos algunas propuestas.

Un argumento de la defensa de los sancionados ha sido que ellos tomaron la decisión de invertir en base a rumores que ya habían sido publicados en la prensa. Ello nos conduce a un tema soslayado por nuestra legislación: el rol de los medios de prensa en la divulgación de la información financiera. Tanta incidencia puede tener en los mercados la información esencial acerca de una empresa, como los rumores que de ella difundan los medios de comunicación. Entre nosotros es frecuente lo que en otros mercados más rigurosos se prohíbe: la publicación en los medios de prensa escritos de “rumores” acerca de una eventual fusión u otra operación relevante sin citar la fuente. Estas informaciones, atribuidas a “fuentes del mercado”, suelen dar origen a movimientos en el precio de los títulos y, si hay mala fe, incluso a groseras manipulaciones por parte de aquellas anónimas fuentes. La libertad de prensa no puede esgrimirse como amparo de ese modo de informar.

Una segunda propuesta se refiere a las transacciones que realizan directores, gerentes y otras personas a quienes la ley les presume, por su función, acceso a información privilegiada. Hoy la ley exige informar las transacciones después de realizadas. En tal caso, le corresponde a la SVS verificar si ellas pudieron hacerse con uso indebido de tal información. Propongo que esas personas, los “insiders”, deban informar al mercado con 48 horas de anticipación su decisión de comprar o vender acciones de la compañía correspondiente. El mercado juzgará: si se presume que la calidad del gobierno corporativo y de los controles internos es el adecuado, la información anticipada de la transacción no tendrá efecto en el mercado. Por el contrario, si el mercado presume que hay algún tipo de información privilegiada motivando la transacción, podrá anticiparse, arbitrarla y evitar así la ganancia ilícita. Una medida como ésta es disuasiva, eficiente y, además, en los hechos, nos permitirá saber qué opina el mercado acerca de los motivos que tienen para transar los que por su función acceden a información de la que el resto carece.

lunes, 21 de julio de 2008

¿El mundo culpable de nuestra inflación? Expertos afirman que no


Debate se abre ante la preocupante cifra de inflación de 9,5% acumulada en 12 meses:

¿El mundo culpable de nuestra inflación? Expertos afirman que no

En la búsqueda de un culpable del alza de precios, hasta ahora los argumentos del Gobierno apuntan al mercado internacional. Pero calculadora en mano, analistas consultados afirman que también hay un fenómeno de aumento de la demanda interna del que hasta ahora no se habla y que hay que afrontar.


Marcela Vélez A.

¿Cómo fue que en Chile los precios pasaron de un día para otro a ser el gran tema? Tema en los noticieros, en el pasillo de los supermercados, en la feria y en el Parlamento.

Pero mientras los ciudadanos se lamentan de lo duro que es ahora pagar las cuentas y los políticos lanzan acusaciones, los economistas chilenos viven un soterrado debate que busca encontrar pistas para entender al "monstruo inflacionario" que está costando domar.

Y es que son ellos, los especialistas, los que están cuestionando que el Gobierno achaque una y otra vez a los fenómenos internacionales el alza del IPC que vivimos. Hay que tener ojo con eso, dicen, y advierten que es mejor mirar qué está pasando adentro.

En entrevista a "El Mercurio", el domingo pasado el ministro Andrés Velasco afirmó: "Aquí estamos frente a una inflación que en su origen es casi 100% importada. Una manera de verlo es constatar que sin los alimentos ni la energía, el IPC está en torno al 4%".

Economistas consultados por "El Mercurio" coinciden en que el origen pudo haber sido internacional, pero hoy el índice de precios al consumidor (IPC) también refleja un problema estructural interno.

Es más, dicen que no hay que recurrir a grandes fórmulas, que basta con ver qué está haciendo el Banco Central: si las autoridades tuvieran el firme convencimiento de que la inflación es "100% importada", no se desgastarían en elevar las tasas, porque al mundo no se le puede torcer la mano.

Cálculos que orienten

Aun así, buscamos los números para respaldar esta posición. Los economistas reconocen que no hay una sola forma de medir qué porcentaje de la inflación que afecta a Chile se puede atribuir al mercado internacional y qué porcentaje a la voracidad del consumo interno.

El método convencional es analizar la inflación subyacente, que deja afuera de la variación el precio de los alimentos y de los combustibles, definidos por el mercado global. En el caso de Chile, a 12 meses, este índice llega a 8,7%, un valor no muy alejado del 9,5% de la inflación total a 12 meses registrada en junio.

Una aproximación más cercana aún es analizar la evolución de los bienes transables, aquellos expuestos al comercio internacional y por ende a las variaciones globales de precios, y compararla con la de los no transables, entendidos como aquellos que no se importan ni exportan y que si bien reciben cierto contagio externo, sobre todo en una economía globalizada, son una muestra más clara de las presiones internas.

En el caso de Chile, en junio el IPC a 12 meses de los bienes no transables llegó a una variación de 11,2%, mientras los productos más expuestos a mercados internacionales aumentaron apenas 7,6%. Según los datos publicados por el Banco Central, en una situación estacionaria, los bienes no transables y transables comparten casi por igual (51/48) el peso de la canasta de precios. Pero ante la evolución del índice, los bienes no transables son responsables del 62% de la inflación de 9,5% que agobia a los chilenos. Así, los productos transables, sujetos mayormente a las presiones internacionales, fueron responsables de menos de la mitad del 9,5% del IPC a junio (ver gráfico).

"Eso quiere decir que los bienes que se están comercializando solamente en el mercado interno tienen una demanda mucho mayor de los consumidores, la demanda interna está generando una presión excesiva sobre los precios que no está siendo satisfecha por la producción nacional, eso es lo que está presionando a la mayoría de los precios al alza", sentencia Alfredo Coutiño, economista jefe de Moody's Economy.

Efecto demanda

"El que hecho de que el índice de precios de los no transables supere al de los transables es una muestra de que la inflación que se disparó por el alza de combustibles y alimentos ya ha contagiado al resto de la economía", agrega Rafael Amiel, director de investigación de Global Insight, donde temen que el desboque de las expectativas inflacionarias termine con la buena reputación del Banco Central, volviendo la inflación algo incontrolable.

Para Christian Johnson, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, parte del contagio se ha dado a través de las presiones salariales y coincide en que el aceleramiento del IPC de los bienes más vinculados al mercado interno es una señal de que el fenómeno inflacionario ha dejado de ser un problema exclusivamente internacional y se está expandiendo al resto de la economía.

"La reducción de oferta energética tuvo un impacto en la reducción de la actividad productiva, pero las condiciones monetarias no han sido suficientemente restrictivas para debilitar la demanda interna", afirma por su parte Coutiño, quien además asegura que ante ese panorama la inflación chilena se explica mayormente por un problema estructural del mercado.

"Definitivamente, Chile y Perú son los únicos países en América Latina que enfrentan un fenómeno inflacionario que es mayormente explicado por fenómenos internos", agrega Coutiño.

Definiciones para entrar a este debate

Inflación subyacente: Es la medida más cercana para saber cómo se mueven los precios internos de la economía, pues excluye la volatilidad de los alimentos y los combustibles, que generalmente están definidos por el exterior. Bienes transables: Son todos aquellos artículos que se pueden exportar o importar y por lo tanto sus precios están más expuestos a las influencias internacionales. Un televisor, un litro de leche y un kilo de arroz entran en esta categoría.Bienes no transables: Son bienes y servicios que no son sujetos de transacción internacional. Una consulta médica, el pago del colegio y el arriendo entran en este listado.

¿Se está viviendo en Chile el efecto de "segunda vuelta"

Algunos economistas podrían alegar que los bienes no transables también se ven influidos por la inflación internacional, en lo que se denomina efecto de "segunda vuelta", tal como lo hace en su respuesta el ministro de Hacienda, Andrés Velasco.

Pero si se toman en consideración otras cifras, la conclusión apunta a la misma dirección: la economía chilena enfrenta una dislocación interna que está conduciendo al alza de precios.

Por ejemplo, la inflación de 4,8% citada por Velasco se acerca, aunque supera, al índice anual alcanzado por el precio de los bienes y servicios considerados por el Banco Central como netamente internos, sin contar ningún tipo de alimento o gasto energético (denominada categoría "resto"). Pero si se analiza con atención, se puede observar que el mismo índice prácticamente ha triplicado su valor en el último año, pasando de 1,15% a 2,94%, desde junio de 2007.

En un estudio realizado en abril, Moody's Economy ya alertaba de esta situación: "Cerca del 80% de la inflación total chilena se explica por factores internos. Hay un exceso de demanda que se ha visto agravado por mayores precios y más importaciones".

Según el estudio, la economía chilena creció desde 2003 por encima de su potencial, calculado en 4,5%, lo que produjo un exceso de demanda que habría desembocado en el proceso inflacionario actual, por lo que se recomiendan mayores acciones monetarias.

Ministerio de Hacienda responde a los especialistas

Enviada la consulta acerca del cálculo realizado sobre el peso de la demanda interna en la inflación, el Ministerio de Hacienda respondió a "El Mercurio":

"El ministro Velasco se ha referido a efectos de oferta que han afectado al IPC, entre los que se encuentran los precios internacionales de los alimentos, los precios de los combustibles y de la electricidad y de frutas y verduras frescas producto de la sequía".

"Más aún, dentro de los 15 productos que explican más de la mitad de la inflación en 12 meses se encuentran seis productos no transables (pan, electricidad, papas, menú, tomates, melones). Por lo tanto, hay que mirar con mucho cuidado qué es lo que se incluye en el índice no transable".

"A modo de ejemplo, el pan es un producto no transable; sin embargo, nadie argumentaría que su precio no está relacionado con lo que pasa con el precio de la harina y ésta a su vez con el precio del trigo. Como se sabe, el precio del trigo en los mercados internacionales ha aumentado en un 70% entre enero de 2007 y junio de 2008. El precio del pan en Chile ha aumentado en torno a un 40% en el último año. Lo mismo ocurre con el precio de productos tales como taxis, taxi colectivo, pasaje de bus interprovincial, pasaje en avión, los cuales son considerados no transables y se ven afectados fuertemente por el aumento del precio de los combustibles en los mercados internacionales".

"Los factores anteriores dicen relación con la inflación importada que incide sobre la inflación de los no transables".

"Es importante señalar que existen otros factores que explican el aumento en los precios de los no transables, que no están relacionados con factores de demanda. En particular, dentro del índice de los no transables se encuentra una serie de productos que han sido afectados por los mayores precios de la energía y en particular por el efecto de las menores lluvias el año 2007. Entre ellos se cuentan la electricidad, papas y tomates".

"En relación a la inflación subyacente, cabe destacar que el aumento generalizado del precio internacional de algunos alimentos no es corregido por estas medidas. Destaca el precio del pan, carne (con un aumento del precio internacional de cerca de 100% en el ultimo año), pollo (incremento asociado al aumento en el precio del maíz de cerca de 80% en el último año en los mercados internacionales), arroz (con un aumento de cerca del 90% en los precios internacionales en el ultimo año), entre otros. A modo de comparación con la medida de inflación subyacente que utiliza la Reserva Federal de Estados Unidos, la inflación que excluye alimentos y energía es de 4,8% en 12 meses".

(El índice subyacente al que se hace referencia elimina la volatilidad de precios de energía y alimentos. Esa medida ha estado variando en torno a 4%, 4,3%, 4,8%. No es igual a la medida de inflación subyacente del INE).

"El ministro ha sido claro en señalar que existe una situación inflacionaria que requiere ser abordada de manera decidida por parte de los distintos agentes económicos, pero es importante partir del diagnóstico correcto. El origen de la inflación en Chile es producto de un shock de oferta y no de un crecimiento desalineado del gasto (demanda)".

El pan es un producto no transable; sin embargo, nadie argumentaría que su precio no está relacionado con lo que pasa con el precio de la harina y ésta a su vez con el del trigo".

Los consultados

Alfredo Coutiño, economista jefe de Moody's Economy; Rafael Amiel, director de investigación de la consultora estadounidense Global Insight; Christian Johnson, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez; Michèle Labbé, economista jefe de Econsult; Jean Sepúlveda, profesor de Economía de la Universidad del Desarrollo, coincidieron en que este análisis representa una aproximación acertada a lo que está pasando con la demanda interna. Pablo Correa, economista jefe de Santander Investment, prefirió hacer énfasis en el acelerado crecimiento de la inflación subyacente citada por el Banco Central.
Nota de la Redacción:
Por considerar que el análisis económico que se hace en este artículo de Diario el Mercurio es de interés público, lo reproducimos de manera textual.

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