miércoles, 2 de abril de 2008
Con Dios y con el Diablo
¿Cómo que no se puede estar con Dios y con el Diablo? ¿No oyó usted a la Presidenta, en la TV, tratando de "criminales" a los carabineros que mataron a dos de los hermanos Vergara Toledo, del MIR? ¿Y cuando los extremistas matan carabineros, no la ve entonces abrazar a sus deudos y tratar de criminales a sus asesinos? Bueno, es que en el país de los cerebros lavados la izquierda puede estar con Dios y con el Diablo.
En el aniversario de la muerte de los hermanos se convence a la gente de que fueron "asesinados". Pero a quienes escribimos semana a semana por más de un cuarto de siglo una columna no nos pueden pasar gato por liebre. Revisando, encuentro la verdad: el 29 de marzo de 1985, un furgón de Carabineros en Villa Francia (en ese tiempo los carabineros se atrevían a entrar allí, no como ahora) se detuvo a interrogar a dos sospechosos, Eduardo y Rafael Vergara Toledo. Éstos, al aproximarse el cabo Marcelo Muñoz Cifuentes, le dispararon en el tórax y en una pierna y huyeron. Otros carabineros los persiguieron y, tras un tiroteo, les dieron muerte. Días después fueron enterrados entre banderas del MIR.
El 29 de marzo se celebra el "Día del Combatiente". Casi una efeméride oficial, con actos públicos autorizados y, como señalé, declaraciones de apoyo de la Presidenta.
Y como el extremismo de izquierda manda en todo, un juez se apresta a condenar a los carabineros de aquel caso. Si en los países donde rige el Estado de Derecho dos sujetos disparan a la policía y ésta devuelve el fuego, se considera que está en su derecho y cumple su deber. Acá no. Incluso procesan al carabinero que recibió los balazos.
En silencio, en cambio, se celebra hoy otro aniversario, el del asesinato de Simón Yévenes, poblador de la UDI, a manos de un terrorista del FPMR, brazo armado comunista, en 1986. (No me pregunte quién era el vocero del Frente en esa época.) El frentista autor del crimen está libre. Para él rigen la amnistía y la prescripción. Es probable que tenga una pensión pública. Bueno, tampoco me pregunte usted por los vínculos con el FPMR y el MIR de altas personalidades de Gobierno, del Congreso e, incluso, de algún alto magistrado.
Por eso los extremistas celebran tranquilos el "Día del Combatiente" y disparan impunemente a quien se les ocurre, como en el caso del joven René Palma, cuyo pecado era tener el pelo sospechosamente corto. Agonizó en una vereda, a tres cuadras de donde estaba la policía, que no se atrevía a ir a buscarlo. Si hubiera entrado, habría debido disparar en respuesta al fuego extremista. Alternativa de los carabineros: ser heridos o muertos, o ser llamados "criminales" y condenados. Mejor quedarse afuera y que René Palma agonizara.
En noviembre de 1988, una explosión derribó una torre de alta tensión en Temuco. Al acudir personal a reponer el servicio, encontró dos cadáveres al pie de aquélla, despedazados por la explosión. Según sus documentos de identidad, eran Eduardo Durán y Alicia Sanhueza, y así se publicó. Días después se comprobó que las cédulas eran falsas. El muerto se llamaba Pablo Vergara Toledo, el tercer hermano.
Entonces el sacerdote Roberto Bolton escribió en el diario comunista "El Siglo": "La dictadura inhumana, signada de muerte, fijó su mirada castrense, o más bien castrada y castradora, en esta familia que creía y adoraba al Dios de la vida". Amén.
Si el pastor dice que el Dios de la vida está con los terroristas, entonces a Simón Yévenes, a René Palma, a los carabineros procesados que quisieron defendernos de aquéllos y a los que todavía no hemos sufrido atentados, ¿que nos lleve el Diablo?
Nota de la Redacción:
Esta columna corresponde a la que publica semanalmente Hermógenes Pérez de Arce en Diario El Mercurio los días miércoles.
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