martes, 22 de abril de 2008

Dos excelentes comentarios


Una nueva Alianza
Raul Torrealba.


No cabe duda de que el panorama político está particularmente agitado. Sin embargo, ello obedece, más bien, a la conformación de una nueva oposición parlamentaria al Gobierno, que se extiende más allá de las fronteras de la Alianza por Chile. Oposición que, no está de más aclarar, el propio oficialismo fue incubando al interior de sus filas, al desoír las voces críticas que importantes de sus personeros levantaron frente al crítico manejo del aparato administrativo del Estado.

Si bien esta nueva oposición tiene diferencias con la Alianza, no es menos cierto que confluyen en aspectos esenciales. En efecto, ambas están conscientes de la necesidad de implementar una reingeniería al aparato del Estado y de sus agentes, destinada a dotar a nuestro país de una administración moderna, eficiente y profesionalizada. En lo posible, una gerencia y dirección pública lo más independiente que sea posible de la influencia de los partidos políticos, cualquiera sea el sector dominante, de modo de evitar se enquisten en los servicios y empresas públicas quienes no cuentan con la debida calificación para ello. En definitiva, evitar el manejo del poder como tradicionalmente se ha ejercido en Chile. Lo anterior dista mucho de ser un fundamento meramente instrumental. Constituye la esencia para garantizar la estabilidad del estado de derecho y la credibilidad de la cosa pública, hoy por hoy totalmente desprestigiada.

Como se ve, el camino a una nueva Alianza, más abierta a la tradicionalmente existente, debe trabajarse con mucha apertura de mente y generosidad hacia quienes queremos conformar una nueva alternativa. Implica repensar la nueva forma de ejercer el poder que queremos. Volver a nuestras raíces republicanas, reconociendo también errores de los que la Alianza, en algunos casos, no está exenta. Ceder posiciones y espacios sin que ello implique renunciar a los principios esenciales en los que creemos, a fin de no desperfilarnos en un mero referente electoral, en pos de alcanzar sólo el poder por el poder.

En las propuestas del senador Allamand, que van en el camino correcto, se enfatiza el tema de las primarias, con el que no concuerdo, porque se corre el peligro de generar una fuente de diferenciación y polarización de las posiciones, difíciles de concordar una vez finalizadas aquéllas. Un proceso de selección como ése requiere previamente de una experiencia política común que sólo da el transcurso del tiempo. Además, dado el alto posicionamiento de que goza Sebastián Piñera, parece razonable que cualquier acuerdo con los sectores que históricamente fueron contrarios a la Alianza sea sobre la base de esa realidad política. Desaprovechar el camino recorrido por Sebastián sólo contribuye a debilitar nuestro principal liderazgo y a conceder una ventaja a la Concertación, la que hoy, por primera vez en muchos años, carece de un liderazgo fuerte y definido.

Las elecciones municipales debieran ser el primer ejemplo de aquel acercamiento. Queda poco tiempo para ellas, de modo que se requiere mucha voluntad de ambas partes para dar al electorado señales de una Alianza amplia y plural con reales posibilidades de obtener un triunfo, y establecer un sólido pacto electoral entre la Alianza, el Partido Regionalista, ChilePrimero y los llamados «colorines».


¿Qué esperar de la intervención cambiaria?
José Ramón Valente


Después de meses de discusión acerca de la necesidad de que el Banco Central interviniera el mercado cambiario; de la efectividad o inefectividad que podría tener la intervención, y de las mejores o más efectivas formas de intervenir, finalmente el día 10 el Banco Central emitió un comunicado, en el cual informó acerca de su decisión de intervenir el mercado cambiario.

En específico, el comunicado presenta el porqué y el cómo de la intervención.

El “cómo” es a través de la compra de divisas para incrementar el stock de reservas internacionales en US$ 8000 millones. En específico, se anuncia un programa de adquisición de reservas, cuya primera parte comienza el 14 de abril hasta el 9 de mayo, y consiste en compras diarias de divisas en torno a US$ 50 millones.

Quizás menos difundido por la prensa, pero, en mi opinión, mucho más importante que el “cómo”, es el “porqué”.

El Banco Central entrega una visión catastrófica de lo que está pasando en los mercados internacionales, dando a conocer que, de acuerdo a la información que ellos manejan, existe una alta probabilidad que la crisis que vive el sector financiero internacional afecte el mercado chileno. De hacerse efectivo este escenario, las autoridades monetarias podrían necesitar de mayor liquidez para enfrentar un posible ataque especulativo frente al peso chileno, tal como sucedió el año 1998, en plena crisis asiática. Es por esto que, anticipándose a este posible escenario, el Banco Central decide incrementar sus reservas internacionales.

Adicionalmente, la autoridad monetaria advierte que, aun habiendo pasado las turbulencias, el nivel actual del tipo de cambio es menor del que prevalecerá en el futuro, y por tanto, dado que el tipo de cambio está bajo, están haciendo un buen negocio al comprar divisas a un precio menor.

¿Qué esperar de la intervención?

El efecto final que tenga la intervención dependerá finalmente de cuánto comparte el mercado la visión de la autoridad, y cuál es la capacidad de convencer a los agentes, respecto de lo que el Central vislumbra como escenario futuro.

En la medida en que el Central convenza a más y más agentes de mercado de que existen problemas muy importantes en los mercados internacionales y que el riesgo de contagio es considerable, entonces el tipo de cambio seguirá incrementándose, sin siquiera tener que comprar más divisas.

No obstante, si el mercado no cree en la visión del Central, entonces no importa cuánto decida incrementar sus reservas, pues en un mercado financiero mundial integrado, donde la capacidad de demandar y ofrecer divisas es muy superior a la capacidad del Banco Central, éste no será capaz de afectar con sus compras el valor que el resto de los agentes cree que corresponde al equilibrio entre peso chileno y dólar norteamericano.

De hecho, sólo el que el tipo de cambio tenga un valor menor a lo que la autoridad considera como de equilibrio, implica que los agentes tienen una visión distinta —probablemente más optimista— acerca de la evolución de la economía mundial y sus efectos sobre la economía chilena.

Hasta ahora la medida del Central ha sido relativamente convincente —el tipo de cambio ha tenido una pequeña alza—, pero el precio actual de la divisa refleja que falta bastante para convencer a la totalidad de los agentes acerca de la visión de la autoridad.

En mi opinión, la visión del Central es acertada. Los riesgos de la economía mundial son muy altos y existe una muy alta probabilidad que los mercados emergentes se contagien, aunque el contagio sea con rezago. Por tanto, en la medida en que las cifras de actividad y premios por riesgo en el mundo empiecen a reflejar la verdadera situación, y por tanto, en la medida en que los agentes se empiecen a convencer de esta situación, nuestro tipo de cambio comenzará a subir. Pero mi opinión y la del Central contrastan con la de muchos otros analistas e inversionistas, sobre todo los internacionales, que ven con optimismo el futuro cercano de los países emergentes y en especial el de los que como Chile son exportadores de commodities.

Acount