viernes, 19 de octubre de 2007

Nuestra visión del país.


En los Funerales de un Mártir

Ayer se realizaron los funerales del cabo de Carabineros Luís Moyano Farías, nuevo mártir de la verde institución dedicada a proteger la tranquilidad de la población y a cuidar el sueño de los más débiles.

La Presidente Bachelet, dijo que “Cuando alguien dispara contra Carabineros, está disparando contra Chile”, tal vez olvidando que en un pasado reciente ella, o al menos el grupo al que pertenecía, fomentaba estas acciones.

Autoridades policiales y civiles nos han comunicado la “seguridad” de que los delincuentes serán aprehendidos, lo que esperamos que se cumpla, y que los malhechores pagarán tras las rejas su crimen.

Adherimos al dolor de la familia, esposa y cuatro hijos, a quienes hacemos llegar nuestro dolor por su muerte, a la vez que les incentivamos a sentir orgullo por este heroico funcionario, hacemos extensivas nuestras condolencias a todos los policías uniformados que protegen al país.


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Imperativo moral, defender nuestra soberanía.
Desde todos los sectores se ha manifestado la preocupación que tiene el país por el reclamo de Inglaterra sobre derechos de soberanía en la Antártica. Sin lugar a dudas el Estado debe proveer los recursos para aumentar la presencia Militar en la zona, además de la urgencia de reabrir la base Base Prat que fue cerrada hace más de un año y medio. y/o crear nuevos enclaves en el continente blanco.

Por el abandono de las instancias internacionales, en las que hemos actuado con más palabrería que decisión, nos ha significado la pérdida de extensos territorios y la entrega de grandes reservas de agua, que sin duda serán el principal motivo de los próximos conflictos de la humanidad.

Con la Soberanía no se debe jugar, pues las demostraciones de debilidad abren apetitos, sea de nuestros vecinos o de naciones más lejanas, que pueden hacernos perder parte importante, sino toda, la heredad de nuestros antepasados, que se construyó con el sudor y la sangre de nuestro pueblo.


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Discriminación ¿Positiva? o la necesidad de aplicar las Leyes.

Chile se está entreteniendo en jugos de palabras totalmente vacíos de contenido, como el bacheletismo-aliancista, los que sin duda desaparecerán de la discusión nacional sin dejar rastros visibles, pero claro, beneficiando, aunque sea momentáneamente a un Gobierno que se ha caracterizado por su extrema incapacidad y las propuestas que hacen mucho ruido, pero que tienen escasa sustancia.

Las propuestas de género, que tanto han preocupado a la Mandatario, por sobre la solución de los problemas reales de la gente, son sólo “voladores de luces”, pues nuestra legislación establece de manera clara la igualdad ante la Ley y provee las instancias suficientes para la corrección de situaciones de abuso y violencia intrafamiliar, sea esta realizada por hombres contra mujeres o al revés.

Ayer nuestra Gobernante firmó el proyecto de Reforma Constitucional para el Reconocimiento de los Pueblos Indígenas, que nosotros consideramos innecesaria, pues la carta fundamental, esa que no gusta a nuestros gobernantes, defiende los derechos de todos nuestros connacionales, y sin duda, nuestros hermanos descendientes de las razas ancestrales, sólo deben reclamar la protección que le brinda la Carta Magna.

No estamos de acuerdo con seguir atiborrando al país de Leyes que se superponen a las que están vigentes y que por aspectos de confusión y litigio, terminan por dejar más desprotegidos a aquellos que se dice se quiere proteger. Chile tiene una verdadera legislarrea, diarrea legislativa, que se produce por la mediocridad de nuestra clase política, que sólo pretende aferrarse al poder.



La DC y el futuro: vida o muerte, por Sergio Melnick
La Democracia Cristiana ha hecho formalmente una convención ideológica, lo que requiere gran coraje, en tiempos en que las ideologías están a la baja. No conocemos el detalle de sus conclusiones, salvo aquellos aspectos que han trascendido a los medios, como el tema del lucro o emprendimiento en educación, o algunos cambios al sistema político, incluso la Constitución. Estos cambios tienen que ver con su posición político-técnica frente a los temas nacionales. Muchos de éstos deberán pasar por el sistema político y los acuerdos necesarios. Dejemos esa discusión para el Congreso cuando corresponda.

La gran pregunta y la gran importancia de esta convención, a mi juicio, tiene que ver con su propio funcionamiento y definiciones como partido, ya casi avanzada una década del siglo 21. Son muchas las preguntas que surgen con fuerza: ¿podrá la DC convertirse en un partido de nuevas ideas, más que un partido de militantes o masas? ¿Será capaz de encontrar su unidad, con tanta diversidad interna? ¿Será capaz de lanzar nuevas camadas de líderes al país? ¿Hasta dónde puede transar principios, y valores, en una coalición que se mueve abiertamente a la izquierda? ¿Qué es ser centro político en el siglo 21? ¿Está dispuesta a ser minoría por sus ideas? ¿Cuál es la forma de democracia interna compatible con todo lo anterior? Estas preguntas no son triviales. Son sin duda el trasfondo relevante de esta convención y las veremos evolucionar junto con la evolución misma del partido. Son preguntas que ya no pueden evadir más, y cuyas respuestas probablemente no serán de consenso. ¿Entonces qué? Ese es el eje. No son los valores los que deben ajustarse al tiempo, sino justo al revés.

La familia ya no es sinónimo de matrimonio en la actualidad. La tecnología ha intervenido los fundamentos de la vida y seguirá haciéndolo de manera creciente. La globalización impone sus reglas sin preguntar demasiado. Los estado-naciones pierden relevancia en la historia. El mundo se transculturiza sin piedad. China e India irrumpen en el sistema capitalista mundial y se aprontan a ser potencias dominantes, pero tienen otras culturas. La población crece a casi 100 millones de personas por año y los niños que nacen en países desarrollados tienen más de 100 años de expectativa de vida. La brecha digital entre países y entre personas se agranda sin piedad. Nada de esto tiene vuelta atrás. Es imperativo que se definan claramente los valores de los partidos.

Sobre estos temas es la verdadera política del siglo 21, al menos la que quiera llevar a sus países a mejores condiciones de vida. El Partido Demócrata Cristiano, perdidos ya los antiguos radicales, tienen la posición más clara de centro político. Hoy en jaque por Renovación Nacional que ha salido a disputarlo con éxito. Chile Primero habla de gobierno de unidad. La UDI se mueve a una variante popular de derecha, y la izquierda es la izquierda: voluntarista siempre. Ahora con algunos asomos de chavismo entrando por los flancos.

Por ello, la forma en que la DC resuelva sus definiciones internas, más que las externas, es lo que realmente debemos observar con cuidado. No sólo está en juego la existencia de la Concertación, sino una eventual polarización del país, dependiendo de cómo evoluciona su organización. Ojalá no se mueva del centro, una vez definido lo que éste significa en este siglo. Ojalá su eje principal sea valórico y no estratégico, ni menos táctico. Ojalá reviva su tradición de intelectuales y se la juegue por las nuevas ideas. Ojalá sea capaz de traer a Chile muchas de las nuevas preguntas, que no son las obvias de la coyuntura donde estamos estancados. Ojalá entienda que es necesario tener una economía vigorosa que se expanda a más del 6,5%, si queremos resolver tanto la pobreza extrema, como alcanzar un nivel atractivo de desarrollo.

Chile es un país de muy poca población. Difícilmente seremos más de 19 millones y eso no antes del 2050. Los viejos somos cada vez más. Nuestras universidades investigan poco o nada. El conocimiento se duplica cada 4 ó 5 años. De innovación hablamos pero no hacemos.
En 90 días más, con el informe, sabremos si la DC cambiará realmente su propia organización o seguirá escindida con riesgo vital. La responsabilidad histórica es enorme, precisamente por ser, por ahora, el eje del centro político nacional.



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