lunes, 1 de diciembre de 2008

Tres comentarios de lujo, imperdibles.

Casi todos íbamos a ser víctimas
Gonzalo Rojas Sánchez

Comenzaron siendo unos pocos miles, subieron después a varias decenas de miles; ahora se sabe que son cientos de miles los que han pedido reparación. Entre ellos hay sufrientes verdaderos, pero a su lado comienzan a aparecer los dolientes de mentira.

Platas del Estado, platas en realidad de los trabajadores, de los contribuyentes: esos son los dineros que han ido a parar a los bolsillos de decenas de miles de chilenos que han pedido reparaciones por supuestas acciones del gobierno militar contrarias a sus derechos. Pero va aclarándose que muchos de ellos, en justicia, no merecían ni un peso.

Ya es evidente que el desaparecido aquél... sólo lo era para la galería, para el memorial; pero además, ahora está en duda que decenas de miles de exonerados efectivamente hayan padecido persecución por sus ideas: solamente el año 2007 más de 250 mil personas postularon al respectivo beneficio; y en un plano aún más escabroso, bien en claro dejó Gonzalo Vial en su momento, que el análisis realizado por la Vicepresidencia de la comisión Valech respecto de quienes invocaron torturas, difícilmente puede considerarse hecho con la necesaria rigurosidad. Pocos minutos pudieron dedicarse a recibir los testimonios de aquellas 27.255 historias aprobadas, a lo que se suma que otros 8.610 de los 35.865 casos presentados en esa oportunidad, fueron rechazados por la propia comisión.

Comenzaron siendo unos pocos miles, subieron después a varias decenas de miles; ahora se sabe que son cientos de miles los que han pedido reparación. Entre ellos hay sufrientes verdaderos, pero a su lado, comienzan a aparecer los dolientes de mentira.

¿Qué lleva a tantos chilenos a postularse como portadores de una calidad que, a corto o mediano plazo, resulta falsa? ¿La pura codicia de los millones disponibles en reparaciones?

Sin duda que esas pensiones e indemnizaciones -o como se las llame- resultan muy atractivas, pero lo que mueve a tantos es algo mucho más serio y más profundo, menos económico y más político-social: es la mentalidad de víctimas.

Asumirse como víctima nunca ha sido grato. Implica aceptar por dentro una derrota o un fracaso, y eventualmente, reconocer y publicar después hacia afuera, esa condición. En general, las personas prefieren ir por la vida disolviendo sus dolores internos y poniéndoles buena cara a sus semejantes, no vaya a ser que el tren de los proyectos los deje abajo por amargados.

Eso es lo normal; así funcionan los humanos, mientras no los infesta el marxismo.

No, no es eslogan esta consideración. Basta con ubicarse un poco en las coordenadas fundamentales de la prédica marxiana para recordar aquello de los explotados, de los perseguidos, de las víctimas. La violencia estructural, la pauperización creciente, el proletariado despojado, las víctimas de un sistema represivo: ese fue el lenguaje con que se explicó por décadas la supuesta realidad social, desde mucho antes de septiembre de 1973. Sin matices, maniqueo; o más bien, simplemente, marxista: allá los explotadores, los victimarios; acá, los explotados, las víctimas.

Una primera consecuencia, también en Chile, fue la conformación de organizaciones para la redención de las víctimas del capitalismo; organizaciones revolucionarias, puesto que la revolución es justamente el acto redentor del explotado. Primero fueron los partidos de la izquierda y, después, sus ejércitos populares, estos últimos conformados por personas que -entendiéndose como víctimas del sistema en tiempos de paz- asumían la posibilidad de pasar a serlo también en los tiempos de la guerra que buscaban generar.

Esos 10 mil tipos en armas que Altamirano, Corvalán y Pascal han descrito con detalle, sí, los integrantes del aparato paramilitar de la UP y del MIR, sabían que entraban a la lucha armada con la posibilidad muy cierta de consolidarse como víctimas: se armaban para pelear contra Fuerzas Armadas que los podían derrotar. Tremenda novedad: bastaba ver el destino del Che en Bolivia en 1967.

Y fueron derrotados, no sólo ellos, los de las armas, sino todos los que los apoyaban desde los partidos y la administración pública. Y tantos que, aunque sólo fuera con el voto, con el suicidio de Allende perdían al gobierno que les había prometido sacarlos de su condición de víctimas. De ahí en adelante y de acuerdo a sus convicciones, ¿qué otra cosa sino doblemente víctimas podían sentirse?

Pero hubo más.

En los años finales del gobierno militar y durante toda la democracia posterior, el victimismo ha sido predicado hacia todos los chilenos, con la única condición de que no sean fácilmente acusables como victimarios.

Por eso, tantos ni se plantean estar cometiendo un fraude cuando piden una reparación. Total, piensan, casi todos fuimos víctimas, ¿no?
La fiesta del general
Karin Ebensperger

La relación entre Chile y Perú es de gran importancia para el desarrollo de ambas naciones. El desgaste de una tensa vecindad, o las ventajas de una cooperación mutua, pueden hacer mucha diferencia en el progreso de los países en un mundo globalizado. Por eso las declaraciones del comandante en jefe del Ejército peruano ( "chileno que entra ya no sale. O sale (muerto) en cajón. Y si no hay suficientes cajones saldrán en bolsas plásticas") son inaceptables, y así lo reconoció el gobierno del Presidente Alan García.

Sin embargo, y más allá del legítimo reclamo de las autoridades chilenas y de la respuesta peruana, lo complicado es que declaraciones de ese tipo afloren cada cierto tiempo, y no impliquen la inmediata e impostergada destitución de quien las pronuncia. Porque las palabras de un comandante en jefe (aunque se desdiga después) suponen un pensamiento que, repetido por los medios de comunicación masiva, constituyen un negativo precedente, desgastan la relación, y desvían la atención de los aspectos centrales de ella.

Un comandante en jefe peruano no puede ignorar las necesidades y aspiraciones de su propio pueblo: hay 100 mil ciudadanos de su país residiendo en Chile, se acaba de aprobar el Tratado de Libre Comercio por parte del Congreso peruano, durante el año 2007 hubo un intercambio económico de 3 mil millones de dólares, las inversiones de chilenos en Perú superan los US$ 5 mil millones, y ambos países cooperan en el APEC.

Aunque, desgraciadamente, existe una demanda limítrofe ante La Haya por parte de Perú, Chile ha actuado de modo que dicho litigio no entorpezca los demás aspectos de una relación que debe mejorar cada día, porque es una necesidad para la calidad de vida de los ciudadanos. Como lo he expresado en columnas anteriores, chilenos y peruanos debiéramos defender juntos nuestras riquezas marinas sobreexplotadas por terceros, en vez de estar litigando en La Haya. La repetida revisión de fronteras y tratados vigentes crea una incertidumbre que nos atrasa en muchos aspectos, pero al menos hemos desarrollado una buena relación de comercio bilateral.

El comandante en jefe peruano nos viene a recordar que aún hay sectores en ese país que viven de decimonónicas disputas. Ante esas expresiones de tan alta autoridad, a Chile sólo le cabe volver a mostrar su cohesión interna en política exterior, más allá de cualquier diferencia partidista en otras materias.

Osadía violenta contrala libertad de prensa
Patriótica reacción civil contra la coacción desbordada y violenta del bloqueo promovido por sindicalistas que dirige el presidente de la CGT Hugo Moyano contra la circulación de diarios, revistas y otros productos periodísticos del Diario La Nación y Clarín.

Comentario por Nélida Rebollo de Montes
(columnista de Radio La Red
en su Revista Plural)


La amenazadora intolerancia de los integrantes del sindicato de camioneros que dirige Hugo Moyano, jefe también de la CGT provocó una desbordada coacción no exenta de violencia con el bloqueo contra la circulación de diarios, revistas, suplementos… del Diario La Nación y Clarín de la Argentina. Los activistas enmascararon con gran osadía la verdadera intención del intempestivo reclamo, que no es otro, que perjudicar a quienes no pueden convertir en instrumento del poder totalitario.

En efecto la lucha fue por el encuadramiento legal de los distribuidores de diarios y revistas, cuestión a la que los medios son ajenos y el bloqueo a las plantas dispuestos, el miércoles 26 de noviembre del corriente año, por los hombres de Moyano pretendía, que los chóferes de los vehículos que distribuyen diarios y revistas, pertenecientes a empresas independientes no periodísticas, fueran encuadrados gremialmente y de forma obligatoria como camioneros. “Convirtieron a las empresas en rehenes de internas sindicales”, consideró en su comunicado la Cámara de Comercio.

La falta de respeto histórico a la libertad de prensa fue una muestra acabada del desprecio que sienten por ella y por los que asumen la defensa del ciudadano que no quiere ser considerado patrimonio del estado.

El periodismo es una profesión que no se deja avasallar por los gobiernos ni por los sindicalistas ni por toda forma de agrupamiento como fuerza de choque. El periodismo y la libertad de prensa están dedicados al bien público y a denunciar con coraje el fraude, la malversación, la incompetencia en la conducción en los asuntos públicos.

El periodismo es una profesión cuyo ejercicio no puede dejarse influir por espíritus estrechos y partidistas. El diario proporciona a sus lectores la información correcta y su análisis cuya gravitación es compensada con el prestigio de la prensa responsablemente libre, al servicio de la verdad y del valor informativo de lo que pasa en el país, sin descuidar la noticia internacional y los nexos que nos acercan a través del ejercicio de una alta diplomacia. En sus páginas también se reflejan las tragedias en las noticias y la amenazadora intolerancia del totalitarismo. Como así también, lo deleznable que resultan las concepciones e hipocresías de la política.

El periodismo responsable mantiene una extraordinaria creencia en la importancia de decir la verdad, rechazando el vulgar soborno a que algunos pretenden someterlos.

Algunos parecieran desconocer que el diario es la avanzada del sentimiento público y que es también una institución desarrollada por la civilización moderna para proveer de noticias al lector que formará parte de la opinión pública, reaccionando cuando sea necesario, poniéndole freno al poder político en el gobierno, que a veces la Constitución, no obstante ser la Ley Fundamental, se ve impedida a lograr. Es consciente de que hay que tener al público informado de lo que sucede sin ocultar delitos, ni negociados, ni estafas, ni corrupción.

Un gran servicio tiene precísamente el periodismo ante el avance del estatismo; y, es formar la personalidad cívica y patriótica de los más jóvenes haciéndoles conocer y respetar los principios fundamentales de la República como forma de gobierno que tiene por sujeto al ciudadano. También al periodismo le está reservada defender la cultura cuando se demuestra desprecio por ella. Seguir las huellas de la dignidad histórica cuando ciertos revisionistas tratan de poner la historia al nivel de las ideologías, denigrando a los próceres civiles y militares.
Al periodismo también le está reservado luchar contra la inescrupulosidad como sistema, contra el enriquecimiento ilícito de funcionarios y allegados al poder. Debe lograr el equilibrio adecuado ante la coacción desbordada y violenta; defender la República contra el avasallamiento de las instituciones para que no se la convierta en instrumento del poder totalitario; hacer valer la democracia como estilo de vida fortalecido en la ética y en la convicción de la dignidad del ser humano, a quienes les está reservado luchar contra todas las formas de despotismo. Los serviles y los indiferentes son cómplices de todas las desviaciones que degradan la Republica democrática

Le está reservado al periodismo velar para que el Poder Legislativo, con mayoría oficialista en la Cámara de Diputados y el Senado no funcionen como un cuerpo obsecuente y servil, dedicados a las imposiciones del poder. Con libertad de prensa se defiende la autoridad moral y la capacidad de los magistrados; la libertad de asociación en los sindicatos rechazando el régimen corporativo fascista.

La democracia en su doble propósito de valores, como estilo de vida y como sistema de organización política y social necesita de la educación y de los diarios encargados de difundir permanentemente que en la educación y en la democracia el hombre tiene conciencia de la dignidad; derecho a participar en la vida política; libertad de elegir sus propios amigos, de asociarse, de reunirse; de trabajar y disponer de sus bienes; libertad de los derechos y elección de sus creencias religiosa, según su propia conciencia, derecho al examen crítico para no ser víctima de las imposiciones de juicios y puntos de vista sectarios.
En una palabra, el diario enseña a percibir el satanismo que hay en ciertos individuos y sectores y a no sentirse obligado a que la acción política a la que apoya le obligue a aceptar su sumisión.

El periodista está obligado a trabajar para promover los intereses del pueblo y fomentar su bienestar moral, social y político. De ahí que algunos periodistas dejen sus huellas no sólo en su profesión, sino en la historia de su país o de su provincia.

Los hechos políticos juzgados desde un punto de vista moral en relación con el interés público rechaza la vocación de despojo, arbitrariedad, negación de derechos constitucionales; enriquecimiento ilícito de funcionarios y allegados; coacción desbordada en la violencia; avasallamiento de las instituciones para convertirlas en instrumentos del pensamiento totalitario; denigración de los que no piensan como ellos; inescrupulosidad como sistema; rapacidad y confiscación de bienes que consta en proyectos que luego la mayoría oficialista en el Congreso los convertirá en ley. Tal la apropiación de los ahorros individuales de los que eligieron la AFJP (sistema provisional). También al que se le ha confiscado 90.000 millones de dólares que ingresarán a un pozo común, sin que exista la posibilidad de que sean heredables por los familiares de los ahorristas, en caso de muerte de éstos. Además la prórroga del impuesto al cheque que el gobierno quiere demorar afectará seriamente a las provincias. Estas perderían 9.000 millones de pesos que les pertenece, hoy más necesario que nunca puesto que la mayoría de las provincias están sufriendo los embates de la crisis financiera más todas las necesidades y postergaciones que arrastran desde años.

Aunque parezca insólito, algunos gobernadores, fieles a la decisión del gobierno central, han apoyado insensatamente el despojo a sus propias provincias porque ellos creen que se debe acatar la posición erigida por el Estado. ¿Esta decisión no es un motivo para meditar?.

Nélida Rebollo de Montes, es una destacada Profesora y periodista, laureada en el mundo.

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