Nadie sabe para quién trabaja
Hermógenes Pérez de Arce.
Cuando se estaba gestando el anteproyecto de la Constitución de 1980, a fines de los años 70, una alta autoridad de la época me explicó el sentido del sistema binominal, optimistamente, así: "Como en Chile hay tres tercios, el sistema binominal hará que siempre los democratacristianos deban aliarse con la derecha, para impedir el triunfo del marxismo". Razonaba sobre la base de lo que había sucedido en 1964, cuando Frei Montalva y la DC, con el apoyo de la derecha, derrotaron al marxismo. (Pues, contra lo que sostenía Tomic, cuando la DC gana con la derecha, es la DC la que gana).
Como nadie sabe para quién trabaja, lo que sucedió en 1988 y 1989 fue que la DC se alió con el marxismo y, desde entonces, la derecha -siendo parte de ella los inspiradores del sistema binominal, que creían en una alian-za con la DC- nunca más "vio una" en las elecciones.
Pero nuestro país se caracteriza porque la mayoría no entiende las cosas (por eso crecemos a un ritmo de la mitad de hace 10 o 20 años). Eso explica que los mayores beneficiarios del sistema binominal, integrantes de la Concertación y que gracias a él lo han ganado todo, se dedicaran a criticarlo y tratar de modificarlo, pensando -equivocadamente, por cierto- que el mismo beneficia a la oposición de derecha.
Un primer paso para reformarlo lo dieron al diseñar -mal, como de costumbre, pues han debido rediseñarlo una y otra vez- el sistema electoral para las elecciones municipales, haciéndolo proporcional. Pero la verdad fue que los resultados municipales no arrojaron una distribución de cargos muy diferente de la del sistema binominal, cuando se enfrentaban ambos pactos.
Como los chilenos nos demoramos bastante en que nos "caiga la chaucha", tras varias elecciones municipales algunos partidos de la Concertación se dieron cuenta de algo obvio: que bajo un sistema proporcional el castigo por romper el pacto mayoritario y presentar listas separadas es menor. Al mismo tiempo, ir por separado evita a los partidos tener que marginar a tantos militantes con aspiraciones patrióticas que deseosos de sacrificarse por el país deben renunciar a la posibilidad de cobrar dietas y viáticos como concejales. En fin, también esos partidos menores, yendo en listas separadas, crecen en tamaño individual, porque pueden llevar candidatos en todo el territorio, de lo cual los priva una lista única de la Concertación.
Además, los partidos que, al separarse, pueden llevar más candidatos, en el futuro tendrán acceso (gracias a que obtendrán más votos individuales) a mayor financiamiento electoral con fondos públicos. Y tendrán también la posibilidad de lograr mayores aportes privados, a los cuales la ley fija un límite de mil unidades de fomento por cada candidato, es decir, 20 millones de pesos. Luego, cada candidato adicional permite al partido recaudar hasta 20 millones de pesos más.
Entonces, todos estos incentivos están llevando a que la Concertación amenace con ir dividida en dos listas -Concertación I y Concertación II- en las próximas elecciones municipales. Y como Chileprimero también pretende levantar su propia lista, puede también haber una de la Concertación III.
Si la Alianza, en cambio, no se divide, todo lo anterior la favorecerá, porque el cociente electoral para elegir concejales se obtiene dividiendo por uno, dos, tres y así sucesivamente, el total de votos de cada lista, y la lista de la Alianza elegirá en esta forma más cargos -o los mismos- que la Concertación, aunque ésta tenga, en conjunto, más votos. Es que nadie sabe para quién trabaja.
Sufrir con prudencia
Gonzalo Rojas Sánchez
Van y vienen las protestas por la insólita situación de injusticia flagrante en que se encuentran varios altos oficiales en retiro, hombres de la gloriosa Armada de Chile.En Internet, en los tribunales, en la prensa, en reuniones, se ha levantado un clamor para defender su honra, su actuación pública y sus garantías procesales. Hay quienes han pedido incluso un poco de elemental sentido común
-Hermógenes lo ha hecho una vez más- pero es evidente que esa cualidad no existe para el afán revanchista de las izquierdas. Hermógenes también lo sabe, pero cumple magníficamente con su tarea de recordar uno más de los tantos atropellos groseros al menos común de los sentidos.
Luis Valentín Ferrada también ha hablado, de modo claro y rotundo: excelente. Y el senador Arancibia, ex comandante en Jefe, y las diversas agrupaciones de oficiales en retiro, o de amigos de la Armada, y muchos marinos ilustres todos, desde su legítima indignación levantan el dedo contra los verdaderos causantes del desastre de la UP.En ese plano debe mantenerse y crecer la protesta y la acción. Entre los civiles, entre los marinos en retiro, entre los políticos leales que saben gracias a quiénes estamos vivos y somos libres.
Por el contrario, todo traspaso de responsabilidades hacia el actual mando de la Armada, con acusaciones de negligencia que lo coloquen en situación insostenible en su calidad de funcionarios del Estado sometidos a jerarquías estrictas, no hace sino minar las posibilidades de gestión ante los poderes del propio Estado que ese mismo alto mando estará hoy evaluando y ejecutando.
Es que no se notan, es que hay silencios, es que se podría haber hecho esto o lo otro, es que hubo tal gestión en contrarios. Se entiende el desconcierto de tantos que quisieran ver más palabras, más acciones, más dureza en el alto mando naval. Pero quizás habría que recordar con cuánta disciplina fueron formados, con qué prudencia se les enseñó a comportarse, desde el primer día de Escuela Naval, a qué discreciones se los obligó por motivos de silencio profesional.
¿Le cabe alguna duda a la inmensa mayoría de los oficiales de la Armada en retiro, incluidos los injustamente procesados y vejados, que el alto mando está actuando con recta conciencia y con la prudencia del comandante en momentos de combate? ¿Ignora algún marino que los actuales mandos están sufriendo intensamente al ver las groseras injusticias de que son objeto sus camaradas de armas? ¿Imagina algún naval en retiro que han olvidado quienes están en servicio que, dentro de poco, se mirarán unos y otros a los ojos, gozando de las mismas libertades que da la condición de retiro, cuando también los actuales mandos dejen la institución?
Lo importante, en este caso, es que la conciencia de esos oficiales superiores esté tranquila y segura por las gestiones que estén haciendo. Entonces, cuando hayan pasado a retiro, incluso ante la mirada inicialmente escéptica de sus pares más antiguos, podrán contar cómo condujeron con prudencia y decisión sus terribles sufrimientos actuales. Y se les oirá con sumo respeto sólo si se los sabe respetar hoy