viernes, 26 de junio de 2009

El oficio de columnista, por Leonidas Montes.



El oficio de columnista, por Leonidas Montes.

En nuestro país el oficio o, mejor dicho, la responsabilidad de ser columnista es difícil. Si algo tienen en común las columnas provocativas es que generan diversas reacciones, sobre todo e-mails con contenidos variopintos. El debate serio es muy positivo. Un bien público, diría un economista. Pero la responsabilidad de ser columnista no sólo es difícil.

También puede ser arriesgada. Por una columna acerca de una empresa pública de la que se sabía bastante poco terminé enfrentando ante la justicia una querella criminal por injurias. Tuve que defenderme y contratar a un abogado. Al menos la empresa sigue siendo de todos los chilenos. Y aunque poco se ha sabido de esta empresa, sólo recuerdo haber leído recientemente que el ex rector de la Universidad de Chile asumió su presidencia. Y como las coincidencias a veces no son casuales, un par de columnas donde mencioné a la Universidad de Chile han generado más reacciones de las que hubiera previsto.

Por atreverme a comparar un par de datos entre la Universidad Católica con la Universidad de Chile, destacando de paso algunos logros de las universidades privadas, recibí una seguidilla de e-mails cuyo contenido, poco académico por cierto, no sería apropiado reproducir. Mi error más grave fue decir que “dos de las universidades más competitivas en medicina, prácticamente sin apoyo de recursos fiscales, son privadas.

Quién lo hubiera imaginado diez años atrás”. Y para que esto no pareciera sólo un tema «cota mil», agregué: “no olvidemos que la Escuela de Derecho de la UDP jugó un rol clave en nuestra reforma procesal penal”. Ya que existe una campaña respecto al «nuevo trato», donde las universidades públicas lideradas por la Chile exigen más recursos del Estado, me preguntaba por qué la Chile tenía 3,5 veces más funcionarios no académicos que la Católica. Como el eslogan ahora es «más Estado», independiente de algunos resultados que están a la vista, mis palabras sonaron como una herejía. Y hablar de la «cota mil»... este loco sí que no cacha na’ del mundo en que vivimos.

Pese a todos los e-mails e insultos que recibí por comparar a la Chile y a la Católica, hace poco volví a cometer el mismo pecado. Eso sí, esta vez fui cuidadoso: no mencioné nada que tuviera que ver con las universidades privadas. No quería ser tratado nuevamente de inculto, ignorante o fascista. Simplemente planteé algunas inquietudes y ciertas preocupaciones, a mi juicio fundadas, respecto de la situación actual de la Chile y de las universidades públicas. Y nuevamente, en un pasaje donde lamentablemente cometí un error, me preguntaba por qué la Universidad de Chile tiene 6.832 funcionarios no académicos, un número elevadísimo si se compara con todo el sistema. Mencioné que se parecía a Codelco.

En reiteradas ocasiones he planteado que el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (el cartel CRUCH) es una institución obsoleta. Finalmente, la Católica junto a otras buenas universidades golpearon la mesa. Hay aires de cambio.
La Chile seguirá liderando el CRUCH. Y me temo que lo hará en compañía no muy buena. Quizás en todo esto hay una apuesta política: la oportunidad de concretar el «nuevo trato». Esto es, obtener mayores recursos del Estado. Un trato preferente, argumentarán algunos; exclusión disfrazada de equidad, dirán otros.

Nuestro sistema universitario es parecido al de Inglaterra, donde hay dos grandes universidades que lideran el sistema: Oxford y Cambridge. Y compiten. En nuestro país es parecido: la Chile y la Católica (pongo a la Chile primero, ya que son más susceptibles).

También compiten. La única diferencia es que en Inglaterra existe un rico debate respecto a Oxford y Cambridge. Recuerdo haber leído columnas develando realidades muy duras.

Entienden que el debate es un bien público. En Chile estamos lejos. Y si alguien se entromete, se especulan confabulaciones.

Sigo preguntándome qué diría don Andrés Bello de la actual situación de la Chile...

Acount