viernes, 29 de agosto de 2008

Preclaro análisis de Melnick



Vidal: hiperventilación en recaída
Sergio Melnick.

Si hay algo que desprestigia la actividad pública en Chile son los ministros como Pancho Vidal. Nadie tiene dudas de que es una persona inteligente y hasta simpático cuando quiere, aunque ahora sabemos, con un poco de vergüenza, que tiene menos pergaminos que los que presumía. Como candidato a concejal, patrocinado por Bitar, hizo el loquillo con 6% de los votos.

Lo más importante, al menos para mí, es que Vidal aún no parece entender que él es un funcionario público de altísimo nivel. Trabaja para el Estado, específicamente en el Gobierno, distinción que no sabemos si la entiende con claridad. Es muy bien pagado y debiera servir a todos, sin distingos ideológicos. Su rol es de vocero del Gobierno, no de sí mismo, menos de la Concertación, y por cierto no es opinólogo, humorista o ideólogo. Todos los roles que él desempeña de manera alternativa a su antojo. El de cazurro y humorista parece que es uno de los que más le acomodan.

Si lo siguen un poco, verán que la mayor parte de las veces habla con el “yo creo”, “yo pienso”, “yo estimo”. Nunca sabemos exactamente cuándo es su propia opinión y cuándo es del Gobierno. Por de pronto habla demasiado, por lo que se equivoca a menudo. Cada vez que improvisa comete errores, a veces graves. La semana pasada, a nombre de la Presidenta, descalificó a McCain, que podría ser el Presidente de EE.UU. ¿Y si llega a ser? Qué numerazo.

Así, cada tanto le deben tirar la rienda para que se controle. Pero le dura poco. Ahora ha tenido una nueva recaída. Tiene claramente una incontinencia verbal aguda, lo que es poco apropiado para su cargo. Lo mismo le pasó en TVN, y donde ha estado. No tuvo escrúpulo alguno en tratar de politizar el canal y nunca entendió que había dejado de ser el ministro del Interior. Hasta su mismo directorio le tuvo que llamar la atención de manera pública. Le tuvieron que tirar la rienda para tranquilizarlo por un rato. Siempre hace el mea culpa, se retaca, pero al poco tiempo le vienen las recaídas, como ahora.

Vidal no hace esfuerzo alguno por tratar de ser objetivo y ponderado, lo que es entonces un reflejo de la voz del Gobierno. Debemos entender que la Presidenta quiere mostrar esa imagen de su gobierno, ¿o no? Vidal no entiende el límite entre el Gobierno y la Concertación, por lo que asume a veces un rol de vocero de ésta, que simplemente no le corresponde. Insisto, él está ahí para ejercer una función pública; es decir, debe servir por igual a moros y cristianos. Pero él nunca lo ha entendido así, y por ello mismo es un descrédito y un tremendo abuso a la función pública. No se trata que no tenga su ideología, pero sí como la administra desde esa función.

Pancho, ¡los adversarios políticos no son enemigos!, sólo piensan diferente. La Moneda no es propiedad de la Concertación. La función pública que ostentas te obliga a ser cortés y ponderado, incluso frente a quienes critican al Gobierno.

Vidal las emprendió odiosamente contra los medios, incluso con un conductor de noticias. Los culpó de la percepción pública de la seguridad. El cojo y el empedrado. Habla de todo, como si entendiera de todo. Lo peor es que cuando habla, a menudo lo hace de manera ácida, odiosilla otras, sarcástica también, y casi siempre tratando de ser “divertido”. Descalifica sistemáticamente a diestra y siniestra a toda la oposición. Como funcionario público llegó a decir: “¿Se imaginan lo que sería un gobierno de esta derecha? Ingobernable”. No se necesitan muchos minutos para que saque a Pinochet y el gobierno militar, para tratar de descalificar a alguien, olvidándose de su propio pasado, por cierto. Ese es como su comodín cuando ya no tiene más argumentos, y vuelve a la odiosidad.

Ahora está abocado a una campaña personal (¿o será gubernamental?) contra Piñera, porque las encuestas lo favorecen. Eso es obviamente una forma de intervención electoral, simplemente, grosera. Ahí se comporta literalmente como vocero de la Concertación, no del Gobierno. No es tema público del Gobierno, creo yo, quién se instalará en La Moneda en el próximo período. Para Vidal obviamente lo es. Entonces usa todo el poder comunicacional de su cargo, incluso para hacer pronósticos políticos. En efecto, ha comparado a Piñera con el ciclista en Beijing que quiso robar cámaras y no terminó la carrera. ¿Es esa una opinión de la Presidenta, de él, de la Concertación? ¿Es ese el alcance de la vocería de Gobierno? Ciertamente que no. Por eso se termina desprestigiando la labor pública. Con el sarcasmo, la ironía hiriente, y la acidez a borde de labio que despliega Vidal, el clima político nunca podrá mejorar. Es obvio que el discurso tipo Vidal le agrada al segmento más agresivo de la población concertacionista, pero no es el camino nacional. El Gobierno ostenta el Poder Ejecutivo y debe actuar con altura, no con pequeñez.

Yo lo invito a recapacitar, a actuar de manera republicana, y a tratar de construir capital social, en la forma de confianzas cruzadas, lo que se ha perdido aceleradamente en los últimos dos años en Chile. Y todavía me debe un café.

Acount