miércoles, 10 de diciembre de 2008

El delirio educacional, por Gonzalo Vial

El delirio educacional

Gonzalo Vial

Para la Historia, es preciso dejar debida constancia de que, a partir de 2007, se ha ido configurando legalmente una vasta, compleja y confusa máquina estatal y burocrática que —una vez terminada de constituir— significará:

-Ahogar a toda la educación gratuita, básica y media, en una maraña inextricable de entes reguladores y controladores... SIETE en total, CINCO de ellos ABSOLUTAMENTE NUEVOS, INEDITOS. Cruzados unos con otros, serán la garantía absoluta de que los establecimientos escolares no puedan moverse en ningún sentido positivo.

-Arrebatar a las comunidades locales cualquier injerencia o influencia en la educación actualmente municipal, entregando ésta a entidades («corporaciones») sin ninguna relación directa con esas comunidades.

-Dejar legalmente establecidas las armas necesarias para suprimir o coartar la libertad de enseñanza, e imponer el Estado a toda la educación —comprendida la particular pagada— tanto los contenidos a impartir como los métodos pedagógicos.

Veamos las peculiaridades del nuevo Leviatán pedagógico:

Lo formarán las siguientes agencias burocráticas: 1. El Ministerio de Educación. 2. El Consejo Superior de Educación. 3. La Comisión Nacional de Acreditación. 4. La Superintendencia de Educación. 5. La Agencia Nacional de Calidad. 6. El Servicio Nacional de Apoyo Educativo. 7. Hasta 350 (!) corporaciones locales, que reemplazarán a las municipalidades como sostenedoras de los establecimientos gratuitos de éstas.

a) Los Nº 1 y 2 ya existen.

El Ministerio es de tal modo ineficaz, que TODAVIA no puede cuadrar sus cuentas —tanto recibí, tanto gasté en tales y cuales cosas— del año 2004. Ni reformar los planes y programas reconocidamente insensatos que —bajo el disfraz de «Contenidos Mínimos Obligatorios» (CMO)— impuso a toda la enseñanza básica y media ya varios años atrás, y que hacen imposible cualquier progreso educativo.

El Consejo Nacional de Educación es un organismo de aparato, que poco o nada ha hecho de útil en sus casi veinte años de vida, y que carga con la vergüenza de haber aprobado livianamente los ya señalados CMO. Se anuncia que ahora lo «reformarán» y «reforzarán». ¡Dios tenga piedad de nosotros!

b) El organismo N º 3, la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), constituida en 2007, debe otorgar un «sello de calidad» a todas las carreras pedagógicas.

Por ley, heredó y ratificó las acreditaciones de este tipo realizadas por un organismo anterior del Ministerio, la CNAP (Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado).

El valor efectivo del «sello» puede apreciarse por el hecho que sigue: una universidad importante, fiscal, con acreditación amplia —de «docencia conducente a título» incluida— desde 2005, debió destituir por inútil a LA TOTALIDAD de los docentes de su Departamento de Educación... «acreditado».

La ley que comentamos fue fruto de un acuerdo legislativo Gobierno/oposición.

c) Los organismos Nºs 4 y 5 son nuevos y frutos del celebrado convenio educacional de 2007 entre Alianza y Concertación.

d) Los organismos Nºs 6 y 7 corresponden al recién presentado proyecto gubernativo de «refuerzo a la educación pública».

Ha despertado fuerte resistencia y críticas. Pero la experiencia indica que en el seno de los partidos, sus institutos de estudio y el Congreso funcionará la «democracia de los acuerdos» y tendremos un «mal menor»... tendremos «corporaciones» y «Servicio Nacional de Apoyo Educativo», quizás recortados o enmendados aquí y allá, pero sustancialmente como los quiere el Gobierno. Estoy oyendo: “Fue lo máximo que pudimos obtener”... “Corríamos el peligro de perderlo todo” —nos explicarán los expertos, jefes partidistas y parlamentarios opositores.

Reflexionen nuestros lectores, e imaginen cualquier actividad del país, controlada, regulada y fiscalizada por SIETE organismos distintos. Consideren que, en educación, SEIS de tales organismos intervendrán separadamente para «asegurar la calidad de la enseñanza». ¡Qué zarabanda, qué guirigay de criterios, órdenes, contraórdenes, reglamentos, instructivos, etc.! ¡Qué océano de papeles, informes, cuadros! ¡Qué completa ineficacia! Y consideren también que en ninguno de los seis ni de los siete organismos educacionales:

-influyen para nada los padres de los alumnos;

-influyen para nada los directores ni los cuerpos docentes de los establecimientos;

-influyen para nada las comunidades locales.

Las últimas, hasta hoy, cuando menos elegían a sus alcaldes, y éstos manejaban los establecimientos escolares de las respectivas comunas. Ahora, el manejo corresponderá a una «corporación», que abarcará varios municipios, y dentro de ella a un consejo con TODOS los alcaldes, más representantes del Ministerio y —¡ojo!— un Director Ejecutivo, el cual será (como sucede siempre) el único poder real dentro del organismo.

Este Director Ejecutivo —se agrega, para dorar la píldora— será escogido por el sistema de la Alta Dirección Pública. También el Superintendente de Educación. También los consejeros de la Agencia de Calidad. Y los del Servicio Nacional de Apoyo Educativo... Música de películas. El Gobierno, cualquier gobierno, rechazará terna tras terna de proposiciones, si le impiden elegir a quien satisfaga su doble exigencia: ser «políticamente correcto», y ser miembro del partido al cual corresponda el cargo en el «cuoteo» que rija ese momento. Mientras tanto, desempeñará dicho cargo un «interino», o «subrogante», o cómo se llame, que satisfaga ambos requisitos.

Creerán Uds. que, con lo anterior, el delirio intervencionista en educación quedaría satisfecho. ¡Qué ocurrencia! Estos mismos días los pedagogos recién egresados rendirán por primera vez el examen anual INICIA establecido por el Ministerio, controlador insaciable. INICIA medirá la competencia de estos noveles profesores en contenidos y métodos... La cabeza da vueltas. ¿A santo de qué hará esta medición el Ministerio, si quienes rinden el examen vienen ya en su inmensa mayoría —y muy pronto vendrán todos— de Escuelas de Pedagogía con el legalmente obligatorio «sello de calidad» de la Comisión Nacional de Acreditación? ¿El Estado-Ministerio no le cree al Estado-CNA? Era, evidentemente, lo único que faltaba en materia de contrasentidos y pérdidas de tiempo... el delirio final.

Quedan en el tintero varias cosas. La más importante de todo: cómo el Leviatán educativo puede —e, inevitablemente, en algún momento intentará hacerlo— «lavar la cabeza» de los estudiantes utilizando el control, que ha diseñado, de los contenidos y métodos de enseñanza. Necesitan éste y otros ángulos del tema mayor espacio, así que queden para una próxima columna.

Acount