miércoles, 29 de agosto de 2007

Un paro para meditar....

La Central Unitaria de Trabajadores, CUT, logró un éxito inesperado, aglutinar alrededor de las cúpulas del sindicalismo a un país cansado de ser pisoteado, aburrido de promesas incumplidas, hastiado por la falta de oportunidades, cansado de ver a un estado cada día más rico, mientras las personas ven aumentar las dificultades que las afectan.

El discurso “presidencial” de los derechos a protestar de los trabajadores se vio rebatido en los hechos con la feroz represión ordenada por Belisario Velasco, Ministro del Interior. Chile se ha transformado en un país de “derechos” nominales, pero de una brutal dictadura en la práctica. El Jefe de Gabinete, cuya incapacidad ya nadie discute, muestra su garra totalitaria permanentemente.

El país fue casi totalmente paralizado. Hubo duros enfrentamientos entre una fuerza policial usada para la represión por el oficialismo y grupos de “protestantes” que querían usar los derechos que les concede la Carta Fundamental. La capital, al menos, amaneció “ocupada” por fuerzas policiales ataviadas para el combate y con equipamientos de ultima generación. La guardia Pretoriana de la Concertación cumplió las órdenes de quienes les mandan.

Trabajadores, estudiantes, gremios de la administración pública, mujeres, demostraron su descontento por la situación de los más humildes, por la destrucción de la clase media, la población siente que ha sido estafada por una concertación que ha usado sus problemas con el fin de mantenerse en las situaciones de poder. Los nuevos ricos defienden sus espurios beneficios.

La corruptela, la falta de oportunidades, la mala calidad de la salud y la educación, tienen escamada a la población. Las migajas con que nos quieren comprar, un subsidio por aquí u otro por allá, en un intento “mediático” de tratar de ocultar el fracaso de todas las empresas que han emprendido. Transantiago o EFE, son dos ejemplos que hacen carne en la falta de respeto de quienes gobiernan por la ciudadanía.

No es posible que los representantes del oficialismo sigan provocando noticias con anuncios que implican una verdadera limosna para la población. No queremos dadivas, queremos oportunidades de trabajo digno y con remuneraciones que permitan sufragar los gastos mínimos de una familia.

La temporada de ofertones se puede dar por terminada, la ciudadanía ha entendido la lección, estos gobiernos solo escuchan a aquellos que son capaces de presionar y solucionan los problemas a aquellos que tienen la fuerza suficiente para hacer sentir su descontento.

Creemos que Arturo Martínez, Presidente de la CUT, tiene razón habrá un antes y un después, ahora las autoridades deberán escuchar el clamor popular, no pueden seguir con sus agendas propias, esas que a que interesan solo a la clase política, para centrarse en la solución de la problemática de las mayorías.

De no hacerlo, se puede dar por descontado que la protesta social seguirá creciendo, lo que por la ineptitud de la administración, puede llevarnos a una crisis explosiva que ponga en riesgo la institucionalidad nacional. La Srta. Michelle Bachelet deberá elegir entre seguir siendo la Jefe de su coalición o cumplir con la pega que le encomendamos, de ser la Presidente de todos los chilenos.

Presidente, póngase las pilas, es impresentable que siga manteniendo al hato de incapaces que la acompaña, la “patota” de ineptos nacida del vergonzante cuoteo debe salir. Las incongruencias de un Estado inmensamente rico y una población sufriendo angustias para subsistir, puede ser la manera socialista de controlar a la población, pero sin duda, son una fuente de injusticias que cada vez son menos tolerables.

Llamó la atención la participación en la protesta de conspicuos miembros de la concertación, incluso uno de ellos, el Senador Navarro, resultó herido. Creemos que estos personajes, que evidentemente no se sienten interpretados por la coalición oficialista, por un dejo de consecuencia mínima, deben dejar la coalición gobernante. No es aceptable el papel de “buenos”, cohonestando la las injusticias del régimen.

Centenares de detenidos, policías y manifestantes heridos, son el resultado de una jornada en que los sectores sociales hicieron escuchar sus peticiones, siendo violentamente reprimidos por las fuerzas del Ministerio del Interior.

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