martes, 7 de abril de 2009

Dos comentarios imperdibles.......


Pobre la primaria, pobre el resultado
Cristina Bitar

Más allá de los esfuerzos de la Concertación por mostrar un resultado exitoso, las primarias entre Eduardo Frei y José Antonio Gómez no dejan sabor a triunfo. La escasa participación, menos de un 5% del padrón electoral de las dos regiones en que se realizaron, a pesar de haber hecho esfuerzos enormes ambos comandos, con los máximos dirigentes nacionales de los partidos políticos y con un despliegue de buses para acarrear a la gente a votar, es un indicador claro de que la Concertación de hoy está lejos de aquella que provocaba mística e ilusión, especialmente entre los jóvenes.

El resultado de Gómez, por otra parte, es bastante mejor de lo esperado. En las comunas más grandes estrechó las cifras casi hasta el empate. Me atrevo a decir que, si hubiera tenido mayor presencia televisiva, probablemente la victoria de la máquina concertacionista sobre él habría sido aun más dificultosa de lo que fue.

La verdad es que esta elección no fue entre dos partes de la Concertación; en estricto rigor, fue una primaria entre la Concertación y el Partido Radical, y la Concertación impuso todas las condiciones, estableció las reglas, impidió un debate de temas y cobertura nacional, desplegó toda la fuerza de sus máximas figuras y alcanzó un resultado pobre, con una convocatoria menor.

El Partido Radical tiene una votación que bordea el 5% y su candidato obtuvo el 36%, a pesar de que incluso se habla de fuerte intervención electoral, lo que muestra que Eduardo Frei es un candidato débil, que ha llegado donde está gracias a una capacidad de manejo político cupular, pero no porque tenga un apoyo popular importante.

Al final, es el candidato de los dirigentes de la Concertación y captará los votos que la Concertación sea capaz de endosarle desde los partidos, desde el gobierno, con el apoyo de la Presidenta y con todo el despliegue del poder acumulado en estos veinte años.

La apelación de Frei a que la Concertación elige sus candidatos con primarias y no entre cuatro paredes y su intento de presentar este resultado como un triunfo de la gente sobre la derecha sólo muestran lo desfasado de su discurso. Expone de manera gráfica que la coalición se quedó en las peleas de los 80 y los 90, en la recuperación de la democracia, y trata de sacarles un tercer o cuarto (más bien un quinto) aire a los discursos ganadores de otras épocas. Pero no resulta con una participación tan escasa. Basta con calcular que por Frei votó alrededor del 3% de los electores de las dos regiones en que se realizó la primaria.

En definitiva, el gran esfuerzo de Frei es mostrar su opción como una gran arremetida, que partió desde la nada y dejó en el camino todos los obstáculos, hasta convertirse en el candidato único de la Concertación. Pero esta última debiera reconocer que Frei está muy lejos de encarnar lo que Obama encarnó cuando le ganó la primaria a Hillary Clinton. En el caso del Presidente norteamericano, él le ganó al establishment con el apoyo de la gente; en el caso de Frei es el establishment el que gana, más bien con la indiferencia de la gente.

El obstáculo que, con dificultades, acaba de despejar Frei es el Partido Radical, y eso con el apoyo de los tres partidos grandes, poniendo las reglas del juego, con acarreo y con intervención electoral incluida. El resultado final es que, después de estas primarias, Gómez es un poco más y Frei no es ni más ni menos que antes.


Jugando al empate
José Ramón Valente

La autocomplacencia de las autoridades de gobierno con el desempeño económico de Chile, basada en el simple hecho de haber acumulado una parte de los ingresos provenientes de un alto precio del cobre, es a mi juicio excesiva e injustificada. Utilizando jerga futbolística, ahorrar en tiempos de vacas gordas para gastar en las vacas flacas, es como jugar al empate. Disponer de recursos en tiempos difíciles es sin duda una gran cosa, al igual que un empate jugando de visita.
Pero no hay que perder de vista que el objetivo final de la política económica es generar cosechas más abundantes para poder alimentar a más gente y no simplemente guardar granos de una temporada para la otra. Tener un mecanismo para distribuir el producto de nuestro esfuerzo a lo largo de nuestra vida no reemplaza la necesidad de esforzarnos por generar y aumentar dicho producto.

Volviendo al fútbol, el punto obtenido con un empate de visita será importante solamente en la medida que tengamos la capacidad de sumar tres puntos ganando cuando nos toque jugar de local. Con puros empates no llegamos a ninguna parte. De la misma forma, si Chile no tiene la capacidad de crecer y generar empleos durante las vacas gordas (jugando en casa), jamás podrá derrotar la pobreza y la indigencia y menos aspirar a jugar en la liga de los países desarrollados.

Producto de la crisis internacional, hoy Chile esta enfrentando una situación adversa, como cuando un equipo juega de visita, y hasta el momento está sacando un valioso empate. La hinchada está agradecida y reconoce el mérito del entrenador, producto de lo cual la popularidad del ministro Velasco ha crecido en forma importante en los últimos meses. Sin embargo, llevamos diez años empatando de local y todo indica que cuando pase la actual crisis y nos toque jugar de local nuevamente volveremos a empatar. Así que el punto que estamos sacando de visita no es suficiente para cumplir con nuestros objetivos. Los últimos dos gobiernos de la Concertación no han hecho las correcciones a nuestras instituciones y a nuestra economía que requerimos para ganar los partidos.

Queríamos derrotar la pobreza y ser un país desarrollado para el 2010, pero como nuestro crecimiento económico languideció en los últimos diez años, seguimos teniendo millones de chilenos que viven en la pobreza y no sólo no lograremos ser un país desarrollado el 2010, sino que los países que queríamos igualar están hoy mas lejos que hace diez años. Nos conformamos con guardar un poco de plata en el chanchito, y se nos olvidó que era imprescindible crear empleos, mejorar la calidad de la educación, modernizar el Estado y crear un clima económico favorable para la inversión, el crecimiento y la creación de empleos.

Parte importante de la hinchada del ministro Velasco corresponde a la gente más acomodada de este país. En efecto, la popularidad del ministro es superior al 70% en el estrato socioeconómico ABC1, mientras que su popularidad promedio es sólo unos puntos superior al 50%. Los empresarios que amaron a Lagos hoy aman a Velasco, porque si bien les gustaría que las cosas estuvieran mejor, reconocen que podrían estar peor con una mala conducción macroeconómica.
Para los más adinerados, un empate no es malo, les permite mantenerse en el estatus actual. Es malo para los más pobres, para los jóvenes que recién comienzan y para los desempleados. Debe ser por eso que la popularidad del ministro no es tan buena en los estratos socioeconómicos menos acomodados.

En algún momento dejaremos atrás la crisis actual y Chile debe prepararse para ganar jugando en condiciones favorables. Esto requiere hacer algunas reformas difíciles e impopulares, necesitamos un ministro y un gobierno que no se conformen con el empate.

(Estas dos columnas fueron tomadas de Diario La Segunda por considerar que son un aporte a la discusión de ideas)

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