martes, 21 de abril de 2009

Dos comentarios sobre la Cumbre y uno sobre economía continental.


Cuba en la Cumbre de las Américas,

por Cristina Bitar.

Aunque Cuba no estuvo representada físicamente en la Quinta Cumbre de las Américas que concluyó ayer en Trinidad y Tobago, el tema del embargo y la relación entre Estados Unidos y la isla marcaron el punto de quiebre. Tanto así, que el asunto hizo imposible que se firmara una declaración final de manera unánime, algo inédito en este tipo de citas.


La reunión fue el primer encuentro del Presidente estadounidense, Barack Obama, con sus homólogos latinoamericanos y caribeños. Para muchos de ellos, el encuentro continental podría marcar el inicio de una “nueva era”, después de años de falta de comunicación o malas relaciones con Estados Unidos.


-----La buena predisposición evidenciada por el Mandatario norteamericano para reencauzar las relaciones entre Washington y América Latina se ganó la atención de los dos primeros días: los abrazos, los apretones de mano, los regalos, los encantos de Obama generaron un clima de cordialidad que se mantuvo hasta el final.

-----Sin embargo, ayer ya se dejaban traslucir las dos Latinoaméricas que tenemos. Algunas delegaciones comenzaron a expresar su incomodidad de tener que presentar una declaración final que deberían firmar todos los presidentes, pero que, inevitablemente, no contaba con el apoyo de todos. Fueron muchos los temas que se pusieron en discusión. Pero el que generó el mayor desacuerdo fue el del levantamiento por parte de EE.UU. del embargo a Cuba.

Países como Bolivia, Venezuela, Honduras y Nicaragua, unidos en la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), habían acordado no firmar el texto final, entre otras cosas, en solidaridad con Cuba, que no aparece mencionada allí, está excluida de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sometida a un embargo estadounidense desde 1962. De alguna manera, el ALBA fue el representante de Cuba en esta Cumbre.


Lo increíble es que justo algunos días antes, el 13 de abril, Barack Obama había dado un primer paso constructivo y unilateral hacia la isla, al anunciar el levantamiento de algunas restricciones que afectan a los cubanos que viven en Estados Unidos. En adelante, éstos podrán viajar a su país de origen sin ningún obstáculo y mandar remesas ilimitadas a sus familias. Así, el Presidente estadounidense cumple su promesa electoral y pone fin definitivamente a las sanciones económicas que su predecesor, George W. Bush, impuso en mayo de 2004. Obama también amplió la lista de artículos humanitarios que se pueden enviar a Cuba: ropa, productos higiénicos o material de pesca. Por otra parte, se autorizará a las empresas de telecomunicaciones estadounidenses a prestar sus servicios a los habitantes de la isla.


Aunque a los países del ALBA les parezca insuficiente, la medida de Obama es muy importante y es una gran señal de su voluntad por cambiar la relación de su país con Cuba. Obviamente, no puede levantar el embargo de la noche a la mañana y dejar de lado la discusión de temas como la libertad de expresión, la falta de democracia, la violación a los derechos humanos, entre otras materias involucradas en la decisión.


La pregunta de fondo es si de verdad estos países quieren una “nueva era” de relaciones o les conviene seguir manteniendo la rivalidad entre EE.UU. y Cuba para prorrogar la tensión y el discurso trasnochado contra el imperio, que les permite crecer con sus ideologías populistas y autoritarias en América Latina.


Creo, sin embargo, que Barack Obama les ganó esta batalla, ya que no sólo tomó medidas importantes para con Cuba antes de la Cumbre, sino que también declaró estar dispuesto a protagonizar un “nuevo comienzo” con la isla y estrechó las manos incluso a Chávez.


Espero que la otra parte de Latinoamérica rescate lo mejor de esta Cumbre, profundice las relaciones con Estados Unidos y no permita que los ALBA cierren las puertas al inicio de una “nueva era” con el país del norte, que tanta falta nos hace como región. Es evidente que naciones como Brasil, Chile, Colombia y Perú tienen intereses muy distintos en esta materia y deben imponer este nuevo trato por el bien de sus pueblos.



¿Aceptará Cuba la rama de olivo de Obama? ,

por Andrés Oppenheimer.

PUERTO ESPAÑA.– Se está hablando mucho de un nuevo capítulo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en la Cumbre de las Américas realizada en esta capital, pero altos funcionarios estadounidenses y latinoamericanos ven un rayo de esperanza en medio de la retórica.


Después del discurso de inauguración del Presidente Barack Obama, en que declaró que "Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba", varios cancilleres latinoamericanos y altos funcionarios de Estados Unidos me dijeron, con diferentes grados de convicción, que hay pocas señales concretas de que Cuba acepte la rama de olivo de Obama.


Los asistentes del Presidente están cautelosamente alentados con la declaración de Raúl Castro el viernes en Venezuela de que Cuba puede haber cometido algunos "errores" en el pasado y que "estamos dispuestos a discutirlo todo", como derechos humanos, con el gobierno de Estados Unidos.


Denis McDonough, asesor adjunto de Seguridad Nacional, me dijo: "Estamos asombrados de la admisión del Presidente Castro de que pudieran haberse equivocado. Eso me parece un nivel de franqueza que no hemos visto antes". Y agregó: "Pero el hecho es que las medidas que el Presidente anunció la semana pasada se han venido manejando desde hace dos años, desde que escribió un editorial para The Miami Herald en agosto del 2007".


Ese editorial pedía, entre muchas otras cosas, la liberación de los presos políticos en Cuba.


Sin embargo, otro alto funcionario estadounidense advirtió: "Estamos en el principio de la búsqueda de una nueva relación con Cuba, y eso tomará tiempo. Vamos a respirar hondo, concluir la cumbre, reflexionar sobre todo esto, y entonces pensar en medidas futuras".


Muchos altos funcionarios latinoamericanos creen que Cuba es sincera cuando dice que desea mejores relaciones con Washington. Alejandro González Galeano, viceministro de Relaciones Exteriores cubano visitó la semana pasada a la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, llevando un mensaje de que La Habana quería evitar el fracaso de la cumbre de Trinidad y Tobago, como sucedió en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, Argentina, en el 2005.


Cuba envió un mensaje similar al Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirman.


"Los cubanos querían que todos pidiéramos el fin del bloqueo estadounidense a Cuba, pero no convertirlo en un tema que pudiera afectar el impulso hacia mejores relaciones con Estados Unidos", me dijo un alto diplomático latinoamericano.


Una historia publicada el sábado en la página de internet del diario argentino Ámbito Financiero expresa que Cuba le pidió a Fernández de Kirchner que "controlara" a Chávez en la cumbre de Trinidad y Tobago. Agregaba que Cuba temía que la opinión pública estadounidense se opusiera a un descongelamiento de las relaciones con Cuba si Obama era maltratado por sus colegas en la cumbre sobre el tema cubano y que Cuba necesita mejores relaciones con EE.UU. para impulsar su abrumada economía.


Sin embargo, algunos observadores de la situación cubana dicen que los funcionarios estadounidenses y latinoamericanos dan demasiada importancia a la reacción del gobierno de la isla.

-----"No hay prueba de un cambio significativo en la postura cubana -dice Richard Feinberg, ex alto funcionario del gobierno de Clinton-. Los Castro han dicho cientos de veces que tienen que 'rectificar' errores pasados. El gobierno de EE.UU. busca respuestas positivas y es posible que estén dando demasiada importancia al significado de las palabras de Raúl".


Mi opinión: No importa si las declaraciones de Raúl Castro son un cambio en la política cubana o no, tengo escepticismo sobre la sinceridad de Cuba en su alegación de que desea mejores relaciones con Washington.


¿Estrategia clara?


La dictadura cubana necesita una confrontación con EE.UU. para justificar su control absoluto del poder y la supresión total de los derechos políticos, laborales y civiles. Durante los últimos 50 años, cada vez que Washington ha tratado de mejorar las relaciones bilaterales, Fidel Castro ha hecho algo para sabotear el esfuerzo.


Y no estoy seguro que el gobierno de Obama tenga una estrategia clara sobre Cuba. Los funcionarios de la Casa Blanca dicen que "la pelota está ahora en el terreno de Cuba" y que "Estados Unidos formula su política sobre la base de los intereses estadounidenses, no los de Cuba". Estoy confundido y apuesto a que no soy el único que se está rascando la cabeza.


Si Obama está lanzándole un hueso a Cuba para ayudar a cambiar la opinión pública y alentar a América Latina a convencer a Cuba de que se abra, eso es positivo. Y si está probando a Raúl Castro para ver si es más abierto que Fidel, eso también es positivo.

Tomado de Diario "El Mercurio".



Viviendo más allá de nuestros medios

José Ramón Valente


La semana pasada tuve la oportunidad de participar como invitado en la versión latinoamericana del Foro Económico Mundial que se realizó en Río de Janeiro, Brasil. Este foro reúne a destacados hombres de negocios, políticos y académicos para debatir temas de interés común, y, en este caso particular, el impacto que esos temas tendrían sobre nuestra región. Como era de esperar, la crisis económica mundial, si bien no fue el único tema de la agenda, dominó gran parte de las presentaciones y sobre todo la gran mayoría de las conversaciones y encuentros que tienen lugar en los pasillos.


Mientras los líderes políticos y los académicos de origen latinoamericano estaban particularmente optimistas respecto de la forma en que la región se estaba defendiendo de la crisis y respecto de la posibilidad que ya hayamos visto lo peor de ella, los empresarios y hombres de negocios, cifras en mano, no compartían dicho optimismo. El optimismo tampoco era compartido por quienes nos visitaban desde el hemisferio norte.


El optimismo latinoamericano se base en tres elementos. Primero, el sistema financiero de los países de la región no estaba contaminado con activos tóxicos del tipo deuda subprime. Por lo mismo hoy se encontraría en buen pie en comparación con los bancos de los países desarrollados. Segundo, varios de los países de la región, incluyendo Chile por supuesto, ahorraron parte de los excedentes fiscales generados durante el quinquenio de oro, 2003-2007, lo cual les permite hoy desplegar políticas contracíclicas, es decir, aumentar el gasto de gobierno y reducir impuestos, para aliviar los efectos de la crisis internacional sobre su población y sus empresas. Adicionalmente los bancos centrales de varios países en el continente realizaron políticas antiinflacionarias durante el 2008, lo que les permite hoy reducir la tasa de interés, en un intento por contrarrestar la disminución de la oferta y la demanda de crédito que se ha generado a raíz de la crisis. En tercer lugar, los precios de los principales productos de exportación de la región, los commodities, han dejado de caer en las últimas semanas y además su nivel actual es superior al observado en crisis anteriores. Estos tres elementos conformaban un panorama que ponen a Latinoamérica en una posición indiscutiblemente mejor que en la de crisis anteriores, como la de principios de los 80, el tequilazo del 94 o el default de Argentina en el 2001. Pero, ¿son estos argumentos suficientes para señalar que ya vimos lo peor de la crisis para Latinoamérica?


Yo tiendo a creer que no. El buen desempeño económico de Latinoamérica durante el período 2003-2007 se debió en gran medida a un gigantesco aumento de los ingresos de la región provenientes del resto del mundo, mucho más que a la capacidad de los países por generar nueva riqueza. El aumento de los precios de los commodities, el crecimiento de las transferencias de dinero de los ciudadanos latinoamericanos residentes en otros países y la reducción de las tasas de interés mundiales le significaron a la región un monto sideral de nuevos recursos, sin que nadie se tuviera que mover de su escritorio.


Aun así, o probablemente por lo mismo, el crecimiento latinoamericano fue notoriamente inferior al del resto de los países emergentes y muy similar al crecimiento promedio de la economía mundial.


Las fuentes de ingreso que permitieron a Latinoamérica financiar el crecimiento de su gasto durante el período 2003-2007 se han reducido considerablemente a raíz de la crisis.


Al mismo tiempo, las políticas contracíclicas de los gobiernos intentan suplir la reducción de ingresos que afecta a sus ciudadanos. La combinación de estos dos elementos nos lleva a una situación en la que durante el 2009 la mayoría de los países latinoamericanos estarán gastando más de lo que producen. Si la crisis es transitoria, las municiones pueden alcanzar para luchar contra este enemigo, pero si la crisis es más larga, como parecen pensar mayoritariamente los analistas y académicos de los países desarrollados y los hombres de negocios de Latinoamérica, es probable que nos quedemos sin balas antes de haber derrotado al enemigo.


Una recesión prolongada o una recuperación muy lenta de la economía mundial significará, probablemente, que los ingresos para la mayoría de los países de la región no volverán a subir a los niveles precrisis. Nadie puede gastar más de lo que produce por períodos prolongados y ciertamente hoy Latinoamérica, de la mano de las políticas fiscales y monetarias expansivas de sus gobiernos, lo está haciendo, a la espera de que la situación mundial mejore y con la esperanza de que dicha mejora le produzca ingresos suficientes como para sostener el nivel de gasto que tiene actualmente. Ese es —a mi juicio— un optimismo que no se condice con la realidad de los hechos. En el mejor de los casos, la economía mundial crecerá en torno al 2% en los próximos 2 o 3 años, y difícilmente Latinoamérica puede aspirar a crecer mucho más que el resto del mundo, a menos que impulse seriamente reformas para aumentar su competitividad y productividad, cosa que no se avizora en un horizonte cercano. Muchos países latinoamericanos se acostumbraron a vivir en los últimos años más allá de sus medios, financiados por los recursos que el resto del mundo les estaba transfiriendo. Ese país de fantasía ya no existe y tampoco volverá en el corto plazo. Mientras más nos demoremos en reconocerlo peor será el ajuste que tendremos que hacer después.


El Foro sobre Latinoamérica concluyó el jueves con una declaración que refleja el optimismo y autocomplacencia de los líderes políticos de la región. Los mercados financieros parecen compartir dicha visión. Yo me temo que estamos subestimando al enemigo

Acount