miércoles, 26 de marzo de 2008

"¿De qué vas a escribir mañana?"

"¿De qué vas a escribir mañana?"
Hermógenes Pérez de Arce


Estoy acostumbrado a esa pregunta. Nunca tengo problema en contestarla, porque generalmente me sobran temas motivadores, en la generación de los cuales este bendito país es sumamente pródigo. Lo malo ha sido que esta semana quienes me han preguntado han añadido una exigencia:

-Tienes que escribir sobre Lavín.

Me cuesta, sin embargo. Por si ustedes no lo saben, yo pertenezco a lo que se denomina "el voto duro" de la derecha. Caracterizado, primero, porque nos llamamos "derecha", sin ambages. Nada de "centroderecha", pues eso sería otra cosa (nuestra alianza con el centro, con la DC, por ejemplo, que podría haberse materializado con Adolfo, si no hubiera sido por sus objeciones al "modelo"). Segundo, porque no tomamos distancia del gobierno militar, sino, al contrario, creemos, con Paul Johnson, que a Pinochet "los historiadores de este siglo lo reconocerán como el mejor estadista que ha tenido Chile". Tercero, porque no nos dejamos lavar el cerebro y pensamos que los malos no fueron los militares, que nos salvaron, sino "ellos", los de la izquierda terrorista que quería la dictadura total, de la cual justamente el centro y la derecha (ahora sí, "centroderecha") llamamos a los militares a librarnos, en el acuerdo del 22 de agosto de 1973. Y eso no se nos olvida, aunque los terroristas se hayan "renovado" y ahora digan que son demócratas, ganen las elecciones y ejerzan el poder. Cuarto, porque somos leales, nunca traicionaremos a quienes nos salvaron y siempre los defenderemos, aunque hayan cometido excesos. Pues los cometieron en la tarea de rescatar a Chile. Quinto, porque por ningún motivo diremos "nunca más" ni pediremos perdón, salvo que ellos, los fundadores de la guerrilla y del armamentismo ilegal, lo digan y lo pidan primero. Sexto, porque no nos importa no tener votos. Séptimo, porque a "ellos", cuyos jueces de izquierda han violado las leyes para cobrar venganza contra quienes derrotaron su asonada, por eso mismo, cuando podamos, nunca les vamos a perdonar nada, ni siquiera el menor atropello a la ley. Y así como nunca deberíamos haberles perdonado el sustraer impunemente "sobres con billetes", ahora tampoco debemos dejarlos indemnes cuando no pueden explicar dónde están las platas de la educación, o por qué pagaron 150 millones por un edificio para "ChileCalifica" que no ocuparon, o se dedicaron a emitir "cheques clonados".

Entonces, siendo Lavín mi amigo, aunque resulte público y notorio que abandonó las filas del "voto duro", me abstengo de toda palabra severa contra él. Aunque ahora se arrepienta de haber votado "Sí" en 1988, se declare "bacheletista-aliancista", se oponga a la acusación constitucional contra una ministra que no cumplió las leyes o las dejó sin aplicación.

Entonces, cuando nos encontremos, por respeto y por afecto, procuraré hablar de otra cosa. Del trote, por ejemplo, aprovechando para advertirle que correr prolongadamente genera endorfinas en el organismo, las cuales pueden dar lugar a estados alterados de conciencia, capaces de llevar al sujeto a sufrir el síndrome de Clodoveo: quemar lo que se ha adorado y adorar lo que se ha quemado.

O, tal vez, buscaré otro tema en el que coincidamos. Por ejemplo, confesarle lo difícil, si no imposible -no sé si en definitiva será lo uno o lo otro-, que me resultará votar por Sebastián, sobre todo ante su extrema ignorancia de la historia reciente de Chile, pues opina precisamente lo opuesto de Paul Johnson.
Pero no le diré nada más allá de eso. Ojalá saque sus propias conclusiones.


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