miércoles, 7 de mayo de 2008

¿Hacia la división de Bolivia?
Joaquín Fermandois ¿Hacia la división de Bolivia?


Castro, Chávez y otros afirman que el referéndum de Santa Cruz, Bolivia, es un plan "del imperio" para combatir a Evo Morales, al costo de destruir la unidad de Bolivia. Esta tesis posee algo de las sempiternas letanías anti-estadounidenses de la política latinoamericana. Suena al cuento de que "la CIA derrocó a Allende". Por cierto, lo que sucede en las provincias del oriente boliviano no es una simple demanda de autonomía. Dentro de Bolivia se acentúa una antigua rivalidad regional con motivo de la crisis política desencadenada por la estrategia de Evo Morales, de radicalizar el escenario político en virtud de un proceso revolucionario de tintes étnicos. Y, en consonancia con el neo-populismo latinoamericano, encarnado por Chávez, adquiere una dimensión continental, aunque es poco probable que por ahora se pueda extender. Las provincias del oriente, la "medialuna", reaccionaron a la polarización política, social y étnica poniendo énfasis en un asunto antiguo, la rivalidad regional, bastante acentuada en comparación con países como Chile. Esto ha llevado a una situación de crisis política en el país, y de crisis en ciernes del Estado mismo.
Se podría hacer un símil con la crisis nacional de Chile en 1972 y 1973, en la cual los opositores sólo podían sobrevivir políticamente imitando y hasta mejorando las técnicas de movilización de masas de la Unidad Popular. Esto conllevó una crisis mayor, de redefinición del país, que involucraba al Estado mismo. De ahí surgió el 11 de septiembre. Es natural que esto lleve a un vacío de poder que atrae fuerzas externas en un grado mayor. Así como la CIA, el KGB y la inteligencia cubana (actor de primera línea) y alemana comunista estuvieron presentes en Chile, en Bolivia están Chávez y su cohorte, y tiene que haber otros. En Bolivia, la polarización política y social está, además, cruzada por la polarización regional, aunque no son la misma cosa. Esto no fue inventado por una agencia extranjera: no es algo que se pueda encargar a un "think tank" ni a una "casa del espía".
Si bien sería lamentable que Bolivia se dividiera, surgiendo dos o más estados, la verdadera tendencia del mundo actual va en dirección de la continuidad de los estados. Se habla mucho de la "globalización" y de que las naciones y los estados ya no tienen personalidad ni identidad.
Que esto se diga en todas partes ya es una prueba de que no se trata de un argumento "de los pueblos", sino expresión de un lenguaje político universal. La sociedad humana se conforma tanto por su experiencia propia como por la interacción con otras sociedades. Ha sido así siempre. Lo nuevo es el poder de la técnica y una disposición de "mejorarla" con los medios del Estado moderno. Lo que persiste en casi todas partes es que un orden político que funcione depende en lo básico de sus propios actores y actitudes. Es la razón de la permanencia de los estados, y de que haya países que funcionan relativamente bien, otros no tanto, y de que encontremos "estados fallidos". La misma Unión Europea ha sido posible porque un núcleo de sus sociedades constituye sistemas civilizados. Los estados latinoamericanos podrían haber tenido una conformación algo diferente a partir de 1810; en cambio, tras consolidarse hacia 1830, perseveran por dos siglos y es poco probable que esta realidad vaya a cambiar.
En el mundo, la mayoría de las divisiones de estados en las últimas décadas ha sido poco feliz, y es de esperar que Bolivia no siga ese curso, y que tampoco continúe la mediocre revolución de inspiración seudo-nacionalista, que no la va a llevar a ninguna parte.

Nota de la Redacción:
Ya llega a ser aburrido el discurso Castro-chavista, llevan demasiados años intentando echar la culpa a otros de sus ineficiencias e incapacidades. Con la excepción de Cuba, a la que ha empobrecido el castrismo, los otros países, Venezuela, Ecuador y Bolivia son naciones riquísimas, pero mal gobernadas, lo que hace que sus pueblos vivan paupérrimamente.
Más de alguien ha planteado en la Historia la inviabilidad de Bolivia, a la que nosotros encontramos completamente factible y, dejando de llorar por sus errores del pasado, puede llegar fácilmente a ser uno de los países ricos del continente, tiene buena gente y una cantidad importante de recursos naturales en todos los campos de la actividad humana.
Gobernar los países no puede ser un acto “chusco”, hay que concederle al país, por ende al mandatario y al cargo que representa una dignidad especial, lo que sin duda no habilita al gobernante ni para pretender imponer al país sus particulares visiones ni para pasar a llevar a las minorías. La Democracia consiste justamente en eso, cumplir lo prometido con respeto a los opositores.

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