miércoles, 30 de abril de 2008

El Gobierno, que gobierne

El Gobierno, que gobierne
Gonzalo Vial

Parece obvio, ¿verdad? Pero:

1. Aparece en pantalla, el 25 de abril, por varios canales, el ministro Secretario General de Gobierno, y dice:

“Todos los chilenos tenemos que cuidar a CODELCO”.

¿Por qué sería así? ¿Cómo podría yo cuidar a CODELCO? CODELCO es una empresa 100% del Estado de Chile, cuyo gobierno la maneja sin interferencia de nadie, designando y removiendo a su arbitrio quiénes la manejan. Exclusivamente suya es la responsabilidad de “cuidarla”... que no nos la endose a nosotros.

2. El ministro del Interior, el vocero oficial del Gobierno y la autoridad máxima de CODELCO señalan enfáticamente que la cuprera estatal no debe sentarse a la mesa de negociaciones con sus empresas subcontratistas y los trabajadores de éstas.

El ministro del Trabajo afirma, con igual energía, que CODELCO debe sentarse a dicha mesa (El Mercurio, 28 de abril).

Es algo inédito. Jamás lo había visto en mi larga vida. Recordaba, sí, ministros que diferían de criterio en el seno del gabinete, más “para callado”. Nunca, como en este caso, pública y reiteradamente. Y una vez que la diferencia llegaba a ser de conocimiento general, el Presidente resolvía la discrepancia y uno de los contendores se iba. Ahora, no es necesario; el ministerio, la superior dirección del país, se ha convertido en club de debates o academia. Cada uno opina y mantiene lo que le parece y contradice a los demás, y todos felices. Por este camino, el Gobierno, nuevamente, no gobierna.

3. El ministro de Hacienda escribe: “Sugiero el siguiente principio de responsabilidad compartida: por cada medida que un gremio le pida al Gobierno, que ese mismo gremio anuncie una iniciativa propia para que las empresas del sector se vuelvan más competitivas. Así todos hacemos nuestro aporte” (El Mercurio, 27 de abril).

¡Qué cosa más rara! ¿Por qué los gremios van a “compartir responsabilidades” con un gobierno que no les cede (como no puede cederles) sus facultades de tal? El Gobierno... ¿se obliga a aceptar lo que le pida un gremio, si éste lo acompaña con una “iniciativa propia” para que sus asociadas “se vuelvan más competitivas”? ¿Se obliga también a acoger la “iniciativa propia”? ¿Y no es hacer respetar y fomentar la competencia, atribución y obligación del Gobierno? Los gremios, lo que tienen que hacer, es aplicar las reglas legales sobre competencia. El Gobierno, imponer su cumplimiento y modificarlas o complementarlas si es necesario. Lo demás es sólo oír opiniones. No hay campo para que gobernados y gobernantes “compartan” la responsabilidad de gobernar. Sólo estos últimos la tienen.

4. Queman, por octava vez, un camión forestal en Araucanía. La Intendenta de la IX Región dice tratarse de hechos aislados. ¿Qué número de camiones será necesario que ardan, para que ya no se trate de “hechos aislados”?

Más sorprendente, aún, lo que sobre el mismo asunto declara el ministro del Interior. Fue “una irresponsabilidad de parte de la empresa —señala— retirar material al interior de una comunidad mapuche sin protección policial. Debieron haber avisado. Hay que ser bastante más prudente en este tipo de cosas” (El Mercurio, 28 de abril). Traducción: en las comunidades mapuches, ni personas ni vehículos pueden circular ni trabajar lícita y pacíficamente, libres de atentados incendiarios o personales, sin protección de la policía. Si no la piden, las víctimas pecan de “irresponsabilidad”.

Lo dicho: que el Gobierno gobierne, en vez de esperar que sus gobernados lo hagan por él.

LAS INSACIABLES MUNICIPALIDADES. Todavía les duele a los contribuyentes, en especial de bienes raíces, la gran alza de impuestos para financiar los municipios, decretada hace muy poco tiempo.

Y el año pasado, a fin de compensar los déficit de la educación municipal, se dio a las comunas un salvavidas de cien millones de dólares, destinados a “proyectos” del rubro (¿cómo se cubre un déficit con un “proyecto”? Misterio). Ya están repartidos esos millones, y gastados. Naturalmente, las otras escuelas gratuitas, que atienden casi el mismo número de alumnos que las municipales —y logran mejores resultados—, no tuvieron derecho a ningún “proyecto” ni centavo de dólar.

Y ahora se habla de nuevas “modernizaciones” de los municipios, para dotarlos de personal de nivel superior y otros progresos, etc., etc. Más gastos, ¿más impuestos? Todo al tonel sin fondos de los municipios. Se quiere que sean realidad —que se pueda echar mano a esos dineros frescos— antes de la próxima elección de dichos organismos...

Los cuales, mientras tanto, exhiben un desorden, un despilfarro, un cortejo de escándalos y abusos grandes y pequeños que producen vértigo. El pasado domingo, El Mercurio nos habla de una alcaldesa “vitalicia” del Gran Santiago que presenta en el Día del Padre del municipio a la Licenciada Tetarelli (!), con desnudo completo; que tolera que una empresa internacional de aseo convide a Europa, todos los gastos pagados, a tres dirigentes comunales, y encima la alcaldesa les da viáticos indebidos, cuya devolución exige la Contraloría... la misma empresa, por supuesto, que se adjudicará luego la extracción de basura de la municipalidad. Y éste es sólo un ejemplo entre muchos.

Ahora bien, los nuevos recursos que se anuncian para el tonel sin fondo de las municipalidades, estoy seguro, avanzarán aceleradamente y se harán realidad a corto plazo. Voy a explicar por qué.

Numerosos municipios se han convertido en agencias electorales de los respectivos alcaldes, y de los partidos correspondientes. La agencia o máquina así armada reelige al alcalde una y otra vez. El alcalde, por su parte, es la herramienta ideal para que el diputado o senador de su partido en el mismo territorio se perpetúe también en el cargo. Los “operadores” de ambos —alcalde y parlamentario— son funcionarios del municipio, que no hacen nada sino activismo político y electoral... y cobrar sus sueldos. Los demás gastos de las campañas son provistos también por las comunas, mediante contratos fuleros con parientes, amigos o palos blancos, y “programas” municipales —v.gr., deportivos— de alto costo y vaga, neblinosa inversión.

De este modo, se organizan y perpetúan “dinastías” alcaldicias y parlamentarias, cuyo núcleo es la corrupción de los municipios.

Es la alianza alcaldes/congresistas la que ha permitido que las municipalidades reciban y desembolsen más y más dinero sin justificación previa ni cuenta posterior que demuestren, primero, la utilidad del gasto y, segundo, que se ha hecho correctamente. Municipios y ONG son las venas abiertas por las cuales fluyen y se malbaratan recursos que otras, verdaderas, necesidades reclaman con desesperada urgencia. Pero, ¿quién se atreverá, alguna vez, a ponerles el cascabel a estos gatos?

AYUDAMEMORIA. Tenemos nueva ministra de Educación, de distinguido currículo, y con ella —leo en La Segunda de ayer— un “panel de superexpertos”, asimismo de gran prestigio, para definir las prioridades de la cartera. Tenemos también los acuerdos Gobierno/Oposición sobre iguales temas. Cabe la esperanza —lo último que muere, dicen— de que avancen la enseñanza básica y media, después de treinta y cinco años (diecisiete militares y dieciocho concertacionistas) de retraso y ruina.

Ojalá entre las “prioridades” figuren, en lo posible como “superprioridades”, aquellas sin resolver las cuales TODA OTRA INICIATIVA ES ABSOLUTAMENTE INUTIL. A saber:

1. Que la subvención mensual por niño de enseñanza básica y media educado gratuitamente sea la mínima indispensable para lograr un éxito también mínimo. Y no, como hoy, similar si no inferior al subsidio mensual que recibe del Estado un agricultor francés por tener una vaca, y entre cuatro y veinticuatro veces menor que la mensualidad de un colegio pagado (cuadro de El Mercurio, 22 de marzo).

2. Que se reforme el Estatuto Docente, de modo que los directores de establecimientos municipales tengan la libertad indispensable, si se les ha de pedir aquel éxito mínimo, para conformar y modificar su equipo docente.

3. Que se revisen los currículos de estos niveles de enseñanza, de modo que sus Contenidos Mínimos Obligatorios (CMO) puedan enseñarse adecuadamente en las horas de clase totales, eliminando al efecto las materias prescindibles, superfluas y aun insensatas que los inflan y deforman.

Acount