viernes, 26 de septiembre de 2008

Dos excelentes comentarios

En busca de la generación perdida
Leonidas Montes

En la DC compiten distintas facciones. Hay chascones, guatones, freístas, alvearistas y gutistas. En una de esas crisis de poder incluso aparecieron los cascos azules. Y de la banda de colorines muchos emprendieron la retirada. Las facciones internas siguen siendo causa de innumerables pugnas. Próceres del partido firman cartas llamando al diálogo y al respeto. El mismísimo Gabriel Valdés S., ese aristócrata de la DC en el sentido más amplio de la palabra, anticipó el fin del partido.

Claramente, la DC vive una lenta y gradual agonía. Y los príncipes, ese grupo de jóvenes notables, permanecen tras bambalinas. El problema es que estos jóvenes, políticamente más contemplativos que activos, ya no son tan jóvenes.

Recientemente surgió un curioso debate sobre una lista de eventuales inscritos en la DC. Para quienes apoyan la candidatura de Frei, se intentaría lubricar la maquinaria partidaria para favorecer la candidatura de Alvear.

El listado de eventuales inscritos en la DC parece sacado de Macondo. Unos 5 mil no estarían inscritos en los registros electorales. Otros 4 mil habrían muerto. Consultado sobre esto último, el senador Pizarro nos explica que estos listados “vienen armándose desde hace 10 a 12 años”. Y como las listas “nunca han estado bien actualizadas… aparece gente fallecida”. Una sugerencia es que el partido actualice a sus empleados. A estas alturas un breve curso en el uso de planillas Excel sería recomendable para mantener las listas al día.

Y una reflexión: como tantos potenciales militantes DC mueren en el proceso de inscripción, es muy posible que el promedio de edad del padrón electoral del partido sea elevado. Quizá hoy la DC es un partido de jubilados.

En esa misma entrevista el senador Pizarro acusa a Piñera de ser “un individualista que no tiene cabida en el humanismo cristiano, que se caracteriza por lo contrario: solidaridad, trabajar en equipo”... ¡Qué gran ejemplo de humanismo cristiano nos ha dado últimamente la DC! Acto seguido, reclama que en Piñera “prima el liberalismo”. Qué terrible anatema. Me atrevo a sugerir que una cuota de liberalismo, bien entendido por supuesto, le habría hecho bastante bien a la DC.

Resulta lamentable lo que sucede allí. Es un partido muy relevante para nuestro sistema político. Tiene una gran tradición desde sus orígenes. Pero se dan el lujo de establecer pactos con el PC. Ante esto, ¿qué habrían dicho los fundadores de la Falange? Ateos con cristianos y autoritarios con demócratas. Electoralmente, Marx y Maritain jamás serán vencidos.

La DC vive una crisis de identidad. Es un partido con rumbo incierto. Ha envejecido y no atrae a jóvenes. Por si fuera poco, seducido por razones de sobrevivencia electoral, juega con sus principios fundacionales.

Y lo más triste es que la DC tiene un grupo de jóvenes con empuje, buenas ideas y principios. Una generación de profesionales competentes que se va perdiendo. Tienen alrededor de cuarenta años. No logran sacar de sus espaldas el peso de los próceres de siempre. Esa generación que es hija de la dictadura hoy es víctima de su propio partido. Los que no quieren soltar la teta no les han dado la cabida que merecen. Muchas veces simplemente los han desechado. Pero los príncipes no han tenido los cojones para asumir el liderazgo. Deben seguir el ejemplo de José Antonio Kast y no esperar a ser abuelos.

Nos cuentan los griegos que Diógenes se levantaba al amanecer en Atenas, cuna de la democracia, buscando con su lámpara a un hombre justo y honesto. No necesitamos madrugar para encontrar nuevas figuras para la DC. La generación perdida está a la vista: Ignacio y Patricio Walker, Claudio Orrego, Alberto Undurraga, Alejandro Ferreiro, Clemente Pérez, Guillermo Larraín, Jorge Navarrete, Alberto Etchegaray, entre otros. Pero no se han atrevido.

Año Santo Paulino
Luis Eugenio Silva


El papa Benedicto XVI convocó a un año santo paulino, que se inició el 28 de junio y durará hasta la misma fecha del 2009. El motivo es la celebración del bimilenario de su nacimiento, que, al parecer de los historiadores, fue entre el año 7/8 de la era cristiana.

Pablo, autor directo o indirecto de 14 cartas que forman parte del Nuevo Testamento, fue un judío culto de la diáspora, nacido en el seno de una familia hebrea que había conseguido la ciudadanía romana.

Un año santo tiene muchos objetivos, que se realizan en todas las diócesis del mundo, que han de organizar los actos afines: conferencias, diálogos ecuménicos, peregrinaciones, momentos de reflexión y oración y difusión de su pensamiento y doctrina que se encierra en su epistolario, el cual dirigió a las comunidades de Roma, Corinto, Tesalónica, Gálatas, Efeso, Colosas, más a sus discípulos Timoteo, Tito y Filemón. Tres viajes apostólicos, más uno a Roma y probablemente una ida a España, constituyeron en 14 años sus itinerarios evangelizadores.

Después de una vida centrada en la tradición estricta de fariseo, educado en Tarso Jerusalén, a los pies del sabio Gamaliel, fue un celoso perseguidor de los cristianos. Camino hacia Damasco, una luz y la voz de Cristo lo ciega y convierte. Recibido y acogido por el cristiano Ananías en Damasco, que lo instruye en la fe, es bautizado y empieza su trabajo como apóstol.

No sabemos si conoció a Cristo, pero su conversión lo hizo sentirse apóstol por gracia de Dios, y así será tenido por la comunidad de los apóstoles por Cristo elegidos.

Evangelizador, misionero, escritor, fue el primer teólogo cristiano, gracias a que, al pertenecer a la cultura griega helenística, y siendo judío, reflexionó sobre el misterio de Cristo, muerto y resucitado, salvación para todo el mundo.

Cuando experimentó el rechazo de los judeo cristianos, vio que su misión estaba en el grupo de los helenistas y a ellos se dedicó.

Uno de los grandes problemas que enfrentó fue el de la exigencia que los cristianos venidos del judaísmo querían poner a los nuevos creyentes que procedían la gentilidad, o sea que no tenían la cultura y tradición religiosa judía. Pretendían que para ser cristiano, antes había que ser judío, o asimilar las tradiciones judías, en particular la circuncisión, que resultaba repugnante para los no judíos.

Pablo se opuso a estas exigencias y declaró que la ley judía no era obligatoria para los nuevos creyentes. De este modo abría el Evangelio a toda la humanidad sin ponerle cortapisas.

Cuando San Pedro vacilaba entre las presiones de los judeo cristianos y los cristianos venidos de la gentilidad, por causa de las exigencias que se les querría poner, Pablo se enfrentó con él y con Santiago apóstol, que era el jefe de la comunidad de Jerusalén.

Entre los Evangelios, que narran la irrupción del reinado de Dios, y las cartas paulinas que hablan de la justificación, hay continuidad. Pablo no inventa el cristianismo, como algunos críticos lo afirman, sino que expresa, de un modo diferente, pero que transmite la médula evangélica, que en Jesús se realizó la justificación y la redención de la humanidad.

Pablo poseía un temperamento fuerte, vehemente, apasionado. No era fácil estar junto a él, ya que lo consumía la pasión evangelizadora. “Ay de mí si no evangelizo”, afirmó.

Pablo es una de las columnas que fundamentaron la iglesia de Roma, que no fue fundada ni por él ni por San Pedro, pero que ambos estuvieron en la urbe y la evangelizaron. Ambos sufrirán el martirio, uno crucificado cerca del jardín de Calígula, en lo que hoy es el Vaticano, y Pablo en la vía Ostiense, decapitado.

Las cartas que escribió a las comunidades dan pistas de solución a los problemas que vivían y a la vez doctrina. Si bien han pasado XXI siglos, su pensamiento sigue vigente en este mundo que requiere del testimonio del creyente que se hace vida y ejemplo hasta el dar la misma vida.

Acount