martes, 29 de julio de 2008

Cuatro comentarios para reflexionar.....

Como el cangrejo
Raúl Torrealba
Una vez, en una playa a orillas del mar, había un pequeño cangrejo paseando con su madre. Esta reprendió a su hijo: “Hijo mío, te he observado moverte por la playa y he notado que caminas de lado… ¡escúchame bien, no es una forma elegante de caminar. Tienes que caminar derecho!”. El pequeño quedó confundido y respondió: “¡Querida mamá, enséñame cómo se camina derecho, para que así yo pueda aprender de ti, te lo prometo!”. Mamá cangreja se enfadó, pues le parecía la cosa más fácil del mundo. Entonces ella probó, y por más que intentó no pudo. Al final, se dio cuenta de que tampoco ella lograba caminar derecho: en realidad, todos los cangrejos caminan de lado. Entendió la lección: Si se reprueba a alguien, se necesita primero lograrlo uno mismo para poder dar el ejemplo. Criticar no basta…
La cita anterior corresponde a un conjunto de fábulas de animales para niños que encontré entre los libros de mi nieta de tres años y medio. No dejó de sorprenderme su sabiduría y que, no obstante ser parte del contenido de la literatura más elemental de un infante, hoy quienes se supone los prepararán desde sus inicios escolares, al parecer, no han comprendido su significado. En efecto, quien preside el Colegio de Profesores ha dejado en muy mal pie a sus pares y ha puesto en evidencia la mediocridad, si no del gremio en su totalidad, al menos de quienes los dirigen. Nadie en Chile y en el mundo está exento de evaluación. Desde la Presidenta de la República, a través de los estudios de opinión, hasta el puesto más elemental de la administración pública; los cargos de elección popular, por el voto ciudadano, y qué decir en el exigente medio privado, donde el cumplimiento de metas es fundamental.

Si la opinión pública está sorprendida de la actitud de los que por esencia se dedican a evaluar, más escandalizada estaría si estuviera realmente informada de lo compasivo y misericordioso que es el actual sistema de evaluación docente. En efecto, ¿sabía usted que si un profesor es mal evaluado por primera vez, no se le despide? Por el contrario, se le envía al año siguiente a capacitación, por supuesto, que con financiamiento municipal, pues el dinero aportado desde el ministerio es insuficiente. Si ese profesor vuelve a ser por segunda vez mal evaluado, tampoco se le despide. Ahora sale del aula de clases y se le nombra un tutor para que el año que sigue lo acompañe en la sala, no vaya a ser que este profesional se traumatice. Al tercer año, desde que se inició su primera evaluación, si nuevamente es mal evaluado, sólo entonces se le despide. Si mi distinguido lector no está sentado, hágalo, pues sepa que este pésimo profesor se va indemnizado con un mes por años de servicio con tope de once meses. Sin comentarios…

Negarse, por lo tanto, incluso al actual sistema de capacitación es simplemente inaceptable. Merece el repudio nacional y, por cierto, también es necesario que se regule un sistema más serio y eficaz. Un mínimo de seriedad del profesorado, sobre todo de los capaces, que los hay muchos, exige que alcen su voz y pongan en su lugar a la actual directiva del colegio, a fin de que —al igual que la mamá cangrejo de la fábula— se den cuenta del profundo error en que se encuentran. Por el bien de nuestros hijos, el país lo grita

Curso de Colisión
José Ramón Valente

Las medidas económicas, cualesquiera que sean estas, tienen efectos en la medida en que personas de carne y hueso modifiquen su conducta motivadas por dichas medidas. Subir la tasa de interés o reducir el gasto público no es como derretir un hielo aplicándole calor. Son millones de personas que deciden si toman un crédito hipotecario, si cambian el auto o eligen un nuevo destino para sus vacaciones. Son miles de empresarios que deciden si amplían sus operaciones o reducen su personal. Por lo mismo, cambiarle el rumbo a la economía no es cosa de días ni siquiera de meses.


La economía chilena es como el Titanic tratando de esquivar el iceberg que finalmente lo golpeó y lo hundió, por mas ganas que le ponga el capitán del barco, hay un momento en que ya la colisión no puede ser evitada. Los errores que se cometieron en el manejo económico inevitablemente llevarán a la economía chilena a crecer mucho menos que lo esperado durante este año y el próximo, y a tener una inflación sustancialmente mayor a la deseada.


Como usualmente ocurre en estas situaciones, la culpa recae sobre la situación de la economía mundial. Este eslogan ya es todo un clásico. Indudablemente el aumento del precio internacional del petróleo y de los alimentos ha incidido sobre nuestros precios localmente y la desaceleración de la economía de EE.UU. ha impactado la demanda por algunos de nuestros productos de exportación reduciendo así nuestro crecimiento. Pero nuestro curso de colisión también tiene responsabilidades locales.


La crisis energética chilena ha sido mucho más grave aun que la crisis internacional por culpa de los errores de los dos gobiernos anteriores a éste en el manejo de la política energética. Hacia el final del gobierno del Presidente Frei se cambió la ley eléctrica de una manera tal que se eliminaron los incentivos para la inversión en el sector, y durante el gobierno del Presidente lagos se hizo caso omiso de la inminente crisis del gas argentino. Cuando el iceberg se nos vino encima, la capacidad del capitán Tokman para evitar la colisión era casi nula.


A comienzos del 2007, en lo que ha sido reconocido por el propio instituto emisor como un error de diagnóstico, el Banco Central redujo la tasa de interés, en circunstancias de que pocos meses después tuvo que revertir dicha medida y comenzar a subir rápidamente, pero tardíamente, la tasa de interés para frenar la escalada inflacionaria. Pero mientras el capitán De Gregorio maniobraba para esquivar este iceberg, en el Ministerio de Hacienda lo hacían para el lado contrario. Tal como ha sido también reconocido por el Ministerio de Hacienda, la ejecución presupuestaria durante le primer semestre de este año fue particularmente acelerada, lo que implicó que se le inyectaron a la economía miles de millones de dólares adicionales, en circunstancias de que ésta ya mostraba signos visibles de un exceso de gasto.


Sabemos que las tasas de interés demoran en generar los efectos deseados, así que por mucho empeño que le pongamos hoy en bajar la inflación probablemente ésta no cederá instantáneamente y tendremos que soportar la colisión de una inflación superior a la meta del Banco Central, por lo menos este año y el próximo. Esto probablemente ira acompañado también de un menor crecimiento del que se pudo haber obtenido si se hubiese actuado a tiempo.

El momento político
David Gallagher

La encuesta del CEP dejó al Gobierno otra vez con una tasa de desaprobación (43 por ciento) mayor que la de aprobación (40 por ciento). Es la primera vez, en 17 años, que el saldo haya salido negativo para el Gobierno en tres mediciones seguidas.

Según muchos, la culpa la tiene la economía, o la conducción eco-nómica. ¿Son lo mismo? No necesariamente. La economía puede estar mal porque el mundo está mal, y no porque hay una mala conducción, y eso la gente lo sabe. Por otro lado, cuando la gente le da mala nota al manejo de la economía de "Michelle Bachelet y su equipo económico", habría que preguntarse qué entiende por equipo económico. ¿A qué ministros incluye? Finalmente, si creen que el manejo es malo, ¿en qué forma lo mejorarían? ¿Con políticas más ortodoxas, o con medidas más populistas? Sería bueno que en una próxima encuesta, el CEP hiciera estas preguntas. Mientras no lo haga, permitámonos algunas conjeturas.

Si se disparó la inflación como una de sus preocupaciones principales, es razonable suponer que la gente estaría en contra de medidas que la aumentaran. Por tanto, no debería haber demanda por políticas populistas. Allí cabe destacar la alta aprobación que tiene el manejo económico entre la gente que se dice de izquierda. Por otro lado, los personajes políticos más identificables con el populismo reciben una pésima evaluación. Entre los 36 evaluados, Osvaldo Andrade sale nada menos que último, compitiendo para ese puesto con Guillermo Teillier, Alejandro Navarro, Jorge Schaulsohn y uno que otro representante de lo que es percibido como la derecha dura. En contraste, Andrés Velasco sale bastante bien parado. No es absurdo concluir, entonces, que el manejo económico sería mejor evaluado si se optara por más cautela en el gasto fiscal y por más medidas liberalizadoras, tras, ojalá, un inspirado cambio de mando en Trabajo, como el que la Presidenta ocasionó en Educación.

Una amplia mayoría de los encuestados (52 por ciento) contesta "Ninguno" si se le pide optar entre la Concertación (23 por ciento), la Alianza (14 por ciento) y Juntos Podemos (seis por ciento). Hay allí un vasto universo de votantes independientes que, por lo visto, Sebastián Piñera ya ha comenzado a seducir. Pero la Alianza se queda atrás. No ha podido capitalizar ni la crisis económica, ni la manifiesta izquierdización de la Concertación. Este porfiado fenómeno, que incluye un pacto electoral con los comunistas, se está dando a contrapelo de lo que quiere un electorado cada vez más moderado. Sería patético que la Alianza no lograra sacarle partido.

En las preguntas presidenciales, Piñera se ve sólido. Se luce en las 12 preguntas sobre los atributos de los candidatos. Sale primero en siete de ellas. Está claro que su competidor más fuerte es Lagos, que sale primero en tres. Pero estas preguntas también revelan mucho sobre los otros candidatos de la Concertación. A esta distancia de las elecciones, la opinión de la gente sobre los atributos de Alvear, Frei e Insulza me dice más que su intención de voto. Y allí la encuesta es un éxito para Frei, un fracaso para Insulza, y una catástrofe para Alvear. Entre los tres, Frei sale primero y Alvear última en los temas más importantes: el de estar preparado para ser Presidente, el de ser capaz de unir el país, y el de poder solucionar los problemas de la gente. Frei se yergue como una muy plausible alternativa presidencial para la Concertación, si se piensa, además, que su lejano gobierno es poco vulnerable, hoy día, a la crítica. Más bien, como todo lo que ocurrió en tiempos remotos, despierta nostalgia.

Un vecino en problemas
Hernán Felipe Errázuriz

Un vecino aproblemado preocupa, y en el caso argentino especialmente. Compartimos una de las fronteras más extensas del mundo; lazos estrechos entre ambos pueblos; inversiones chilenas que bordean los 20 mil millones de dólares; comercio bilateral cercano a seis mil millones de dólares anuales; numerosos chilenos radicados en el país trasandino, y medio millón de hogares en Santiago que siguen dependientes del gas importado.

Además, la economía vecina registra una inflación encubierta que puede descontrolarse, un sistema financiero y cambiario precario, una deuda externa en relación con el PIB tan elevada como en 2001 -factores, otrora, de severas desestabilizaciones que nos rebotaron-. En las crisis, los gobiernos argentinos suelen arroparse en nacionalismos, duplicar las apuestas, acometer "fugas hacia adelante" -como calificó Borges a la guerra de Malvinas-, desligarse de compromisos mediante moratorias, expropiaciones y desconocer tratados internacionales.

La crisis argentina se ha personalizado. Lo más obvio sería cambiar el estilo de gobierno, su radicalización obcecada, cargada de populismos que ceden a la izquierda, promovida por Cristina y Néstor Kirchner, con autoritarismos que exacerban la conflictividad.

Las uniones maritales de políticos son fatales para candidaturas y gestiones presidenciales. El negocio y sinergia de dos mandatarios por el precio de uno, no funciona. Lo vimos con Ségolène Royale y su pareja, secretario general del socialismo francés; en la campaña de Hillary Clinton, intervenida por el ex Presidente Clinton; en Benazir Bhutto, desplazada del gobierno por las corrupciones de su cónyuge, y ahora, con Cristina amagada por su marido Néstor, presidente del justicialismo. Margaret Thatcher, Golda Meir, Indira Gandhi y Angela Merkel, todas ellas casadas, han ejercido brillantemente el poder sin cogobiernos maritales: sus cónyuges, ignotos para el público, discretamente se distanciaron del mando.

Muchos responsabilizan a Néstor Kirchner como factor de la actual crisis argentina. Pero su alejamiento del poder real no basta. Se requieren rectificaciones institucionales y en el contenido de las políticas. Desde este lado de la frontera, por ejemplo, resulta impensable que un Jefe de Estado posea la facultad exclusiva para establecer y disponer de los impuestos. Eso ya fue resuelto por la Carta Magna, en el siglo XIII.

En la encrucijada, ¿tendrá Cristina la fortaleza de cambiar su estilo de gobierno, a pesar de su marido? ¿Podrán las instituciones argentinas recuperar la independencia de su gobernante y de las presiones callejeras? Si ello ocurre, será un paso hacia adelante y, si no, otra fuga peligrosa.

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