martes, 26 de mayo de 2009

25 de mayo: 1810-2009



25 de mayo: 1810-2009
Ideario patrio de la primera
generación argentina

Organización de la patria sobre la
base de la democracia republicana.
por Nélida Rebollo de Montes
(columnista de Radio La Red
en su Revista Plural)


En el día de la Patria, 25 de mayo de 1810, se repite, con razón, que es necesario que la vida se cristalice con el tiempo para fijar el orden social y moral mientras descartan el fatalismo y el escepticismo y consagran la necesidad de la investigación de la verdad. En este caso los comienzos de la emancipación en nuestra patria son tergiversados por "revisionistas" que quieren equiparar la historia con ideologías hipócritas.

Nuestra Patria nació con el profundo sentimiento de libertad política enriquecido por aportes americanos y autóctonos. Es oportuno destacar que el ejército tuvo una responsabilidad preponderante como también los civiles y clérigos que participaron durante la Semana de Mayo.

El ejército de entonces estuvo integrado por milicianos civiles cuyos grados los obtuvieron por la acción cumplida en las invasiones inglesas, tal el caso de quien sería más tarde creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano abnegado hombre de ley.
Entre los patriotas predominó siempre la inspiración emancipadora que propició nuestra Primera Junta. Entre los que se opusieron figura el virrey Cisneros, pero tuvieron que ceder ante la firme y decidida actitud de los criollos.
Cuando España como Estado soberano, prácticamente había desaparecido, y su territorio ocupado totalmente por el extranjero, carecía de gobierno. Así y ante la ausencia de autoridades de las que dependíamos comienzan los preparativos para deponer a Cisneros y se suceden las nuevas designaciones y entrevistas para la convocatoria del Cabildo Abierto del 22 de mayo mientras la insurrección gana la calle.

La votación y el juramento de la Junta de Gobierno el 24 de mayo fue posible ante el empuje popular incontenible. El mismo día 25 fue dictado el reglamento al que debía ajustarse el nuevo gobierno. La Revolución de Mayo de 1810 ha sido interpretada con enfoques diversos, entre ellos hispanista, jacobismo, alberdismo, marxista, pactista y enfoque castrense.

Hay que destacar que la Revolución de Mayo y su pronunciación contó con la decidida actitud de los criollos que actuaron con patriotismo sin suscitar fanatismos.
Pasado el tiempo, contado en años y con toda clase de vicisitudes, un puñado de jóvenes, pertenecientes a la generación nacida bajo el signo de la independencia nacional deciden personificar la dignidad con la virtud de sus dotes, su forma de vida, su estilo y sin el ruido y la vanidad mundana. Esos jóvenes eran representativos por la imponente profusión de propósitos para ocuparse del futuro político de su patria, por su convicción presente en su proyecto realizado con perseverancia. Sentían que el estímulo heredado era una herencia que no debían dilapidar.

La joven Argentina fue la denominación que dieron a su empeño de reunirse para estudiar en profundidad la vida nacional y desentrañar el espíritu genuino de nuestra Patria. Querían superar la discordia civil entre unitarios y federales, porteños y provincianos, ciudadanos de frac y gauchos de chiripá. Tenían fe, que una vez culminada la discordia, sería posible unir a todos en el mismo sentimiento de trabajar por la organización constitucional del país.

En 1837 inauguraron el Salón Literario y en 1838 con la orientación y el apoyo de Esteban Echeverría, fundaron la Joven Argentina que se conocería años después con el nombre de Asociación de Mayo.

Los representantes de la primera generación argentina abrazan ese ideario patrio sintetizado en las palabras simbólicas que encabeza el Credo o Dogma Social por el que se proponen trabajar y luchar.

Las quince palabras del Dogma Social fueron leídas por Echeverría la noche inaugurada por los jóvenes representantes de la primera generación argentina. Algunas de las palabras simbólicas son: Asociación, Progreso, Fraternidad, Igualdad, Libertad; Dios centro y periferia de nuestra creencia religiosa: el cristianismo, su ley; el honor y el sacrificio; móvil y norma de nuestra conducta social; adopción de todas las glorias legítimas de la Revolución de Mayo y el menosprecio de toda reputación usurpada, a continuación de la Revolución de Mayo.

Impresionados por el contenido de las palabras simbólicas con las que proyectaban la razón y la necesidad de la Revolución de Mayo de 1810, los jóvenes integrantes de la Joven Argentina designaron una comisión compuesta por Echeverría, Gutiérrez y Alberdi.

Esteban Echeverría en su Manual de Enseñanza Moral escrito con devoción por la esencia de la independencia lograda el 25 de mayo de 1810, expone con gran lucidez: "Ningún hombre tiene libertad para usurpar la propiedad ajena; para difamar e injuriar a nadie de palabra o por escrito; para turbar el orden público y predicar la inmoralidad… la sociedad tiene derechos sagrados y legítimos como el ciudadano".

Echeverría estimuló a los jóvenes en el auténtico amor a la patria y en la esencia misma del gobierno republicano instituido para el bien de la comunidad. El Dogma de Echeverría sostiene que para que haya democracia es necesario procurar el bien de la comunidad. Consideraba que el fin del Estado se logra cuando los derechos personales y sociales –y los consecuentes deberes- se encuentran preservados con el más amplio y libre ejercicio de sus facultades.

La democracia que soñó Esteban Echeverría está presente en las palabras simbólicas del Dogma, considerada una esencia viva de los gobiernos republicanos instituidos para el bien común en la sociedad. La concepción integral que tenía este gran patriota del Derecho está en su Manual dedicado a la juventud y en él confirma que le confiere a su escrito sobre la democracia un fundamento cristiano. Reconoce que todos los deberes nacen de la ley moral o, lo que es lo mismo, de la religión porque sin ella la ley no tiene fuerza obligatoria, ni autoridad ni sanción.

Reverenciando a los hombres de Mayo y al Nacimiento de la Patria, Echeverría afirmó su entrañable amor por la libertad que no es libertinaje, ni anarquía, ni inmoralidad. El régimen republicano –decía, sólo es posible con los que resultan seleccionados entre los más capaces y los más virtuosos. Condenó a los que contribuyeron con su voto a entronizar en nuestra patria un régimen de oprobio y agregó que la audacia y el crimen "suben alto, y el charlatanismo y la incapacidad acechan para imperar. Que no hay supremacía legítima sino de los talentos y virtudes".

Los jóvenes de la primera generación argentina no se declararon rebeldes, se dedicaron a profundizar mediante el estudio, las antinomias y las divisiones irreconciliables, y cómo unir a todos en la convicción de trabajar por la organización constitucional del país. Se empaparon de la esencia independista y sus merecimientos. Sabían y entendían cada paso que se debía dar en esta inconmensurable Argentina, para bien de todos. Prevalecía en su inquietud de libertad el amor a su patria con equilibrio y sabiduría.

En estos tiempos "revueltos" alguien tiene que constituirse en guía para la solución de los verdaderos problemas que nos acucian por la perversa incitación a la violencia cuyo recrudecimiento tiene imprevisibles consecuencias. No se puede transar con los responsables del caos y menos ignorar que el aparato político sindical pretende avasallar el derecho de todos los ciudadanos.

El enemigo no está en retirada como creen algunos. Alguien incentiva su perverso accionar. Además, entre los verdaderos problemas figura el tema crucial del racismo y sus horrendas implicancias por parte de los que no condenan el antisemitismo, los sentimientos pro-nazis ni el colaboracionismo de extrema izquierda con encapuchados; garrotes en mano y armas peligrosas escondidas. Debemos hacer algo para cambiar un mundo endurecido por el odio.

La propaganda gubernamental se basa en los procesos interminables contra los que ofrendaron su vida para que la peste de la violencia criminal organizada no avanzara. Pero los inquisidores de las ideologías hipócritas abusan de la mentira para condenar a unos y premiar a otros en nombre de los derechos humanos.

En este 25 de mayo de 2009 celebremos los valores como la educación que enseña a pensar; y, a no vivir en la mentira que destruye sino en la conquista de la libertad, la verdad, el valor humano de nuestros hermanos y las riquezas que la providencia depositó en nuestro territorio donde otros han instalado la corrupción; enriquecimiento ilícito; orden a los demás para la distribución de sus bienes. Los malogrados jubilados consideran que no hay peor desgracia, que ser despojados de sus derechos de hacer uso del dinero ahorrado para su propia supervivencia.

Celebremos el deseo de recuperar el estilo de vida de nuestra sociedad civilizada que antes fue forjadora de trabajo para vivir con dignidad. Rechacemos la inmoralidad, la mentira, la inseguridad. Denunciemos la falsedad de una legalidad inexistente que sólo persigue la división entre los argentinos con enfrentamientos vengativos que malogra el progreso. Accionemos para que haya una conducción que no frustre la dignidad argentina y su futuro.





Nélida Rebollo de Montes, es una distinguida Profesora y una laureada periodista.

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