martes, 5 de mayo de 2009

Dos comentarios imperdibles



Tohá se vidaliza, y ha llegado un salvador

por Sergio Melnick

Me confieso culpable de haber celebrado públicamente el nombramiento de Carolina Tohá. Pensé que era de otra categoría y altura que Vidal. Pero parece que me equivoqué. Piñera simboliza el fin de la Concertación, el fin del imperio, por eso se enervan. Tanto, que a veces reaccionan de maneras poco éticas.


Después de ser hostigado hasta el cansancio con la política y el dinero, Piñera finalmente anuncia su propia solución al tema de sus empresas. Tohá, incluso antes de la presentación pública de la solución, le espeta que ello es tardío. Más aun, le imputa no entender el tenor de una ley que no existe. Literalmente increíble. Después de 20 años, el gobierno no ha sido capaz de hacer una ley sobre este tema, que al parecer le preocupa tanto. ¿Es entonces Piñera el tardío? ¡Por favor! Los chilenos no somos idiotas. Tohá dice que la ley está a punto de salir y eso simplemente no es verdad. Y si lo hace, a semanas de la elección, eso sí que es tardío, ¿o no? Más aun, si eventualmente saliera, igual Piñera (y todos lo demás) deben cumplirla, de modo que no veo por dónde podría estar el problema. Ser empresario no es ilegal ni denigrante, sino un orgullo. La Concertación sistemáticamente ha ido denostado la labor empresarial. Los que tienen que evaluar a los candidatos son los votantes, no el gobierno.


Todo esto es muy curioso, porque la solución Frei, que a la Concertación le parece impecable, fue darle la administración a su hermano, pero él siguió participando en las juntas de accionista aun mientras fue Presidente. ¿Qué duda cabe entonces de que Frei siguió al tanto de sus negocios? La Concertación tuvo y tiene ministros con un gran patrimonio y nunca les ha exigido nada en el manejo de éstos ¿Por qué? ¿Acaso son moralmente superiores?


Voy a un punto todavía más delicado. La ministra Tohá, como Vidal, asume cuando le conviene la vocería de la Concertación. No es en absoluto tema del Ejecutivo juzgar y comentar sobre los candidatos a la Presidencia. Por cierto, a Piñera lo pueden criticar desde la Concertación, porque compiten por el cargo. ¿Pero por qué tiene que opinar el gobierno sobre los candidatos? Debiera estar 100% dedicado a la gestión del Estado y no interviniendo descaradamente en las elecciones. Más aun, el escandaloso financiamiento con recursos estatales de los centros de estudio de los partidos de su coalición simplemente no corresponde, no es ético. Hay tanto problema crítico en el país para que el Gobierno y la vocera estén tan preocupados de Piñera.


Sigo teniendo fe en que la ministra va a recapacitar y corregir su rumbo dedicándose a gobernar para todos, no sólo para los suyos. Son altos funcionarios del Estado, no de la Concertación, no se olviden. Deben mostrar altura si queremos generar capital social. De odios y descalificaciones tenemos suficiente.


En ese marco, aparece el gran “salvadorque dirigirá la campaña de Frei. Un joven inteligente, chascón y articulado que lo pasean por los medios, más que al mismo el candidato. Ha hablado hasta por los codos y, notablemente, aún no dice nada concreto.


Hasta aquí, es pura retórica, lindas palabras, un par de garabatos, una pitiadita de yerba a lo Clinton (que “no le gustó”), y promesas de cambio. Primero, entendamos que no es el candidato; segundo, que su pega es sólo de coordinación, porque el que realmente manda es Belisario Velasco; tercero, que Bowen aún no dice nada concreto, y cuarto, que ya ha señalado su interés en ser ministro. Y digámoslo con todas sus letras: no le llega ni a los talones a Marco Enríquez-Ominami, pero éste ha sido marginado de la Concertación. ¿Quién entiende?


Me llamó la atención la columna de Bowen del día domingo en El Mercurio, hablando mesiánicamente de la “voluntad de la historia” y llena, pero llena, de retórica vacía. Ello sólo anuncia un muy mal pronóstico de esa coordinación mesiánica. Han cometido el enorme error de inflarlo más de la cuenta, pero antes de tener absolutamente nada que mostrar, porque hasta aquí es aire. Lo han endiosado públicamente, y por ello le hacen más difícil la tarea, porque su trabajo es sólo de coordinador y es lograr que todos cedan por el bien común. Elevado como está, ya no será capaz de ceder, porque tomó este protagonismo sin hechos, sin saber siquiera qué propone. En lo concreto es cuando empieza la pugna, con los toros viejos y bravos de la Concertación, que sí tienen bastante más experiencia que él, que han ganado ya muchas batallas más difíciles, y se han comido muchos cachorros a la pasada.



Tareas para más y mejor trabajo

por Fernando Coloma

Pareciera haber un sólido consenso en que los grandes desafíos del trabajo en el país son mejorar las oportunidades de empleo y la productividad de los trabajadores. Las conclusiones del Consejo Trabajo y Equidad nombrado por la Presidenta Bachelet y de la Comisión de Trabajo para el programa de gobierno de Sebastián Piñera, que he tenido el honor de dirigir, coinciden en esa idea. A su vez, los antecedentes objetivos hablan por sí solos cuando se comparan con la realidad de los países desarrollados.


Las tasas de empleo y de participación laboral en Chile son relativamente bajas y las diferencias se acentúan fuertemente cuando se mira la situación de los jóvenes y de las mujeres. De ahí que la preocupación por crear las condiciones para un mayor dinamismo en la generación de empleos debiera ser incesante. Con una voluntad política diferente, que ponga el énfasis en una sociedad emprendedora, el desafío de crear un millón de empleos de aquí al 2014 es abordable y absolutamente necesario.


Por su parte, la diferencia de productividad con el mundo desarrollado es abismante, aunque fácilmente explicable por las significativas diferencias en la calidad de la educación y en los niveles de inversión en capacitación. Los bajos salarios de buena parte de los trabajadores chilenos son testigos mudos de esta gran falencia, por lo que mejorar la educación y la capacitación es un desafío ineludible para aumentar el bienestar de las personas. En esta dirección, las políticas que persiguen potenciar el interés de las empresas por capacitar y las que focalizan recursos públicos en la capacitación de los más vulnerables son un paso imprescindible.


La calidad de vida futura de las personas dependerá crucialmente de las respuestas que hoy día seamos capaces de hilvanar en el terreno de las oportunidades de empleo y de la productividad.


El sentido de urgencia de actuar en estos frentes se agudiza cuando se constata el dramatismo del problema de empleo y de capital humano en los jóvenes del quintil de ingresos más pobre, pues un porcentaje muy alto entre 20 y 34 años no estudia ni trabaja, agregándose así a su situación de pobreza el problema de autoestima y el riesgo evidente de caer en la drogadicción y en la delincuencia. La aplastante realidad de ellos transforma en un imperativo moral y en una prioridad de las políticas públicas la habilitación de los jóvenes desposeídos, de manera tal que sean protagonistas del proceso de superación de la pobreza.


Las tasas de empleo y de participación laboral femenina son todavía muy bajas en el concierto internacional, lo que se transforma en un problema de política pública relevante cuando se constata además que hay una muy baja tasa de participación laboral en los estratos más pobres y jóvenes, y cuando hay una serie de razones regulatorias y dificultades de distinta índole que inhiben la participación de las mujeres. El desafío mayor es cómo darles opciones de participación laboral que les permitan a la vez destinar tiempo a la familia y al cuidado de los hijos, en un tiempo donde es importante preocuparse del fortalecimiento de la familia. En esta dirección aparecen como relevantes las propuestas que potencian el teletrabajo y los contratos en el domicilio, las que flexibilizan y alargan el post natal, y el subsidio a las empresas durante el embarazo y el primer año de vida del niño para mujeres de los sectores más vulnerables.


Además, se requiere modernizar una serie de aspectos de la regulación, tanto laboral como de las pymes y el emprendimiento, siendo particularmente importante en lo laboral introducir el mecanismo de flexibilidad pactada, pues ello es fundamental para responder a las crecientes exigencias del mundo moderno, además de ser una forma virtuosa de extender la negociación colectiva y eventualmente la sindicalización.


En suma, se puede decir con claridad que hay una tarea futura apasionante que, acometida con energía y voluntad, es una señal de esperanza para todos los trabajadores del país. En esta hora difícil provocada por el desempleo se necesita un cambio que haga realidad el deseo de más y mejor trabajo.

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