sábado, 24 de enero de 2009

La fábrica de dólares en aprietos…


La fábrica de dólares en aprietos…
Rafael Aldunate

El mundo está cambiando… como aquella vieja canción, pero no sabemos exactamente su dirección, intensidad o consecuencias. La tecnología nos ha abierto oportunidades y facilitado múltiples roles; sin embargo, para cada adelanto viene su contrapartida, expresada en algún daño. Constaten las asombrosas virtudes de internet y, por otro lado, todos los riesgos, como sus malos usos implícitos.

La economía no podía abstraerse de esa realidad. La creación de variados productos financieros como los inescrutables hedges funds (7 mil distintos fondos) y sus posiciones que apuestan hasta… ¡a la caída de las acciones! Esta muestra nos lleva a la forma de “envasar” —o elegantemente presentado como de “estructurar”— los denominados créditos subprime, que su calificación ya los acusa con cierto grado de handicap y que las clasificadoras de riesgo con fees (comisiones) de por medio… transformaron en productos financieros de primera clase, cuando desde su origen eran créditos hipotecarios de segunda categoría y, por lo tanto, de alto riesgo.

¡Lo que irrita es que el mundo estaba tan re’ bien! No sólo los países industrializados, sino que el virtuoso acoplamiento de los bien denominados países emergentes… ahora economías en emergencia… Hasta mediados del año pasado el escenario de riesgo global era más de presunciones que de realidades. Existía una expandida responsabilidad macro, inflación universal marcadamente bajo un dígito, tipos de cambio mayoritariamente flotantes ajustándose así a sus grados de competitividad, acumulando reservas los países que podían y la prudencia aconsejaba; sin embargo, con la irresponsable excepción del país de mayor gravitación y, por ende, de equivalente responsabilidad: Estados Unidos.

Sus simultáneos déficit fiscales y de cuenta corriente con el exterior, asociados a una ausencia de ahorro en sus núcleos familiares con tendencia a 0, los llevó a pedir prestado y gastado muy pasado de sus límites. Por años, las empresas y los consumidores disfrutaron en grande, ilusionados con que la aritmética y la tiranía de la deuda se pudiera neutralizar con el expediente de la ingeniería financiera.

Para todo ello tenían y aún tienen su gran producto estrella de exportación de aceptación transcontinental, la fábrica de generar dólares en su expresión de bonos del Tesoro. La Fed tiene la facultad de emitir dólares de la nada. Tan así, que no basta con todo lo gastado y disfrutado, ahora señores, tenemos más emisiones comprometidas. El Presidente Obama elabora planes a invertir por US$ 775.000 millones y el balance de la propia Fed se ha incrementado en otros US$ 900.000 millones para reemplazar parte de los miles de millones liquidados y evaporados entre la crisis inmobiliaria, la venganza de los mercados accionarios y la crónica ineficiencia de Detroit. Todos estos, nuevos fondos de cuestionable auto-sustentabilidad, para evitar pasar de una profunda recesión a la pesadilla de la Gran Depresión que borró casi un 1/3 del PIB en un interminable período de 43 meses.

Es como una borrachera o drogadicción en que suena duro o poco académico, más recursos o, perdón, más papeles denominados en dólares para rescatar a USA, para no verse arrastrado a una parálisis o depresión de cuantías y extensiones mayores. El día que los extranjeros empiecen a titubear frente al valor del dólar y su capacidad de trade-off, la moneda americana... que de paso no renta nada, perdón entre 0 y 0,25%, nos veremos enfrentados a problemas tan extremos… que los propios economistas se ahuyentarán de este escenario.

Chile ha salido con su programa de rescate de US$ 4.000 millones, válido, sí algo tardío. Sin embargo, mayor gasto público le resta espacio al Banco Central para reducir las tasas, y no se apostó mayormente por darle más dinamismo y flexibilidad al sector privado, lo que compromete la esencia del despegue y nuevamente, la incertidumbre hará subir el dólar como signo de desconfianza…

Acount