viernes, 25 de abril de 2008

¡A perder! es la orden

¡A perder! es la orden
Álvaro Bardón


La llamada derecha sigue haciendo esfuerzos para perder. El año 2000 ya debería haber ganado, en medio de una crisis costosa, con alto desempleo. Pero su estilo demagógico-cosista, en el sistema binominal no democrático, lejos de las reformas liberales, la convirtió en fome, no elegible frente a un Lagos a quien la derecha adora como a Dios, no tanto por sus méritos, sino porque alguien le vendió la idea de que no hay que ser confrontacional.

Yo no entiendo cómo se puede hacer cambiar el voto de un socialista, un DC o un radical, más o menos perseguido por la "dictadura", sin denunciar los grandes errores de política, los robos tipo sobres brujos o coimas, las pegas de favor y algo tan evidente como el debilitamiento del crecimiento a la mitad y el aumento de la inactividad laboral, de la delincuencia, y todo lo demás que sabemos.

¿Ha escuchado usted en nuestra derecha un discurso moderno, tipo Sarkozy o Berlusconi? Obviamente no, porque ella ha cedido sus ideas de mercado libre, liberales y de progreso a antiguos socialistas concertacionistas. Los impuestos tienen que subir siempre, dicen sus políticos y PhD. ¡Ubícate, Bardón, ya estás viejito para saber que es por "lo social", la redistribución! ¿Se te olvidó que el Estado es ese invento de algunos para vivir a costa de los demás?

Los líderes de nuestra derecha, Lavín y Longueira, se apagaron por no atacar los ya clásicos errores e irregularidades izquierdistas. Lavín tenía ganada la elección, hasta que Longueira blanqueó los sobres brujos, cuando lo honrado, democrático y correcto era aplicar la justicia, "caiga quien caiga", como se decía antes de las corruptelas recientes. Y todo sin elegancia alguna, ya que a cambio de este perdonazo les subieron el sueldo a todos, y todos amigos. Y a usted y a mí, que nos patee un conejo. Longueira liquidó la opción de Lavín para dársela a Bachelet. Por su parte, Lavín fue renunciando a sus posturas para sumergirse en la demagogia de la nieve en el centro, las playas en el Mapocho, el hacer llover, los ventiladores gigantes y el bacheletismo-aliancista, gran aporte a la moderna ciencia política.

¿Cuál será la próxima, luego del suicidio colectivo Lavín-Longueira o del asesinato de imagen de Jovino Novoa, sobre el cual no he visto ninguna defensa ni especial homenaje ni condena a los culpables? Lo único que vi fue una descalificación al que -muy temprano- destapó la verdad, el abogado Cristián Espejo.

Y ahora como que quieren liquidar a Sebastián Piñera, el mejor estudiante de la UC, con doctorado verdadero en EE.UU. y una fortuna que refleja su inteligencia, capacidad empresarial y de trabajo, que todos reconocen, salvo los antiguos estatistas que no comprenden nada de la teoría moderna del valor. Esto, para no referirnos a quienes quieren dirigir y lechar el sistema productivo desde la burocracia estatal.

En la economía libre no se puede ganar un peso sin tener como contrapartida un servicio a la gente que lo paga voluntariamente. ¿Por qué habría que controlar la creación de riqueza de los políticos? ¿No basta con que haya la más amplia información a la gente? ¿Para qué una ley de fideicomiso ciego, en lugar de los ojos abiertos? ¿Quizás para seguir desprestigiando a la economía libre y a los creadores de riqueza?

Los "progresistas" y la mitad de la derecha aún no entienden que la competitiva economía libre es la que crea empleos y riqueza, así como el socialismo produce pobreza y ruina.

Acount