viernes, 14 de noviembre de 2008

Adiós a los años dorados de Codelco

Adiós a los años dorados de Codelco
Gonzalo Carreño (*)
Se ha informado que bajo los actuales costos de Codelco, y a precios como el promedio de US$1,78 la libra observado este mes, los márgenes de utilidad se verán muy comprometidos. Las cifras son alarmantes, pero no hacen plena justicia a la situación, pues se desconoce el eventual efecto de alivio en los costos que la baja en el precio del cobre puede propiciar.

En recientes polémicas, un argumento esgrimido por José Pablo Arellano y Juan Villarzú fue que, con precios tan elevados como los de los últimos años, operaciones de muy alto costo que ordinariamente no se hubieran emprendido se justificaban de forma plena. Es de esperar que ahora el director ejecutivo de Codelco dé razón de sus dichos, recortando esos costos en lo necesario.

Asimismo, puede preverse un descenso en los precios de los insumos y servicios especializados requeridos por la minería, pues su alza obedece, en gran parte, a la presión ejercida por la bonanza de los commodities. La apreciación del dólar, por su parte, debiera contribuir al alivio de algunos costos cambiarios, aunque el costo de financiamiento subirá.

Considerando lo anterior, un análisis de Codelco basado en supuestos que en la práctica pudieran no darse, resulta algo ocioso.

La baja del precio del cobre marca el fin de una época dorada. Los precios de los últimos años alcanzaron niveles históricos que difícilmente se repetirán. Sólo entre 2004 y 2007, el alza real fue de 123%. En tal contexto, resultan francamente imperdonables las mermas de producción de la empresa que obligaron a efectuar un escandaloso ajuste para 2008 desde 2,2 millones de toneladas métricas de cobre fino proyectadas en 2005, a unas magras 1,6 millones de toneladas proyectadas hoy. Un error de proyección de ese calibre no sólo implica una inaudita incapacidad de planificación y gestión, sino también el desperdicio de una oportunidad sin precedentes.

Pero ¿en qué modo puede resultar constructivo lamentarse sobre las oportunidades desechadas? Esa actitud nos enseña a ser cautelosos, a mirar con cierta resignación y a no esperar demasiado de la gestión de nuestro Estado. No sea que por abrigar falsas esperanzas (como las del Gobierno en la actual discusión de la Ley de Presupuesto, que insiste en un ilusorio precio del cobre para 2009 de US$2,90) demos con peores escenarios de los que nos tocan en fortuna, y que, así como en los años dorados Codelco no pudo brillar en todo su esplendor, en los tiempos de crisis que se avecinan, la situación sea tanto más oscura

(*) Gonzalo Carreño, Abogado, es Investigador del Área Legislativa de la Fundación Jaime Guzmán E.

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