martes, 2 de junio de 2009

Desacople, la secuela. (Comentario Ecónomico).


Desacople, la secuela,
por José Ramón Valente.

Dicen que las segundas partes nunca son buenas, y es muy probable que ésta no sea la excepción.


En las últimas semanas hemos visto un alza espectacular del peso y de los precios de las acciones en Chile. Todo esto acompañado de un significativo repunte del precio del cobre en los mercados internacionales. Lo cierto es que una parte de este incremento se fundamenta en que ha disminuido el riesgo de que la economía mundial caiga en una depresión profunda como la de los años 30, y por lo tanto, si esta probabilidad se había descontado en el precio de los activos, es lógico que un cambio en las expectativas haya llevado a un alza —por una vez— en el precio de los mismos. Por tanto, podemos justificar el alza de 30% en el precio de las acciones a nivel mundial porque el enfermo dejó de empeorar y ya no está en riesgo fatal.




Sin embargo, cabe destacar que las acciones de EE.UU. sólo han recuperado el nivel de comienzos de año, lo cual —como dije antes— es consistente con la idea de que lo peor de la crisis ya pasó y con la convicción de que el mundo fue capaz de evitar una depresión. Pero la rentabilidad desde comienzos de año, de los commodities, cobre incluido, las monedas, las acciones y los bonos de varios países emergentes, supera en algunos casos el 40%. Me parece frágil sustentar, por segunda vez en menos de un año, un desacople de los precios de los activos de las economías productoras de commodities en la esperanza de que China se va a recuperar rápidamente de la crisis y que ya a partir del segundo semestre retomará su acelerado crecimiento.


Por lo mismo, me parece plausible la idea de que podamos crear un alza desmedida en el precio de los activos en mercados pequeños como el chileno, donde la liquidez es escasa y, por lo tanto, una pequeñísima fracción de los gigantescos recursos líquidos que se manejan en los portafolios de los inversionistas a nivel mundial que sea redireccionada hacia nuestra economía puede generar un significativo aumento de precios. Veo con algo de preocupación que los analistas y los bancos internacionales están mayoritariamente recomendando a sus clientes retomar una estrategia de inversión en mercados productores de commodities, toda vez que las expectativas de crecimiento para China durante el 2010 presentan una gran dispersión, desde 6% hasta 12%, y que las expectativas para el mundo desarrollado son de un modesto crecimiento cercano al 2%.


Hay una enorme disociación entre lo que está ocurriendo en la economía real, caídas en la producción, la inversión, las importaciones las exportaciones y el empleo, y lo que observamos a nivel de la bolsa y el tipo de cambio. Es posible que los datos del mercado nos estén indicando que, aunque estamos en medio de la tormenta, la calma y los días de sol están a la vuelta de la esquina. Pero también es posible que la desesperación por obtener rentabilidades más atractivas en un mundo donde las tasas de interés están casi en cero, se haya juntado con la avidez de los bancos por ganar comisiones más suculentas, intermediando activos como acciones y monedas en vez de fondos de Money Market. 


Hoy, al igual que  ayer, todos miran con optimismo y admiración al gigante del oriente como la fuente de riqueza para las economías productoras de materias primas como Chile, Brasil, Canadá y Australia. Es de esperar que no volvamos a ver nuevamente en un futuro cercano al rey desnudo caminando por la calle como lo vimos a partir de octubre del año pasado.

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