viernes, 23 de mayo de 2008

Discurso: del dicho al hecho...

Discurso: del dicho al hecho...
Sergio Melnick

Todos esperaban el discurso de la Presidenta. La parábola de los talentos: debía contarnos qué hizo con los increíbles 35 mil millones de dólares que gasta el Estado, y qué hará con los 80 mil adicionales de los próximos dos años. ¿Habría aprendido ya el oficio? Ahora sabemos que lo que viene es sólo más de lo mismo. Y la disputa electoral hará todo más difícil. El segundo tiempo, al parecer, será peor. Escuchamos dos horas, de una increíble autocomplacencia, mostrándonos un diestro Gobierno que no se aprecia en los hechos. Como diría Villegas, no hubo nave madre. Debo reconocer, sí, que esperaba un carnaval de gastos y eso no ocurrió. Me alegro, es un símbolo de madurez.

Los problemas centrales del país simplemente no se abordaron. La situación económica, recientemente aludida por la totalidad del Senado, en que unos y otros ven el deterioro, menos el Gobierno, no se comentó. Con la actual inflación y tasa de crecimiento, la cifra de pobreza ya no es el 13,7%, sino el doble o más, según la definición del mismo estudio. No hubo palabra alguna sobre agricultura, minería, turismo y otros. Sólo anuncios de cambios laborales, con la imagen del ministro Andrade lleno de felicidad, como si fuera el representante de los sindicatos. Chile ha perdido competitividad y nos rezagamos sistemáticamente. La causa principal identificada en los estudios es el mercado laboral, que requiere mayor flexibilidad y no al contrario. Habrá menos crecimiento, menos empleo, más pobreza.

El énfasis en lo social es, sin duda alguna, fundamental. Lo aplaudo. Pero nunca se podrá resolver de fondo sin una sociedad dinámica que genere los recursos para una adecuada política social. Lo dijo ella misma, «crecimiento y equidad», pero es que no lo hace. La pluma diestra de Carlos Peña apareció casi literal cuando ella habló de una sociedad de los derechos versus una asistencialista. No hubo sin embargo palabra alguna sobre las responsabilidades. De educación superior, no se dijo nada. El informe de la famosa comisión pasó sin pena ni gloria.

Volvemos entonces a los grandes discursos, la ideología, a las citas de cantantes, pero de ahí no pasa. Así fue el tema del gobierno ciudadano, la igualdad de género, la inclusión y otras yerbas, que suenan bien, pero nada más. Y es curioso que un cerco policial deba acompañar ahora a la Presidenta donde vaya, y no fue así al principio: los US$ 35 mil millones no se notan.

Destaco como muy positivo el tema de las salas cuna. Celebro que reaparezca la agenda digital, iniciada por Raúl Ciudad, de la ACTI, y el senador Flores, e impulsada por el Presidente Lagos. Claro está, muchas ideas, poco avance concreto, con honrosas excepciones. No puedo dejar de festejar la iniciativa del computador personal a los niños más pobres, y la iluminación digital. Claro, demasiado tarde, demasiado lento, y aún nos queda por ver cómo se va a gestionar. ¡Y eso cuesta menos que el nuevo avión presidencial!

La modernización del Estado fue un simple saludo a la bandera. No dijo ni cómo ni cuándo, sólo que se lo había encargado al ministro del Interior. Sabemos que la historia fue diferente. Pero le doy el beneficio de la duda, y veamos qué pasa en los próximos dos años. La retórica de la unidad estuvo siempre presente. Ojalá sea sincera. Es fundamental. Pero en el mismo discurso se dio un gustito caro con Sebastian Piñera, y aún no logra acallar a su vocero, que ironiza y fustiga a la oposición de manera casi increíble.
En fin, no es difícil prever un segundo tiempo generoso en el gasto y pobre en resultados. La gran excepción será la reforma previsional, que no es menor, y que ya está en marcha. En gran parte una idea de Sebastián Piñera que la misma Presidenta descalificó en su momento como imposible.

Estimo que se incuba una recesión para el 2010 o 2011, con alto costo social, la que habrá sido una responsabilidad exclusiva de este gobierno que tuvo todo para avanzar al desarrollo.

Y para terminar, ¿qué habrá querido decir con eso de que “cree” en el Estado? ¿Será una entidad en sí misma, como Dios o las personas? Yo pensaba que el Estado era creado por los seres humanos para convivir, y que hay múltiples formas de hacerlo. Incluso alguna vez me explicaron la diferencia entre el Estado y el Gobierno. Curiosamente, cuando el “Estado” es más poderoso, el Gobierno es cada vez más chico. Vaya a saber uno cómo es la cosa. ¿La entenderá realmente la Presidenta?


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